2 de septiembre. Otro día de mucha carretera por delante, pero al menos íbamos a ver lo primero de todo el cañón del río Fish. Desde el alojamiento en el que estábamos puede haber unos 25 km de distancia por una carretera que bueno, típica de Namibia.
Algunos datos sobre el cañón. Tiene una longitud de 161 km, una anchura máxima de 27 km y una profundidad de 550 metros. El río Fish es el más largo de Namibia, con 800 km de longitud. Tiene su nacimiento en las montañas del Parque Nacional Namib-Naukluft. Debido a que el río es represado en la presa de Hardap, en el siguiente tramo lleva poca agua, salvo cuando llega la temporada de lluvias. El cañón se extiende entre las poblaciones de Seeheim y las de Ai Ais, tras las cuales el río Fish se une al río Orange, que delimita la frontera entre Namibia y la República de Sudáfrica.
El cañón se empezó a formar hace 350 millones de años sobre una fosa a lo largo de fallas tectónicas. Los bordes de esta fosa formaron la parte superior del cañón. Con la glaciación Gondwana, los glaciares hicieron que fuese aumentando la profundidad del cañón. Tras la separación del continente Gondwana hace 120 millones y la elevación del continente África, el gradiente del río Fish aumentó, erosionando con más rapidez la roca, alcanzándose la profundidad que hay actualmente.
Globalmente, este cañón es el segundo más grande del mundo, después del Gran Cañón del Colorado en Estados Unidos.
El pequeño tramo que pudimos ver del cañón correspondía a un meandro, con una forma tan cerrada que casi parecía, salvando las distancias, el Horseshoe Bend en Arizona. El río se veía seco excepto por unas “pozas” que había en algunas partes.
Las primeras fotos las hicimos desde un mirador. Luego había la posibilidad de ir andando hasta un segundo mirador. En principio yo no iba a ir porque me parecía que había demasiada distancia, pero el guía me ofreció la posibilidad de que fuese hasta la mitad del camino y que allí me recogía en el autobús. No me lo pensé 2 veces, así podía tomar fotos del cañón desde otras perspectivas.
Cuando llegué a la mitad del recorrido, como en 15 minutos, me recogió el guía en el autobús. Pensé que íbamos a dar media vuelta hasta el primer mirador, pero no, continuó hasta el segundo mirador, así que después de todo no me iba a perder ninguna panorámica.
En este punto hay una señal que marca el inicio de un trekking. Esto no es como en el Gran Cañón donde se pueden hacer caminatas de diversa longitud y donde existe la opción de bajar hasta diferentes niveles de profundidad en el cañón y subir en el mismo día. En el cañón del río Fish, en el punto en el que nos encontrábamos, si quieres bajar al fondo del cañón tienes que hacer una excursión de 85 km de longitud que puede llevar entre 4 y 5 días. Cualquier persona no puede hacer esta excursión lógicamente. Primero tienes que obtener un certificado médico que garantice que tienes la aptitud física adecuada para poder emprender la excursión y además es guiada. No debe ser moco de pavo.
El resto de mortales, una vez llegados a este mirador nos conformamos con hacer una foto del letrero que muestra el punto de inicio del trekking y con otras fotos del paisaje, que no es poca cosa. En este segundo mirador se puede observar el fondo del río, las paredes del cañón, la llanura que se extiende por la parte superior.
Después de una hora aproximadamente una hora en este fantástico lugar, iniciamos el camino de vuelta hacia la presa Dam.
Primero paramos en una tienda de souvenirs para entrar en el baño o tomar un café.
Pasado un rato nos detuvimos de nuevo en otra tienda en la que había productos típicos como kudu seco (tipo cecina) y similares. El recinto parecía como el de una granja. En el exterior había una curiosa colección de coches y camionetas que vivieron tiempos mejores a los actuales.
La siguiente parada fue en la Naute Kristall Cellar and Destillery, en las cercanías de la presa Dam. Yo no iba a probar ningún licor, pero sí que tomé una porción de tarta de zanahoria que tenía muy buena pinta y mejor sabor.
Al rato de pasar por la presa, enlazamos con otra carretera que se dirigía hacia el oeste hasta Lüderitz, nuestro siguiente destino por 2 noches. Durante este tramo de más de 300 km empezamos a ver algunas áreas del desierto del Namib.
Hicimos una parada técnica en Aus durante unos minutos. No mucho después empezamos a ver junto a la carretera algún caballo salvaje. Nos bajamos a tomar unas fotos y el caballo salvaje en cuestión si iba a meter casi en el camión. Literalmente. Llegó a estar con la cabeza sobre los escalones.
Un ratillo después nos desviamos de la carretera principal y por una pista de cabras llegamos hasta un cobertizo en el que había alrededor de 10 caballos por lo menos bebiendo agua.
La vista del desierto era muy bonita, con una gran llanura sobre la que se levantaban montañas más o menos aisladas.
Aproximándonos a la ciudad de Lüderitz, se veía el desierto alrededor, casi llegando a la propia población. Había muchas dunas, en las que el color de la arena tenía un color como más blanquecino, a diferencia de las de color naranja en el desierto del Kalahari o las que veríamos en Sossusvlei.
Nuestro próximo hotel era el hotel Nest, situado junto al mar a las afueras del centro de Lüderitz y esto era su mayor encanto.
De hecho, mi habitación daba al mar y no debía de estar a muchos metros de altura sobre el mismo. Como para haber un temporal, jaja.
nesthotel.com/
Este hotel se podía considerar como un alojamiento de estándares europeos.
Nada más llegar, el guía nos recomendó que no saliésemos por el centro de la ciudad esa tarde, porque se iba a hacer de noche pronto y no era seguro. En cualquier caso, como tampoco vi nada en el camino hasta el hotel que me llamase la atención, pues no me importó quedarme sin salir. Dada la ubicación en la que estábamos, aproveché para hacer una foto de la costa y de una iglesia que había en lo alto de una roca enfrente del hotel.
La cena fue en el restaurante Pinguin, que se supone que es de los más destacados de la ciudad, según Tripadvisor, creo. Este restaurante destaca principalmente por el pescado y el marisco. Esa noche la cena que teníamos era de tipo buffet. No estuvo mal, mejor sin duda que la de los dos días anteriores.
Tras la cena fuimos al bar del hotel a tomar algo y socializar con el resto del grupo, aunque debido a mis conocimientos de alemán, más bien socialicé conmigo mismo, jaja.
Esa noche no se puede decir que durmiese muy bien. El ruido del agua me despertó a unas horas
intempestivas.