Este día fue un día muy largo. Llegamos al Aeropuerto de Oslo Rygge a las 23:30 de la noche, allí nos estaba esperando el chico de Hertz con nuestro Picanto. El coche estaba en condiciones perfectas, lo revisamos de arriba abajo para ver si tenía algún desperfecto y nada, impoluto, con 6.500 kilómetros y para la música llevaba puerto USB. Como teníamos intención de coger el coche y tirar kilómetros hasta nuestro destino yo había dormido durante el viaje en tren hasta Madrid y todo el viaje de avión asi que iba descansado.
En total fuimos desde Oslo hasta Lysebotn. Tardamos unas 6 horas, tiempo en el que pude ver como es allí el anochecer y el amanecer. Al comenzar a conducir, sobre las 12 de la noche había luz, era como si acabara de ponerse el sol. Durante todo el trayecto nunca llego hacerse de noche cerrada y cuando parecía que iba hacerse totalmente de noche comenzó amanecer y a las 4 de la luz era total. Para conducir está bien pues la noche me da sueño pero el viaje, a pesar de ser largo y prácticamente no parar, se me hizo corto con mi café en el cuerpo y escuchando unos podcast que me había grabado en un pincho. La velocidad está limitada principalmente a 70, hay radares de vez en cuando y siempre están señalizados. Son una caja blanca sobre un poste a la derecha, tampoco hay muchos. A esas horas la carretera estaba vacía y en muchos tramos podías apretarle un poco más, pero raro es poder superar los 100. No hay que emocionarse mucho ya que las multas son muy serías.
Al llegar al destino desperté a mi pareja (Que había dormido más de cinco hora la tía) descanse un poco y comenzó la primera ruta del viaje. Kjerag.
TRACK RUTA KJERAG
Hicimos una ruta circular hacia la famosa formación rocosa, es una ruta muy popular por lo que saliendo a primera hora se evitarán multitudes.

La ruta se inicia desde un parking que hay antes del aparcamiento de pago. La incorporación a la ruta oficial es sencilla y permite ahorrarse 12 euros. Nosotros comenzamos a andar a las 6:30 de la mañana y la subida la hicimos prácticamente solos. Lo bueno de hacer la ruta de forma circular es que la vuelta por el valle además de muy bonita no es nada popular y permite realizarla sin gente. Una vez que el camino vuelve a unirse al popular es increíble la cantidad de gente con la que te encuentras, parece una romería, afortunadamente es poco el trayecto compartido y todos nos los encontramos contracorriente. La ruta carece de dificultad siempre y cuando reine el sentido común. La piedra suele estar resbaladiza y los acantilados son brutales.
Al hacer la vuelta por el valle es recomendable el GPS ya que no siempre estaban claras las señales. En todas las rutas oficiales en Noruega las señales se marcan con una mancha roja en forma de T. En las menos populares no siempre son visibles por lo que no hay que confiarse.
Encontramos un montón de nieve y el tiempo nos acompañó. La formación rocosa en sí la verdad que es muy curiosa pero más que la formación el entorno en el que está es precioso, una abertura en el fiordo desde donde se ve una catarata caer con el fiordo abajo... Merece mucho la pena el esfuerzo para ver aquello. Como he dicho lo hicimos con muy poca gente, es probable que estando lleno de gente pueda perder encanto. La vuelta por el valle me gustó más que la subida. En esta parte había mucha nieve y estaba sin pisar por lo que fuimos nosotros los que abrimos huella bajando hasta el río y siguiendo hasta un lago que parecía de broma de lo bucólico que era. Tras el lago la ruta se une con la popular, que a esas horas estaba abarrotada de gente que subía.


Al finalizar, llegamos al coche y tras comer un poco nos dirigimos hacia Lysebotn. Allí cogeríamos el Ferri hasta Forsand. Como llegamos a las 13 y el ferri salía a las 15:45 nos dio tiempo a comer y a echarnos una buena siesta.
El ferri era un ferri exprés que tardaba una hora en llegar hasta Forsand. Los billetes los compré por adelantado en esta web www.kolumbus.no/en/routes/ferries/ El ferri no es muy grande y cabrán 8/10 coches como mucho así que no está de más comprarlo antes. Para subir al ferri solo tienes que ponerte en la fila, el chico pasa, le enseñas el ticket comprado y listo. Una vez dentro dejas el coche y se puede subir a cubierta, las vistas del fiordo son muy bonitas.
Al llegar a Forsand, paramos a comprar el gas para el camping gas y nos dirigimos hacia el aparcamiento de Preikestolen. Está a una media hora de Forsand.

Al parking de Preikestolen llegaríamos sobre las 7 de la tarde. Es la ruta más popular por lo que os podéis imaginar la cantidad de gente que la hace cuando comienzas a ver coches aparcados a más de 3 kilómetros del inicio. Hay dos parkings oficiales que son de pago, cuestan 12 euros sin límite de tiempo. El primero está algo alejado y el segundo está justo al inicio de la ruta. Si quieres aparcar de forma gratuita hay que hacerlo en los arcenes previos al primer parking, hay señales de prohibido aparcar pero aquello estaba lleno de coches. El parking se paga a la salida del mismo.
TRACK RUTA PREIKESTOLEN
En está ruta la única manera de disfrutarla en soledad es quedándose a dormir allí. Comenzamos la ruta de subida a las 7 de la tarde, a esa hora quedaba ya poca gente y los pocos con los que nos encontramos iban en dirección contraria terminando la ruta. La subida es sencilla y bonita, con cuidado de no resbalar no tiene ninguna dificultad. Antes de llegar al Preikestolen hay una zona con lagos donde se puede poner la tienda, pero nosotros íbamos con la intención de ponerla en el mismo Preikestolen. Cuando llegamos allí había solo tres grupillos de personas que tardaron poco en irse y un hombre mayor con una chica que estaban limpiando. Hablamos un poco con el hombre que nos dijo que el 99% de la gente es respetuosa pero que hay un 1% que son unos guarros y llevaba razón porque había bastante basura y recogieron una bolsa bien grande. Una pena que haya gente con tan poca conciencia.
A las nueve estábamos solos y pudimos disfrutar de Preikestolen a nuestro antojo, sentarnos en el borde, ver como cae el sol y cenar en un enclave único hace que merezca la pena pasar noche allí. Con lo reventados que estábamos dormimos como si fuera un hotel 5 estrellas. Aunque se hacía raro acostarse a las 23 y que hubiera tantísima luz.
