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De vuelta, y como siempre, toca sacar conclusiones. Ha sido un viaje ciertamente difícil de planificar, y eso que ya llevo unos cuantos a mis espaldas.
Teníamos claro que queríamos un apartamento que sirviera de campamento base, por lo que la zona donde estuviera éste era vital para evitarnos hacer muchos kilómetros diariamente. El área que queríamos cubrir era bastante amplia, ya que como habéis comprobado hemos tocado un poquito de Alsacia, un poquito de la Selva Negra y un desvío hacia Heidelberg. Así a ojo, nos pareció que la zona ideal eran los alrededores de Gengenbach, por lo que buscamos por la zona y acabamos reservando en Durbach. Lo hicimos a través de Homeaway, y la verdad es que todo fenomenal. No hemos estado en ningún sitio que esté a más de 1h15min del apartamento, por lo que creemos que la localización ha sido perfecta.
El siguiente reto fue distribuir los días adecuádamente. Sí que es verdad que no hay excesiva información de ésta zona, y que cuando le dices a la gente que te vas de vacaciones a la Selva Negra, se piensan que te vas al Amazonas, pero gracias a ésta maravillosa comunidad, al final sí que se nos llenó el mapa de chinchetitas con cosas interesantes para ver. Y como siempre, hay que organizar la ruta y descartar lugares que por tiempo o distancia no podíamos cubrir.
Simplificando al máximo la opinión, podríamos decir que los pueblos alsacianos son más vistosos, pero los pueblos de la Selva Negra están en entornos más espectaculares, aunque son bastante parecidos entre sí, tanto en distribución como en arquitectura. Aunque ahora estén separados por una frontera, se nota que durante muchos siglos han sido una misma zona. Eso hace que tengas cierta sensación de deja vù visitando una zona y otra.
Es por eso, por ejemplo, que en la Alsacia, tras visitar Riquewihr, Eguisheim y Colmar, no sentimos la necesidad de visitar Kayserberg o Ribeauvillé, porque al final, aunque cada pueblo tenga sus peculiaridades, son muy muy parecidos entre sí. Hubo que elegir, y nos quedamos con esos 3, aunque luego vimos que nos hubiese dado tiempo a visitar alguno más ese día, pero era un poco “más de lo mismo”.
Ciñéndonos a lo visitado en el viaje, hay muy muy pocos sitios que nos hayan dejado indiferentes.
De la Alsacia, destacaría Colmar y Eguisheim por encima de Riquewihr, que la vimos demasiado artificial y preparada para el turismo. Sin embargo Eguisheim es un pueblecito encantador, y a nuestro gusto, imprescindible, donde parece que el tiempo se congeló hace 500 años. Y Colmar no necesita presentación, no hay rincón que no merezca ser fotografiado, es para pasearla una y mil veces. ¡Creo que jamás he estado en una zona más fotogénica que la Alsacia! No me olvido del castillo de Haut-Koenigsbourg, muy chulo y con una localización impresionante, y que también merece ser visitado.
Mención aparte para Estrasburgo, es una ciudad bonita, pero yo personalmente me la esperaba más espectacular. La zona de la Petite France o esa enorme catedral justifican una visita por sí solas, pero quizás se nos hizo un poco largo invertir todo un día en ella. Ya sabiéndolo, la hubiera combinado con algo por la mañana.
De la Selva Negra, los pueblos son bonitos, pero yo destacaría ese paisaje tan verde y limpio. Vale, no es Suiza, pero es más barato, y los paisajes admiten comparación. Se respira aire puro vayas por donde vayas, y si te gusta comer… te vas a poner fino filipino jajaja.
Respecto a los pueblos visitados, Schiltach y Hornberg tienen una situación espectacular, aunque el primero es significativamente más bonito que el segundo. Las cataratas de Triberg nos decepcionaron un poco, son bonitas, pero… psss, prescindibles. Si te pillan de paso, pues bueno, pero si tienes que desviarte mucho para verlas, yo no las recomendaría. Y luego me gustaría destacar Freiburg. Nos ha parecido una ciudad chulísima, con un ambiente muy juvenil, y además muy muy bonita. Para nosotros también es un imprescindible.
Gengenbach lo vimos ya casi anocheciendo, pero me atrevería a decir que es el pueblo más bonito de toda la Selva Negra. El mejor conservado y el más auténtico de todos los que vimos.
De Heidelberg hablan por sí mismas las hordas de turistas que nos encontramos cuando la visitamos, es una ciudad señorial y probablemente una de las ciudades más bonitas de Alemania. No es muy grande y se recorre muy fácilmente, por lo que merece totalmente la pena la visita. Lo mismo puedo decir de Speyer, con la diferencia de que ésta no la conoce nadie, y ha sido una de las sorpresas del viaje. La visitamos casi sin querer, y ¡nos encantó!
Por lo demás, nos ha parecido que los días que les hemos dedicado a la zona han sido los justos y necesarios. Habrá quién se lleve las manos a la cabeza, pero creo que con 6 días de viaje, aunque al final completos son sólo 4, te vale para visitar a grandes rasgos la zona, y sin correr. Podríamos haber estado mas días, porque de hecho dejamos lugares sin ver (Mummelsee, Baden-Baden, Ribeauvillé, Kayserberg, Feldberg…), pero también hay otros sitios que ya conocíamos de otros viajes y que se visitan a menudo al aproximarse a ésta zona (Rheinfalls, Stein-am-Rhein...).
En fin, que ha sido un viaje muy muy completo y muy recomendable. Relativamente barato (para ser Alemania y Francia), bonito y variado. Ésta zona es una de las grandes desconocidas de Europa, pero espero con éste diario animar a la gente a visitarla, porque merece mucho la pena.
Espero que hayáis disfrutado de nuestras aventuras y desventuras. Nos vemos en el próximo viaje, porque ya sabéis, el final de un viaje es sólo el comienzo del siguiente
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