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Dia 23 de agosto, martes
Nos levantamos a las 5:45 de la mañana
con una agradable temperatura de 3º C (sobre cero 
)Ni que decir tiene que a esas horas, con esa temperatura, con el cabreo de madrugar tanto y con un chorrillo de agua caliente en el baño no nos levantamos de muy buen humor. Desayunamos quitándonos las legañas y a las 6:30 estábamos de camino a recoger a nuestros compañeros de tour por Chivay y un poco más tarde en la carretera rumbo a Yanque.
El Cañón del Colca es un enorme valle de 200 km de longitud creado por el río Colca desde su nacimiento en los Andes hasta su desembocadura en el Pacífico. Sin embargo, desde el punto de vista turístico, cuando hablamos del valle del Colca nos referimos al área comprendida entre Chivay y Canco y cuyo centro es el pueblo de Cabanoconde. La primera parte hasta Maca es el Valle Del Colca propiamente dicho ya que es un precioso pero ancho valle rodeado de montañas cuyas laderas estas conformadas por miles de terrazas preincaicas que los habitantes del valle aún usan para cultivar maiz y patatas.
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A partir de Maca la pendiente del río aumenta notablemente formando rápidos, el valle se estrecha y el río se aleja del nivel del valle conformando el Cañón del Colca propiamente dicho que alcanza su mayor profundidad cerca del famoso mirador de Cruz del Cóndor con 3140 m de profundidad. El valle es muy bonito pero el cañon es espectacular aunque desgraciadamente los circuitos turísticos de 1-2 días únicamente llegan hasta la Cruz del Condor, que apenas entra unos kilómetros en el espectacular paisaje del Cañon. Si tenéis tiempo, recomiendo alargar la excursión uno o dos días y llegar hasta Cabanoconde y desde allí hacer alguno de los trekkings más habituales, principalmente hacia el norte hasta Sangallo y Tapay y hacia el sur hasta Huanbo que es la parte más profunda del cañon.
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Y si hay más tiempo debe ser alucinante bajar el cañón en canoa. Os pongo unas fotos de internet para que os hagais una idea de la profundidad del cañón.
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Fuente de la foto
Pero nosotros no teníamos tiempo así que hicimos el recorrido turístico standard
. Nada más salir de Chivay la oscuridad dio paso a las primeras luces del día en un juego de sombras que nos ofrecia un paisaje precioso sobre el valle que las fotos no pueden captar. *** Imagen borrada de Tinypic ***
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Desde Chivay hasta el Mirador de la Cruz del Condor hay 42 kilómetros. Hasta Yanque (km 8) la carretera es asfaltada pero a partir del pueblo es una pista de montaña de piedras y barro en todo el camino por el valle. La pista es estrecha, llena de curvas junto a acantilados, no tiene quitamiedos, llena de baches y desprendimientos de tierras y hay mucho tráfico de autobuses ya que todos los turistas del valle se levantan a la misma hora para hacer lo mismo al mismo tiempo. Cuando preparaba el viaje me planteé alquilar un coche en Arequipa y hacer el recorrido por el Colca yo mismo pero los comentarios de los foros me desanimaron. Una vez visto, creo que sería factible aunque la carretera no es fácil y no hay indicaciones pero vimos algunos peruanos que lo hacian sin problemas en sus propios coches particulares aunque la inmensa mayoria de los turistas eramos guiris en minibuses.
En el camino hicimos varias paradas en miradores. La primera parada es el Mirador de Achoma (Kilometro 15, GPS -15.656962, -71.707657), un mirador sobre el valle en una curva del camino pasado 1 kilometro del pueblo del mismo nombre a la sombra de una enorme pared de basalto. El mirador está marcado por un pequeño arco de piedra. Desde él se disfruta de una magnífica vista del valle tanto hacia el este como hacia el oeste.
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Luego atravesamos sin parar por el pueblo de Maca para hacer una segunda parada en el Mirador de Chinina o del tunel (Kilometro 25, GPS -15.637502, -71.785202), situado justo antes de la entrada a un estrecho tunel de la montaña.
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Justo después del túnel, en la ladera de la montaña hay una tumbas preincas visibles sólo desde el mirador ya que segun nuestro guía no estaba permitido parar in situ para verlas de cerca por riesgo de desprendimientos.
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La tercera parada fue en otro mirador situado en el Kilometro 28 del recorrido (punto GPS -15.630477, -71.807138). En este punto el río va profundizando en la roca y transformándose en cañon aunque el valle todavía es muy ancho. En el mirador había, como no, varios tenderetes de venta de manufacturas locales.
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Un poco más adelante pasamos por el pueblo de Pinchollo (Km 34) sin detenernos
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Tras pasar el pueblo, la carretera se separa del valle y transcurre unos kilómetros por el interior donde está el Centro de Información turística de Pinchollo (kilometro 36, GPS -15.617413, -71.858409) donde paramos unos minutos para usar el baño. En el centro hay una pequeña exposición con una maqueta del valle y algunos elementos etnográficos de la zona (y por supuesto varias tiendas de artesanías
). También aquí nos pidieron el Boleto Turistico del Colca para darnos acceso al cañón. Luego pasamos junto a un pequeño lago que es el cráter de un antiguo volcán apagado.
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Y finalmente unos kilómetros más allá llegamos al Mirador de la Cruz del Cóndor (kilometro 42, GPS -15.611383, -71.905938). Porque el objetivo principal de la excursión y del madrugón no es ver el valle y el cañón (que son muy bonitos) sino llegar antes de las 9 de la mañana para ver volar a los condores.
El cóndor es el ave más famosa de los Andes. Es la mayor ave no marina del planeta pudiendo alcanzar los 3 metros de envergadura. Sin embargo sólo pesa entre 10 y 15 kilos. De joven sus plumas son marrones pero de adulto el plumaje es negro con plumas blancas alrededor del cuello y en los extremos de las alas. Su cabeza, de color rojizo, no tiene plumas. Es un ave carroñera que normalmente vive en las montañas andinas en alturas entre los 1000 y los 5000 msnm y anida en paredes de roca inaccesibles. El cóndor es monógamo y una vez que elige pareja permanece con ella de por vida
. Aunque apenas se reproduce (pone un huevo cada 2 años), es un ave muy longeva pudiendo alcanzar los 75 años. El cóndor era un ave sagrada para los incas que lo consideraban inmortal y hoy en día es un simbolo nacional en Bolivia, Ecuador, Perú, Colombia y Chile.*** Imagen borrada de Tinypic ***
Actualmente es una especie amenazada ya que a su baja tasa de reproducción y a la pérdida de su hábitat natural por invasión del hombre se le une que durante siglos se han cazado para comerciar con sus plumas que se consideraban un simbolo de estatus social y aún hoy alcanzan altos precios en el mercado negro. También nos contaron que se cazan en Perú para participar en la fiesta de la sangre o Yawar Fiesta una expresión "cultural" indígena nacida en época colonial y propia de esta región andina. En ella se ata un cóndor (que simboliza a los indígenas) al lomo o morro de un toro (que representa a los conquistadores españoles) de manera que pueda arrancarle pedazos de carne con las garras y con el pico, provocando la furia del toro que trata de librarse del ave que a su vez intenta mantenerse en equilibrio moviendo majestuosamente las alas. Entonces, por si el espectáculo no fuera suficientemente sangriento ya, los jovenes del pueblo salen a la arena con un pequeño cartucho de dinamita encendido, jalean al toro y lo torean mientras intentan dejar caer la dinamita para que explote lo más cerca posible de las patas de la bestia sin dañar de ninguna manera al cóndor. Si el cóndor muriese sería el anuncio de que una desgracia va a caer sobre la comunidad. Tras sucesivas explosiones finalmente el toro muere, sus despojos son enterrados con honores y respeto, y el cóndor es puesto en libertad después de ser paseado en triunfo por el pueblo y de recibir las muestras de veneración de la población como simbolo del triunfo indígena sobre el conquistador europeo.
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En el año 2015 se estimaba que quedaban unos 2500 ejemplares de condor andino, de los cuales poco más de 500 viven en Perú y el Valle del Colca es la zona del Perú con más condores por lo que es un area perfecta para poder verles en libertad. Y el punto del cañón donde más fácilmente se pueden ver estas aves es el Mirador del Cóndor donde por su profundidad y estrechez a primera hora de la mañana de los días soleados se forman corrientes ascendentes verticales de aire caliente que los condores aprovechan para ascender hasta los 6500 o 7000 metros de atura y regularizar su temperatura antes de comenzar su busqueda diaria de carroña. Luego descienden planeando en espiral en el "majestuoso vuelo del cóndor" que los ha hecho tan famosos y que fue inmortalizado en la famosa canción tradicional andina "El cóndor pasa" versionada en los 70 por Simon y Garfunkel.
El espectáculo es efímero. Dura poco más de una hora entre las 8 y las 9 de la mañana por lo que hay que madrugar y si se llega tarde, se pierde uno el show. Nosotros llegamos un poco más tarde de las 8 y cuarto y el mirador estaba ya atestado de turistas viendo condores. Aparcamos el bus en el arcén de la carretera y nos lanzamos como posesos a luchar con la muchedumbre para ver a los bichos.
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El mirador de la Cruz del Cóndor es una pequeña plataforma alrededor de un resalte rocoso que tiene varios salientes a menor altura hacia el este donde caben perfectamente cientos de personas pero como todo el mundo quiere estar el el borde lo más cerca del cañón pues es inevitable cierta tensión, codazos y empujones aunque de buen rollo. No obstante se ve bien desde todas partes.
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Hay otro mirador más grande a unos 300 metros más al este a un nivel inferior desde donde tambien se ven y estoy seguro que si se anda un poco por la carretera hacia el oeste se pueden ver condores en absoluta soledad. Pero como el turista es un animal gregario, allí que nos pusimos todos en el mismo mirador para poder suspirar y hacer fotos todos al unísono.
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Porque tuvimos mucha suerte y vimos muchos cóndores, la mayoría jóvenes. Al principio los vimos planear por el medio del valle a unos 100 metros pero luego algunos realmente pasaron muy cerca de la gente, no exagero si digo que a apenas 10 metros por encima de nuestras cabezas en un momento que no puedo describir sino como absolutamente sobrecogedor.
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Además tuvimos la suerte de que 3 jóvenes ejemplares se posaran a descansar en una roca a apenas 10 metros de la valla del mirador por lo que pude hacer unos primeros planos espectaculares.
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Como la luna estaba en cuarto creciente y a esas horas aún estaba visible, algunas fotos quedaron impresionantes.
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En el mirador inferior también tuve al fortuna de captar entre cóndor y cóndor algunos colibríes libando el jugo de las flores de la zona.
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Y tal como vinieron, de repente, los cóndores desaparecieron y la manada turística pudo por fin dirigir su atención hacia la belleza del cañon y a las decenas de puestos de venta de recuerdos y artesanias indígenas que hasta ese momento habían pasado totalmente desapercibidos.
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La verdad es que el rato en el mirador merece absolutamente la pena y se hace corto. Ver a un cóndor pasando a apenas unos metros de tí con sus alas cortando el viento produciendo un siseo perfectamente audible en el silencio de una multitud únicamente roto por los clicks de las cámaras y los suspiros de admiración compensa el madrugón, el frío matutino y la terrible travesía por las curvas de la carretera del valle. Es de esos momentos en los que te sientes parte de la Naturaleza y no puedes por menos que rendirte ante su poder y belleza.
Y una vez vistos los condores y con el espectáculo del cañon frente a nuestras narices, lo que nos pedía el cuerpo era continuar por la carretera y descubrir el resto del cañón pero desafortunadamente tocaba volver a Chivay porque el tiempo se nos echaba encima. De verdad, si os gusta la naturaleza, dedicad algún día más al cañón porque es un sitio inolvidable.
A la vuelta, con el sol ya alto, la luz sobre el cañón proyectaba menos sombras y no es tan bello como a primera hora de la mañana pero sigue siendo un espectáculo. Hicimos una breve parada en el pueblo de Maca para ver su Iglesia de Santa Ana, la enésima iglesia colonial encalada del siglo XVIII de la zona que estaba rodeada por una valla. En el interior habia varios retablos con la tipica decoración de espejos del arte andino.
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Por cierto que en Maca también habia una cola de señoras esperando la llegada de ayuda gubernamental por lo del terremoto:
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En la calle de la Iglesia había, como no, puestos de venta de recuerdos pero además había un pequeño museo etnográfico que mostraba algunos objetos tradicionales de los habitantes del Colca así como varias decenas de variedades de patata y quinoa que se cultivan en el área.
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También nos topamos con un paisano que tenia un águila domesticada que ofrecía para hacer fotos a los turistas. Nos contó que la había encontrado de joven con una pata rota, la curó y se la quedó para ganarse unas perras. El animal era bellísimo y espectacular y tranquilo como un koala. Nunca había visto de cerca un águila y me encanto. Y las fotos con mi hijo resultaron alucinantes.
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Montamos de nuevo en el bus y ya no paramos hasta Chivay donde dimos un último paseo por las "preciosas" calles del pueblo y comimos en otro buffet turístico olvidable. Tras una breve sobremesa, nos despedimos de nuestro guía Carlos agradeciéndole sus servicios (con propina) y emprendimos viaje a Puno a eso de las 2 de la tarde.
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Puno está a unos 280 kilometros de Chivay y el viaje lleva aproximadamente unas 5 horas. El primer tramo de la carretera atraviesa de nuevo la Pampa Cañahuas pero por el norte por un paisaje de pradera con muchos humedales. Durante la tarde el cieló se nubló y comenzó a lloviznar levemente. Aprovechamos el largo y monótono viaje para dormitar un poco.
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A mitad de camino hicimos una parada en el Lago Lagunillas situado a una redonda altitud de 4444 metros sobre el nivel del mar, otro de los muchos humedales de la zona donde pudimos ver más pájaros, especialmente flamencos aunque desde un poco lejos.
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Aunque ya estábamos aclimatados a la altitud, no dejábamos de estar a mucha altura, hacía viento y frío y las amenazadoras nubes del cielo daban al paisaje un aspecto sobrecogedor por lo que no paramos mucho tiempo. Sí pudimos hablar un poco con las habituales vendedoras de artesanias de la parada que intentaron convencernos de que les compráramos una bufanda porque, y cito textualmente "señorita, cómpreme algo que en Puno hace mucho fríiiiiiio" (esto hay que leerlo con soniquete andino). Y doy fe que tenían razon
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En un interminable viaje llegamos a Juliaca, una fea ciudad industrial con un tráfico infernal que es la ciudad más importante del sureste de Perú y que tuvimos que atravesar porque en Perú no saben lo que es una circunvalación lo que nos hizo perder más de media hora de viaje.
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Atravesando una pampa rodeada de tormentas con aparato eléctrico por el oeste, por fin llegamos a Puno, la capital peruana del Lago Titicaca. Puno es una ciudad de 125.000 habitantes situada a una altura de 3410 metros sobre el mar. Esta altitud y la cercanía al lago hace que las noches en Puno sean gélidas y aquí fue donde más frío pasamos en todo el viaje. La principal actividad económica de Puno es el turismo.
La primera impresión de Puno es tremenda ya que es una ciudad encajonada entre montañas y el lago. Como no hay sitio para construir más en el llano, el habitual caserío cutre de ladrillo de la ciudad asciende por las laderas de las montañas cubriendolas por completo ofreciendo una imagen inolvidable parecida a las favelas de Río de Janeiro. Esto hace que las calles de Puno sean muy empinadas, casi verticales.
En esta ocasión nos dejaron a nosotros los primeros en nuestro hotel que estaba en la Plaza de Armas de la ciudad. Allí nos despedimos de nuestro conductor y de nuestros compañeros de viaje hasta siempre (excepto de nuestros amigos de Milán de los que nos despedimos con un hasta la próxima, porque nunca se sabe... De todas formas ellos iban a pasar dos días en Puno y nosotros sólo uno asi que las probabilidades de volver a coincidir eran escasas... ¿o no
?)HOTEL HACIENDA PLAZA DE ARMAS PUNO
Nuestro hotel era el Hacienda Plaza de Armas Puno, un hotel algo rancio con decoración anticuada pero con una ubicación excelente y una habitación enorme de 3 camas, casi una suite, con techo abuhardillado (era un 5º piso) y ventanas con vistas a la Catedral de Puno. Como ibamos a pasar dos noches en él, por primera vez en el viaje deshicimos las maletas y nos pusimos cómodos. Las camas eran confortables y el baño pequeño pero cómodo. La wifi estupenda. El desayuno algo escaso. Y el personal como siempre, maravillosamente servicial.
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Puntuacion 4/5
Precio: 67€ por noche
Como eran más de las 8, salimos a dar una vuelta rápida y cenar. De la Plaza de Armas sale hacia el norte la calle Jr. Lima que es la principal calle comercial y de servicios de la ciudad. En ella sacamos de nuevo dinero de dos cajeros, uno en soles y otro en dólares.
Al dia siguiente teníamos pensado visitar las islas de los Uros. La mayoría de los turistas además suelen coger luego un transbordador para acercarse a las islas de Taquile o Amantani donde, tras un recorrido turísitico, se celebra una fiesta con comida, bebida y bailes tradicionales y luego se pernocta en una de las propias viviendas de los habitantes de las islas. Aunque hay mucha gente que lo ha hecho y han venido encantados con la experiencia, unos amigos nuestros nos lo desaconsejaron porque les pareció muy turístico y no les había gustado nada y la verdad es que nosotros somos poco de bailes tradicionales y sobre todo no somos nada de dormir en cabañas gélidas así que lo habíamos descartado de entrada.
En una de las muchas agencias de viaje de esa calle, en concreto una llamada "Salidas Travel" (en traduccion libre...¿viajes para salidas?
), reservamos la excursión del día siguiente a las islas de los Uros. Pero para la tarde no sabíamos que hacer. Podíamos ir a Taquile y volver en el día sin pernoctar pero la señora de la agencia nos dijo que eran casi dos horas de ferry y que la isla luego no merecía la pena y nos recomendó la visita a Silustani, un complejo funerario inca situado a pocos kilómeros de Puno. Como ya teniamos ganas de entrar en contacto con el mundo inca, tras enseñarnos unas fotos nos convenció. El precio era de 45 soles por persona (12.5€ aproximadamente) por las dos excursiones y encima nos recogian en el hotel asi que hicimos la reserva y quedamos con ellos a las 9 de la mañana en nuestro hotel. Finalmente en la misma calle entramos a cenar a un restaurante llamado La Hostería, donde probé el famoso cuy llactado (frito). La verdad es que la primera impresión de ver a la pobre ratilla ahí toda espatarrada en el plato con los bigotillos aun saliendo de su morro no es precisamente estimulante pero la carne estaba muy buena. Tenía una textura muy gelatinosa y el sabor me recordaba mucho al del cochinillo. La verdad es que me quedé con ganas de probar más cuy en el viaje pero no tuve la oportunidad.
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Y sin más que hacer o ver volvimos al hotel para dormir, ¡que llevábamos de pie casi 17 horas!
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