Hoy me he despertado antes de la hora prevista porque por la ventana entra más luz de la prevista. Me asomo a la ventana para descubrir el fantástico día que hace. Hoy sí que se disfruta una vista espectacular del castillo desde el apartamento. Enfrente sólo hay viñedos y más viñedos, perfectamente alineados.
Vistas desde el apartamento

Con el sol en todo lo alto, no hay tiempo que perder. Nos ponemos en marcha rumbo a Schiltach. Casi desde que pasamos Offenburg, vamos siguiendo el curso del río Kinzig. Los paisajes son preciosos, no al nivel de Suiza, porque en Suiza las montañas son más escarpadas y los valles más profundos y espectaculares, pero éstos son también preciosos: verdes de muchas tonalidades, agua por todos lados, prados inmensos. ¡Es todo muuuuy bonito! Más bonito que el paisaje que nos encontramos ayer en la Alsacia, que resultaba hasta monótono con tanto viñedo.
Es todo tan idílico que el camino hasta Schiltach se nos hace hasta corto. Llegamos y aparcamos en uno de los parkings gratuitos que hay al otro lado del río. Cruzamos el puente y nos acercamos a la oficina de turismo, que está en la Marktplatz, el centro neurálgico del pueblo. Nos hacemos con un mapa y vamos siguiendo la ruta que en él se propone. Es muy pequeño, así que se recorre con mucha facilidad, ahora eso sí, tiene unas cuestas de cuidado, menos mal que hemos ido a primera hora de la mañana cuando aún estamos frescos jajaja.
Marktplatz
Es muy parecido a los pueblos de la Alsacia, se nota mucho la influencia germánica en éstos últimos, sin embargo en la Selva Negra los pueblos tienen una apariencia más rural. Tiene pinta de que aquí hace un frío en invierno…
El recorrido del mapa nos lleva de nuevo a cruzar el río, pasando por donde tenemos aparcado el coche, para ir siguiendo andando un paseo muy agradable que hay en su ribera norte. Se respira paz y tranquilidad, ya que no hay un sólo turista a pesar de estar en pleno agosto. El paseo tiene bancos para sentarte a disfrutar de las vistas del pueblo desde el río, con la curiosidad de que algunas de las casas que dan al río, están como colgadas, al estilo Cuenca, por decir algo.
Durante los siglos XVIII y XIX Schiltach tuvo el monopolio del transporte de la madera de los arboles que se cortaban en los bosques de la Selva Negra hasta Estrasburgo. Los troncos se deslizaban por las laderas de las montañas hasta el río, donde se construían con ellos unas largas barcas de hasta 200 metros de longitud. Así emprendían un largo viaje bajando por el Kinzig hasta el Rin, y por él hasta los Países Bajos donde se vendía la madera. Es por ello que en el río hay una muestra de cómo se hacía ésto hasta hace bien poco.
A orillas del río también hay un camping atestado de tiendas de campaña. Allí de noche tiene que haber hasta osos… además de hacer un frío que alucinas. El pueblo nos ha gustado mucho, aunque la arquitectura de las casas es realmente parecida a la de la Alsacia, por lo que tampoco nos impresiona demasiado.
El siguiente objetivo es Hornberg. Llegamos en poco tiempo, los paisajes siguen siendo muy bonitos, por lo que la ruta se hace muy agradable. Llegamos, y la primera impresión es que el pueblo es bastante más feo que Schiltach. Aparcamos en una zona azul, estrenando la tarjeta que viene en el coche, en la que tú marcas, supongo que de buena fé, la hora a la que tienes previsto regresar a por el coche, y mientra tanto puedes aparcarlo gratis.
Nos acercamos a la oficina de turismo y está cerrada de 12:00 a 14:00… éstos alemanes y sus horarios raros… Nos damos una vuelta por el pueblo, pero no tiene nada especial. Lo que más destaca es su situación, enclavado en mitad de un valle que el río Gutach ha ido abriendo con el paso de los años.
Hornberg
Desde cualquier punto del pueblo se vé un torreón encima de la montaña, por lo que le preguntamos a una lugareña como subir, y en perfecto alemán nos indica lo justo para que nos entendamos jejeje.
Subimos y las vistas desde arriba son muy bonitas, se vé perfectamente el valle en el que estamos, sobre todo en un día tan soleado como hoy, así como las vistas sobre el pueblo, más grande de lo que parece desde abajo.
Hornberg desde el torreon
Se respira aire puro y limpio. Leemos que toda esta zona es famosa desde hace siglos por la calidad del aire, y no nos extraña. Lo único que se oye desde arriba es el sonido del agua. Cerca del torreón hay unos bancos en los que dan ganas de quedarse disfrutando de la tranquilidad, pero éstos alemanes comen a unas horas muy extrañas, y no podemos despistarnos si no queremos acabar comiendo en un McDonalds jajajaja.
Vistas del valle
El plan es el mismo de ayer, poner rumbo a Triberg y ver si encontramos algún sitio decente y barato por el camino. Llegamos a Triberg pero nos pasamos la salida a la zona más turística. Nos damos cuenta cuando llegamos al final del pueblo… Damos la vuelta y tras varios pasos en falso, por fin encontramos por dónde acceder. La verdad es que resulta extraño que en un pueblo tan turístico, probablemente el que más de la Selva Negra, esté tan mal señalizado. Aparcamos en un parking de pago que hay cerca de la calle principal. Teníamos pensado aparcar en el parking intermedio de las cascadas, pero no nos da tiempo a verlas antes de comer. Lo primero es eso, comer. Lo hacemos en un sitio muy auténtico muy cerca de la entrada principal de las cascadas. Es nuestro primer contacto con la comida alemana, así que nos ponemos finos de salchichas y cerveza, pero somos incapaces de dar con el codillo. Somos tan inteligentes que no nos hemos traido el nombre del plato en alemán, así que no hemos sido capaces de pedirlo…
En la oficina de turismo nos comentan que prácticamente da igual entrar a las cascadas por la zona de abajo que por la zona media, así que decidimos dejar el coche en el parking en el que está.
La entrada son 4 euros por cabeza. Están en un entorno muy bonito, pero las cascadas en sí no son nada del otro mundo, imagino que en primavera bajará una barbaridad de agua, pero en verano no nos resultan muy espectaculares.
Triberg Waterfalls
Además de eso, para llegar hasta arriba la pendiente es bastante pronunciada. Se pueden hacer 3 rutas: desde 45min la más corta a 1h30m la más larga. Nosotros decidimos hacer la más corta, que estamos recién comidos y la subida se las trae.
Podeis ver las 3 rutas en el folleto turístico: http://www.triberg.de/fileadmin/Dateien/Dateien/4._Freizeit_u._Tourismus/2011-04_FLYER_Wasserfall_englisch.pdf
El resto de la tarde habíamos pensado pasarlo en Freiburg, pero en vez de hacer la ruta directa, pensamos que lo mejor es hacer un tramo de la Schwarzwald Panoramastrasse. Es una ruta de unos 50 km, que va desde Hinterzarten, pasando por Breitnau, St. Märgen, St. Peter, cruzando el macizo Kandel, hasta llegar a Waldkirch. No llegamos a hacer la ruta completa porque se nos va de tiempo si queremos disfrutar tranquilamente de Freiburg, pero la parte de ruta que hacemos nos resulta sencillamente preciosa. Se te pierde la vista viendo prados verdes, con casas repletas de flores, subidas y bajadas por carreteras estrechas pero perfectamente asfaltadas. Para el que disfrute con la naturaleza, el paisaje es precioso, y si te gusta conducir, ésto es el paraiso. En general, creo que toda la carretera B500 es una maravilla.
Llegamos a Freiburg y aparcamos en un parking que hay en la Karlsplatz, muy cerca de la catedral. El parking nos resulta bastante barato, así que lo recomendamos.
Nos acercamos dando un paseo hasta la catedral, sigue haciendo un día fantástico y las terrazas de la Münsterplatz están a reventar, así que nos sentamos a tomarnos un café y un helado para reponer fuerzas. ¡Nos encanta el ambiente de la plaza!
Plaza de la Catedral
Había pedido que me mandaran a casa un plano de la ciudad, en el que hay una ruta recomendada por la ciudad, así que la seguimos al pie de la letra. Freiburg ha sido la gran sorpresa del viaje, quizás no sea la ciudad más bonita monumentalmente hablando, pero es que pocas ciudades he visto en el mundo (y llevo unas cuentas) que tengan tantísimo ambiente. Las calles estaban abarrotadas de gente joven (que no turistas) tomando algo, las terrazas llenas, placitas encantadoras, bicis por todos lados.
Almacenes Históricos de la Münsterplatz
Disfrutamos el paseo como en pocos sitios. Por supuesto que por el camino vamos viendo lo más típico de la ciudad: los Almacenes Históricos de la Münsterplatz; la Martinstor, que es una de las puertas a la ciudad antigua, tan típica de las ciudades de Centroeuropa; la Universidad; la Rathausplatz, muy bonita también y con mucho ambiente; y sin duda, la zona que va desde la Schwabentor, que estaba en obras, hasta la Augustinerplatz. Es una zona de canales, plagada de terrazas, donde le echamos el ojo a un cervecería al aire libre que está a reventar de gente.
Martinstor
Friburgo
Terrazas en Augustinerplatz
Recorremos la ciudad en 1h30 o así, y decidimos que la mejor manera de finalizar el día es hacerle una visita a la cervecería que hemos bicheado antes. Llegamos y no hay una mesa libre, pero nos damos cuenta de que allí las mesas las comparten… así que buscamos una mesa grande en la que sólo había 2 chicas sentadas, y ni cortos ni perezosos nos sentamos en el otro extremo de la mesa jejeje.
Hasta yo, que no soy cervecero, acabo pidiendo cerveza porque es lo que toca. Nos pedimos varias raciones de salchichas y pasamos allí un par de horas disfrutando del ambientazo. A eso de las 21:30 decidimos que ya va siendo hora de partir, así que ponemos rumbo al parking. A pesar de la hora, la ciudad sigue teniendo muchísima vida. Pasamos por la Münsterplatz de nuevo, que no está muy iluminada pero tiene un ambiente muy bucólico y bonito de noche.
En menos de 1h estamos en Durbach de nuevo. Hace una noche espectacular, así que aprovechamos para dar una vuelta por el pueblo. Buscamos una zona apartada porque es noche cerrada y se vé el mejor cielo estrellado que mis ojos han podido contemplar. Se ven hasta estrellas fugaces. Donde estamos no se oye ni un murmullo, se respira una calma y una tranquilidad que en el mundo en el que vivimos es difícil contemplar. De vuelta a la casa hablamos de la aparentemente vida tranquila y feliz que tiene la gente aquí…
Ha sido un broche magnífico para un día muy completo… mañana nos espera Estrasburgo, la ciudad más grande que visitaremos en el viaje, ¡así que toca descansar!