Wanaka nos estaba recibiendo con sus mejores galas.
Así que no había tiempo que perder, había que aprovechar la tarde magnífica que la naturaleza nos regalaba.
Un coche se fue hasta el alojamiento pues tres compañeros preferían descansar y el resto en otro coche nos dirigimos al lugar dónde se inicia la ruta de subida al monte Iron.
Un aparcamiento situado en la SH84, la carretera que se deriva de la SH6 para entrar en la ciudad de Wanaka, antes de llegar al centro de la misma.
Esta ruta es de 4,5 km. y se tarda una hora y media en hacerla. O algo más si te detienes para hacer fotos y contemplar los paisajes, que bien que lo valen.



El Mount Iron es una montaña rocosa tallada por un glaciar que se eleva casi 250 m. sobre todo el terreno circundante. Por ello las vistas de 360 grados que se contemplan desde su cima son tan geniales.
250 m. de desnivel que hay que subir hasta su punto más alto, situado en la amplia y casi plana cima, producto del tallado y alisado del glaciar, (por eso tiene el nombre de Iron, plancha). Subida que no se hace pesada pues puedes ir echando miradas al paisaje que vas dejando a tus espaldas. En la cumbre hay varios miradores y zonas de ocio para contemplar el amplio panorama que se desarrolla. Por un lado el pueblo de Wanaka abrazando al lago del mismo nombre, de fondo las altas montañas del Parque Nacional Mount Aspiring. Por otro lado el lago Hawea, el valle de Albert Town, con el fondo de los Alpes del Sur. Para no perdérselos.




Se puede regresar por la otra vertiente del monte y conectar por la carretera con el aparcamiento. Pero nosotros volvimos por el mismo camino porque seguíamos teniendo de frente estas vistas de postal.
Y como quedaba aún algo de la tarde, que seguía siendo magnífica, pues decidimos seguir aprovechándola. Dejamos a otro miembro del grupo en el hotel y los cuatro restantes por la Mount Aspirin Road nos fuimos hasta el aparcamiento de Diamond Lake, distante unos 21 km. desde el inicio de la ruta de subida a Mt. Iron.
Es un área que utilizan algunas caravanas para acampar porque tiene baños. Desde el aparcamiento sale una ruta que se puede hacer más larga o más corta, a conveniencia. El final es la cima de Rocky Mountain.
El lago Diamond es pequeñito pero resultón. Juncos y sauces rodean sus orillas y se puede hacer un recorrido rodeándolo. En invierno suele congelarse y se utiliza como pista para patinar. Este paseo desde el aparcamiento, ida y vuelta, son solo 2.5 km.

Nosotros solo le echamos un vistazo por el perímetro que coincide con el sendero que continúa hacia la atalaya rocosa que se alza por encima del lago. Atalaya que a veces se refleja en el lago y que algunos utilizan como aprendizaje para escaladas. En el filo de esta atalaya rocosa hay una plataforma de madera que es un perfecto mirador del lago completo y el paisaje que lo rodea que comprende parte del valle del río Matukituki. Paisaje sereno y encantador.


El recorrido hasta este mirador es empinado y hay que subir bastantes escaleras, aunque es totalmente recomendable. Si solo se hace esta caminata hasta el mirador son 2 km., ida y vuelta.
Pero ya que se ha subido hasta aquí, con otro pequeño esfuerzo se puede seguir subiendo hasta el mirador Lake Wanaka, pues merece bastante la pena. El paisaje y la panorámica se amplían considerablemente. Algunas bahías del lago Wanaka, la bahía de Glendhu en primer plano, islotes, pequeñas penínsulas que se adentran en el lago, la desembocadura del río Matukituki. La cadena de montañas que rodean el lago, de menor a mayor rango, con algunas cumbres nevadas. El pueblo de Wanaka, tierras de pastos… Vistas preciosas talladas por antiguos glaciares, que contemplamos con la boca abierta y el pelo alborotado por el fuerte viento que sopla a esta altura.






La ida y la vuelta hasta este mirador son 5 km. Subir hasta la cima de Rocky Mountain son sólo 2 km. más, pero la tarde ha avanzado bastante y satisfechos con lo que hemos visto, lo dejamos estar y regresamos por el mismo camino. Lo que nos dio la oportunidad de ver de nuevo el lago Diamond cuyo perímetro me recuerda la silueta de la cabeza de un gato, con orejas incluidas. A nuestro paso por el borde del lago, a esta hora de la tarde pues anteriormente no lo había hecho, la superficie del lago nos regala una imagen de postal, la reflexión perfecta de la atalaya rocosa de la que acabamos de bajar y alguna que otra montaña del entorno. Una imagen de espejo que el lago Matheson no nos quiso ofrecer.


Y vuelta a Wanaka a nuestro alojamiento al que llegamos faltando poco para oscurecer.
Tenemos dos apartamentos en el Wanaka Kiwi Holiday Park, lugar muy recomendable aunque se encuentra en las afueras de la localidad, unos dos kilómetros. Bien equipados y con zona de prados verdes y mesas de madera en la parte trasera. Se alcanza a ver algo del lago Wanaka y algunas de las montañas de Mt. Aspiring NP.


Un largo y fructífero día repleto de emociones ha llegado a su fin.
Mi marido, que se quedó sin subir a Mt. Iron y el resto, obtuvo algunas fotos del lago Wanaka

