Otro momento inolvidable para mí, fue el paseo que hicimos en catamarán abierto desde, Viena en un día precioso de sol en primavera por el Danubio para llegar al pueblo de Melk en el cual destaca su Abadía. Lo poquito que vimos del pueblo de Melk también se vio muy lindo, la calle principal muy comercial con muchos bares y restaurantes.

La Abadia subida en un acantilado con unas vistas increíbles, a la cual se puede entrar y disfrutar principalmente de su biblioteca, fabulosa, techos decorados, toda de madera, inmensa, a tope de estanterías con libros antiguos, dicen fue la inspiración de Humberto Eco para ambientar su famoso libro En nombre de la rosa. Una preciosura de lugar.

Para volver a Viena el catamarán, paraba en tres pueblitos al borde del Danubio, Durnstein con sus callecitas empedradas con escaleras y en el que se destaca la Iglesia Azul

Otro pueblo en el cual paró el catamarán fue Spitz muy chiquito y pintoresco, lo que destaca es el castillo del cual se ven unas vistas preciosas desde el Danubio

Por último fuimos al pueblo de Krems del que solo pudimos ver su calle principal muy comercial.

Uno más lindo que el otro, llegábamos bajábamos a tierra, dábamos una vuelta por el pueblo y a la hora indicada estábamos en el embarcadero para subir nuevamente a nuestro catamarán, así en los tres pueblos, y las vistas de los pueblos al borde del Danubio mientras el catamarán navegaba nos dejaban sin palabras.

Este paseo por el Danubio es otra cosa muy recomendable para hacer en un viaje a Ciudades imperiales.