Tras comer y echar una pequeña siesta estoy en el hotel Guión de nuevo. Ya se ha pasado la locura pero tengo que identificarme al guardia, mostrándole el carnet de Walcot. Ahí está en la terraza del bar esperándome completamente solo. Me recibe cordialmente, requiere que le devuelva su tarjeta lo primero y espera a que me sirvan el café para decirme todo serio que la excursión me va a costar 100 birr más. La razón que al final la excursión no va a ser en minivan de 8 personas sino en 4x4 de 4. Momentos tensos, de cortar con cuchillo. No pago un duro más y dos opciones le doy: me devuelve el dinero o lo pone el de su comisión. Bla, bla, bla hasta que le digo que vayamos a solucionarlo a su asociación de guías, entonces ya cambia la cosa y, tras una llamada de apariencia mas que ficticia, ya no tengo que pagar esos 100 birr. El café que ha dicho me invitaba al llegar ahora si lo tengo que pagar..
En el otro lado del hotel está el todoterreno que me espera para comenzar la excursión. Lo comparto con una chica coreana y su guía local. Walcot se pone delante junto con el conductor para guiarle a una guesthouse donde recogemos a un matrimonio bastante mayor de alemanes. Él es clavadito al Sr. White de Breaking Bad. Igual, hasta las gafas. Solo le falta el gorro para ser el autentico Heisenberg, me tenía que haber hecho una foto con él para el Facebook, lo que estaría fardando ahora en el club de fans.
Cuando van a subir al coche les cuenta la misma historia que a mí, tienen que pagar 100 birr más cada uno porque el ir con el 4x4 es más caro. El pobre hombre se mira con su mujer y saca la billetera. Aquí es cuando me doy cuenta de que no es Heisemberg, sino, con una mirada le hubiera hecho salir corriendo del aparcamiento. Sin embargo, la que cruza Walcot con el conductor me lo dice todo. Un aprovechado.
Es ya en la taquilla de las cataratas donde nos asalta otro personaje de este tipo nada más bajar del vehículo autoproclamándose nuestro guía, por 400 birr entre todos. Nos ahorra el cálculo de a cuando salimos por persona, que da una cantidad superior a esa. Yo no necesito guía y los demás tampoco, así se lo hago ver a todos mostrando la fotocopia del mapa del lugar que vamos a visitar. El guía me asesina con su mirada cuando, tras el consenso de prescindir de sus servicios, nos ponemos en marcha hacia el parking interior.
Otro hombre viene subido en la parte exterior trasera del vehículo hasta allí y se presenta cuando bajamos del vehículo. Nos comenta que hay dos opciones de visita: una llegar hasta las cataratas y deshacer el camino o una vez vistas las cataratas seguir el recorrido hasta una barca con la que cruzamos el río saliendo de nuevo a las taquillas de dónde venimos. En el caso que elijamos el coche nos esperará y él nos acompaña por un módico precio que de 200birr. Efectivamente la segunda opción esta marcada en el mapa lo que se convierte en un inesperado argumento a su favor. Me admite que el camino lo podemos hacer solos pero que es fácil perderse y si elegimos la segunda opción él se encargará de llevarnos hasta la barca que hace de shuttle. El guía que acompaña a la chica coreana se pone las pilas – ya era hora – y regatea el precio hasta 150. Como debe haber consenso le pregunto a Heisemberg y su mujer que les parece bien. Aceptamos.
La verdad que su compañía no fue molesta. No está de más que te vayan mostrando el camino porque no está marcado por ningún cartel y transcurre por un terreno bastante montañoso. Un trekking agradable en el que no faltan niños y no tan niños vendiéndote todo lo que pueden sobre la marcha.
Llegamos al puente portugués que marca la mitad del camino al mirador principal y nos da una pequeña explicación de sus circunstancias y edad, pues ya ha cumplido los 500 años y ahí sigue con idea de estar otro 500 mas por lo menos.
Poco después ya se empieza a oír el sonido de las cataratas y que empiezan a verse en la lejanía cuando giramos a la otra cara de la montaña por donde caminamos. Son varios ramales los que pasamos antes de que el principal aparezca en el campo de visión. Se puede ver desde allí el agua humeante que le da nombre, está mucho mejor de lo que me esperaba.
La central hidroeléctrica por la que se pasa nada más pasar las taquillas deriva la mayoría del caudal del Nilo azul antes de llegar a la cascada y ese es el motivo de que en los últimos años la mayoría de los viajeros que han visitado el lugar hayan vuelto decepcionados. Cuenta una leyenda de la edad media que los domingos se abren las compuertas de la central y se puede ver la catarata en todo su esplendor. Como otras tantas del país no se sabe de dónde proceden, si son verdad o no, pero hoy es lunes y cae gran cantidad de agua.
Visitarla en plena época de lluvias también da muchas posibilidades de verla cargada. Desde el mirador frontal se aprecia la amplitud que tiene el río, que puede llegar hasta los 400 metros, y en lo que se queda tras la caída. Lo que no se ve es la profundidad del cauce; es de 37 metros de profundidad.
Bajamos después hasta la piscina, casi a pie de la cascada donde acercarse más de lo que están los autóctonos entraña una serie de inconvenientes. El vapor que genera la caída de la cascada hace imposible tomar fotografías, casi casi abrir los ojos y, también consecuencia de ello, el barro y fango rezumante me abraza las botas hasta los tobillos. No podemos ver ningún arcoíris porque está ya atardeciendo y la luz no incide directamente en la piscina de la catarata.
Desde este lugar llego a ver la zona donde pone en la guía te puedes bañar porque el agua cubre hasta la cintura. Tampoco hace falta meterse dentro, con 5 minutos disfrutando de la humareda húmeda acabas empapado completamente. No falta pequeñuelos que me quieran limpiar las botas llenas de barro hasta los tobillos, incluso bajos del pantalón incluidos en el increíble precio de 40 birrs.
Continuamos el paseo acompañados un buen rato por el sonido de la catarata y los limpiabotas incansables que transportan todo su material de trabajo en dos bidones de agua con sendos cortes laterales y una mochilita para los paños varios que usan.
El paseo continua hasta que llegamos a un pequeño poblado. Hemos visto numerosas chozas, incluso cultivos durante nuestro trayecto y nos hemos cruzado con gente haciendo transportes de agua y animales que nos saludaban como si nos conocieran de toda la vida. En la ribera del río hay un montón de gente esperando coger la barca. Aquí el guía se despide pidiéndonos con la mirara un extra a lo acordado. Mi propina es el mapa, donde podrá enseñar a otros turistas las dos opciones para la excursión lo que me agradece sorprendido. Plantea una elección en el momento justo y ya habrás vendido, sabia enseñanza de marketing.
Lo que me sorprende que seamos los únicos turistas faranji. Una mujer muy mayor está repartiendo por el lugar caña de azúcar de forma altruista. Es un buen pasatiempo. Me doy un paseo por el lugar y me siento con mi grupo a conversar un poco. De repente me vienen dos chavales jóvenes muy sonrientes a preguntarme si tengo un momento para que me hablen de Jesucristo, mi salvador. Por supuesto que tengo ganas. Me pregunta que si soy cristiano y, sin pensarlo mucho, le digo que soy musulmán para dar mas madera al asunto. P
Pero conozco a Jesucristo que es un gran profeta. Agradable conversación la que tenemos hasta que nos llega el turno de la barca, aunque los dejo en la orilla un poco turbados a los pobres chavales, ya no lucen la sonrisa de hace 10 minutos. No sabían que las personas que escribieron los evangelios ni siquiera conocieron a Cristo.
La vuelta a Bahir Dar la hacemos completamente de noche y sorprende de que el camino siga igual de transitado que a nuestra llegada pero en la oscuridad más absoluta, que iluminan fugazmente a nuestro paso los faros del 4x4. Son las luces de nuestro vehículo las que hacen apartarse a los animales, que van por en medio del camino de tierra como si tuvieran visión nocturna.
No me queda mucho tiempo en este pueblo, ni mucho más que hacer. Ceno en el restaurante habitual y voy para el hotel a hacer la mochila. ¿tendré esta noche banda sonora de muelles y camastro contra la pared?
GASTOS EN BAHIR DAR:
Papyrus hotel 2 noches – 78$
Tsehay pensión 1 noche – 190 birr
Zumo mango natural – 15 birr
Camiseta recuerdo – 100 birr
Pizza especial – 80 birr
Boleto de lotería – 5 birr nuca sabré si me tocó algo
Limpiazapatos – 10 birr
Precio excursión monasterios – 15$
Entrada monasterio – 100 birr
Café en guion hotel – 17 birr
Excursión cataratas – 20$
Guía local (mi parte) – 20 birr
Cena – hamburguesa completa + patatas + cerveza + agua – 110 birr
Taxi hasta el aeropuerto – 60 birr
Aguas x 4 – 100 birr
Tankwa de papiro – 20 birr
Café natural 50 birr