Sería por una mezcla del jet-lag y de las ganas por empezar nuestro planning, pero el caso es que a las 6 de la mañana, los dos teníamos los ojos abiertos, así que, ¿para que esperar más?. Una camiseta especial para empezar en Nueva York y a eso de las 6:50, salíamos de nuestro apartamento, dirección la parada de metro de la calle 50, la que mejor nos venía para ir a nuestro primer destino . Una vez allí, sacamos sin ningún tipo de problema la Metrocard para 7 días (31$ cada una, absolutamente indispensable) y nos metimos en el metro.
¡A presumir por las calles de Nueva York!
Metrocard, imprescindible
La verdad, teníamos un poco de respeto con el sistema de líneas de Nueva York, pero luego, una vez allí apenas tuvimos problemas. Un consejo que nos "sopló" Andrew unos días después (aunque ya nos habíamos dado cuenta), más que mirar los puntos blancos/negros de las líneas, solo fijaros en las letras/numeros de cada parada, eso significa los trenes que paran en ellas. Una vez claro eso, cuidado con los carteles de las estaciones para los cambios de líneas del fin de semana y todo arreglado!.
La primera impresión del metro es que era viejo, algo que ya sabíamos, y sucio (eso no lo esperábamos tanto). Esto es algo que se repitió en la mayoría de estaciones que vimos, aunque hay que reconocer que la EFICACIA del metro de NY está fuera de toda duda.
Llegando a nuestra estación de destino
En nada, nos bajábamos en Lexington AVE, en la salida de la 53 y en pocos minutos estábamos en ¡¡Ess-a-bagel!! (831 de la 3ª Avenida). Tanto se había hablado en el foro que teníamos que probar a desauyunar allí. Y la verdad, todo lo que se dice aquí es cierto. Una inmensa (casi agobiante) variedad de bagels y de cremas para untar en ellos. Pedimos dos bagels, uno de queso con hierbas y el otro de queso natural, un café solo, un zumo de naranja y un muffin como la cabeza de un bebé (que dejamos para más adelante, porque los bagels llenan lo suyo).
Un buen desayuno en Ess a Bagel!!
Ya con la barriga llena, nos pusimos en marcha y fuimos de nuevo al metro para dirigirnos a hacer la primera de las dos subidas incluidas en la CityPass al Empire State Building. Casi sin darnos cuenta, sobre las 8:30, llegamos a él y ya nos impresionó desde abajo. Tan grande, tan señorial, tan especial, tan reconocible... Hicimos una pequeña cola para entrar y cuando nos tocó el turno, presentamos la reserva de la Citypass y nos dieron los dos folletos con las entradas (quedándose ya con la primera de la subida al ESB). Sin apenas tener que hacer cola para nada, fuimos recorriendo el edificio hasta subir al piso 86 y salimos a la terraza. Y fue, en ese preciso momento, cuando de verdad nos dimos cuenta de dónde estábamos. Allí, con la Gran Manzana a nuestros pies, oyendo el sonido de la ciudad (posiblemente, lo que más me impresionó a mi, el constante zumbido mezclado con los pitidos de los coches), sin hablar, solo sacando centenares de fotos (os dejo unas poquitas a continuación),mirándonos,sonriendo. Estuvimos arriba algo más de media hora, muy cómodos porque no había demasiada gente.
A los pies del Empire State Building
Hall del ESB
Vista Norte, con Bryant Park, el TOR y Central Park
Chrysler Building
Las calles de NY desde arriba
Vista Sur, con el Flatiron y la nueva torre del WTC
Una vez de vuelta al suelo neoyorquino, empezamos a recorrer la 5ª Avenida hacia el norte. Nuestra primera para fue la New York Public Library. Pasamos unos momentos excelentes, descansando un poco la famosa sala de lectura (y utilizando su WIFI gratuito) y haciendo algunas fotos en lugares que Elena reconocía de la película "Sexo en Nueva York". Al salir, nos despedimos de Paciencia y Fortaleza y nos pasamos a Bryant Park (no sin antes sorprendernos con un modelo "un poco peculiar"). Nos impresionó mucho ese remanso de paz dentro la ciudad. Un parque pequeño pero precioso, ideal para relajarse un poco en el cesped observando como la gente hace yoga. Por cierto, allí me tomé mi segundo Iced Coffee del día (enorme, como todo allí) y comprobé que la gente se queda corta hablando de lo MALO que es el café allí (cosa que sorprendentemente, cambiaría en los próximos días).
La conocida sala de lectura de la New York Public Library
Yoga (o algo así) en Bryant Park!!
Tumbados en Bryant Park
Eran ya cerca de las 11:20, por lo que volvimos a coger toda la 5ª Avenida, haciendo paradas en numerosas tiendas (aunque sin comprar demasiado, una camiseta y poco más, ya habría tiempo), en muchas de las cuales, solo pasar a verla ya valía la pena, como por ejemplo Build A Bear Workshop, una tienda donde puedes hacerte tu peluche totalmente customizado, con miles de accesorios que tienen allí. Zara, Guess, Quicksilver, NBA STORE, Sephora... La verdad es que incluso a mi, que soy lo más "anti-shopping" que existe, me gustó el paseo, y es que, ¡¡no es lo mismo salir de tiendas por Ciudad Real que por la 5ª Avenida!!.
Esto... sin comentarios
Build a Bear!!
Una pequeña muestra de accesorios para peluches en Build a Bear
Sobre las 13:00 llegamos a St.Patrick Cathedral, pero desafortunadamente, estaba en obras. Toda la fachada tapada y por dentro también llena de andamios. Apenas estuvimos un rato y no pudimos hacer ninguna foto en condiciones.Cruzamos la carretera y nos dirigimos al Rockefeller Center, un complejo de 19 edificios muy lujosos donde se encuentra el observatorio Top of The Rock, que visitaríamos más adelante, y donde se pone la famosa pista de hielo en Navidades (sale en mil películas). Estuvimos un rato viendo la escultura de Prometheus , entramos a algunos de los edificios del complejo y a continuación nos metimos en la tienda de Lego, donde quedamos asombrados con las obras de arte que se pueden hacer con las famosas piezas. Tras esto, nos dimos cuenta de que no habíamos visto la famosa escultura de Atlas,así que volvimos por nuestros pasos. Tras estar un rato admirando la enorme imagen del titán, nos dimos cuenta de que empezábamos a tener hambre y que nos vendría bien un descanso (el calor empezaba a ser preocupante), así que nos fuimos a comer.
Interior de la tienda Lego
Top of The Rock
Escultura de Prometheus
Una de las curiosas pinturas que hay dentro de los edificios del Rockefeller Center
Atlas sosteniendo el mundo sobre sus hombros
Habíamos pensado visitar el famoso Burguer Joint, dentro del hotel le Parker Meridien, así que cruzamos por la 51 St hasta la 6ª Avenida y subimos por ella. Tras la foto de rigor en la escultura de Love ,con broma incluida de un turista que amenazó con salir corriendo con nuestra cámara (la cara de Elena era de que no le había gustado mucho la broma), nos metimos en el lujoso hotel y una vez dentro, nos pusimos a la cola de la entrada a la hamburguesería (no tiene pérdida, los carteles luminosos y la cortina roja son fácilmente reconocibles.
¿Una de las fotos más típicas de NY?
En principio, el Burguer Joint está ahí por una disputa entre los antiguos dueños del local y los constructores del hotel, ganada por los primeros, aunque Andrew nos dijo posteriormente que era más una leyenda urbana que otra cosa. La cuestión es que tras unos 20 minutos de cola, que se hacen cortos (tienes que apuntar el pedido antes de entrar y además hay bastantes carteles curiosos conforme vas avanzando), y una divertida conversación con un portugués sobre el Atleti mientras esperaba la comida (Mourinho tampoco gusta a muchos portugueses por lo que se ve), ¡¡ya teníamos ante nosotros la primera hamburguesa en USA!!. Y no nos decepcionó. Quizá un poco pequeña pero realmente buena. Valió la pena la visita. El precio, por dos hamburguesas completas, dos raciones de patatas, una coca cola y una cerveza fueron 37$.
Uno de los muchos carteles del Burguer Joint
Ya con la barriga llena volvimos a la 5ª Avenida por donde la habíamos dejado. Visitamos la Trump Tower (está bien, pero no aporta nada especial) y entramos en Tiffany's. De nuevo, otra tienda en la que hay que entrar si o si, vayas a comprar o no. Es impresionante (los precios también lo son). Ahí, Elena y yo nos dimos cuenta de lo "divertido" que puede ser el curro de un "chico del ascensor" (todo el día repitiendo lo mismo y poniendo buena cara... yo no podría).
Tan feliz ella
De ahí, continuamos hacia el norte, a la tienda de Apple (interesante aunque los precios son parecidos a los de España, quitando la conversión de divisa) y a FAO Schwarz. Dentro de la tienda de juguetes pasamos unos momentos geniales, primero comprando golosinas (peor que un niño pequeño, si...), luego con las marionetas de los teleñecos, con el piano de Big (no es la única referencia a la película, también está la máquina de Zoltar) y encontrando cosas tan curiosas como un comic de Superman comunista (lo que no encuentres en USA). Al salir, por supuesto, la foto de rigor con el tipo de la puerta (otro trabajo en el que siempre tienes que tener buena cara, y la verdad es que lo consiguen los americanos).
¡¡¡Golosinas!!! ÑAM!!!
¡¡Golosinas gigantes!! ÑAM ÑAM!!
El famoso piano
El cómic del superheroe comunista
Siempre con una sonrisa para tí
A partir de ahí, teníamos que decidir qué hacer, puesto que queríamos volver todo lo andado o bien por Park Avenue o bien por Lexington Avenue. Nos decidimos por la primera opción, y quizá fue un error porque, aunque la avenida es bonita y siempre vas viendo al fondo los edificios Helmsley y Metlife, realmente no tiene mucho más que ver ya que la mayoría son edificios de negocios. Aun así, hicimos alguna foto, como por ejemplo al Waldorf Astoria, y nos paramos a aprovechar el bono descuento que llevábamos del Starbucks (si, ¡¡los Frapuccino también saben diferentes si los tomas en Nueva York!!).
Fachada del Helmsley Building
Una vez llegamos al edificio Hemsley, giramos a la izquierda para llegar a Lexington Ave y de ahí, bajar hasta otro de los iconos de la ciudad. Recuerdo que Davovosiempre decía que el Chrysler le gustaba incluso más que el Empire State y la verdad es que el edificio es una pasada arquitectónica. Hicimos algunas fotos tirando de zoom en las que se aprecian los detalles de las gárgolas con forma de águila y nos quedamos un buen rato mirando la enorme construcción de acero desde sus pies.
Chrysler Building desde abajo
Las gárgolas del edificio
Desde allí, en la esquina de Lexington con la 42 ST, nos fuimos a la Grand Central Station. De nuevo, otro de los puntos más reconocibles de la ciudad, por la cantidad de veces que sale el Hall principal en las películas. Estuvimos dando un paseo por ella, fuimos a la Whispering Gallery, aunque no probamos a hacerlo porque ya había bastante gente con la oreja pegada a la pared (está en la puerta del Oyster Bar) entramos en algunas tiendas y desde allí, cogimos el metro de vuelta al apartamento. Antes de coger el metro, paramos a ver a unos chicos que estaban bailando en la estación haciendo algo similar al break dance. Impresionantes como lo hacían y como, tras una actuación de poco más de 3 minutos, se dispersaban entre los aplausos de la gente (y algún que otro dólar).
Hall de Grand Central Station
Actuación en el metro de Grand Central Station
Tras una ducha y un pequeño descanso (el cansancio del día empezaba a ser notable), nos volvimos a poner en marcha. Queríamos ir a cenar al Bubba Gump (que además, habíamos vuelto a ver la película pocas fechas atrás) y así, veríamos Times Square de noche. Y efectivamente, lo que me contaron era cierto. Luces, gente, ambiente, anuncios...La sensación de estar en Times Square de noche es abrumadora (y no apta para personas que se agobien, por cierto).
¿Algún cartel llegando a Times Square?
Times Square de noche, impresionante!!
Un naked cowboy con un amiguete
Tras avanzar entre la multitud llegamos al Bubba Gump, donde enseguida nos tomaron nota de cuantos éramos para coger la mesa (los americanos no saben decir "Angel", lo comprobé perfectamente en ese momento). Tuvimos que esperar unos 20 minutos hasta que llegó nuestro turno y nos llevaron a nuestro sitio. Lo primero que impresiona del restaurante, aparte de la genial ambientación de la película, es lo inmensamente grande que es. Ya en la mesa, nos explicaron como funcionaba el restaurante (no os lo cuento, porque es divertido) y nos dejaron la carta. Era la primera noche, así que no escatimamos. Pedimos dos "Coronita Rita" (combinado de Margarita + Coronita que estaba buenísimo), "Shrimper’s Net Catch" (gambas cocidas en cerveza) y un "Shimprer's Heaven"(cucuruchos con gambas hechas de distintas maneras). Nos quedamos llenos así que no pedimos postre. Todo estaba excelente, aunque nos resultó algo caro (98'40$, propina incluida, realmente, el alcohol sube mucho el precio aunque nos regalaron unos vasos). Una cosa que nos extrañó es que en la carta ponía específicamente que de los entrantes se sirven dos raciones a no ser que se especifiqué lo contrario, pues nosotros pedimos un "Shrimper’s Net Catch" y nos lo trajeron doble (no se exactamente como se tenía que pedir entonces). En definitiva, un sitio muy recomendable para ir, ya que la comida está buenísma y el local vale la pena verlo por dentro.
Referencias a la película por todos lados en Bubba Gump
Nuestra "Coronita Rita"!!
Y de allí, de nuevo a repetir las maravillosas sensaciones de por la mañana, de nuevo íbamos a subir al Empire State. Llegamos a la entrada sobre la 23:00 y nos saltamos casi todas las colas gracias a llevar la entrada de la Citypass. En poco más de 10 minutos estábamos de nuevo en la terraza de la planta 86. Y una vez más, nos quedamos allí, callados, asombrados por las vistas (aunque algo más incómodos, puesto que había bastante más gente que por la mañana), "escuchando" la ciudad, disfrutando de cada segundo.
Imagen de la ciudad de noche
El Chrysler iluminado
Sobre la medianoche, nos despedimos el ESB y nos fuimos a la parada de metro más cercana. Llegamos al apartamento cerca de la 1 de la mañana. Había sido un día intensísimo, agotador, pero genial.
En verde, el recorrido por la mañana. En azul, el recorrido por la noche. Total : 9,5 km aprox.