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‘La etapa más corta del diario’, así es como debería de llamarse realmente este episodio del viaje. Como expliqué en la anterior etapa, la noche de antes estuvimos mirando un poco las empresas que hacían excursiones para avistar ballenas desde Húsavík y por horario nos cuadró la excursión que hacían los de la empresa North Sailing. Como las opiniones por internet eran positivas nos animamos a reservarlo esa misma noche. Había excursiones a las 9 de la mañana o más tarde, tipo a las 2 de la tarde, pero nos gustó a las 11 porque no era ni muy temprano para llegar desde el lago Myvatn ni muy tarde. La idea era volver después a ver cosas que nos habían quedado pendientes cerca del lago.
Nosotros más o menos nos organizamos bien para viajar, pero siempre hay algún día que la cagamos xD pues ese fue el día. Además de otros factores que no dependían tanto de nosotras y alteraron todo bastante más. Pero seguramente si hubiésemos ido a la excursión de la tarde hubiésemos aprovechado el día algo más, o al menos esa es la sensación con la que yo me quedé.
El caso es que nos levantamos sin madrugar mucho, porque empezábamos a estar cansadas de tanto madrugón, nos duchamos, vestimos, desayunamos, etc. Cogimos el coche ilusionadas porque con algo de suerte íbamos a ver ballenas!! Era algo que me hacía muchísima ilusión
. Llegamos a Husavík en unos 40’, y todavía era temprano. Aparcamos al lado del puerto, donde están todas las empresas que hacen las salidas para avistar ballenas y nos acercamos a la de North Sailing. Allí, en recepción, nos dijeron dónde teníamos que ir. Nuestro barco era un pequeño barco pesquero, porque para la época del año en que estábamos no hacía falta coger el barco grande, que me imagino usan en temporada alta cuando hay más afluencia turística.
Como todavía era pronto fuimos a la cafetería que tienen en la planta baja a tomar algo. Pedimos un chocolate caliente, un café con leche y un trozo de tarta de zanahoria, para ir haciendo tiempo.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Qué buena suerte, que nos hicieron algo de descuento por haber comprado los tickets! Seguro que era una buena señal y nos esperaba un gran día...(o no). De paso aprovechamos para ir al baño ya que después la excursión duraba unas tres horas.
Poco antes de la hora de salida, nos fuimos al muelle y empezamos a reunirnos un grupito de personas, que al final acabó siendo de 16, más el capitán del barco y la chica que nos iba dando toda la información de las ballenas, que por cierto, hizo un trabajo excelente durante todo el trayecto. En total éramos 18 personas.
Antes de embarcar nos comentaron que la mar estaba muy movidita… que los días anteriores no habían podido salir, porque había habido tempestad los días precedentes y aún se tenía que estabilizar un poco, que no era peligroso salir pero que si a alguien no le hacía mucha gracia navegar o se mareaba fácilmente, mejor que se quedaran en tierra y cambiasen los tikets para otro día. Bueno, nosotras ya estábamos allí, no nos daba miedo subir y tener que volver otro día descuadraba todo mucho y qué narices, muy mala suerte tendría que ser marearse. MEEEEC. ERROR.
Nada más subir al barco nos dieron un precioso traje de Capitán Pescanova que pesaba como una mala cosa. Nos sentamos como pudimos y nos pusimos el traje encima de las otras 100.000 capas de abrigo que llevábamos. Eso sí, frío, durante el primer trayecto, no pasé ni un poco. Zarpó el barquito y todo rodaba perfectamente sobre la marcha. Los paisajes de fondo, montañas nevadas, y el puerto de Husavík al otro lado, unas vistas preciosas para amenizar la espera y la búsqueda de los cetáceos. La chica nos explicó muchas cosas de las ballenas que íbamos a ver y nos indicó el sistema y las pistas para localizarlas más fácilmente.
Tardamos un pelín en avistar la primera ballena, pero fue ver la primera y después un no parar. O seguramente serían las mismas que estaban en la misma zona, pero es igual, hace la misma gracia. Os aseguro que me hizo muchísima ilusión ver mi primera ballena jorobada...pero a partir de ahí la cosa comenzó a torcerse. Ya os podéis imaginar que el mar no era una balsa de aceite precisamente y el tener que ir mirando a un lado y a otro...ufff, me puse malísima de una forma muy poco gradual. Claro yo no quería dejar de ir mirando a todos lados, porque realmente iban pasando ballenas jorobadas a cada lado del barco y era muy emocionante.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Menos mal que Bea pudo ir haciendo fotos porque llegó un momento en el que mi estómago estaba demasiado revuelto para seguir mirando… Tal y como había explicado la chica, si alguien tenía ganas de ‘ir a alimentar a los peces’ no tenía que ir al baño, si no irse a la popa y controlar un poquito la dirección del viento para no fastidiar (por decirlo finamente) a alguien. Así que le hice caso y allí me quedé alimentando a la fauna marítima. La vuelta fue lo peor, porque evidentemente tenía muy mal cuerpo y cogí muchísimo frío en la parte trasera del barco. Antes de llegar al puerto repartieron rollitos de canela y chocolate caliente, que los pasajeros recibieron encantados después de unas horitas navegando.
Cuando el barcó atracó me quité como pude el traje de capitán Pesacanova y la chica me preguntó cómo estaba y me dijo que era muy normal, que en cada viaje le pasaba a alguien. No es que me sirviera de mucho consuelo que de los 18 me pasara a mí, pero se lo agradecí xD. A partir de ahí el día fue a peor, porque yo sólo tenía ganas de meterme en el coche para estar calentita, pero le fastidié el día a Bea, que se encontraba perfectamente.
Bea se fue a comer y yo me quedé en el coche echando hasta la primera papilla. La verdad que poco hay más que contar de ese día. Bueno, la pintaza que tenía la sopa de marisco que se comió, la verdad.
En cuanto salió emprendimos el camino hacia Akureyri. De camino pasamos al lado de Godafoss pero me encontraba tan mal que pasamos de largo... es muy fuerte, pero sí.
Llegamos a Akureyri, la capital del norte de Islandia, y todavía era bastante temprano. La verdad que de lo poco que vimos desde el coche es una ciudad muy bonita porque está bañada por un fiordo. Desde allí también hay empresas que se dedican a los avistamientos, aunque la mejor ubicación y donde hay más probabilidad de verlas es desde Husavík, pero si por motivos climatológicos hubiésemos tenido que aplazar la excursión seguramente la hubiésemos hecho desde allí (seguramente lo tendríamos que haber hecho desde el principio así y haber visto mejor la zona de Myvatn…).
Encontramos la Guesthouse donde íbamos a dormir muy pronto. Estaba muuuy cerca de la iglesia de la ciudad. Pudimos aparcar sin problemas en la puerta. Aparcar en Islandia es una alegría… La casa estaba decorada con muy buen gusto, tanto que incluso teníamos un piano en nuestra habitación...pero nos daba un poco de cosa usar los muebles porque parecía un museo. Aún así, todo estaba impoluto y la verdad que fue uno de los lugares donde mejor dormí. Quizás es porque me encontraba fatal y sólo quería meterme en la cama, pero descansé la mar de bien.
Esa noche había bastante probabilidad de ver auroras, pero estábamos en medio de la ciudad y había muchísima luz. Por la mañana del día siguiente nos enteramos que a pocos kilómetros se habían visto… Lo de las auroras ya va a quedar para un futuro viaje, que va a ser expresamente para intentar verlas. Seguro.
La Guesthouse se llama FE Accommodation y lo recomendamos un montón por la relación calidad/precio. Nos costó 78€ la habitación doble con baño privado. El desayuno lo reservamos más tarde pero creo que fueron 10 euros por persona.
Por cierto, perdonad que no haya a penas fotos de ese día en el diario... En la próxima etapa pondré más, ya que ya me encontraba perfectamente.
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