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Amanece el día y parece que no llueve! Mientras esperábamos en Barajas, escuché a otro viajero diciendo que Islandia es como el juego de la Oca que vas de cascada en cascada (de foss a foss en islandés) y hoy nos tocaba jugar al máximo ese juego!
Así que, aprovechando el día, nos fuimos a la primera parada: la cascada Urriðafoss. Y aquí se dio por primera vez una cosa muy común en todo el viaje, que es lo que llamamos “la sorpresa de Islandia”. Y es que son numerosos los sitios donde llegas a tu destino, parece que no hay nada y, de repente, das un paso más y te encuentras con un paisaje extraordinario. Esta cascada está situada en un desvío de 5 minutos de la Ring Road. Hay un parking pequeño y, donde parece que no hay nada (porque desde la carretera no se ve), aparece está cascada tan bonita:
Es una parada breve, ya que no hay mucho terreno por recorrer, pero vale la pena hacer un alto en el camino, dado lo cerca que está.
Desde el principio, vi que este día se podía prestar a improvisaciones, dado que el plan inicial era de pocos kilómetros. Mientras estábamos en el parking, ojeaba la guía Lonely Planet y vi un sitio que llamó mi atención (aunque estaba en mis primeras notas como parada): Gjain, un pequeño valle que salía en Juego de Tronos. Y aunque había que volver a Selfoss para coger otra carretera, para allá que fuimos. La carretera hasta allí es preciosa, por lo que se hizo muy ameno el trayecto.
Aquí nos encontramos con un pequeño problema: llega un momento donde hay un desvío: o bien sigues a Gjain o a Haifoss, una de las cascadas más altas del país, pero en los dos hay un denominador común: solo se puede ir en 4x4, por lo que nuestro Kia no se podía meter. Sin haber visto fotos del lugar, nos dio la corazonada que iba a valer la pena, por lo que dejamos el coche en mitad de la nada, y nos pusimos rumbo a nuestro destino a pie. El paseo son unos 45 minutos por un terreno muy fácil, siempre con el volcán Hekla presente. El paisaje, además, era la nada más absoluta
Quienes hayan estado en Canarias, sabrán que este es el típico paisaje volcánico, por lo que aproveché para coger un par de rocas volcánicas de recuerdo. Aquí, de momento, no es ilegal traerte pequeñas rocas. Después de la caminata, llegamos al parking y, de nuevo, la “sorpresa de Islandia” parecía que no había valido la pena el paseo y un pasito más y…. el paraíso. No hay otra palabra para describir este lugar:
Cascadas, cuevas, lagos, ya habéis visto cómo alrededor no había nada y esto estaba tan verde… bajamos para acercarnos todo lo posible y poder dar un paseo por semejante espectáculo de paisaje. De verdad, sé que es un desvío importante, pero vale totalmente la pena! Posiblemente, uno de los sitios en los que menos expectativas tenía y que más me gustó. Y, claro está, muy vacío, pocas fueron las personas que nos encontramos allí!
Dado que no podíamos ir a la cascada de Gluggafoss (también llamada Merkjárfoss). Esta es quizá la más desconocida de todas las que vimos este día, puesto que el desvío es mayor desde la Ring Road. Encima el camino se hizo más largo porque nosotras veníamos desde Gjain.
Hay un parking justo a los pies de la cascada y, la verdad, es que éramos muy pocos los que estábamos allí. Fue un poco un accidente acabar allí, no lo tenía del todo contemplado verla pero vale la pena.
El siguiente punto era la cascada de Seljalandfoss y aquí no sé si fue culpa del GPS o es que no había una alternativa más corta posible… pero fue la primera vez que nuestro coche experimentó un camino largo de grava… no había ninguna señal que prohibiera el paso pero, aun así, fueron 10 km donde el coche no pudo superar la velocidad de 20-30 km/h.
Para rematar, al llegar a nuestro destino comenzó a llover con un poco más de fuerza de lo que lo había hecho durante la tarde. Al contrario que en la anterior cascada, esta es super turística, aunque también es bueno porque hay baños, tienda, puesto de comida, etc. Lo malo es que el parking es de pago (700 kr = 5€). Nosotras no nos enteramos de que había que pagar y dejar el tiquet nada más llegar, y aún estamos rezando para que no nos llegue ninguna multa!
Esta cascada es la famosa en la que se puede pasar por detrás. La verdad es que fue de mis favoritas de todas las que vi, las fotos que se pueden hacer allí son espectaculares! Eso sí, llueva o no, tenéis que ir con ropa impermeable, porque, obvio, os mojáis. Otra cosa para tener en cuenta es que si tenéis una movilidad reducida, o no estáis del todo ágiles, entrad y salid por el mismo lado, por el derecho, ya que la salida del izquierdo es por piedras y puede ser un poco complicado.
Muy cerquita tenéis otras cascadas, menos espectaculares pero igualmente bonitas, así como en la carretera, que os harán parar a hacer algunas fotos.
Ya la última parada del día fue la cascada de Skógafoss. Esta la ves desde la carretera perfectamente… cómo para no ver sus 60 metros de caída! Ya os digo que el día no estaba muy allá, pero muchas veces podéis ver esta cascada con un arco iris. La verdad, es que es de las más contundentes que hay!
Hay un parking gratuito y un camping, por lo que si vais de acampada tiene que ser un punto espectacular para dormir. Al lado, tiene un camino de escaleras para verla desde arriba. La subida es… mortal, no os voy a engañar, por lo que os dejo también una foto de la vista de arriba para que valoréis si vale la pena o no. Yo casi habría agradecido subir otro día y no al final de un día tan largo.
Y ya con esto acabamos del todo muertas! Así que volvimos nuestros pasos para alojarnos en el Guesthouse Holt, que ya visteis que fue toda una sorpresa. Está muy cerquita del volcán Eyjafjallajökull (del que ya os hablaré más adelante). Pero desde luego, fue una buena manera de acabar el día, en medio de la naturaleza!
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