TRENCIN-TRNAVA-BRATISLAVA ✏️ Diarios de Viajes de Polonia

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Para el día de hoy decidimos dar un rápido vistazo a dos de las ciudades más importantes del país para terminar en la capital.
Trencin es una ciudad situada al noroeste de la actual Eslovaquia en el valle del río Váh, capital del kraj homónimo. Desde la fundación del Reino de Hungría en el año 1000 hasta 1919 formó parte de este país y en la Edad Media fue residencia del noble húngaro Mateo Csák y posteriormente de la legendaria condesa Elizabeth Báthory, la llamada “condesa sangrienta”. Cuenta con una población de 58.000 habitantes, muchos de ellos estudiantes, porque una de las mayores Universidades del país se encuentra aquí.

Cuando los romanos a principios de nuestra era trataron de trasladar sus fronteras hasta los Cárpatos, llegaron a Trencin. Éste fue el lugar más al norte donde llegaron las tropas del Emperador Marco Aurelio. La estancia de los romanos en este lugar se demuestra por las ruinas halladas y una gran roca tallada que recuerda el hecho. Se sabe que está pero la inscripción es complicada de ver porque tiene un hotel delante. Dicen que si entrar y lo pides te dejan verla. No lo sé.

Durante la invasión Tártara a Eslovaquia en el año 1241 la ciudad sufrió graves daños. Su recuperación llegó a finales del siglo XIII, con Matus Trenciansky, el Señor del río Vah y de los Tatras. Este señor era un gran magnate húngaro, que llegó a disputarle la corona al mismísimo Rey y que fue propietario de más de treinta castillos. Eligió Trencin como su capital y hasta le puso parte de su apellido como nombre. En Trencin se han encontrado restos de los primeros eslavos desde el siglo VII. Durante el imperio de la Gran Moravia esta zona estuvo densamente poblada.

En el año 1412 el rey Segismundo de Luxemburgo le dio el privilegio de ciudad libre real.

Para llegar a Trencin tenemos que coger el tren en la estación central. Tarda en llegar entre una hora y una hora y media. Una vez allí tenemos que dirigirnos a un parque muy grande que vemos a un lado, atravesarlo y pasar por un pasadizo. Cuando llegamos arriba ya estamos ante el Hotel Elisabeth, pegado a una roca enorme sobre la que se erige el castillo. Precisamente en esa roca está la inscripción romana de que hablaba.

La plaza principal de la ciudad se llama Mierové Namestie, en ella está una de las puertas de entrada a la ciudad cuando está estaba amurallada. En la actualidad se le conoce como la torre de la ciudad. Es blanca, muy austera y tiene un arco de entrada por el que se puede pasar. Es una torre gótica de seis pisos que fue construida alrededor del siglo XV con base cuadrada. Originalmente tenía dos pisos y era un pasaje techado con un arco puntiagudo. Durante el primer cuarto del siglo XVII se reformó en estilo renacentista y se añadió una tercera planta en forma octogonal. Fue dañada gravemente durante un asedio y fue reformada, haciéndose más alta y fortificándose la ciudad con una barbacana semicircular y un puente levadizo. Se destruyó en 1857. Con la reconstrucción se instaló un reloj mecánico, que en 1934 se cambió por uno eléctrico. Podemos ver una inscripción en latín que dice: “Si el Señor no guarda la ciudad, el centinela se desvela en vano.

Esa plaza tiene una forma muy alargada y desde ella se puede ver el castillo dominando la ciudad. Podemos ver las estatuas de san Juan Nepomuceno y la peste, como en otras ciudades. También hay una estatua a san Florián.

En la plaza también vemos un edificio de color amarillento oscuro, casi mostaza, que es la Iglesia piarista (de los escolapios) de San Francisco Javier. La fundaron los jesuitas en 1649 y la primera piedra se colocó en 1653. Se construyó en estilo barroco temprano, con una sola nave con capillas laterales. Es reconocible por sus dos torres.

En la ciudad, en una plaza cercana, saliendo de un pozo, se encuentra la figura de un "vodník", un personaje de cuentos que vive en los ríos y lagos y que es de color verde. A su lado vemos una sinagoga construida en 1913 sobre la base de una anterior.

La iglesia más importante de la ciudad, elevada sobre la plaza y por debajo del castillo y de color amarillo, es la Iglesia católica de la Natividad de la Virgen María. Se construyó en 1324 sobre la base de un edificio anterior del siglo XIII. Alrededor de la primera mitad del siglo XV se reconstruyó. Se quemó en un incendio en 1528 y los trabajos de reparación empezaron en 1553. Volvió a quemarse en 1886 y volvió a ser reconstruida a principios del siglo XX. Subimos a la iglesia por una zona boscosa a la que se accede por una escalera y desde allí al castillo. Luego descubrimos que desde la plaza se sube por una calle que da a una parte cubierta que no es más que la entrada a las escaleras de piedra de acceso a la iglesia y desde allí, subiendo aún más, al castillo. Se construyeron en 1568.

El castillo es uno de los castillos más bellos de Eslovaquia. Es sede del museo de historia de Trenčín. Domina la vista no sólo de la ciudad sino de toda la región de Považie. La historia del castillo se remonta a la época del Imperio romano, lo cual está atestiguado por la inscripción que cuenta la victoria de la II legión romana en Laugaricio, nombre latino de Trencin, en el año 179. El edificio más antiguo es una rotonda de piedra, posiblemente del periodo Gran Moravia. Durante los siglos XIII-XIV se convirtió en la residencia de Mateo Csák, el legendario «Señor del río Váh y de las montañas Tatra». Dio el nombre a la Torre de Matúš, la torre del homenaje que domina tanto la silueta del castillo como la ciudad entera. Las dependencias del castillo albergan exposiciones del museo de Trencin, documentando la historia de la región y del castillo —muebles históricos, armas, cuadros, pinturas y otros artefactos, así como las galerías del castillo y colecciones y hallazgos arqueológicos. El castillo está protegido por el Monumento Cultural Nacional de Eslovaquia.
Alrededor del castillo también hay leyendas. Cuando en el castillo de Trencin vivía la dinastía de los Zápoľský llegaron las noticias de que los turcos querían atacar la fortaleza. Se desató una gran lucha entre los turcos y los soldados de Zápoľský y estos últimos ganaron. Cuando lo hicieron se sorprendieron muchísimo al descubrir que el comandante del ejército turco era una mujer hermosa. La llevaron al señor para que la castigara pero la esposa de Zápoľský se apiadó de la mujer y convenció a su esposo para que no matara a la pobre turca. Así, Fátima se convirtió en cautiva. Sin embargo, tenía un novio que se llamaba Omar y cuando éste se enteró de que su amada estaba presa corrió al castillo a salvarla. Le ofreció al señor de Zápoľský regalos preciosos, hasta su propia vida, pero no consiguió ablandar su corazón. Al final, el señor asintió y le dijo a Omar que liberaría a su amada bajo una condición: el turco tenía que perforar un pozo en la roca en la que se encontraba el castillo porque la carencia del agua era su único defecto.
Así, Omar y sus 300 compañeros se pusieron a trabajar. Días y noches, veranos e inviernos, durante tres años no dejaron de golpear la dura roca para sacar de ella el agua tan preciosa. Al final, Omar lo consiguió, aunque fue a costa de la muerte de casi todos sus hombres. Le trajo el agua a Zápoľský y le dijo: “Tienes el agua pero tu corazón es más duro que aquella roca.”
Zápoľský cumplió su promesa, liberó a Fátima y Omar se la llevó a casa. La leyenda dice que al salir el velo de Fátima se quedó enganchado en los arbustos en una curva en el camino que llevaba al castillo y en ese lugar fue construida una taberna que en el siglo XVI se llamaba “El Velo” pero en actualidad lleva el nombre de Fátima. Cuando subíamos vimos un restaurante que hace referencia a la leyenda (aunque no creo que se parezca mucho a la taberna del siglo XVI). El pozo todavía se encuentra en el patio del Castillo de Trencin y nadie lo llama de otra manera que El Pozo de Amor. Muchas parejas enamoradas van al pozo a prometerse el amor. En realidad, el pozo no tiene agua, solo se llena del agua de la lluvia.
La visita al castillo puede hacerse de varias maneras e incluyendo interiores o sólo exteriores. Ante la falta de tiempo y teniendo en cuenta que la visita iba a ser en eslovaco (como en Bojnice) decidimos escoger sólo la opción de fuera que, no obstante, sí permite visitar un museo con algunos hallazgos arqueológicos, armas y pinturas de artistas locales. El día no acompañaba en absoluto. Hacía frío (de hecho las temperaturas, altísimas hasta el día anterior, habían bajado en picado) y llovía. Eso no impide que las vistas desde arriba sean magníficas.
La siguiente visita del día es la ciudad de Trnava. Trnava es una de las ciudades medievales más antiguas de Eslovaquia. Su propiedad ha pertenecido a varios países, siendo del Reino de Hungría hasta la primera Guerra Mundial. Todas las épocas arquitectónicas han dejado huella en esta bonita ciudad, desde gótico, renacentista, barroco e incluso clasicismo formando una heterogeneidad de estilos brillante. De todos modos se deja notar, y mucho, el estado de abandono después de la guerra y edificios que serían magníficos se caen a pedazos. A Trnava se llega también en tren.
El primer edificio que encontramos, yendo hacia la plaza principal, es la iglesia de santa Elena. La iglesia es un monumento arquitectónico que data de mediados del siglo 14. El porche tiene las esculturas de Santa Ana, Santa Elena y Santa Bárbara. La escultura central de Santa Elena es una pieza gótica que data de 1400. Al igual que otros edificios sacros góticos, esta iglesia fue reconstruida en estilo barroco. Desde el aspecto original del edificio se han conservado la bóveda de crucería y el “pastophorium” gótico en la pared del santuario. En el santuario hay vidrieras. La capilla sur tiene el altar de mesa más antiguo que se conserva en Eslovaquia.
Seguimos por una calle peatonal y pasamos por delante del Ayuntamiento (queda a la izquierda, identificado con la palabra “radnica” en letras doradas en la fachada). En realidad el Ayuntamiento es un complejo de edificios que varían en estilos desde el gótico al barroco. El edificio barroco tiene ventanales en la esquina de la calle Radlinský que datan de principios del siglo XVIII y que cuenta con ricas decoraciones en estuco creados por artistas italianos. La fachada tiene un balcón que sobresale, apoyado sobre columnas, y decorado con el escudo de armas y un cronograma de la ciudad. En la mitad del siglo XX la casa burguesa vecina que data del siglo XIII se incluyó en el complejo del Ayuntamiento. Seguimos caminando y llegamos a la Plaza Trojicné Námestie (Plaza de la santísima trinidad), es decir, la plaza principal. Allí podemos encontrar la Mestká Veza, torre de 69 metros de altura que data de 1574, y el Divadlo o Teatro Neoclásico, de 1831. Muy cerca está la iglesia franciscana del siglo XVII.
En el centro de la plaza encontramos la estatua que le da nombre, la de la Santísima Trinidad (estatua de Padre, Hijo y Espíritu santo coronando a la Virgen). Este impresionante conjunto escultórico barroco fue creado por Johann Christopher Khien en 1695. En las esquinas del pedestal destacan las estatuas de San Florián, Santa Águeda, San Francisco Javier y San Antonio de Padua; la estatua de Santa Rosalía yace en una tumba de piedra. La parte superior de la columna de cuatro metros lleva el grupo escultórico de la Santísima Trinidad en el acto de la coronación de la Virgen María. En algunas cartelas de piedra en las paredes de pedestal se contienen los escudos de armas de la ciudad de Trnava, el Reino de Hungría y el obispo Stephen Dohňany.

En cuanto a la torre, domina toda la Plaza de la Trinidad. Cuenta con 8 plantas y tiene una altura total de 57 metros. Fue construida en 1574 para servir como puesto de observación. Tiene planta cuadrada y ocho plantas. La galería de observación está a 29 metros sobre el suelo. El piso superior y las esquinas de la torre están decoradas con cuasi sillares pintados. La cúpula barroca lleva la estatua dorada de la Virgen María. El reloj de la torre fue construido en 1729. Las campanas, que data de 1692, tocan en carillón cada cuarto de hora y en la hora completa. En el muro sur se encuentra el reloj de sol. Las casas que rodean la plaza son preciosas también.

Muy cerca encontramos las dos sinagogas de Tnava. La sinagoga ortodoxa tiene una fachada sencilla y sin torres, decorada únicamente con los paneles de piedra del Decálogo. Ahora es un bar (sí, lo que se lee). El Status Quo sinagoga es un edificio representativo de dos torres, cuya fachada se caracteriza por sus cúpulas bulbosas. Amenaza ruina. Subiendo la calle llegamos a uno de los edificios religiosos más importantes de la ciudad, la Capilla de san Nicolás. En su capilla se ubica una imagen de la Virgen de Trnava que se convirtió en motivo de peregrinación. En la casa parroquial se encontró un Osario Romano datándolo como el edificio sagrado más antiguo de Trnava. La iglesia fue construida en 1380-1421. Es una basílica gótica de tres naves con una fachada de dos torres y capillas barrocas. Tiene un santuario con ocho ventanas altas de cristal de colores con tracería de piedra. Tiene un altar barroco dedicado a todos los santos que data de 1659. En las capillas laterales hay preciosos epitafios barrocos de los arzobispos de Esztergom. No se podía entrar, estaba cerrada. La fachada da un poco de pena porque está completamente levantada por muchos puntos (eso que decía de los edificios ruinosos de Trnava).

Continuamos nuestro paseo y llegamos a otra de las iglesias importantes de la ciudad, la Catedral de San Juan Bautista. De arquitectura barroca, se construyó anexa a la universidad (de hecho formaba parte de ella). La Catedral es el primer edificio de principios del barroco en Eslovaquia y se encuentra entre las más bellas de Europa. La joya del interior es el Altar Mayor que data de 1640. Mide 20,3 m de altura y 14,8 m de ancho y está hecho completamente en madera, ricamente dorada y policromada. Tiene representaciones de las vidas de santos, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. El cuadro principal del altar muestra el bautismo de Jesucristo, un tema retomado por otras escenas de la vida de San Juan Bautista pintado en cartuchos en el techo. Bajo la iglesia hay una cripta donde se encuentran enterrados los miembros de la Compañía de Jesús así como miembros de la familia del Palatino Nicholas Eszterházi. En 1977, se convirtió en la Catedral de la diócesis de Trnava. Delante de la fachada principal vemos una estatua de Juan Pablo II.

Fruto de la gran religiosidad del país por toda la ciudad se reparten seminarios. También rodeando todo el casco antiguo vemos las antiguas murallas de ladrillo. Es una de las murallas de ladrillo mejor conservadas de Eslovaquia. De planta rectangular, alcanzó las 56 hectáreas convirtiendo a Trnava en una de las ciudades medievales más grandes de Europa Central. En algunas zonas, el muro alcanzó una altitud de 10 metros.
Terminada la visita a Trnava volvimos a Bratislava. Hoy ha sido un día complicado en los trenes y muchos de ellos llevan retrasos importantes. Lo hemos padecido en Trencin (40 minutos) y también en Trnava. Ya en la capital, y con lluvia, hicimos el tramo que separa la estación del casco antiguo. Pasamos por los jardines del Palacio presidencial a los que no habíamos entrado el día antes y que ya dije que eran públicos. Están plagados de estatuas muy modernas que, la verdad, creo que no pegan mucho con la estética del palacio. Sí le quedan bien los parterres con flores.

Luego fuimos hacia la Sinagoga ortodoxa, un edificio que me pareció terriblemente feo, la verdad. Se trata de la única sinagoga de la ciudad. Se construyó en los años 20 en la calle Haydukova con estilo cubista, algo raro para una sinagoga. No obstante, y aunque a mí me pareciera horrible, está considerada como un importante ejemplo de arquitectura religiosa del país en el siglo XX y declarada Monumento Cultural Nacional Eslovaco. Está en activo. Visualmente es un edificio feo encajonado en otros con siete columnas detrás de las que se abre una fachada rojiza.

La siguiente visita fue la Iglesia de Santa Isabel de Hungría, popularmente llamada “iglesia azul” por el color dominante en su fachada. Fue construida en estilo art nouveau por el arquitecto Lechner a principios del siglo XX (1913). Al estar algo alejada del centro no son muchos los turistas que se acercan a ella pero cada vez más gracias a las bondades de Internet. Se considera uno de los mayores exponentes del modernismo en ese país. La forma que tiene es bastante coquetona, un poco como una casita de cuento con una altísima torre circular en la que vemos un reloj. Y por su color (en el interior y el exterior) bien podría llamarse “la iglesia de los Pitufos”.

Seguidamente recorrimos gran parte de la zona monumental a la que habíamos ido el día anterior y Javi subió al castillo (cerrado a esas horas), desde el que se obtienen espectaculares vistas. Quienes han entrado dicen que lo mejor del castillo es precisamente eso. Yo me conformé con quedarme abajo. Hacía frío y llovía.

Se sitúa en una colina a 85 metros por encima del nivel del Danubio. Es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad y su estampa blanca de tejados rojos se ve desde varios puntos. Su origen está en el siglo X aunque ha sufrido muchas reformas. En 1430 Segismundo de Luxemburgo lo convirtió en una fortaleza gótica. De esa época se conserva la puerta de Segismundo con un hermoso mirador al Danubio. En 1562 se transformó en castillo renacentista y en 1649 se reconstruyó en estilo barroco. Durante el reinado de María Teresa tuvo su época de mayor esplendor. En 1811 un incendio destrozó gran parte del castillo. Estuvo en ruinas hasta 1950, año en que empezó la restauración. En la actualidad es una de las sedes del Museo Nacional Eslovaco y en él se reúne la Asamblea Nacional de la República eslovaca.
Una de las cosas que más llama la atención en esas vistas es el Puente Nuevo (Nový Most), que también vimos claramente viniendo en el barco desde el castillo de Devin. Tiene una torre de 95 metros de altura coronada por un restaurante en forma de OVNI que ofrece buenas vistas de la ciudad. Para subir se puede coger el ascensor o subir 430 escalones. La entrada cuesta 6,5 euros. Es restaurante es caro según dicen. Ganó el premio a la mejor construcción en Eslovaquia del siglo XX. El puente está sostenido por un sólo pilón y por cables de acero que lo sujetan del centro. Para mi gusto es feísimo y no pega nada con el entorno. Rompe el regusto de ciudad decadente que tiene Bratislava y que es parte de su encanto.
Ya de vuelta, reemprendimos la marcha pasando junto a la Iglesia y el convento de las Clarisas. De la mano de los franciscanos, las hermanas clarisas expandieron su orden por Europa y en 1302 levantaron esta iglesia en Bratislava, en el solar de un antiguo monasterio. Como muchos otros templos medievales, adquirió con el tiempo apariencia barroca aunque sin abandonar de todo espíritu medieval (en realidad es lo que parece, una iglesia gótica, y muy bonita). Una trágica y legendaria historia de amor está vinculada a la construcción de la torre. El caballero Kristián, enloquecido de amor por una joven novicia de nombre Matilda, construyó la torre gótica, pero la madre superiora, que había consentido en ceder la mano de Matilda al caballero, rompió la promesa dada y el desdichado Kristián se quedó sin el amor de su vida.

La Iglesia de los Franciscanos, consagrada en 1297, es una de las joyas de la arquitectura gótica eslovaca, aunque su fachada fue reconstruida en estilo barroco. Contiene un original corredor gótico con arcos cruzados. La capilla de San Juan Evangelista es uno de los monumentos góticos más excepcionales de Eslovaquia. En el año 1526 el Parlamento Húngaro proclamó en ella al primer rey de los Habsburgo, Fernando I, como rey de Hungría. Desde entonces esta iglesia era el lugar donde a los nobles húngaros se les nombraba Caballeros de las Espuelas de Oro (como parte de la ceremonia de coronación real). Una de las capillas laterales es copia exacta de la Capilla de la Virgen María de Loreto, de Italia y fue construida en el siglo XVIII. Contiene un altar de mármol con una estatua de la Virgen María. Un terremoto en 1897 debilitó la original torre gótica y como consecuencia fue desmontada y trasladada al parque “Sad Janka Krála” en la orilla sur del Danubio, donde permanece hasta la fecha. (Tras el terremoto, los habitantes de la ciudad proclamaron que éste fue una manifestación de la ira divina por el estilo de vida supuestamente frívolo de los frailes franciscanos.)

Pegada al Ayuntamiento encontramos la Iglesia de los Jesuitas. Esta gran iglesia de finales del renacimiento tardío fue construida por la comunidad alemana protestante de Pressburg en 1636-1638. Sin embargo, se les confiscó en 1672 y al año siguiente se entregó a la administración de los jesuitas. El interior de la iglesia incluye un hermoso púlpito rococó.
También fuimos al Monasterio de la Iglesia de los Hermanos de la Caridad. Este complejo de edificios de la época del barroco temprano data de 1728 y consiste en una iglesia, un monasterio y un hospital. Su fachada amplia, incluyendo una torre de planta cuadrada, se alza encima de la Plaza de SNP. El hospital desempeñó un papel importante durante la peste de 1710-1713 y también en la revolución de 1848-1849. Sin embargo, en el hospital de la orden sólo fueron atendidos los hombres, las mujeres se atendían en el Hospital de Santa Isabel en la calle Spitálska. La plaza SNP donde se encuentra es la Plaza del Levantamiento nacional eslovaco o Plaza de la Insurrección nacional eslovaca. Es una de las plazas más famosas de la ciudad.
Terminada la visita nos vamos a cenar a uno de los restaurantes del centro.

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