Este día lo dedicamos a visitar la ciudad de Washington, en el estado de Columbia. No me extenderé mucho en lo visitado en la ciudad puesto que está más que hablado en otros diarios y la ciudad ofrece lo que ofrece. Sinceramente, a mi me decepcionó bastante. Ciudad hecha a medida, sin ningun encanto para mi modo de ver. Edificios estatales, monumentos conmemorativos,... pero sin alma, dado que nos dio la impresión de ser algo construído para dar a conocer a, sobretodo turistas, la "grandeza y la unión" de la nación, pero tuvimos la sensación de que le falta algo de todas todas... No nos acabó de convencer; además, ese día hizo mucho calor y un sol tremendo, y era posible andar y andar sin encontrar una sombra o una fuente. En definitiva, a nuestro modo de ver, mucho ruido y pocas nueces.
Además, tuvimos la mala suerte de llegar justo en huelga de funcionarios, con lo que los museos estaban cerrados y no se pudo ni subir a ver de cerca el monumento a Lincoln.
Ahí van algunas de las fotos.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
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Tras un intenso pateo al borde del desmayo (me tuve que sentar en un bordillo a una sombra abanicandome con no se qué del calor intenso que hacía), decidimos comer en un etíope con opciones vegetarianas en el barrio de Georgetown. Comimos con las manos y la experiencia fue muy agradable

Tras la comida, nos armamos de valor, y en plena chicharra del mediodía fuimos al Cementerio de Arlington, donde hay cerca de 175.000 norteamericanos enterrados. Más de lo mismo, incómodo de ver (está situado en una colina), y sensación de “circo”, como para demostrar la opulencia del país, su carácter belicista y dar a entender a los visitantes que sus marines y sus soldados han sido, son y seran la leche... Estas son nuestras impresiones, no quiere decir que estemos en lo cierto, pero esta sensación la tuvimos especialmente aquí y en el memorial a las Torres Gemelas de NY.
Visitamos la tumba de Kennedy (en obras, por cierto), y el tributo al Soldado Desconocido.
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Desde lo alto del cementerio, pudimos ver a lo lejos el Pentágono.
Tras una agotadora mañana, pusimos rumbo al siguiente y último destino de nuestro viaje, Philadelphia. Comentar que a la salida de Washington pudimos ver varios barrios muy humildes, a los pies de las vías del tren, con población mayoritariamente afroamericana. Nuestra conclusión de Washington; ciudad de aparentar lo fuerte y poderoso que es este pais, pero que no se preocupa por la gente que vive en ella. Y repito, es nuestra perpeción.
Llegamos tardecito a Philadelphia, justo para hacer el chek in en el hotel (Hyatt Regency) y salir a dar una vuelta por los alrededores del hotel y buscar algo para cenar.
Comentar que fue el único hotel de todo el viaje ya que quisimos despedirnos la última noche por todo lo alto

Parking pagando un dineral (20 $) , wifi pagando 10$!! (en todos los moteles sin excepción disponíamos de wifi excelente gratuito y aparcamiento al lado de la habitación gratis y sin necesidad de reservar), desayuno a 30$!!!. En fin, después del susto inicial, decidimos que pasamos de internet (ya buscaríamos fuera wifi) y que tampoco desayunaríamos allí.
El hotel tampoco se encontraba muy céntrico, así que acabamos cenando en un restaurante mexicano situado en el barrio de Northern Liberties; este barrio años atrás era un barrio humilde con altos índices de delincuencia y minorías desfavorecidas, pero hace unos años que la ciudad intenta mejorar su situación y a día de hoy existe un contraste muy curioso de casas y mansiones de nivel, en calles con graffittis y edificios sin ventanas. Muy curioso.
Cenamos estupendamente, vimos ambientillo, gente joven, parejas homosexuales (que no habíamos identificado en todo el viaje en ningún sitio, a excepción de NY!!), un ambiente muy similar al que podríamos encontrar en muchas ciudades europeas. Al ver el ambiente del restaurante (que tras acabar con las cenas, servían copas), decidimos probar suerte en el Ortlieb's Jazzhaus, un histórico club de jazz considerado de los mejores de la ciudad. El ambiente juvenil y lleno de hipsters

Tras un día muy intenso, fuimos hacia el hotel a descansar, con nuestra habitación con vistas a la ciudad, que ya nos lo habíamos ganado!
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