AWASA: Un día de graffiti y una noche de Qat ✏️ Diarios de Viajes de EtiopiaSon las 14:35 y ya no queda nada más por ver, solo carretera hasta nuestro destino final, Awassa. A las 16:00 llegamos a Zigway, que se encuentra a 160 km de Addis. Aquí el paisaje cambia por completo. Nos adentramos el valle del Rift, en la...Diario: LEYENDAS DE ETIOPIA⭐ Puntos: 4.9 (36 Votos) Etapas: 16 Localización: EtiopiaSon las 14:35 y ya no queda nada más por ver, solo carretera hasta nuestro destino final, Awassa. A las 16:00 llegamos a Zigway, que se encuentra a 160 km de Addis. Aquí el paisaje cambia por completo. Nos adentramos el valle del Rift, en la sabana africana de los documentales de la 2, algo completamente nuevo para mi retina. Llanura amarillenta que se pierde hasta la lejanía con esa especie de árboles en los que se suben a descansar del sol los felinos tamaño familiar. Rodeamos también varios de los lagos que forman un parque natural protegido donde abunda la fauna avícola y los deportes náuticos: son los lagos Langano, Abiata y Shala. Uno de ellos incluso guarda en su interior un antiguo monasterio en una de sus islas como Bahir Dar que se calcula tiene más volumen de agua que este. Hace unos 5000 años estos lagos estaban conectados entre sí y se elevaban de la superficie unos 100 metros. Una hora después llegamos a Shashemene, la pequeña Jamaica de Etiopia. Es el centro de la comunidad rastafari más importante del país que, según la guía, se lleva el premio al lugar más peligroso de todos. Es conocida la xenofobia que este colectivo tiene contra los extranjeros y mas hacia los blancos. En ella se encuentra el museo del león, donde se puede ver la historia de la marihuana junto con las creencias de esta extraña religión nacida en Jamaica que mezcla esta maravillosa planta con la descendencia Salomónica de Ras te Fari. Según ellos, Etiopia es la tierra prometida por Yahvé a su pueblo. Cuando estuve en el monte de los Abarim, donde Moisés subió para ver la tierra que Dios daba a su pueblo no llegué a ver Etiopía, pero con “unas caladillas” de buena hierba quizás la cosa hubiera sido diferente. Toda la avenida principal por donde nos abrimos paso en un caótico atasco permanente está lleno de banderas jamaicanas y signos asociados a la ganja. Es una hora después- cuando la guía dice que solo hay 20 minutos- que entramos en Awasa. Parece que hemos cambiado de país. La avenida está perfectamente asfaltada, los carriles delimitados con sus aceras salteadas de árboles bien cuidados y limpias. El tráfico fluye. Mi idea es alojarme cerca de la estación de buses donde cogeré dentro de dos días el bus de vuelta a la capital. Le digo al conductor que me lleve al Paradise hotel de donde salgo escopeteado al ver la habitación que me ofrecen y su precio. ALOJAMIENTO: Prefiero ir a lo seguro y probar en el conocido como OLD LEWI, opción que el conductor abala cuando le digo de “huir” de ese antro hacia este lugar. La habitación que me enseñan está muy bien y el baño aún mejor. Por 350 birr (17 euros) no sigo buscando. Bajo a despedirme del chofer y a comer algo, casi cenar, en el bar del lewi, Un lugar con bonita terraza tipo lounge moderno llena de gente con nivel medio – alto. Mando un sms a Behulum y en 20 minutos está aquí con un compañero de clase, Marcus. La conversación se alarga hasta que llenamos la mesa de botellines de cerveza. A las pocas horas volvía a estar en el mismo lugar esperando de nuevo a que viniese Behulum a recogerme. Lo hace en un coche más o menos nuevo para lo que es el parqué automovilístico etíope . Es su profesor de plástica del instituto, un hombre a juego con su coche, de casi 2 metros y pasando sobradamente las 330 libras de peso. No habla en todo el camino que hacemos hasta llegar a las tiendas de pintura donde compraremos los sprays. Mientras WOES – psudónimo de Behulum – y yo hemos ido viendo los fanzines que le he traído de regalo. Uno alemán y tres españoles, para representar un poquito. La avenida donde estacionamos el vehículo parece un zoco de pinturas, todas tiendas del mismo tamaño, unas pegadas a las otras. Incluso con las mismas estanterías. Nos las tenemos que recorrer todas, desde la primera a la última, para encontrar un color oscuro que pueda servirme de trazo. Su gama de colores es de 32 colores, como la primera carta de montana que tuve en mis manos hace 20 años, de los que solo 8 o 9 están físicamente en la tienda. Es en la última donde encontramos dos botes de negro al fondo de la estantería que, junto a uno empezado que tiene en su mochila, vamos a tener que dosificar mejor una cantimplora de litro en el desierto de Gobi. Nuestro conductor-guardaespaldas se hace cargo de las facturas en nombre del instituto, ya que lo de hoy va a ser una muestra de arte en la escuela. La pared que vamos a pintar está en el recreo del colegio y Behulum se hará cargo de las letras superiores donde pondrá el nombre de la escuela. A nuestra llegada a la escuela el revuelo es máximo pues estamos en horario de recreo. La mayoría de estudiantes, de ambos sexos, lucen uniformes y las instalaciones parecen ser de un gran nivel comparado con el colegio que visité en Lalibela. Veo que mi anfitrión es conocido por todo el mundo del instituto y conocen su afición de sobras. Nos ponen hasta música por la megafonía del patio, que lujo. Es un estudio de secundaria y bachiller con lo que las edades de los estudiantes van desde los 13 hasta los 22 años. Es sorprendente que los sprays con los que vamos a pintar sean de estados unidos y nos hayan costado al cambio más baratos que los que compro en mi ciudad fabricados en Barcelona. No acabo de encontrarle el sentido, transporte por mar hasta el otro lado del mundo, beneficio para el que lo vende.. ¿Cuánto cuesta pues fabricar este spray? Son como me los esperaba, muy aguados e irregulares, lo que favorece las escurridas de larguras varias Suena la sirena pero nadie se va de donde están ni nadie sale a buscarlos, detrás nuestro medio instituto y el otro medio jugando a fútbol. Un faranji blanco que ha venido hasta aquí para pintar en una pared, visto así parece que la situación es un tanto surrealista. En un momento de la mañana el profesor de práctica me presenta al resto de compañeros, con los que intercambio alguna conversación sobre mi viaje al país y lo que me está gustando, amén de agradecerles también el patrocinio del material y demás. No solo estamos haciendo una exhibición de graffiti, el pobre Behulum está haciendo otra paralela de acrobacias varias. Moviendo el cubo de un lugar a otro de la pared se dan momentos puntuales donde tenemos que una silla de la clase más cercana para llegar en condiciones a darle sombras al punto de la “i”. Poco a poco la gente se va aburriendo de ver lo mismo y quedamos prácticamente solos. El graffiti está terminado para la hora en la que empiezan a salir todos de clase. De aquí nos vamos a comer a casa de Behulum, donde conozco a su madre y hermana, además de ver su abundante obra que cubre todo su cuarto y parte del salón de estar. También las paredes del corral trasero. Su hermana nos hace en el salón un café tradicional, desde el molido del café hasta la forma de servirlo que, sin saberlo, va a ser el último que me tome en el viaje. Soy el segundo escritor extranjero que le visita, después de un alemán que estuvo hace cosa de un mes. Ahora está en contacto con un estadounidense que también está preparando un viaje a Etiopía. En su primera visita también recibió gran cantidad de material fotográfico sobre Alemania del escritor que le visitó y al tener internet en casa – lo que tiene que ser un lujo en este país – y un buen ordenador está al día sobre vídeos de graffiti y páginas personales de los artistas internacionales. Conoce a muchos que yo ni idea, me falta ya tiempo para estas cosas. Quién volviera a pillar su 22 años otra vez.. Conocí a Behulum a través del caralibro, por medio de un grupo que se llamaba “ethiopian graffiti”. Lo que yo no sabía es que él era el creador y moderador del grupo. Me cuenta durante el café como un día llamó a la puerta de su casa un funcionario del gobierno preguntando por él. Tras llegar del instituto se lo encontró en el salón de su casa con su madre sentado en el salón y todo su material artístico junto con el ordenador encima de la mesa. El hombre le explicó que le habían rastreado la señal desde no recuerdo qué ministerio y estaba allí para presentarle una petición formal de que cerrara el grupo que manejaba de graffiti. Cerró el grupo pero tuvo la habilidad de negociar con el señor el cambio del nombre, ya que era la palabra graffiti y su significado peyorativo para el gobierno, como para la mayoría del mundo, la principal causa de la orden-petición. Así pues ahora el grupo se llama “ethiopian Street art” una manera más moderna y cool que sirve como perífrasis sitáctica para decir lo mismo que antes. Vino después Marcus, para ver qué íbamos a hacer por la tarde. Me ofrecieron ir a dar una vuelta por el lago y quién va a decir que no. Es un lugar muy importante en la ciudad y también muy turístico, a pesar de no ver a ningún faranji en el lugar. Mucha gente pasea por allí y es el lugar perfecto para pasear y tomar unas cervezas en su rivera, rodeado por fauna de todo tipo y viendo bonitos atardeceres. Es lo que hacemos nosotros por ese orden. Paseamos hasta que queda a nuestra vista el complejo de lujo que ha inaugurado hace poco un deportista del país, el “new Lewi” que tiene spa, todo tipo de masajes, servicios y un precio por habitación similar a la cuarta parte de mi presupuesto para alojamiento del viaje. Se ven a lo largo de toda la rivera del lago y dentro de él a muchos pescadores que luego ponen sus productos a la venta en los bares que hay a lo largo de la mayoría del paseo. En uno de estos nos sentamos a tomar unas cervezas, hacer un repaso de la jornada mañanera y hablar sobre el futuro que soñamos cada uno. Es en este rato, conversando sobre cómo ha sido mi viaje, cuando sale a la palestra el Qat. Uno de los lugares que quería haber visitado y se quedaron en el tintero ha sido la ciudad de Harar, donde más fácil es conseguir este tipo de hierba por su cercanía a Yemen. El Qat es una planta psicoestimulante con principios activos similares a las anfetaminas. Hubo un momento de la conversación en el que confesé haberme quedado con las ganas de haber probado esta sustancia que, según cuentan las malas lenguas, fue la fórmula secreta de los primeros árabes musulmanes para su demoledora expansión en los años siguientes a la muerte del profeta. En la batalla de Al Qadisiyya fue el hecho de que se estuviera agotando entre las tropas la causa principal de que se lanzase la carga definitiva en el tercer día de la contienda y que acabó abriendo definitivamente las puertas a Persia con la derrota de Yezdgard III. Soy friki, sí. Que nadie sentiría curiosidad de probar semejante cosa por una razón así, pues también, pero lo más extraño fue la reacción de mis acompañantes; se miraron y me dijo Behulum que si quería probarlo ellos se iban a buscar algo a un pueblito cercano donde hay cultivos y un zoco. Pero rápido, porque ya estaba el sol casi fuera de la vista y el astro marca el cierre de los comercios. No me lo pensé y dije que si, a lo que Marcus levantó sin decir nada y marchó para el parking como un rayo, despidiéndose en su idioma a varios metros ya de distancia. Así pasó un buen rato, cerca de una hora, en la que nos dio tiempo de bebernos dos cervezas San Jorge mas a cada uno y eso que la noche anterior me había dicho Behulum que no le gustaba mucho beber cerveza… Comienza a llover y nos refugiamos dentro de un garito cercano que frecuenta a menudo con su grupo de amigos. Para nada por su aspecto exterior podría haber pensado cómo era por dentro, muy similar a una taberna inglesa, con sus tv de decenas de pulgadas poniendo fútbol internacional y música variada. Atraigo al poco tiempo la mirada de todos los lugareños y de las camareras. Estas son las primeras en preguntar quién soy, de donde vengo, a que dedico el tiempo libre.. Después varios clientes se sientan con nosotros a charlar, a pesar de que la música no permite hacerlo de la mejor manera posible. Aparecen al poco Marcus, y un chico nuevo que no conocía, con unas ganas de fiesta que es incapaz de disimular. Vamos a cenar alguna cosilla porque no es bueno ponerse a mascar Qat con la tripa vacía, pues luego ya no comes nada. Pedimos unas injeera con salsas varias y no sé qué más. Son el plato especial del lugar. De postre el Qat. Es legal, no tenemos que escondernos como delincuentes. Que mal suena esto… El modo de tomarla me recuerda a nuestro viaje a Perú cuando mascamos hoja de coca con la única finalidad de evitar el soroche. En aquel momento yo era reacio a ello por temer cualquier tipo de efecto secundario o síndrome de abstinencia y ahora procederé también con tacto y sentido común, si es que se puede aplicar este sentido a lo que estoy haciendo. El sabor es un poco agrio pero tiene mucho menos del que me esperaba. Las hojas se tienen que ir acumulando en la boca lo que dificulta un poco la conversación. No pasa nada, les enseño a decir Pamplona con la boca llena, tipical spanish. Hay momentos durante la noche de muchísimas risas, de dolor de estómago incluso y alguno de tener que salir fuera a tomar el aire porque la cosa se va de madre. En la mesa de al lado celebraron un cumpleaños con tarta y todo, a lo que nos invitaron a un trozo para cada uno de nosotros. Yo me negué a comer el mío si no era con injeera con lo que me sacaron un rollo para que pudiera cumplir mi apetencia. Recuerdo a todo el bar mirándome, incluso grabando, como me comía un trozo de tarta pizcándolo con un trozo de injeera. Bailar música tradicional también es aconsejable cuando estas en el paroxismo del asunto, ya que simular espasmos torácicos se hace muy fácil y llevadero con esta sustacia. Esto hacemos en el apogeo de la noche durante no se cuanto rato. Que grandes momentos también cuando saqué de la mochila la boina aragonesa que he llevado durante todo el viaje y les enseñe a decir con acento maño “que pasa pueeeees”. Una noche inolvidable, de esas que no quieres que acaben nunca y sin embargo tuve que ponerle final. Eran las 2 de la mañana y cogía el bus de vuelta a Addis a las 6:00 de la mañana. Tuve un momento de lucidez cuando me ofrecieron las últimas hoas de la bolsa y por un momento pude visualizar entre las risas las consecuencias de perder ese autobús y pedí que me llevaran a casa. Bueno, al hotel. Lo llegué a coger sin problemas porque me puse 4 alarmas y además Behulum, me llamó 10 minutos antes para asegurarse de que ya estaba en el bus. Ahí vino la resaca, mucho más dolorosa de lo que podía haber pensado. Todas las fotos del viaje menos las 5 últimas habían desaparecido de la cámara. Todas. GASTOS EN AWASSA: Old Lewi 350 x 2 – 700 birr Cena: pizza + cerveza – 100 birr Cervezas varias – 80birr Desayuno: tortilla francesa + machiatto: 43 birr Billete de Selam Bus: 140 birr Índice del Diario: LEYENDAS DE ETIOPIA
01: y ¿por qué Etiopía?
02: Preparativos del viaje
03: ADDIS ABEBA: museo nacional y un paseo por la ciudad
04: LALIBELA: Bet Giorgis
05: LALIBELA: iglesias del grupo Noroeste
06: LALIBELA: iglesias del grupo Suroeste
07: AXUM: grupo principal de estelas
08: AXUM: lápida trilingüe, piscina de la reina de saba y tumbas de Kaleb
09: AXUM: estelas de Judith, Dongar y Dendera Lion
10: BAHIR DAR: los monasterios del lago Tana
11: BAHIR DAR: un paseo por la ciudad
12: BAHIR DAR: Las cataratas de Tis Issat
13: Excursión a la iglesia excavada de Adadi Maryam
14: Las estelas de Tiya
15: AWASA: Un día de graffiti y una noche de Qat
16: Presupuesto final, conclusiones y consejos
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