Os presento Gertrude Saddle: uno de los secretos mejor guardados de Fiordland. Yo no había oído hablar de esta ruta hasta hace un par de años, y desde entonces la tenía metida entre ceja y ceja. Es una ruta tirando a corta, de apenas 9 km ida y vuelta que se recorren en 4-5 horas, y es una de las mejores cosas que podéis hacer si tenéis 4 o 5 horas en NZ. Siempre he dicho que el TAC es la mejor ruta de día completo, y ahora Gertrude Saddle se ha convertido en mi favorita si sólo tienes medio día. Y eso, en un país como NZ, es mucho decir.

La ruta sale de la misma Milford Road y recorre Gertrude valley hasta su cabecera, donde empieza el ascenso hacia el saddle. Una vez arriba tienes vistas de todas las montañas de alrededor, y Milford Sound (y el mar de Tasman) a lo lejos. Hay 677 metros de ascenso, que no es exagerado pero sí puede ser increíblemente peligroso si hace mal tiempo: esta ruta sólo se puede hacer en condiciones casi perfectas, en un día seco y sin previsión de lluvia, porque la subida recorre rocas de granito que pueden ser muy traicioneras si está mojado, y además se atraviesa un riachuelo que si baja con mucha agua puede ser peligroso. DOC la marca como “apta sólo para expertos”, aunque en buenas condiciones meteorológicas la única dificultad que tiene es que no está completamente señalizada y hay que saber orientarse. Además de ser extremadamente peligroso intentar hacerla si está lloviendo, sería un poco estúpido pues no tendrías las maravillosas vistas desde arriba.
Esta necesidad imperiosa de buen tiempo había hecho que se nos quedara en el tintero hasta ahora, porque se tenía que dar la casualidad de que estuviéramos unos días en la zona y que saliera un día de sol espléndido, algo que no pasa demasiado a menudo en Fiordland. Pero este año, cuando planeamos el Milford, dejamos varios días libres por detrás para hacer alguna otra cosa en la zona, y tuvimos suerte con el tiempo y nos pilló un día de manual: sol radiante, calor, y poca lluvia los días anteriores. Salimos de Te Anau tempranito, pasamos por la gasolinera Caltex del pueblo para alquilar un PLB, y antes de las 9:30 estábamos ya andando. El parking de Gertrude Valley está en la misma carretera, un pelín antes de llegar al túnel, y no es demasiado grande así que os recomiendo que intentéis llegar pronto, porque la ruta es extremadamente popular y el parking se llena siempre que hace buen día. Nosotros encontramos sitio, aunque ya había bastantes coches, y había un par de keas destrozando la antena del coche que estaba al lado nuestro. Son monísimos pero muy destructivos!

Kea

Gertrude Valley
La ruta empieza muy sencilla, siguiendo el valle hacia su cabecera. La mayor dificultad de este tramo es seguir los indicadores que marcan la ruta, que no son muchos (de hecho, nosotros nos despistamos en un punto y tuvimos que dar la vuelta y buscar el camino porque nos habíamos metido por donde no era…). Cuando llegas al final, más o menos una hora desde el parking, aparece el primer marcador naranja a la izquierda, y empiezas a subir. La subida es bastante empinada desde el principio, zigzagueando por la montaña. Hay mucha tierra y pequeñas piedras sueltas que hacen que la bajada sea bastante peor que la subida (yo me resbalé y caí de culo un par de veces bajando). Lo mejor para hacer la subida más llevadera es parar y darse la vuelta de vez en cuando para admirar el valle que vas dejando abajo, y respirar un poco.

Margaritas. O algo parecido.
El camino va subiendo por la izquierda del río hasta que cruza por primera vez el río, aunque este primer cruce es más bien un hilito de agua que sale del río principal. Un poco más arriba está la cascada con el cruce bueno, el que en el video del Mountain Safety Council que os he puesto al principio suena como si fuera dificilísimo. Cuando estuvimos nosotros hacía muy bueno y el río no llevaba demasiada agua, así que no fue para tanto, pero me puedo imaginar hacerlo en peores condiciones y sí, puede llegar a ser peliagudo. Paramos un rato a descansar y picar algo justo antes de cruzar, porque el sol ya apretaba y estábamos sudando como cerdos, y eso que no íbamos cargados con mochilón. Vimos gente subiendo con mochilas grandes y resulta que es relativamente habitual acampar en lo alto del saddle, y no me sorprende: tiene que se increíble dormir bajo las estrellas en semejante sitio.


Cruzando el río…

…y el valle que dejábamos abajo
A partir de aquí, el camino cambia un poco. Sigue ascendiendo pero por el lado derecho de la cascada, y se convierte en mayoritariamente rocas enormes de granito más que un camino bien definido. La ruta está marcada con montoncitos de piedras (“cairns”) y algún que otro marcador, pero no hay un camino definido. En este tramo pasamos por algún trozo grande de hielo/nieve que todavía quedaba sin derretir. La última parte de esta subida antes de Black Lake es bastante empinada, y hay cables de acero para ayudarte.


Subiendo hacia Black Lake
Tardamos algo menos de una hora en llegar a Black Lake desde que empezamos la subida. No sé muy bien por qué se llama Black Lake, pero es un lago de montaña precioso donde de muy buena gana me hubiera dado un baño si hubiera sido más previsora y hubiera llevado el bañador. Vimos gente saltando desde la roca al agua pasándoselo genial (bueno, hubo algún grito que otro porque el agua está helada) y me dieron bastante envidia, porque a estas alturas hacía ya muchísimo calor. El lago es bastante grande y es el origen del río y la cascada que habíamos dejado atrás.


Black Lake
Después de parar un rato a descansar y mojarnos la cara, seguimos ascendiendo. Nos quedaba poco hasta el saddle pero esta última parte es posiblemente la más peligrosa, ya que trascurre todo por bloques enormes de granito que ofrecen muy poquito agarre. El primer tramo después de Black Lake vuelve a tener cables de acero para ayudarte; imagino que vienen muy bien si hay algo de humedad (aunque a mí no se me ocurriría pasar de este punto con lluvia).


Subiendo desde Black Lake
Desde Black Lake hay algo menos de media hora hasta el saddle. Como la subida es tan empinada, no llegas a tener vistas hasta que llegas arriba, y al llegar se te escapa un “ooooh” involuntario porque es realmente espectacular. Es uno de esos sitios al que las fotos no hacen justicia porque es imposible captar la grandeza y la escala del lugar. Cuando llegamos arriba había bastante gente, pero es fácil andar por el ridge hasta encontrar un sitio donde sentarse sin tener a nadie a la vista. Gertrude Saddle, a 1410 m, es como si fuera una cuerda que cuelga entre los dos picos que hay a ambos lado, Barrier Knob (1879 m) y Mt Talbot (2105 m), y es como el filo de una navaja, con un acantilado enorme y 700 metros de caída vertical hacia el Gulliver Valley al otro lado, no apto para gente con vértigo. Se llama así en honor a la mujer de Robert Holmes, un topógrafo que en 1890 buscaba la mejor ruta para construir una carretera que llegara a Milford Sound. El señor Holmes (y su mujer) fueron los primeros en ascender hasta lo que hoy es Gertrude Saddle. Finalmente la carretera, y el túnel, se construyó por otro saddle (Homer Saddle), muy cerquita de allí.


Milford Sound y Darran Mountains desde Gertrude Salddle
Las vistas de las montañas Darran y sus picos nevados extendiéndose hacia Milford Sound es espectacular, y la vista del fiordo desde aquí arriba debe ser de las mejores que hay, exceptuando quizás la que se tiene desde un vuelo escénico (vimos varios helicópteros sobrevolando la zona, por cierto). Nosotros dimos por terminada la ruta en el saddle, pero hay gente que se anima a llegar más allá y escalar hasta alguno de los dos picos, normalmente Barrier Knob, y vimos gente bajando con cascos y material de escalada.

Black Lake desde Gertrude Saddle
No había nada de viento y fue un sitio genial para comer. No nos visitó ningún kea pero se les oía y veía sobrevolando la zona, y no es raro encontrárselos allí arriba. Después de un buen rato haciendo miles de fotos, de Milford Sound hacia un lado y de Black Lake hacia el otro, nos dimos la vuelta y emprendimos la bajada. Nos cruzamos con muchísima gente que estaba subiendo, y con el calor que hacía ya a esas horas yo lo pasé mal sólo de verlos. Definitivamente, lo mejor es empezar a andar bien prontito porque esta ruta se ha vuelto tan popular que a media mañana ya se ha convertido en una peregrinación interminable de gente, un poco como ha pasado con Roy´s Peak en Wanaka. Vimos incluso gente con bebés a la espalda, en mochilas de esas portabebés, lo que os da una idea de la gran diferencia entre hacer esta ruta en buenas condiciones y en condiciones no tan ideales como lo que muestra el video. A mí personalmente no se me ocurriría subir con un bebé a la espalda, porque no es difícil dar un paso en falso y lo mejor que te puede pasar es que te pegues una culada como yo, y lo peor es un resbalón en la cima que te manda directamente al fondo del Gulliver Valley. Pues vimos no una ni dos sino tres personas con bebé a la espalda. También vimos a algún descerebrado que subía sin nada: ni una miserable botella de agua en la mano. Lo mínimo que hay que llevar en una ruta como esta, por muy buen día que haga, es algo de ropa de abrigo, una botella de agua, crema solar, algo de comer, y si quieres ir un poco más preparado, un PLB. Parece todo muy lógico pero aun así hay algún idiota que sube sin nada de eso, igual que todos los años hay algún idiota que intenta el TAC en chanclas. Cuánto daño ha hecho Instagram…

Gertrude Valley, bajando
Tardamos algo menos de dos horas en bajar, menos que en subir pero se me hizo más pesado porque es bastante duro con las rodillas y hay que tener mucho cuidado de no resbalarse con las rocas sueltas, sobre todo en la última parte de la bajada. Cuando llegamos al parking se me ocurrió la brillante idea de acercarnos a Milford Sound a ver si podíamos pillar alguno de los cruceros, porque hacía tan buen día que me daba pena no aprovecharlo más. Llegamos justitos para la última salida del día, y aunque fue un capricho de última hora y algo que ya habíamos hecho antes, no me importó repetir y disfrutamos mucho del paseo, y me gustó poder ver, a lo lejos, lo que creo que era Gertrude Saddle desde el barco. Fue el broche final perfecto para un día memorable.






Crucero por Milford Sound