Blogs / Diarios 
Hicimos las maletas y fuimos a la estación buscando la oficina de Avis (nos indicó un policía de la comisaría que está a la vuelta de la estación) en la planta superior recogimos las llaves del coche que teníamos reservado y que fuimos a buscar a un parking unas calles más allá. Mi marido muy nervioso pues era la primera vez que conducía fuera de España y sentía mucha responsabilidad.
Pusimos el navegador rumbo a Fuschl am See y tardamos unas 2 horas. Eso si, justo antes de entrar en Austria compramos en una gasolinera la pegatina verde que permite circular 10 días por Austria, de lo contrario te multan.
Llegamos en Fuschl am See a la pensión Rupertihof, nos dieron una habitación cuádruple, compuesta por una cama de matrimonio y dos individuales y junto a ellas dos mesillas, un armario grande, una mesa y dos sillas en plan saloncito y a pesar de ello sobraba mucho espacio. Tenía baño individual con una bañera y doble lavabo, una televisión enorme de 42 pulgadas y por último un balcón con sillas para ver el maravilloso paisaje. Es el lugar más limpio en el que he estado alojado jamás, los dueños (una pareja de señores mayores) hacen la habitación todos los días y está increíblemente limpia. En el pasillo del primer piso hay una nevera a disposición de los huéspedes. El desayuno está incluido en el precio. Solo, por decir algo, dos peros: la funda nórdica era muy corta y estrecha y con el volumen del cuerpo quedabas algo al aire; y como no hay persianas y las cortinas son "cortinas" la luz penetra en la habitación desde muy temprano. La pensión está a menos de cien metros de una playa en un lago con un precioso acceso y se ven hasta toboganes acuáticos.
Tras instalarnos era tardísimo (cerca de las cuatro de la tarde), salimos a comer y encontramos una pizzería casera muy encantadora donde coincidimos con la gente que ya estaba merendando y nos miraban extrañados con nuestras pizzas.
Después dimos un paseo por la orilla del lago y la playita, una zona preciosa con banquitos para quedarse embobado mirando el paisaje.
Tras descansar un rato y haber estirado las piernas volvimos y cogimos el coche para visitar St. Gilgen, el pueblo natal de la madre de Mozart, un lugar encantador y precioso donde destaca la Plaza del Ayuntamiento (de cuento de hadas) con una fuente con la estatua del genial compositor tocando el violín y un embarcadero en el lago. Ese día ya no visitamos más.
Etapa anterior
Últimos comentarios al diario: 
Tema: 
Ir a tema del foro
