Me levanto pasada las 05 am para mi último Fajr (1ª oración diaria). Había dormido muy poco ya la noche anterior nos tocaba pelearnos con nuestras maletas y las compras y muy intrigado por la última frase que me había dicho Ala.dhin.
Sobre las 08 am me llama y me dice: - “Vas a ir a la Universidad Islámica del Cairo y te vas a encontrar con el Gran Imán, Mohammed Sayed Tantawi, para que me emita el certificado oficial de musulmán” El corazón se me paralizó por un momento, no podía reaccionar ni volver en sí, se me llenaron los ojos de lágrimas y no sabía si era un sueño o realidad. Me acordaba todas las cosas que habían pasado en un año, mi empeño obstinado en abrazar el Islam, largas horas de estudiar árabe, el desprecio que pasé por parte de mucha gente, las puertas que se me cerraron, cuando me negaron en el gobierno civil de cambiar mi nombre y mi hermano Ala.dhin que supuestamente hacía negocios conmigo me había conseguido algo totalmente inimaginable para mí.
Me vestí con mi mejor chilaba, bajamos con todas las maletas y nos esperaba Munir en su coche. Fuimos para el Cairo y Munir me dice que me quedara tranquilo, que todo estaba en manos de Alläh, le recito Al-Fatiha y él también se emociona, dijo que era la primera vez en 40 años de trabajo que escucha a un occidental recitar el Corán. Llegamos Al-Azhar y entramos al parking principal, ya el policía de la puerta al decirle a lo que veníamos me felicita. Por razones sin explicación Flor se quedó en el coche (un poco escondida, claro) pasamos los controles y nos hacen pasar a una sala donde había varias personas esperando, Munir les dice quien soy ya que en ese momento no me salía ni una palabra en árabe, nos dan dos formularios para que llenemos, uno en inglés y el otro en árabe, y Munir me pide ser el testigo presencial.
En un apartado decía que eligiera un nombre Musulmán y puse: Abdel Jhalil Zamzam, ahora sí, por fin había cerrado el ciclo de la vida. A todo esto había un hombre sentado al otro extremo de la sala muy concentrado en su Corán, me sonaba su cara, y era el mismísimo Gran Imán Tantawi, máxima autoridad en el Islam. La emoción se encargó de llevarme y traerme por donde quiso. Entregamos los formularios ya firmados y me hacen sentar a su lado. Me da una charla que sus palabras calaron en lo mas hondo de mi corazón y sentimientos, me dijo una frase entre tantas que quedará marcada a fuego en mi interior para siempre: “El Islam debe pasar primero por el corazón para sentirlo de verdad y nó por la cabeza, así lo vivió el Profeta Muhammad”.
No podía creer lo que estaba escuchando, pensar que ese era el motivo principal de mi conversión. Si todos los humanos lo entendiéramos de esa forma cuanto sufrimiento, cuantas muertes en vano, cuanta mal interpretación nos hubiéramos evitado. Después de un largo rato, me pregunta como empecé en mi búsqueda y le digo: “Mi bis-abuelo Muhammad Zamzam emigró a Argentina, mi abuelo Amado Zamzem cambió la ultima letra del apellido y abandona el Islam, mi padre Jorge Zamzem y mi madre Graciela Flaumer (de familia alemana) fervientes católicos practicantes. Yo Hernán Zamzem fui seminarista con vocación de sacerdote durante mucho tiempo, pero había algo que no me llenaba porque sabía en mi interior que la historia estaba inconclusa, perdí la fe y me abandoné a mi destino. Después de muchos años descubro quienes fueron los Zamzam y leo el Corán y desde ese momento supe que sería musulmán”
Todos los presentes en la sala se emocionaron al escucharme y yo más todavía. El Gran Imán me dice que siente una alegría inmensa por yo haber encontrado el Islam, me hace repetir la Shahada, principal pilar del Islam y me da un abrazo. Nos despedimos muy afectuosamente y me entrega El Corán escrito todo en árabe, sólo para musulmanes.
Como el certificado había que autentificarlo me dicen que lo recogiera a las 02 pm, mi vuelo salía a las 02:45 pm y Munir se hacer cargo de buscarlo después. Salimos afuera y yo estaba mas exaltado que nunca, lo llamo a Ala.dhin que estaba en Sakara y le digo: - “ANA MUSLIM, ALHAMDULILLÄH”, no me alcanzaban las palabras para agradecerle todo lo que había hecho, nos despedimos y fuimos al aeropuerto. Llegamos casi con lo justo, pero como tenía a Alläh de mi lado y sabía que no llegaría tarde, jajajjajajjaja.
Hacemos el check.in, y a esperar, me doy cuenta que había perdido la cartera con toda la documentación, me vuelvo y la tenían en el mostrador de Alitalia, que cabeza la mía. Subimos al avión que y me parecía que nadie comprendía mi cara de felicidad absoluta. Estaba dejando atrás los mejores recuerdos que había vivido, dormí todo el viaje y llegamos a Barcelona con dos horas de retraso. Al otro día me despierta el móvil, era Ala.dhin diciéndome que ya tenía los dos certificados y que me los enviaba con unos amigos de Mataró que estaban en el Cairo.
El miércoles 20 de marzo a las 10 am ya los tenía conmigo, que forma tan perfecta de acabar el viaje de mi vida,
ALHAMDULILÄH
FIN