Sábado 05/10
El 05 de octubre de 2013 daba comienzo mi viaje a las antípodas. A las dos de la tarde despegábamos desde Las Palmas de Gran Canaria con destino Madrid, para luego enlazar con un vuelo de la compañía Emirates, que nos llevaría hasta Dubai. Todo iba normal, pero a la hora de haber partido, un señor acompañado por su mujer y su hija, comenzó a sentirse indispuesto. La tripulación solicitó si había algún médico a bordo. Al instante aparecieron como cuatro personas que se ofrecieron para atenderlo. El hombre sufrió un desvanecimiento. Hubo momentos de tensión, carreras de azafatas transportando los maletines médicos. Finalmente lograron estabilizarlo y el comandante del vuelo, al enterarse que se trataba de un problema cardiovascular grave tomó la determinación de volver urgentemente a Gran Canaria. Cuando aterrizamos ya estaba la ambulancia en la pista preparada para trasladar a esta persona hasta el hospital. Gracias a que se encontraban esos médicos a bordo.
Una vez repostado el avión, volvimos a despegar. El retraso no nos afectó a la hora de coger la conexión a Dubai, ya que no salía hasta las diez y media de la noche. Tras dos horas de escala en Dubai embarcamos en otro vuelo que nos llevaría hasta Auckland, haciendo parada en Brisbane (Australia). Allí tuvimos que bajarnos, pasar un control y esperar una hora y media, más o menos para despegar nuevamente. A las dos de la tarde del lunes, siete de octubre, aterrizábamos en el aeropuerto internacional de Auckland. Comenzaba, sin duda, el mejor viaje que he hecho hasta la fecha.
Una vez repostado el avión, volvimos a despegar. El retraso no nos afectó a la hora de coger la conexión a Dubai, ya que no salía hasta las diez y media de la noche. Tras dos horas de escala en Dubai embarcamos en otro vuelo que nos llevaría hasta Auckland, haciendo parada en Brisbane (Australia). Allí tuvimos que bajarnos, pasar un control y esperar una hora y media, más o menos para despegar nuevamente. A las dos de la tarde del lunes, siete de octubre, aterrizábamos en el aeropuerto internacional de Auckland. Comenzaba, sin duda, el mejor viaje que he hecho hasta la fecha.