Nos levantamos pronto como siempre y conseguimos una mesa junto a la ventana en el desayuno. La verdad es que es genial desayunar con esas vistas.
Comenzamos a caminar en dirección a Santa Sofia con la entradas que teníamos impresas desde España. Sin embargo al llegar a la puerta nos damos cuenta que las puertas están cerradas y que hay bastantes turistas por la zona un poco perdidos. Preguntamos y nos dicen que no abren hasta la 1 de la tarde. Nos pareció extraño pero no le dimos más vueltas.
Así que decidimos acercarnos hasta el Gran Bazar pero nos empezamos a dar cuenta que en el camino la mayoría de las tiendas, por no decir todas, están cerradas; era muy extraño. Y llegamos a la puerta del Bazar y está cerrado. Definitivamente hay algo raro. Suponemos que tiene que ser fiesta pero no nos enteramos hasta bastante después tras preguntar y es que es la fiesta del cordero. Mira que es mala suerte! Bajamos la calle del mercado que hoy está completamente vacío con excepción de algún turista despistado como nosotros.
De aquí decidimos subir en dirección a la Mezquita de Soleiman. Empezamos a callejear y a subir hacia la mezquita por un barrio muy peculiar. Se trata de una barrio con casas de madera preciosas, unas restauradas y otras hechas polvo; hay gallinas por la calle y niños jugando.
Al poco llegamos a la Mezquita (entrada gratuita). Es impresionante. Justo al lado hay distintos edificios que formaban parte del complejo de la mezquita. Y detrás del edificio está el cementerio donde están las tumbas de Soleiman y su esposa.



De aquí seguimos en dirección al acueducto de la cuidad.

En la zona cogimos el tranvía para volver a la zona de las mezquitas para visitar Santa Sofia.


Había bastante cola a la entrada pero con las entradas en la mano nos la saltamos. Había opción de coger una audioguía pero tras el chasco de la de Topkapi decidimos hacer la visita por libre.
La basílica es impresionante y creo que la más bonita de todas las mezquitas (aunque esta ya no esté consagrada) de Estambul.
Los mosaicos son preciosas y bastante bien conservados. Desde el piso de arriba las vistas del edificio son increíbles. Una pena que estuviera hasta la bandera de gente.


Ya era la hora de comer así que callejeamos por los bares de la zona de Sultanhamed. Son bastante turísticos pero la verdad es que no nos importaba mucho.
De aquí nos fuimos a la Cisterna Basílica. Sinceramente nos gustó bastante más de lo que me esperaba. El recinto es bastante pequeño y no se tarda mucho en visitar.

Acabamos callejeando toda la tarde y haciendo algunas compras. Por el camino encontramos una agencia donde hacían excursiones y transfers al aeropuerto. Solo nos cobraban €10 (una ganga en comparación con los €25 del hotel).
Fuimos a cenar a la zona del Puente de Galata los famosos bocatas de caballa. La verdad es que me los imaginaba mejores y además hay que tener en cuenta que no le quitan la espina, así que cuidado al meterle el primer bocado!

