A pesar de haber madrugado, hasta las 9.45 no salí de casa, pues nos pasamos desde las 6 de la mañana de cháchara mi anfitriona y yo… Si es que hay tanto de que hablar!
El autobús de las 10 es el normal, no VIP, y tenía estimada la llegada a las 18.00 de la tarde. Bueno, pues no, con una avería relacionada con la temperatura, llegamos a las 22.00 h. Al final, todo el día de bus, es decir poco que contar, solo mencionar los bonitos paisajes por los que pasamos y que la serie Utopía no me gustó mucho…
Hace días que no comento nada sobre la amabilidad de los iraníes, pero no quiere decir que no siga teniendo diariamente varias historias o anéctodas que contar, lo que pasa es que ya es algo habitual, aunque no deja de sorprenderme.
Un ejemplo en el bus de hoy. Comenté con señas que no tenía batería en el móvil y al llegar tenía que llamar por teléfono. Enseguida me cogieron el teléfono y me lo cargó el conductor. Como me di cuenta que tampoco tenía saldo, me dio miedo no poder llamar al llegar y que Mehri, la chica que me invitó a su casa, no pudiera darle al taxista la dirección. El ayudante del conductor fue a buscar a alguien que supiese inglés en el bus, una pareja encantadora, ella médico y él ingeniero genético, que me ofrecieron hacerlo ellos por teléfono. No aceptaron que les pagara nada. Al final no funcionó, así que en cuanto el bus paró en una estación de camino, fueron a comprarme crédito (hay muchas formas de cargar las tarjetas telefónicas en Irán). No hubo manera de que aceptaran que les pagase… Tratan de todas las maneras de facilitarte las cosas, de ayudar, es como si fuese un honor poder ayudar. La hospitalidad la llevan muy dentro. La verdad es que estoy aprendiendo mucho de ellos.
Y como de costumbre en las conversaciones, me hicieron las dos preguntas básicas: ¿Por qué Irán? y ¿Qué pienso de Irán?. Estas dos preguntas me las hace la gente incluso sin conocerlas, es decir, se acercan, me saludan, me preguntan mi país y luego van estas dos.
Tienen curiosidad por saber por qué hay gente que queremos venir sabiendo la mala fama que tiene el país y por otro lado, una vez que los hemos conocido, quieren saber qué pensamos de ellos.
En la conversación con esta pareja saqué mi tema favorito: el gobierno. Aunque hay guías que recomiendan no hablar de esto, yo aprovecho cuando puedo y, si no quieren entrar al trapo, pues responderán con evasivas. Hasta ahora todos han hablado y se han posicionado sin problemas. En el caso de esta pareja, están esperando que pasen los dos años que ella tiene obligación de trabajar para el gobierno para luego marcharse los dos a cualquier país donde haya democracia.
Y, según parece, este es el pensamiento de la gran mayoría de la gente con estudios o cultura, marcharse de esta dictadura.
Y después de esta charla, solo queda decir la calurosa y amable bienvenida que tuve al llegar a casa de Mehri, quien había cocinado un plato exquisito especialmente para mi. Insisto, son encantadores!