Bueno pues tras un desayuno rápido y volver a convertir la furgo en vehículo nos ponemos rumbo a la frontera con Suiza. La zona la conocemos de las pasadas navidades y de alguna otra ocasión en la que la hemos visitado así que todo nos es muy familiar. Paramos en un supermercado a pie de carretera para comprar algunas cosas básicas a precios franceses y cruzamos la frontera por Saint Gingolph. Nada más cruzarla un policía nos indica dónde comprar la vignette (40 francos)
En 45 minutos llegamos a LES DIABLERETS, nos dirigimos a la oficina de turismo a por unos mapas y nos obsequian con una manzana y un bollito a cada uno, así da gusto!!
Les Diablerets es una estación de esquí clave en los Alpes gracias a Glacier 3000,y famoso este verano por haber sido el lugar donde encontraron momificados a un matrimonio suizo que desapareció hace 75 años.
Y aunque el pueblo en sí es una delicia (y sino juzgad más abajo), nuestro objetivo era Glacier 3000 ya que mi marido ganó las entradas en uno de los concursos anuales que celebra nuestro blog de referencia en suiza Vacaciones por Europa.
Dejando atrás el pueblo sigues subiendo por una carretera sinuosa hasta la estación de teleférico de GLACIER 3000.
El precio para esta subida ronda los 80 Chf. cada adulto, y menos mal que no los tuvimos que pagar...porque nosotros, como siempre, tuvimos algún incidente.
Dicen que no es un lugar muy concurrido, pero ese día, y alrededor de las 10 de la mañana que eran, subían un montón de estudiantes de Bellas Artes.
Así que nada más salir fuimos directos al Peak Walk, un puente colgante que une dos cumbres. Para acceder al mismo hay que subir bastantes escaleras así que no es apto para realizarlo con sillitas de bebé ni de ruedas, además estás a una altitud de 3000 metros, con lo cual, cuesta subirlas.
Arriba, el puente estaba tomado por los estudiantes dibujando los paisajes que lo rodean, así que fue un poco agobiante.
Además tiene un poco de balanceo, así que yo lo crucé confiando ciegamente en la mano de obra suiza. Es una pasada, la verdad.
Las vistas desde allí, os las podéis imaginar...increíbles, además el día estaba despejado, así que fue un ratito del que disfrutamos un montón.


Tras recrearnos sacando fotos, volvimos a cruzar el puente, bajamos la escalinata y nos dirigimos al telesilla Ice Express para bajar al glaciar. Allí estaba todo cubierto de nieve, teníamos 9 grados.
Tienen una zona para tirarse con donuts y trineos totalmente gratuitos, pero estaban literalmente invadidos por los estudiantes. Nosotros bajamos a jugar con la nieve con Hugo, y mi marido aprovechó para caminar un ratito e intentar acercarse a la Quille du Diable (parece que está cerca, pero el glaciar engaña).
Cuando él regresó solo nos quedaba montar en el súper rodelbahn, lo más esperado por Hugo. Esto no entra en la entrada, y su precio son 9 chf.- por viaje, pero merece muchísimo la pena.
En este momento Hugo empieza a encontrarse mal, dice que le duele el pecho, que no respira bien, y que quiere vomitar. Nosotros muertos de miedo, nos dirigimos al teleférico, el chico que lo maneja nos dice que puede ser mal de altura. Le damos agua, azúcar, pero en vistas de que no mejoraba, el chico adelanta la hora de bajada del teleférico y nos baja rápidamente (cómo nos vería de agobiados). Una vez abajo, tras vomitar, y darle ibuprofeno empezó a mejorar.
La verdad es que otros años cuando hemos subido a tanta altura, los días anteriores hemos ido aclimatándole subiendo a varias alturas poco a poco. Y este año ha sido de golpe y porrazo, y claro, al pobre le pasó factura; bueno y a nosotros casi nos da algo al verle así. Cómo estaría que decía que solo quería irse, que no quería montar en el rodelbahn. Menos mal que todo quedó en un susto y prácticamente habíamos completado la visita.

os dejo una foto de ese súper tobogán que tomé cuando bajábamos en el telesilla:
Donde se coge el telesilla hay una zona con hamacas de madera para tomar el sol, merenderos, y el súper restaurante de Mario Botta. Y como información, si os animáis a realizar el Glacier Walk y conseguís llegar hasta la Quille du Diable, podéis regresar (previo pago eso sí) en el Snow Bus.
Bueno pues tras el susto, Hugo se quedó dormido y decidimos dejarle descansar y que se le asentase el estómago y nos fuimos acercando a nuestra casita en Beatenberg.
Antes de llegar a Interlaken, como el día era tan bueno, paramos en el Thunersee, a la altura del restaurante Lido da Elio. Tiene parking justo al lado del césped, y acceso directo para bañarse en el lago a través de un pequeño muelle.
Despertamos a Hugo, nos ponemos los bañadores (otra de las ventajas que te da la camper, poder cambiarte de ropa con total privacidad), merendamos y Hugo y yo nos bañamos un poco. Le sentó fenomenal, como nuevo!!
Después fuimos al Lidl del barrio de Matte para llenar la despensa y a nuestra casita...qué maravilla tomar una cerveza en la terraza viendo atardecer...soy taaan feliz aquí...