Hoy será nuetro último día completo en esta maravillosa ciudad y país, nos lo tomamos de forma relajada como ha venido siendo estos dos últimos días, además para mayor inri vuelve a llover. La verdad que, aunque nos ha llovido algún día que otro durante todo el viaje, nos ha hecho mucho mejor tiempo del que esperábamos. Después de arreglarnos y desayunar, nos dirigimos hacia el metro para poder llegar a nuestro primer destino del día.
Cogemos el metro hasta Asakusa (270 ¥ por persona), desde allí a un par de minutos andando llegamos al muelle donde compramos los billetes para coger uno de los barcos que nos llevará a Odaiba. Precio del trayecto 1200 ¥ por persona. Si tuviera que valorar la actividad, sinceramente sería una de las peores que hemos realizado en todo el viaje. Los barcos sí, son muy futuristas y originales de ver, por fuera; pero luego en sí, dentro no hay nada. Además no se puede ni salir al exterior durante el viaje, por lo que el trayecto de 50 minutos se hace bastante pesado, seguía lloviendo por lo que la visibilidad tampoco era la idónea.
Llegamos a Odaiba, esta vez de día aunque seguía lloviendo, para evitar el mojarnos nos metimos en uno de los múltiples centros comerciales y curiosear un poco. Pudimos ver un robot, a modo de androide, que hacía las veces de azafata y te daba información acerca del centro comercial y sus tiendas. También pudimos ver una tienda oficial de las Olimpiadas de Tokyo 2020, cosa rara, como ya mencioné anteriormente.
Al cabo de un rato, por fin, dejó de llover y pudimos salir al exterior y disfrutar de las vistas de la bahía con su Puente Arcoíris (Rainbow Bridge) y su réplica de la estatua de la libertad. También pudimos ver por fuera el edificio de Fuji TV, muy futurista.
Tomamos el monorraíl de vuelta al centro y nos llevó a Takeshita-dori, nos costó 320 ¥ por persona. Esta vez lo visitaríamos de día con otro ambiente y animación. Aprovechamos para visitar otra de las frikadas japonesas, entramos en una de las mil tiendas de fotos de artistas y cantantes famosos. Es increíble lo que les gusta a los japoneses este tipo de tiendas, allí había una chica que se gastó más de 30€ en fotos de todos los tamaños de sus cantantes favoritos.
También había muchas tiendas de lo más variopinto, desde ropa extravagante a algodones de azúcar de colores.
Volvimos a tomar el metro para dirigirnos al Parque Yoyogi, cuando salimos del metro y nos pusimos a caminar hacia la puerta principal comenzó a llover de nuevo, por lo que no pudimos visitar ese inmenso lugar. Nos dirigimos directamente al santuario que se encuentra dentro del parque, a unos 15 min caminando. El parque Yoyogi es uno de los grandes pulmones verdes de la ciudad, y es inmenso!!!!
El santuario, acorde al parque, es muy bonito pero la lluvia no dejaba mostrarlo en todo su esplendor.
Ya se había pasado la hora de la comida, y el hambre llevaba acechando bastante tiempo, decidimos salir del parque para encontrar algún sitio donde comer. Cerca de la parada de tren nos topamos con un pequeño restaurante donde servían ramen, así que allí nos metimos. La comida nos salió por 1400 ¥.
Desde allí nos dirigimos a la estación del Skyliner de Keisei para informarnos y comprar los billetes de mañana que nos llevarían al aeropuerto. Los billetes hasta el aeropuerto de Narita fueron 2400 ¥ por persona. Una vez teníamos localizada la estación y comprado los billetes nos dirigimos de vuelta al hotel para preparar las maletas y descansar. También aprovechamos para comprar algo de comida para la cena.