Estamos llegando a Mysore, la antigua capital de un importante y rico reino, que conserva un gran legado histórico. Para nosotros era mas bien un destino de transición, cercano a la que todos consideran, poco interesante Bangalore. Sin embargo, nos iba a sorprender gratamente a cada paso.
La magia del Palacio iluminado
Le pido al conductor que se las arregle para llegar a las 7 al Palacio Real, que es cuando lo iluminan los domingos. A la derecha de la carretera sobre una alta colina, nos queda el templo Chamundi, uno de los más venerados de la ciudad.
Con las últimas luces, llegamos al Palacio Real. Hay cientos de personas encaminándose a paso ligero hacia la fachada principal. De pronto lo iluminan con miles de bombillas. No solo el palacio, toda la plaza y los arcos de entrada. Es un espectáculo que parece irreal.
Los turistas, en su mayoría indios, lo observan embobados. Muchos se hacen selfies y algunos nos pide que nos unamos a sus fotos familiares.
A veces lo que mal comienza, bien acaba. Hemos tenido un día increíble: los elefantes de Mudumalai, el atardecer a la entrada de Mysore y el Palacio Iluminado, son recuerdos imborrables.
Antonio me pregunta si lo de hoy, lo ha soñado. ¡No lo has soñado, es real!
Cenamos en el hotel bastante decentemente. Fuera está la piscina del hotel iluminada por una luz azul y los niños quieren ir, pero no cedemos. Es hora de dormir.
Hotel Regaalis Mysore (****)
Un magnifico hotel de 4*, muy céntrico, con amplia piscina y buen restaurante. Se come bien. Muy atento en servicio. Ojo con el checkout que es a las 11h.
El plan del último día es:
Quote:: |
28 March: Mysore – Bangalore (145kms / 4hrs drive) and departure late night Visit - Mysore Maharaja Palace, St. Philomena's Church and later drive to the famous Brindavan garden. After visiting all these places, drive to Bangalore. Here you can have your dinner and later according to your flight schedule you will be transferred to Bangalore airport to board your flight. Fly back home with fond memories. |
Largo día en Mysore
Hoy tendremos un día muy largo, pues hasta las 2 de la madrugada debemos estar en el aeropuerto.
Hoy tenemos como objetivo: el templo de la colina de Chamundi, el Zoo, el Palacio Real, El mercado y compras de última hora.
Comenzamos a las 11 de la mañana, porque el conductor se niega a madrugar. No le vamos a presionar, porque el día va a ser muy largo. Ya hace calor.
Chamundeshwari Temple
Subimos a templo de Chamundi, desde donde se divisa toda la ciudad. Por cierto, la montaña es reserva de leopardos, pero como es de esperar, no nos cruzamos con ninguno.
El templo comenzó a construirse en el siglo XII pero tiene reformas posteriores y una Gopuram con bellas esculturas. La deidad se dice que es de oro y las puertas, de plata labrada. Se nota que es un templo muy venerado y rico.
Una vez llegamos a la explanada del templo, nos descalzamos y dejamos nuestros zapatos en una especie de consigna. Los extranjeros entramos por otra puerta, una entrada lateral, con menos cola y menos seguridad. Eso sí, pagamos, que los indios me parece que no pagan.
Lo cierto es que nos encontramos en pleno templo, con numerosos devotos y continuas pujas… y no sabemos por dónde continuar.
Comenzamos a darle la vuelta, al contrario que la gente. Hay un enorme árbol que da sombra y se agradece, porque las piedras ya queman. En la parte de atrás hay una especie de celda conde están contando dinero a sacos. La televisión lo está grabando así que debe ser legal.
Le pregunto al cámara, que porque están contando el dinero y me dice que es “para el gobierno” (eso quiere decir que para la campaña del partido gobernante). Estos ni se esconden. ¡No pocos de nuestros políticos serían felices en la India!
Salimos del templo y, tras las fotos de rigor con las familias indias, nos volvemos al coche por un pequeño mercado que hay en un lateral. En este mercado hay productos religiosos, bisutería, velas, y pequeños regalos.
Cogemos el coche y bajamos a ver un nandi (vaca sagrada) de piedra negra que hay un poco más abajo. Hasta los indios pasan de puntillas de tanto que quema la piedra.
Hay un tigre de peluche en el suelo y Antonio, al verlo, se descalza y se va para él, para que le haga una foto… Pero llega su dueño, que no es otro que un fotógrafo profesional y le dice al niño que no. Hablamos y las situación es extraña: la foto con el tigre cuesta dinero, pero es que además solo la puede hacer el con su cámara, después el me da la foto revelada y no acepta otra opción. Yo le propongo un trato: que cobre la foto, pero que me deje hacerla con mi cámara y dice que no. La negociación no fructifica y es extraño que en India, teniendo ambas partes interés, no se alcance un acuerdo.
En los escalones me encuentro a un señor esculpiendo piedra y le pido precio de varias esculturas pequeñas, un nandi, un ganesha… al final llegamos a un acuerdo en algo mas de 2000 rupias.
Zoo de Mysore
Bajamos de nuevo a la ciudad y con un sol castigando en todo lo alto, nos deja en la puerta del Zoo… y yo me pregunto, no será mejor ir ahora al palacio y venir mas tarde, cuando haga menos calor. El conductor me dice que no hace tanto calor… son las 1:30h.
Entramos en este impresionante zoológico, uno de los más antiguos del mundo. El sol hace que la mayoría de los animales estén durmiendo y el recorrido de unos 3 km, se nos hace agotador por el
calor, la sed y por la cantidad de fotos que nos piden.
El zoo posee una amplia colección de animales: elefantes, jirafas, rinocerontes, tigres, leones, leopardos… vale mucho la pena, pero a esta hora es un castigo. Los niños aguantan demasiado bien, para lo que hemos andando, sin comer y con esta temperatura.
www.mysorezoo.info/
Con cara de cabreo salgo del zoo pensando en el conductor: me toca las narices que me tomen el pelo.
Pasamos por correos y mandamos unas postales y de aquí nos vamos a comer. Son las 3 de la tarde y al conductor nos lleva a un hotel junto al Palacio Real, para comer (el restaurante del Hotel United 21 en Nilgiri Road). Comemos completamente solos. Son lentísimos sirviendo, pese a no tener clientes. La comida mediocre, pero comestible... a estas horas ya nos conformamos con cualquier cosa que no pique mucho.
Nos vamos al Palacio y ya le advierto, que tras el palacio, vamos a ir al mercado Devaraja. Quiera o no quiera. Entiende perfectamente que no estoy para tonterías.
Palacio Real de Mysore
El Palacio real de Mysore es el más grande del sur de India y uno de los más grandes de Asia.
www.mysorepalace.gov.in
Un edificio impresionante por sus dimensiones y por los detalles del interior, cristaleras, salas pintadas de vivos colores. Alberga muchos objetos y pinturas de la vida en palacio, sobre todo en el periodo colonial.
El palacio, pensado como exaltación de poder y riqueza de los gobernantes locales (maharaja o marajás) a principios del Siglo XX, tiene sus admiradores, pero también sus detractores por el despilfarro y la connivencia existente entre estos dirigentes y los británicos.
Una vez llegada la independencia, el gobierno desposeyó de poderes politicos efectivos a estos reyezuelos, que se repartían India en cooperación con las potencias coloniales. A partir de ahí, comenzó el declive de estos personajes, a los que muchas veces se les mermaron también sus posesiones terrenales, aunque aún sigan disponiendo de algunos palacios o partes de estos.
La visita dura como una hora. Luego damos un paseo por los jardines y me llama la atención que hacen paseos en camello y en elefante. El elefante da pena porque va cargado con una familia india y algún miembro tiene un evidente sobrepeso.
Nos hacemos algunas fotos en la explanada y nos comienzan a echar… ya es tarde. Recuperamos nuestros objetos de la consigna y nos subimos al coche.
Mercado de Devaraja
Esta bastante cerca del palacio y es un mercado tradicional indio bastante famoso. Venden frutas, flores, incienso, polvos de colores, perfumes, jabones… es un mercado muy fotogénico.
Son curiosos los puestos de flores, muchas de ellas en guirnaldas o simplemente pétalos desojados y apilados. Son las últimas luces del día, se nos acaba el tiempo.
Últimas compras
Mysore es el lugar clave de la producción de sándalo, tanto en barritas como en esculturas. Es una buena ciudad para la compra de artesanía del Sur de India, tanto por la producción local, como porque comercializan a un precio aceptable, la procedente de otras zonas.
Le pedimos al conductor que nos lleve a una tienda de confianza y nos lleva a una llamada Heritage, Tiene buenos precios para la excelente calidad que tienen, pero son algo más caros de lo que buscamos. Aun así compramos unos elefantes pintados en madera.
Le pedimos que nos lleve a otra tienda más barata y nos lleva a una con tres pisos, que no nos parece demasiado barata y donde la calidad ha bajado un peldaño. Casi estoy por decirle que volvamos a la primera.
Tomamos la carretera de Mysore a Bangalore, una autovía con mucho tráfico. Con el recuerdo de Mysore a nuestras espaldas, ya sentimos la melancolía de que nuestro viaje se acaba.