Para venir a Odesa tengo un blablacar que sale a las 11:00 de la otra punta de la ciudad, a una hora escasa de metro. Así que toca madrugar e ir para allá, que no me gusta hacer esperar. Pues a eso de las 10:20, en el metro, recibo un mensaje de Alexei, que cancela el viaje. Nomejodasmamóóóóónnn
Total, que ya que estoy acabo en el punto de partida, un centro comercial, buscando como un loco en el móvil otro de los muchos blablacar que hay (tengo que mirarlo en la página polaca).
Así contacto con varios que también saldrán del mismo sitio, en una hora aproximadamente, pero algunos están llenos, otros no hablan inglés y pasan de mí, otros requieren el pago por tarjeta de crédito polaca,...
Hasta que encuentro uno, que sale a las 12:30... desde mi apartamento... así que toca volver hacia atrás. Pero como son ya las 12:00, tomo un taxi (no he visto úber) que me deja puntual media hora más tarde (5€).
Allí me toca esperar, pues recibo otro mensaje diciéndome que llegará un poco más tarde...
Al de 20' de espera, opto por preguntar a la gente joven si hablan inglés, para explicarles lo que le tienen que decir a mi blablacar, que sólo habla ucraniano o ruso.
Total, que un poco desesperado, logro que a las 13:30 me venga a buscar donde me había dicho una hora antes. Curiosidades del blablacar...
El coche es un toyota land cruiser impecable en el que viajamos sólo tres personas. Me toca todo el asiento trasero para aburrirme, pues sólo hablan ruso.
El viaje a Odesa se estima en 5 horas y 10', por lo que veo imposible llegar al ballet. Pero, el hecho es que el conductor corre bastante (140 km/h) e incluso con una parada de 15', me ha dejado en Odesa a las 18:10.
Ahora sólo quedaba buscar un taxi que me acercara al teatro de la ópera, pues la representación de Don quijote comienza a las 18.30 y no tengo ticket. 70 grivnas lo solucionan. Llego a tiempo para comprar mi billete, entre lo poco que queda. El precio más irrisorio que en Kiev. Ya, ya sé que es imposible, pero es que los precios oscilan entre 1€ y 7€. Mi entrada en el anfiteatro me cuesta 3€.
El ballet Don Quijote me ha gustado mucho menos que el lago de los cisnes, tal vez porque era la primera vez que lo contemplaba. Eso sí, el teatro de la ópera, la hostia. Advierten que por protocolo no se puede entrar en short ni en camiseta. Pues yo, no tenía tiempo para cambiarme, lo he hecho, acompañado además por mi supermochila (la pobre viejita del guardarropa aún se está acordando de mí).
Para las 9:00 ya ha terminado el ballet y me toca buscar el modo de llegar a casa de Vladimir, mi host de CouchSurfing. Sigo sus indicaciones para dirigirme primero a la estación del tren, desde donde tomaré un autobús que me deja cerca de su casa, al sur de Odesa. Tras cuatro o cinco conversaciones por teléfono, buscando la forma de encontrar el bus y alternativas con tranvía, he decidido que paso, que lo siento pero que no... según Googlemaps tengo que tomar un bus, un tranvía y andar... total del viaje, 92 minutos.
En resumen, le agradezco, pero estoy derrotado y frustrado por no saber llegar. El taxi es inviable. Así que booking en el móvil me soluciona la papeleta. Hay un hostel en el centro, a unos diez minutos andando. El precio por cama en el dormitorio, no llega a 5€ (he tenido que hacer el cambio tres veces en mi cabeza, ya que no me lo podía creer). Se llama Motion hostel, en el precio incluye wifi gratuito, te gratuito, lavadora por 1 euro,... y está a mitad de camino entre la ópera y la estación de tren, ambos a unos 8 minutos caminando.
El viernes 9 de Septiembre me levanto sin prisa, porque el plan es acercarme al centro de Odesa, donde sale el free tour a las 12:00
Así que localizo el Puzata Hata de la ciudad, muy próximo, y allá que me voy a desayunar mis varenaki, como con Yurii.
Estando allí, me llama Vladimir para quedar mañana, antes de que me marche hacia Lviv. Perfecto.
Como no tengo ningún compromiso en el día de hoy, paseo, con la tripa llena, por algunos puntos turísticos de la ciudad, según criterios de Tripadvisor: City Garden, Derebasivska, Opera, Prymorskyi,... hasta acabar en la cercana estatua del Duc de Richelieu, en frente de las famosas escalinatas Potemkin.
Pues allí he estado a las 12:00, esperando a que apareciera alguien para el free tour, pero sólo estaba yo; no ha aparecido ni Dios.
Pues nada, cambio de planes... estoy en el mar negro, así que puedo ir a la playa. Había leído que la playa más próxima a Odesa tenía el agua sucia y estaba muy poblada; así que mediante transporte público (0'06€, no es una errata) me he dirigido a otra a media hora aproximadamente: Tabu. Es pequeñita pero cumple los propósitos. El día de hoy era sólo porque quería localizarla y comprobar que era decente. Supera las espectativas, así que ya tengo plan para mañana por la mañana, antes de ver a Vladimir.
Regreso hasta el hostel, que quiero lavar la ropa por última vez, actualizar el diario, imprimir mi ticket para el tren de mañana a la noche, y hacer tiempo para comer y chequear la reventa de entradas para Madama Butterfly. En caso de no poder entrar, me he apuntado a un evento de CS: una quedada para practicar español, mientras tomamos algo.
También aprovecho para pagar la noche de hoy.
El día de hoy me lo tomo con un relax total. Paseo por las calles adoquinadas de la ciudad, miro escaparates, admiro la belleza de las altísimas mujeres ucranianas, auténticos bellezones... Por supuesto, como en el mismo restaurante que se me había olvidado decir que tiene wifi abierto gratuito...
Así hasta las 5:30, hora en que me he acercado al edificio de la ópera, en busca de la reventa de entradas. Pues no ha sido necesario, porque a pesar de lo que ayer me dijeron, quedaban a la venta unas 50 entradas para hoy. Así que hago cola para comprar la última entrada "cara" del teatro (6'5€).
Me sigue impresionando la belleza de la ópera de Odesa, el teatro más bonito que jamás he visto, sin duda. Era la primera vez que veía Madama Butterfly y ha sido impactante. Me ha emocionado por momentos.
El problema ha sido que cuando ha terminado ya eran las 10:00 pm, así que cuando me he acercado al restaurante donde había quedado la gente de CouchSurfing para practicar español, estaban cerrando. Justo salía un último grupito de chicas y chicos... espera, espera... están hablando castellano!! Jodé, qué suerte la mía...
Total que me uno a ellos (parezco su padre, todos tienen no más de 30 años), vamos a tomar unas cervecitas y así pasamos la noche hasta que llego al hostel a las 1:30 am.
El día siguiente, sábado 10 de septiembre, tengo que dejar el hostel. No obstante, pido que me permitan dejar la mochila hasta la noche, que tengo el tren para Lviv. No problem.
Como el resto de días de Ucrania (casi como el resto del viaje), tengo un día espléndido, soleado. Así que no me lo pienso más y me acerco a la playa que vi el jueves. Se nota que es sábado, pues no hay sitio en la arena cuando llego a las 11:00. Como estoy en Ucrania, y es todo tan barato, ni me lo pienso. Alquilo una hamaca y una sombrilla para estar allá todo el día (menos de 2 euros).
El agua no está tan caliente como la de Batumi, también en el mar negro, pero no me impide refrescarme. Así descanso (de un cansancio inexistente para ser sincero) hasta que recibo al de unas cuatro horas el mensaje de Vladimir para quedar en el centro de Odesa. Me acompañará hasta que salga mi tren a Lviv.
Vladimir es un señor retirado que ha sido capitán mercante y a recorrido todo el mundo. Tiene mil historietas que contar, en un inglés envidiable. Me comenta que su pensión es de unos 40€/mensuales, siendo la media del país. No será la primera vez que escucho algo así... normal que el país sea tan barato para los europeos que tenemos el euro. Estoy llegando a la conclusión de que igual es más barato que Irán.
Le invito a cenar algo y seguimos charlando y recorriendo el centro de la ciudad durante unas cinco horas, en las que le convenzo para que visite Irán (tiene ahorros en divisa extranjera, menos mal).
Así se me hace las 10:10 pm, hora en que tengo que tomar mi tren nocturno hacia Lviv. Una cancarra.