Habiendo desayunado tempranito, era hora de ver todo el arte comprendido por las calles de Florencia. Lo primero que nos ibamos a encontrar en el camino era la basílica de S.M. Novella. No tiene nada que ver la fachada que da a la estación de trenes que la contraria. Aquí fue nuestra primera toma de contacto con uso del mármol tan significativo en ésta impresionante ciudad. Es realmente bonito como combinaban los distintos tipos de mármol para darle esos tonos de colores a las fachadas de los edificios. Aquí nos dividimos, unos entraron dentro de la basílica (5€) y otros nos fuimos a dar una vuelta hacia el rio Arno, y echarle un primer vistazo. Casi una hora después volvíamos a estar juntos para ir hacia la Catedral, ¡no podíamos aguantar más! Sólo se puede decir que el conjunto de la catedral con su Campanile y el Baptisterio son mágicos. ¡Qué preciosidad! Y qué decir de las puertas del Paraíso del Baptisterio, y eso que son una réplica.
La entrada a la catedral es gratuita pero si quieres subir a la cúpula o al Campanile, o entrar al Baptisterio o bajar a los sótanos de la catedral donde se encuentran las ruinas de la primera catedral llamada Santa Reparata hay que pagar una entrada que te sirve para todo lo comentado que cuesta 10€. Vimos que se podía comprar en todos estos sitios de pago excepto en el Baptisterio. Vayamos por partes.
- La catedral por dentro, por culpa del exterior tan excepcional que tiene, te deja una sensación de simpleza y austeridad.
- La parte de Santa Reparata, para mi gusto, se puede obviar.
- Entre la subida a la Cúpula y al Campanile, yo sólo puedo hablar del Campanile. Subimos aquí, sobre todo, porque la cola era menor que para la Cúpula, que casi llegaba al lateral del Campanile. Con todo y con eso, tardamos casi una hora en poder empezar la ascensión. ¡Impresionantes las vistas!
La entrada a la catedral es gratuita pero si quieres subir a la cúpula o al Campanile, o entrar al Baptisterio o bajar a los sótanos de la catedral donde se encuentran las ruinas de la primera catedral llamada Santa Reparata hay que pagar una entrada que te sirve para todo lo comentado que cuesta 10€. Vimos que se podía comprar en todos estos sitios de pago excepto en el Baptisterio. Vayamos por partes.
- La catedral por dentro, por culpa del exterior tan excepcional que tiene, te deja una sensación de simpleza y austeridad.
- La parte de Santa Reparata, para mi gusto, se puede obviar.
- Entre la subida a la Cúpula y al Campanile, yo sólo puedo hablar del Campanile. Subimos aquí, sobre todo, porque la cola era menor que para la Cúpula, que casi llegaba al lateral del Campanile. Con todo y con eso, tardamos casi una hora en poder empezar la ascensión. ¡Impresionantes las vistas!
Después de subir y bajar 828 escalones, el azúcar lo teníamos por los suelos, asi que la mejor forma de reestablecer los niveles, era comerse un helado y teníamos GROM al lado, justo en Via del Campanile, enfrente de éste. Es un espectáculo el ritual que siguen para "montar" el helado. Si a ésto le añadimos que el helado en sí está buenísimo y el cucurucho es el mejor que probamos en todo el viaje, éxito asegurado. Comido nuestro gelato, entramos a admirar por dentro el Baptisterio. Impresionante el mosaico del techo. Además, si eres amante de La Divina Comedia, te gustará ver dónde bautizaron a Dante Aligheri, entre muchos otros famosos de la antigua sociedad florentina.

Seguimos nuestro paseo hacia el Mercato di San Lorenzo, para echar un ojo si veíamos algo interesante tanto de souvenirs como para comer, para al final acabar en la trattoria Zá-Zá. Enorme la cantidad de saloncitos que tiene el lugar. Nos pedimos para los 4, una bistecca de 1kg. y una focaccia de quesos, además de las bebidas correspondientes. Acabamos genial de comer y fueron 60€ (2.5€ de coperto incluído en éste precio). Ahora era momento de bajar lo engullido y seguimos paseando hasta piazza di San Marco primero, y piazza SS Annunziata después.
Ahora era momento de ir acercándonos al río. Fuimos en dirección de nuevo al Duomo para llegar hasta la piazza della Repubblica, que estaba súper animada, con un tio vivo a lo Amelie y un grupo cantando justo al lado. Seguido, entramos a la iglesia de Orsanmichele. Es muy coqueta aunque yo me esperaba algo más espectacular a raíz de varios comentarios. Vimos que se nos iba haciendo tarde, y en vez de pararnos primero en la piazza della Signoria, fuimos directos a Santa Croce, porque no estábamos seguros de la hora de cierre. Al final cerraba una hora más tarde de lo que pensábamos y pudimos entrar tranquilamente. Increíble la gente que descansa en el subsuelo de ésta basílica, desde Dante, pasando por Donatello hasta Miguel Angel. Encima, aquí fue donde nació el síndrome de Stendhal (Wikipedia). ¡Nosotros nos libramos!
El atardecer no tardaría mucho en tocar a su fin por lo que cruzamos el río y nos dirigímos hacia la piazzale Michelangelo. Muy típico de turista pero a la vez obligatorio por las vistas. Desde la piazza Demidoff hasta el mirador hay entre 15-20' andando. Se puede hacer perfectamente. Gracias a ir andando, vimos que en la acera de enfrente de la piazza Demidoff estaban haciendo los preparativos de la celebración del pub Zoe. A la bajada investigaríamos más. Ya arriba del mirador, infinidad de fotos y descanso en los escalones admirando las vistas y tomándonos con tranquilidad este momento de la tarde.
El atardecer no tardaría mucho en tocar a su fin por lo que cruzamos el río y nos dirigímos hacia la piazzale Michelangelo. Muy típico de turista pero a la vez obligatorio por las vistas. Desde la piazza Demidoff hasta el mirador hay entre 15-20' andando. Se puede hacer perfectamente. Gracias a ir andando, vimos que en la acera de enfrente de la piazza Demidoff estaban haciendo los preparativos de la celebración del pub Zoe. A la bajada investigaríamos más. Ya arriba del mirador, infinidad de fotos y descanso en los escalones admirando las vistas y tomándonos con tranquilidad este momento de la tarde.
Después de un buen rato allí, empezaba a refrescar y decidimos bajar y pasar por el pub Zoe. ¡Era el aniversario! Nos invitaron a una copa de prosecco y unos aperitivos. De esta manera ibamos todavía más animados hasta el Ponte Vecchio, que era el siguiente punto en el itinerario. Es precioso verlo desde fuera, mucho más que estando dentro. Lo cruzamos viendo alguno de los escaparates de joyas que hay para llegar hasta la piazza della Signoria, que ésta vez si nos pararíamos a verla. Esta plaza es un museo al aire libre como ya se ha dicho en más de una ocasión. Un fin de ruta inmejorable.
Ya sólo nos quedaba irnos hacia el apartamento, no sin antes probar otro helado, ésta vez en Per che no!, una de las dependientas era española. Fueron los más baratos de todo el viaje (2€) pero tampoco los recordaremos por su sabor y textura. Nos fuimos despidiendo del Duomo a su paso, y de Florencia en sí. Antes de llegar al apartamento nos paramos de nuevo en il Pinolo para cenar. De nuevo, genial. Platos enormes de pasta buenísima y una calzone 4 quesos espectacular. Acompañandolo con cervezas, todo 54€.
¡Mañana tocaba irnos a Venecia!
Ya sólo nos quedaba irnos hacia el apartamento, no sin antes probar otro helado, ésta vez en Per che no!, una de las dependientas era española. Fueron los más baratos de todo el viaje (2€) pero tampoco los recordaremos por su sabor y textura. Nos fuimos despidiendo del Duomo a su paso, y de Florencia en sí. Antes de llegar al apartamento nos paramos de nuevo en il Pinolo para cenar. De nuevo, genial. Platos enormes de pasta buenísima y una calzone 4 quesos espectacular. Acompañandolo con cervezas, todo 54€.
¡Mañana tocaba irnos a Venecia!
