Nos levantamos con tranquilidad y nos hicimos un buen desayuno en el apartamento. Los productos del desayuno estaban incluidos en el precio, pero tenías que hacértelo tú. Así que, para el precio que pagamos, el sitio nos pareció un poco caro. El desayuno incluia unos croasants de la panadería de al lado que estaban no buenos...¡buenísimos!
Pagamos y nos fuimos rumbo a Beynac. Aquí pensábamos visitar, en primer lugar, el castillo. Como era de esperar, la ruta no iba a ser fácil. Hay que subir y subir para llegar al castillo, y también pasar por parte del pueblo que merece un paseo que nos dimos más tarde. El castillo de Beynac está muy pero que muy conservado y data del s. XII. Para llegar allí está todo muy bien señalizado y hay un gran aparcamiento. Con dos euros da de sobra. Si se sigue el camino del aparcamiento se llega a la ciudadela. Es posible comer aquí porque hay un par de sitios y no demasiado caros.
Toda esta zona está plagada de castillos porque muchos de estos lugares fueron fronterizos durante la Guerra de los Cien Años. La entrada al castillo, sino recuerdo mal, vale 6€. Hay visitas guiadas pero sólo en francés, así que, si no sabes francés, sólo queda leer el folleto que te dan. Se comienza visitando la parte exterior del castillo y luego la interior. Se puede hacer a tu aire, así que genial. Lo primero que ves al entrar al castillo es esto:
[img]*** Imagen borrada de Tinypic ***
En la foto no se puede apreciar la belleza del lugar en su esplendor.
Como he dicho antes, el castillo está genialmente conservado, es súperbonito. No hay más que ver el exterior para hacerse una idea del paisaje y del maravilloso sitio. A decir verdad, yo estaba totalmente alucinada. Había leído algo sobre Aquitania, pero no tenía ni la menor idea de los secretos que esta región esconde.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Hay poco mobiliario original, pero es bastante chulo lo que puedes ver. Una cosa que me encantó del castillo es que se puede visitar con perritos. Esto de permitir mascotas lo vimos en toda Aquitania, así que imagino que están más avanzados que nosotros, porque, además, los perros no daban para nada latabarra.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Las vistas desde el castillo...qué os voy a contar. Preciosas.
[img]*** Imagen borrada de Tinypic ***
Me llamó la atención la preciosa escalera que presidía el castillo, parecía esculpida a propósito para este lugar. Pudimos ver en el interior del castillo la gran sala que servía de reunión de los señores del Perigord, algunas armas de época, la sala de la guardia, e incluso la letrina. En este castillo estuvo el mismísimo Ricardo Corazón de León, que consiguió conquistar el castillo a los franceses (aunque no por demasiado tiempo...).
[img]*** Imagen borrada de Tinypic ***
Bajamos al pueblo y nos dimos una vueltecita rápida porque era todo cuesta arriba y cuesta abajo y no estábamos dispuestas a gastar toda la energía después del día que teníamos planeado. Así que nos fumos a La Roque, que estaba relativamente cerca.
La Roque es un lugar mágico, con casas colgando literalmente en las rocas y bien excavacas en ellas.
[img]*** Imagen borrada de Tinypic ***
Se pueden hacer rutas en piragua o bien ir en una tabarda recorriendo el río. Aunque a mí me apetecía bastante, a E. no le hacía mucha gracia ponerse a remar durante dos horas y menos con el fresquete que hacía. Así que nos limitamos a dar un buen paseo por el pueblo y comenzamos a subir sus calles que discurrían ascendiendo la montaña.
Cuando bajamos, era demasiado tarde para buscar un lugar para comer, así que tiramos de la fruta que habíamos comprado el día anterior y nos pusimos muy contentas de haber comido tan light jajajaja.
Eran las dos de la tarde, así que pensamos ir a los maravillosos jardines de Vézac, que estaban como a diez minutos en coche. Se trata de unos jardines enormes de tantos que se pueden visitar en Aquitania. La entrada es algo cara, 7€, y el recorrido da la oportunidad de ver paisajes desde sus miradores, de descansar, de tomar algo, de dejar a los niños con monitores haciendo talleres o simplemente paseando viendo la espesura de la vegetación, que es grandiosa. Unas fotos sobre este lugar:
[img]*** Imagen borrada de Tinypic ***
[img]*** Imagen borrada de Tinypic ***
Después de este espectáculo, pusimos rumbo a Domme. ¡Qué pueblo más bonito! Es precioso, pero precioso de verdad. Muy turístico, claro está, pero muy bonito. Para aparcar, lo mejor es ir hasta la plaza central del pueblo. Una vez más, zona azul. Pero como llegamos más allá de las 6 de la tarde, ya no había que pagar. No es mala idea llegar al pueblo a esa hora, porque así te evitas en cierta medida la gran cantidad de turistas que hay porque a esas horas ya se están marchando.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Muy recomendable visitarlo. En el pueblo hay, además, un montón de tiendas de cosas para comprar:vinos, paté, quesos...nosotras caímos al final y compramos un surtido de patés para ir haciendo boca con los productos del Perigord. Pensamos en cenar en Domme, pero al final no logramos decidirnos por ningún lugar y, como era algo temprano, se nos ocurrió ir a Sarlat a cenar para ver la ciudad por la noche, con las lámparas de gas encendidas:-).
Antes pasamos por el hotel, que estaba en Vitrac. El hotel era la mar de turístico y no tenía nada a destacar. Era cómodo y funcional, y no incluia desayuno. Era la única etapa del viaje que no lo incluia, pero como habíamos organizado el viaje con muy poca antelación, tuvimos suerte de encontrar algo por allí. Se nos pasó por la cabeza dejar SArlat para el día siguiente y cenar en Vitrac, pero cuando vimos los precios de los lugares y la cantidad de turistas, pusimos definitivamente rumbo a Sarlat.
Sarlat es una ciudad preciosa, muy medieval. Parece sacada de un cuento. Por la noche apenas dimos un rápido paseo porque le íbamos a dedicar el día siguiente. Nos sentamos a comer en el sitio más vacío que vimos y resultó ser un acierto. No recuerdo el nombre del sitio, pero es fácilmente reconocible porque estaba en la calle que iba desde la catedral a la linterna de los muertos. Bajando está a la derecha, a unos 30m de la linterna. Tiene una terraza muy agradable donde, para empezar, nos recibió un buen chaparrón. Estaríamos en Julio, pero ya nos había llovido un par de veces. Pedimos una ensalada tropical (grandiosa, 8€) y una hamburguesa (otros 8€). Cenamos muy bien y con un ambiente agradable pero aún nos quedaba gusanillo de algo...así que, justo frente a la catedral, nos sentamos en la creperie que hay (es inconfundible) y que os recomiendo. ¡Menudo crepe de chocolate nos comimos! Ains, qué bueno. Y lo peor es que los acompañamos con una copa de vino dulce de Monbazillac.
Pagamos y nos fuimos rumbo a Beynac. Aquí pensábamos visitar, en primer lugar, el castillo. Como era de esperar, la ruta no iba a ser fácil. Hay que subir y subir para llegar al castillo, y también pasar por parte del pueblo que merece un paseo que nos dimos más tarde. El castillo de Beynac está muy pero que muy conservado y data del s. XII. Para llegar allí está todo muy bien señalizado y hay un gran aparcamiento. Con dos euros da de sobra. Si se sigue el camino del aparcamiento se llega a la ciudadela. Es posible comer aquí porque hay un par de sitios y no demasiado caros.
Toda esta zona está plagada de castillos porque muchos de estos lugares fueron fronterizos durante la Guerra de los Cien Años. La entrada al castillo, sino recuerdo mal, vale 6€. Hay visitas guiadas pero sólo en francés, así que, si no sabes francés, sólo queda leer el folleto que te dan. Se comienza visitando la parte exterior del castillo y luego la interior. Se puede hacer a tu aire, así que genial. Lo primero que ves al entrar al castillo es esto:
[img]*** Imagen borrada de Tinypic ***
En la foto no se puede apreciar la belleza del lugar en su esplendor.
Como he dicho antes, el castillo está genialmente conservado, es súperbonito. No hay más que ver el exterior para hacerse una idea del paisaje y del maravilloso sitio. A decir verdad, yo estaba totalmente alucinada. Había leído algo sobre Aquitania, pero no tenía ni la menor idea de los secretos que esta región esconde.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Hay poco mobiliario original, pero es bastante chulo lo que puedes ver. Una cosa que me encantó del castillo es que se puede visitar con perritos. Esto de permitir mascotas lo vimos en toda Aquitania, así que imagino que están más avanzados que nosotros, porque, además, los perros no daban para nada latabarra.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Las vistas desde el castillo...qué os voy a contar. Preciosas.
[img]*** Imagen borrada de Tinypic ***
Me llamó la atención la preciosa escalera que presidía el castillo, parecía esculpida a propósito para este lugar. Pudimos ver en el interior del castillo la gran sala que servía de reunión de los señores del Perigord, algunas armas de época, la sala de la guardia, e incluso la letrina. En este castillo estuvo el mismísimo Ricardo Corazón de León, que consiguió conquistar el castillo a los franceses (aunque no por demasiado tiempo...).
[img]*** Imagen borrada de Tinypic ***
Bajamos al pueblo y nos dimos una vueltecita rápida porque era todo cuesta arriba y cuesta abajo y no estábamos dispuestas a gastar toda la energía después del día que teníamos planeado. Así que nos fumos a La Roque, que estaba relativamente cerca.
La Roque es un lugar mágico, con casas colgando literalmente en las rocas y bien excavacas en ellas.
[img]*** Imagen borrada de Tinypic ***
Se pueden hacer rutas en piragua o bien ir en una tabarda recorriendo el río. Aunque a mí me apetecía bastante, a E. no le hacía mucha gracia ponerse a remar durante dos horas y menos con el fresquete que hacía. Así que nos limitamos a dar un buen paseo por el pueblo y comenzamos a subir sus calles que discurrían ascendiendo la montaña.
Cuando bajamos, era demasiado tarde para buscar un lugar para comer, así que tiramos de la fruta que habíamos comprado el día anterior y nos pusimos muy contentas de haber comido tan light jajajaja.
Eran las dos de la tarde, así que pensamos ir a los maravillosos jardines de Vézac, que estaban como a diez minutos en coche. Se trata de unos jardines enormes de tantos que se pueden visitar en Aquitania. La entrada es algo cara, 7€, y el recorrido da la oportunidad de ver paisajes desde sus miradores, de descansar, de tomar algo, de dejar a los niños con monitores haciendo talleres o simplemente paseando viendo la espesura de la vegetación, que es grandiosa. Unas fotos sobre este lugar:
[img]*** Imagen borrada de Tinypic ***
[img]*** Imagen borrada de Tinypic ***
Después de este espectáculo, pusimos rumbo a Domme. ¡Qué pueblo más bonito! Es precioso, pero precioso de verdad. Muy turístico, claro está, pero muy bonito. Para aparcar, lo mejor es ir hasta la plaza central del pueblo. Una vez más, zona azul. Pero como llegamos más allá de las 6 de la tarde, ya no había que pagar. No es mala idea llegar al pueblo a esa hora, porque así te evitas en cierta medida la gran cantidad de turistas que hay porque a esas horas ya se están marchando.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Muy recomendable visitarlo. En el pueblo hay, además, un montón de tiendas de cosas para comprar:vinos, paté, quesos...nosotras caímos al final y compramos un surtido de patés para ir haciendo boca con los productos del Perigord. Pensamos en cenar en Domme, pero al final no logramos decidirnos por ningún lugar y, como era algo temprano, se nos ocurrió ir a Sarlat a cenar para ver la ciudad por la noche, con las lámparas de gas encendidas:-).
Antes pasamos por el hotel, que estaba en Vitrac. El hotel era la mar de turístico y no tenía nada a destacar. Era cómodo y funcional, y no incluia desayuno. Era la única etapa del viaje que no lo incluia, pero como habíamos organizado el viaje con muy poca antelación, tuvimos suerte de encontrar algo por allí. Se nos pasó por la cabeza dejar SArlat para el día siguiente y cenar en Vitrac, pero cuando vimos los precios de los lugares y la cantidad de turistas, pusimos definitivamente rumbo a Sarlat.
Sarlat es una ciudad preciosa, muy medieval. Parece sacada de un cuento. Por la noche apenas dimos un rápido paseo porque le íbamos a dedicar el día siguiente. Nos sentamos a comer en el sitio más vacío que vimos y resultó ser un acierto. No recuerdo el nombre del sitio, pero es fácilmente reconocible porque estaba en la calle que iba desde la catedral a la linterna de los muertos. Bajando está a la derecha, a unos 30m de la linterna. Tiene una terraza muy agradable donde, para empezar, nos recibió un buen chaparrón. Estaríamos en Julio, pero ya nos había llovido un par de veces. Pedimos una ensalada tropical (grandiosa, 8€) y una hamburguesa (otros 8€). Cenamos muy bien y con un ambiente agradable pero aún nos quedaba gusanillo de algo...así que, justo frente a la catedral, nos sentamos en la creperie que hay (es inconfundible) y que os recomiendo. ¡Menudo crepe de chocolate nos comimos! Ains, qué bueno. Y lo peor es que los acompañamos con una copa de vino dulce de Monbazillac.
Ya iba siendo hora de recogerse tras dar un vistazo a Sarlat. Al día siguiente le dedicaríamos más tiempo.