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Salimos prontito para ir de excursión a Füssen a visitar el castillo del Rey Loco. Aunque llegamos pronto no tuvimos la previsión de haber sacado las entradas por Internet previamente y tuvimos que hacer una cola de 2 horas para sacar las entradas (además era sábado santo). Cuando sacas las entradas te dan hora para visitar cada uno de los castillos y además depende del idioma que elijas para la visita.
En primer lugar visitamos Hohenschwangau Schloss. Para entrar hay que estar muy pendiente de la hora en las pantallas para pasar el torno con el código de barras. La visita se realizaba con una audioguía ambiental. Este castillo que fue ordenado construir por el rey Maximiliano II de Baviera fue la residencia de veraneo de la familia real (el rey, la reina María de Prusia y sus hijos Otto y Luis), hasta el año en que el rey murió y Luis heredó el trono.
Cuando salimos y mientras los niños y yo sacamos los tickets para el autobús de subida al otro castillo y hacíamos la cola en la parada, mi marido fue a comprar algo para comer porque teníamos el tiempo justo para llegar a la hora de entrada de la visita (bocatas de salchicha). También se puede subir a Neuswanstein andando o en coche de caballos. Pero por supuesto, aparte de que no teníamos tiempo, hoy también llovía.
Al bajar del autobús es imprescindible hacer la foto del Castillo Neuswanstein desde el puente Marienbrücke que ofrece una panorámica inmejorable.
Este castillo es en el que se inspiró Disney para el de La Bella Durmiente, y es que parece sacado de un cuento de hadas, y su historia y su visita resultan increíbles: Luis II ordenó su construcción movido por su obsesión por la época medieval. En su empeño dilapidó toda su fortuna y la del reino de Baviera. Finalmente fue incapacitado y depuesto muriendo en extrañas circunstancias sin llegar a ver terminada su obra, de la que dejó dicho que nunca debería pisar ningún forastero y sin embargo ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En la visita se observan las decoraciones inspiradas en las obras del compositor Richard Wagner.
Si cuando entramos en el castillo llovía, la sorpresa fue salir de él en torno a una hora y media después y encontrarnos los árboles de alrededor cubiertos de nieve, ¡en una hora había empezado a nevar, cuajado y cubierto!!! Menos mal que habíamos sacado la foto panorámica desde el Marienbrücke antes de entrar porque en este momento la niebla impedía ver el puente.
Y ya de vuelta a Oberperfuss, allí no había nevado.
Cuando nos levantamos al día siguiente nos encontramos Oberperfuss precioso y totalmente blanco.
Volvimos en dos horas a Múnich directos al aeropuerto donde dejamos el coche en un parking en el que nos esperaban de Avis para hacerle una revisión completa. Cogimos nuestro vuelo a Madrid
Ha sido un viaje precioso en el que tiempo no nos ha acompañado y que hasta nuestros anfitriones nos han asegurado que no es habitual allí en esta época del año. Mi marido con el coche ha estado fenomenal, así que... Europa espéranos!!! Sin dudarlo volveremos algún verano
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