Jueves 18 de Julio:
Salimos temprano de Ottawa para estar a primera hora en nuestro primer destino del día, el Parque Omega. No es ningún parque nacional, es más bien una especie de reserva o zoo donde tienen animales de todo Canadá viviendo en recintos bastante grandes, y que recorres en tu coche. Los más peligrosos como lobos u osos están protegidos por vallas, mientras que los herbívoros como wapitis o ciervos caminan a sus anchas extensas zonas del parque e incluso por los caminos de los vehículos. Por esta razón no se puede circular a grandes velocidades y hay que recorrer las pistas de tierra con calma y disfrutando de la fauna que te rodea. Es un lugar genial para hacer fotos de animales.
El camino entre Ottawa y el parque lleva tan sólo una hora, así que a las 9 estábamos ya entrando por la puerta del parque. Primero aparcamos en la Maison du Parc, una zona con cafetería, tienda de recuerdos, baños, restaurante, etc., ya que queríamos tomar un café y así estudiábamos el mapa que nos habían dado y los horarios de los espectáculos que tendrían lugar ese día para planificarnos.
Comenzamos la visita por la Zona de las Primeras Naciones. Se trata de un área que se puede recorrer únicamente a pie, siguiendo un sendero que rodea un lago. A lo largo de este sendero te encuentras los totems reprentativos de cada una de las primeras naciones, es decir, las tribus indias que habitaban Canadá antes de la llegada de los europeos, junto con paneles informativos sobre estas tribus. No lleva mucho tiempo recorrerlo. Además, por la zona del aparcamiento vimos multitud de bambis que se acercaban para que les dieras de comer. Aquí había unas máquinas que por una moneda te daban un puñado de comida para ciervos, y además también es posible comprar zanahorias en la Maison du Parc.
Tras esta pequeña introducción a las tribus indias volvimos al coche para recorrer el resto del parque. Es muy divertido ver cómo los ciervos y wapitis se acercan a tu coche, e incluso meten la cabeza dentro buscando algo de comer. Son inofensivos se supone, pero no está de más tener las precauciones lógicas en estos casos. Durante el recorrido también vimos jabalíes con sus crías recorriendo los caminos en libertad, y muchos gansos. Hasta vimos un wapiti bañándose en un lago. Después nos internamos en la zona de los lobos, aunque estaban escondidos y no los vimos.
Llegamos a un área de servicios que se encuentra en el extremo del parque. Allí, además de varios parkings, hay más restaurantes, tiendas, baños... y es la zona donde tienen lugar los espectáculos. También hay una estación donde puedes coger una especie de vagonetas tiradas por un tractor para ir a una granja donde los más pequeños pueden conocer animales domésticos como gallinas, cerdos, vacas, etc., aunque nosotros no fuimos. Cerca está una zona donde puedes subirte a unas pasarelas de madera que discurren entre las copas de los árboles. Primero vimos el show de los lobos, que es básicamente el momento en que los cuidadores del parque los acercan a una zona preparada para que los visitantes puedan observarlos cómodamente y les dan de comer. Como todavía faltaba un rato para el siguiente show, el de las aves, aprovechamos para hacer lo mismo y nos comimos unos perritos calientes y unas poutines. Este plato es uno de los típicos de Quebec y son patatas fritas con salsa gravy por encima y queso, salchichas, bacon... hay muchas variedades, las vimos hasta en el McDonalds. Cuando leímos sobre ellas pensamos que estarían muy buenas, pero la verdad es que las probamos varias veces a lo largo del viaje y no nos sedujeron especialmente.
El espectáculo de las aves estuvo entretenido. Un par de cuidadores van sacando algunas aves, entre ellas un águila imperial, y hacen demostraciones de vuelos. Me gustó mucho más que el de los lobos y eso que no soy fan de los pájaros precisamente, aunque hacer buenas fotos era complicado.
El resto del tiempo que pasamos en el parque lo empleamos en recorrer los caminos que nos faltaban, donde vimos bisontes, lobos árticos, osos, cabras montesas... e incluso un buey lanudo de refilón!! por desgracia no pudimos ver ni alces ni caribúes.
La visita al parque nos gustó mucho. Es una buena oportunidad para ver animales de cerca y aunque no deja de ser un zoo los animales tienen más libertad y al ser animales de Canadá el hábitat en el que viven está mucho más adaptado a ellos. Si nosotros, que somos tres adultos, salimos encantados de la visita, así que no quiero ni imaginar cómo lo pueden pasar los niños.
Desde el parque hasta Montreal hay apenas dos horas de coche. Llegamos ya por la tarde, sobre las 6, y conforme entrábamos vimos que las señales de aparcar en las calles de Montreal eran sorprendentes. Apenas había huecos, y además, la prohibición de aparcar variaba en cada tramo de la calle, cada pocos metros, así que era un lío. Encontramos un hueco en la calle de al lado de nuestro alojamiento para las siguientes dos noches, otra residencia universitaria en plena calle Sherbrooke, al lado del centro de la ciudad. Teníamos muchas dudas de si lo teníamos bien aparcado o no, porque además en la acera de enfrente había señalización provisional que no acabábamos de entender ni sabíamos si afectaba a toda la calle o solo a un lado. Por si acaso hicimos fotos de las señales y se las enseñamos a la recepcionista de la residencia y nos dijo que sí, que no había problema con dejar allí el coche.
Dejamos las cosas en la habitación, esta vez era sólo una habitación tipo hotel con dos camas grandes, no como en Ottawa, y salimos a conocer un poco de Montreal. La zona de la Place des Artes, en pleno distrito financiero, estaba de obras, así que no nos dio muy buena sensación. Desde allí escuchamos música y jaleo en unas calles cercanas y nos acercamos. Nos encontramos con un escenario donde iban saliendo humoristas, tipo "El club de la comedia", pero en francés. No entendíamos ni papa, pero bueno, la gente allí se lo estaba pasando bien. También encontramos una zona de tenderetes y un grupo de gente disfrazada recorriendo las calles. Al parecer se trata de un festival, el Hahaha o Just for Laughs, que tiene lugar en Julio en la ciudad. Estuvimos un rato por la zona y desde allí nos dirigimos a la Place des Armes, el corazón de la zona antigua de Montreal. A diferencia de Toronto, la ciudad tiene un pequeño centro histórico con calles empedradas. En la propia plaza tenemos la basílica de de Notre Dame de Montreal, que con sus dos torres recuerda a la de París, al menos en la fachada principal. No entramos en la basílica ya que estaba ya anocheciendo y preferimos dar un paseo por las calles aledañas como Rue Sant Pierra o Rue o Saint Paul. La diferencia con Toronto era notable. Estas calles estaban abarrotadas de restaurantes pero de tipo francés, no cadenas de comida rápida y restaurantes asiáticos como en la gran ciudad Canadiense. Se notaba que estábamos en Quebec.
A las 9 teníamos entrada comprada para ver el espectáculo de luces y sonido "AURA", en el interior de la basílica. Estuvimos esperando un rato en la puerta y al entrar nos encantó el interior de la basílica, muy bonito. Pero es que además estaba iluminado con luces tenues y rojizas, y los cuadros de las capillas tenían efectos de luces muy curiosos. En conjunto tenía todo un aire misterioso que ya te iba preparando para lo que venía. Con unos minutos de retraso empezó el show, lástima que no se pudiera grabar ni hacer fotos porque es realmente espectacular. Lo recomiendo para todo aquel que visite la ciudad porque fue lo que más nos gustó de Montreal. Los efectos de luces sobre el altar mayor, el techo y las paredes cercanas al altar son brutales y no puedes dejar de contemplarlo todo con la boca abierta. En youtube se puede encontrar el show entero, pero si alguien quiere ir a verlo en persona no aconsejo que lo veáis, así lo disfrutaréis más. Como adelanto podéis ver este vídeo dónde sólo se muestra un poco:
Al terminar cenamos en una pizzería que había por allí cerca, Quattro, ya que era de lo poco que quedaba abierto a esas horas, y la verdad es que fueron muy rápidos en servir y eso que las hacían al momento. Después nos volvimos a la residencia a descansar para el día siguiente poder dedicar el día entero a conocer Montreal.