JUEVES, 21 DE MAYO.
Para nuestra sorpresa, este día es festivo en Francia (creo que celebran el Corpus).Después de desayunar como siempre tempranito casi no nos encontramos a nadie por las calles y había muchas tiendas cerradas, pero no nos trastocó prácticamente en nada para seguir nuestro itinerario. Nos fuimos como siempre al metro y nos bajamos La Cite para visitar la Santa Chapelle, la Cripta de Notre Dame y por supuesto Notre Dame y su torre.
En la Santa Chapelle estuvimos esperando que abrieran y fuimos de los primeros en entrar a contemplar esa maravilla. Después fuimos hacia la Cripta, pero esta nos la encontramos cerrada por festividad (la dejamos para el día siguiente, aunque la verdad nos decepcionó un poco). Contemplamos Notre Dame desde fuera y nos sorprendió el tañido de las campanas dando las 10 de la mañana (un sonido maravilloso). Después entramos y estuvimos un rato viendo la Misa que se estaba celebrando. A continuación nos fuimos a hacer la cola para ir a buscar a Cuasimodo (al que no encontramos) y ver las gárgolas y el paisaje.
Cuando terminado aquí nos fuimos a pasar el resto del día al Louvre. Principalmente ibamos a ver la parte de los egipcios (mi marido es un verdadero enamorado del tema) así que nos la pateamos enterita, a parte de ver la Gioconda y muchas cosas más, hacer un descanso para comer una enorme pizza y continuar hasta que prácticamente nos echaron pues era la hora de cerrar (creo que casi estuvimos 6 horas).
De aquí nos fuimos hacia el hotel y entramos en el Museo de Arts et Metiers que estaba al lado y que los jueves cerraba a las 9 de la noche (he de reconocer que me encanta ver todo tipo de artilugios, maquinitas y maquetas).
Cargamos la bateria que, gracias a dios, se había consumido en los egipcios (sino sigo allí). Y volvimos hacia la Opera para terminar otra vez en el Louvre (por fuera) y hacer unas fotos muy bonitas con la puesta del sol.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Otro día agotado, pero estamos muy felices, íbamos cumpliendo alguno de nuestros sueños y como todavía nos salía la pizza de la comida por las orejas, ese día decidimos compartir un bocata de salchichón para cenar contemplando aquella maravilla. Una cena muy especial.