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Nuestro último día en ese increíble país comenzó muy pronto, concretamente a las 5:15. Terminamos de recoger nuestras cosas, dejamos en recepción la tarjeta y condujimos en la noche hasta llegar a las 6:15 de la mañana al parking de Lake Louise, otra de las joyas de las Rocosas. Como el día anterior, había bastantes coches pero aparcamos sin problema…. De estar lleno, cierran la carretera y sólo hay opción de visitarlo a últimas horas de la tarde o en autobús desde los parkings disuasorios.
Echamos un sueñecito e incluso me dio tiempo a ver una capítulo de una serie en el móvil hasta que salió el sol y la bruma se fue. Desayunamos en el coche una tostada de pavo y otra de mantequilla de cacahuete cada uno con leche vegetal, y nos lanzamos a conocer esta maravilla. A pesar de que el cielo estaba un poco plomizo, el lugar dera de una belleza abrumadora, con unas aguas azul lechoso y los glaciares al fondo.
Echamos un vistazo el mapa y comenzamos con la ruta. ¿Destino? Plain of the Six Glaciers, esos de los que hablaba un párrafo atrás. Es una ruta de 7km ida bastante concurrida.
Los primeros compases fueron bordeando el lago por su lado derecho… ahí fuimos testigos de un pequeño atasco peatonal porque unos operarios detuvieron en paso para que un helicóptero retirara unos contenedores, por lo que pudimos ver. El camino es bastante llano y va cogiendo una ligera elevación poco despúes de que se acabe el largo, pero en general me pareció bastante llevadero hasta llegar a la Casa de Té. Allí paramos un al baño y a reponer fuerzas con un plátano y continuamos 1.5km más hasta el destino
Por esa zona el frio y el viento eran importantes, pero íbamos preparados. El paisaje era completamente rocoso, caminando por pequeños tramos junto al desfiladero por montañas de piedra de los desprendimientos.
Cuando llegamos allí, la verdad es que las nubes estaban muy bajas, pero iban yendo y viniendo y finalmente pudimos ver todo el entorno bastante bien. Las nubes le daban un aspecto tenebroso, como estar en Mordor a un lugar remoto, inóspito pero muy bello.
Deshicimos el camino andado pero no completamente, cuando nos topamos la señal, tomamos otra ruta para empalmar con el siguiente trekking: el del Big Beehive, desde donde tendríamos unas vistas TOP del lago. Se trata de una enorme colina en forma de colmena… así que os podéis imaginar que el camino es todo de subida y, dicho sea de paso, la peor del viaje. La pendiente era tremenda y nos costó muchísimo llegar a la cima, pero sin duda merece la pena. Cuando recuperamos un poco el aliento, adamos por la cima de la colmena hasta encontrar un hueco al borde desde donde obtener una veisa preciosa del lago. Y no es que lo diga yo, mirad:
Además, a esas alturas ya brillaba el sol.
Con las mejores vistas del mundo, tomamos un picnic: Zanahoria con hummus y unos pastelitos. Después de un buen rato y otras tantas fotos, continuamos el camino, pero ahora de bajada. Antes de movernos, observamos que no éramos los que estaban en el punto más alto…. Desde la distancia se adivinaban 3 personitas en la cima de Devil’s Tumb (el pulgar del diablo), otra enorme colina más elevada que Big Beehive. Con lo duro que había sido el ascenso hasta donde nosotros estábamos, no queríamos imaginar hasta ahí.
Comenzamos la bajada en zigzag por un camino de tierra hasta el lago Agnes, mucho más pequeño que todos los que habíamos visto pero de un turquesa precioso.
Algo más adelante y en una zona con vegetación está Mirror Lake, donde vimos una cafetería en la que no paramos. Por esa zona también hay una bonita cascada junto a la que nos detuvimos a descansar. Después continuamos la bajada, ya muy cansados, hasta la orilla de Lake Louise, donde nos volvimos a parar un rato a admirarlo.
Nos dio la sensación de que la subida hasta Big Beehive por el camino por el que nosotros bajamos (lagos Mirror y Agnes) es más larga pero con una elevación menos pronunciada, salvo en el tramo desde Agnes a Big Beehive por el zigzag de arena, que sí que es muy empinado pero sin ninguna duda más corto. Por el otro lado la elevación es la misma pero el zigzag más largo.
Regresamos al coche y dimos buena cuenta de un tupper de arroz con pollo y tomate más un pastel de calabaza. Estábamos cansadísimos por el duro día de hoy y por todo lo acumulado en el viaje, pero felices por la experiencia a la par que tristes porque la aventura llegaba a su fin.
De vuelta hacia Banff, paramos a ver el lago Minnewanka, el cual teníamos pendiente. Es una zona bastante frecuentada por osos, de hecho es obligatorio (con pena de multa) hacer los trails de la zona en grupos de 4. Nosotros sólo nos acercamos a la orilla, pero después de todo lo visto, no nos pareció gran cosa, de hecho lo que más nos impresionó es la enorme montaña de detrás…. Se trata de un lago artificial de 28 km de largo y 142 de profundidad, nada menos. La luz a la hora a la que lo visitamos no era muy buena, pero estoy convencida de que con sol radiante ganará muchísimo más.
Después, pusimos rumbo hacia la ciudad de Calgary, donde está el aeropuerto internacional más cercanos a las Rocosas. A media que nos íbamos alejando, nos iba entrando una sensación rara…. Yo comencé el viaje pensando que era uno de esos para hacer una vez en la vida, porque pensaba que esa zona vista una vez… no iba a cambiar mucho en los próximos años, pero de repente miré atrás y me embargó una tremenda pena de pensar que jamás volvería a ver esas maravillas, esa explosicón de la naturaleza. Fue ahí cuando decidimos que volveremos. No había más que hablar. Nos lo habíamos pasado de miedo, superando expectativas, apartando de un manotazo las dudas y disfrutando como nosotros sabemos.
Un viaje diferente a todo lo que habíamos hecho pero en el que lo volvimos a pasar igual de bien que siempre.
Pasamos junto a enormes ranchos y larguísimas carreteras hasta que divisamos al fondo la ciudad, pero sólo la veríamos de lejos. Pasaríamos la noche en una casa particular de un barrio residencial cercano al aeropuerto y al llegar, de nuevo, volvimos a sentirnos dentro de una película americana entre tranquilas calles con casas de madera blanca, pequeñas parcelas de cuidado césped y enormes coches en la entrada de los garajes.
Nuestra anfitriona de origen asiático nos recibió en nuestro casoplón y nos hizo entrar por el garaje. Allí, en el semisótano, habían hecho una vivienda independiente para los huéspedes, con baño, salón y cocina propios y dos habitaciones privadas. Increíble.
Nos duchamos y nos acercamos en coche a una zona comercial que estaba muy cerca de la casa, cruzando la autovía. Llenamos el depósito de gasolina por 31.50$ CAD para devolverlo tal cual al día siguiente y fuimos al supermercado Sobey’s para comprar algo de cena, que estábamos hambrientos. Cayó un paquete para hacer Mac n’ Cheese instantáneos (estábamos de antojo), un pollo asado entero porque no había medios, unas patatas de bolsa, agua y coca cola por 21$ CAD. Habíamos cuadrado totalmente el presupeusto porque sólo nos sobraron unos 4$ CAD en efectivo de todo lo que cambiamos para llevarlos de recuerdo.
Regresamos a la casa y vimos que había huéspedes en la otra habitación, pero no coincidimos con ellos en las zonas comunes. Nos dimos nuestro excesivo festión y nos fuimos directos a la cama, donde dormimos como bebés.
GASTOS DEL DÍA PARA DOS PERSONAS
- Gasolina: 31,50$ CAD
- Compra: 21 $ CAD
Total gastos del día: 52,50$ CAD (35,61€)
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