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Fuimos en avión a Múnich donde cogimos el tren para llegar a la ciudad. Fuimos al apartamento a pie desde la estación puesto que está cerca y de camino pudimos ver a un hombre aparcando de mala manera en doble fila para salir del coche a orinar sobre uno de los grandes maceteros que adornan la calle, nos dejó impresionados esa primera instantánea alemana.
Teníamos reservada en el City Aparthotel Munchen una suit con un salón comedor con sofá-cama, una habitación, un baño y cocina con el salón, pero cuando llegamos me dieron dos habitaciones conectadas por una puerta. Una de las habitaciones tenía un armario y dentro de él una cocina completa con microondas, vitrocerámica, pila y nevera. Las habitaciones muy limpias y el mobiliario correcto.
Sobre la zona, decir que está a cinco minutos andando de la Marienplatz, y aunque puede estar dirigido a clientes islámicos, también los hay de otras religiones y varios sexshops pero yo no me sentí mal en ningún momento. El barrio es normal porque el hotel da a una gran avenida.
Comimos en el apathotel una tortilla de patata y unos filetes rusos que llevábamos en la mochila para no perder el tiempo mientras descansábamos.
Después salimos y cogiendo esa avenida a la izquierda damos con la Karlsplatz que es un conocido punto de encuentro que se une con Marienplatz a través de una preciosa puerta medieval por medio de una de las principales calles comerciales de la ciudad, Neuhauser Straße, donde mi hija se embelesaba mirando los escaparates de tradicionales trajes bávaros.
Llegamos a la Marienplatz donde vimos el Ayuntamiento y el carillón. Esa tarde dimos un liviano paseo por el centro pasando por el Viktualienmarkt y poco más.
Al día siguiente después de desayunar en el aparthotel partimos hicimos el mismo recorrido de ayer para llegar a la Marienplatz donde estuvimos esperando para ver en funcionamiento el carillón del Ayuntamiento, con la música y los muñequitos.
Entramos en el pequeño patio del Ayuntamiento y nos hicimos alguna foto tonta con la figura del pez con la boca abierta en una esquina de la plaza.
Sin recordar el orden exacto de todo lo que vimos pasamos por Alter Peter, la Iglesia de San Pedro, muy cerquita.
Y tras callejear llegamos al Viktualienmarkt, el gran mercado de alimentos al aire libre con muchos puestos de productos varios y donde además te preparan comida para consumir en la calle, tanto las típicas salchichas Brühwurst , como las Weisswurst blancas y puestos de pescado y marisco servidos en cartones. Me encantó el ambiente de esta plaza con sus típicos merenderos de mesas de madera. Allí mismo nos comimos nuestras salchichas los cuatro impregnándonos del ambiente bávaro.
Después seguimos hacia la Odeonsplatz es una de las principales plazas de Múnich, donde está la Ópera (presenciamos la entrada por una alfombra de las parejas que según iban accediendo al patio les hacían fotos). También se encuentra allí el Feldherrnhalle, el símbolo del honor del ejército bávaro con sus escaleras y los leones donde se entretienen jugando un poco todos los niños. Allí coincidimos con un grupo de chicas de despedida de solteras todas vestidas como típicas bávaras dejando a mi hija alucinada. A decir verdad ese día vimos media docena de estos grupos (desde bávaros hasta supermanes).
Desde allí seguimos hasta llegar a The Englischer Garten (El Jardín Inglés) que es un sorprendente pulmón verde. El jardín se encuentra dividido en dos secciones. La parte norte es la más frecuentada por los visitantes, mientras que el sur suele ser la zona más tranquila.
Tiene caminos para pasear, zonas ajardinadas y curiosos edificios como una pagoda china de 35 metros de altura, una casa de té japonesa , o un pequeño templo de estilo griego. El parque está atravesado por un gran canal artificial. Cuando llegamos a la zona más tranquila pudimos ver grupos de adultos jugando al fútbol en algunas de las grandes explanadas verdes, niños jugando, y entre estos grupos algo dispersos y solitarios hombres tomando el sol completamente desnudos, cosa que nos sorprendió e hizo mucha gracia, porque tampoco estaban alejados de los grupos familiares que como nosotros descansaban mientras los niños corretean y miran la orilla del “río” (desde luego, las salchichas son típicas en Múnich en todos los sentidos).
En el parque tampoco faltan las grandes zonas de merenderos o Biergarten,”jardín de la cerveza, llenísimos de alargadas mesas de madera con sus bancos y siempre concurridos, donde puedes beber cerveza y comer platos y donde compramos unos típicos panes salados en forma de lazo o brezel.
Tras unas horas de esparcimiento seguimos recorriendo la ciudad. Llegamos (no recuerdo por donde) a la Köningsplatz, una configuración urbana que crea un tipo de plaza muy espaciosa rodeada de tres imponentes edificios y una avenida.
A la vuelta pasamos delante del museo BMW y la famosa cervecería Hofbräuhaus, donde no nos quedamos porque el niño estaba agotado y quería volver ya “a casa” pero donde no me resistí a entrar a echar un vistazo. Ambiente muy animado, también lleno y donde es habitual ver a los hombres vestidos con el traje típico bávaro con sus pantalones cortos verdes y tirantes.
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