Un viaje a México nos llevará muchas horas de vuelo. Cada uno mirará las opciones que más le interesen pero por mi parte un vuelo directo es lo mejor. Eso si es posible, claro.
Para viajar a México únicamente es necesario tener el pasaporte en regla para viajes de menos de 90 días pero no se necesita visado. Si se va a hacer escala en EEUU es necesario rellenar el formulario ESTA.
Una vez en el aeropuerto mexicano, te sellan el pasaporte (después de una cola larguísima). Es importante saber que tienes que rellenar una tarjeta de turista (que, en general, ya te dan en el mismo avión). Ese papel (siempre me he preguntado cómo te dan un papelito tan pequeño si se puede perder fácilmente) se tiene que guardar hasta la salida.
En cuanto a lo que es necesario llevar, debemos tener en cuenta las características del país y de nuestro viaje. Si vamos a ir a zonas lacustres es recomendable llevar repelente de insectos (yo lo llevaría en todo caso).
En los yacimientos arqueológicos acostumbra a hacer bastante calor así que sombreros o gorras y una buena crema solar no pueden faltar en el equipaje.
A nosotros nos sienta muy mal beber allí agua del grifo, tomar algo sin hielo, productos crudos aunque hayan sido lavados previamente... En las farmacias se puede comprar algún remedio para prevenirlo. Y por si acaso no podemos olvidarnos de medicinas para la diarrea.
No es necesario ponerse ninguna vacuna. Si vamos a ir a zonas de selva no está de más consultarlo al médico. Tampoco estaría de más, en esos casos, llevar algún remedio para la malaria por si acaso.
En cuanto al dinero, la moneda oficial mexicana es el peso. Nosotros no llevamos el dinero cambiado desde España y lo cambiamos allí (en hoteles o bancos). Las tarjetas se aceptan en muchos sitios pero siempre es bueno llevar dinero en efectivo (por ejemplo, si queremos comprar un recuerdo en algún pueblo).
Debemos tener en cuenta que México es un país enorme. Tienen servicios de autobuses (no puedo hablar de ellos porque no los he cogido) pero al ser tan grandes las distancias, excepto que viajemos de noche o cerca, no suelen ser la mejor opción para el turista. Lo más lógico para cubrir esas largas distancias es el avión.

También es posible optar por un tour organizado (como nosotros) en los que se van haciendo etapas en autobús, viendo lo más interesante. Yo lo prefiero.
Excepto el Chepe, no hay trenes en el país. Ahora hay un proyecto (bastante polémico) para instalar el llamado Tren maya.
Al ser un país tan grande, también tiene diferencias gastronómicas o de clima. Debemos mirar bien antes de salir dónde vamos a ir para preparar nuestra maleta.
En cuanto a la historia, debemos tener en cuenta los distintos pueblos que han existido en su territorio.
De momento hay evidencias de presencia humana en México desde el año 7000 a.C. Alrededor del 6000 a.C.el hombre deja de ser nómada (cazador-recolector) y se convierte en sedentario, con gran importancia de la agricultura. Esas comunidades primitivas se dedicaban al cultivo del maíz, judías, calabazas o chile. Exactamente lo mismo que sigue siendo la base de su gastronomía. Hacia el 3.000 a.C. empezaron a cultivas algodón y alrededor del 2.000 a.C. se desarrolla la cerámica.
Uno de los primeros grandes pueblos fueron los olmecas aunque se sabe aún muy poco sobre ellos. Olmeca significa "habitante del país de Hule" pero la palabra es náhualt, así que no sabemos cómo se denominaban a sí mismos. Tampoco está claro si eran el pueblo más antiguo; algunos expertos dicen que lo eran los mayas. No se ha encontrado ni un solo esqueleto humano de los olmecas y lo poco que se sabe sobre ellos es en base a sus representaciones artísticas (sobre todo, esas enormes cabezas que representan a reyes o guerreros). Se sabe que se dedicaban a la agricultura, cerámica, joyería y a la fabricación de armas y que construyeron canales.

Una cultura muy poderosa (aunque también bastante desconocida) fue la teotihuacana. Hablaré más de ellos cuando trate Teotihuacan.

Pero sin duda de los que sí hemos escuchado hablar, sea poco o mucho, es de mayas y aztecas. De los mayas también hablaré ampliamente así que ahora no me voy a extender para no repetirme.

En cuanto a los aztecas, también se les conoce como mexicas (de donde procede el nombre del país). Eran el pueblo mas poderoso del continente antes de la llegada de los españoles. Este pueblo desarrollo importantes aportaciones al mundo y a la agricultura.
El origen de los mexicas se sitúa entre los grupos hablantes de náhuatl del norte del actual México y antecesores de los asentados durante la llamada etapa chichimeca. Tradicionalmente se pensó que hubo una división de raza entre Aridoamérica —con grupos cazadores-recolectores principalmente— y Mesoamérica, con pueblos sedentarios y agricultores. Por los estudios más recientes se sabe que no fue así y que la diversidad étnica permitió a muchos grupos de origen chichimeco poseer diversos grados de estratificación y sedentarismo, según las variantes regionales y las condiciones ambientales donde se asentaron. Por ello al tener un contacto mayor con grupos mesoamericanos adoptan modos y usos civiles que tenían ya de alguna forma en el norte del actual México.
Se cree que fueron la última gran migración chichimeca, que tuvo lugar entre los siglos XII y XIII. El mito mexica oficial enuncia su origen mítico en Aztlán, una isla originaria de donde partieron por designios divinos. La evidencia histórica muestra —a excepción de las hipótesis de Wigberto Jiménez Moreno y Paul Kirchhoff que las sitúan en la isla de Mexcaltitlán Nayarit o en el sur de Guanajuato.
La palabra aztecatl, deriva de la palabra aztateca, que significa 'procedente de Aztatlán' o de la isla de Aztlán, isla de origen mítico de donde se pensaban que provenían. Está claro que el lugar tenía que existir porque de algún sitio tenían que provenir pero no se sabe dónde estaba exactamente.
La existencia de un caudillo llamado Mexitli, Mexih o Mecih se da por hecha en la mitología azteca pero es confusa en las fuentes históricas del México Antiguo. Se menciona que es el mismo Huitzilopochtli, la principal deidad de los mexicas, asociado con el sol, algo poco creíble. Lo cierto es que para finales del siglo XII ya existía un grupo que se auto determinaba mexitin, de donde derivaría el nombre de "mexica".
En sus inicios eran pequeños grupos que, en todo o en parte, decidieron emigrar. La historia dice que los mexicas salieron de Aztlán guiados por su deidad principal, Huitzilopochtli (o Mexitli) en busca de «la señal» (el águila sobre el nopal) que indicaría el lugar exacto donde deberían fundar su ciudad.

No está muy claro cuándo encontraron ese símbolo (que ahora aparece en la bandera del país). Algunas fuentes apuntan que ocurrió un 12 de diciembre, otras aseguran que fue el 18 de julio. Sin embargo la más generalizada dice que ocurrió el 13 de marzo en 1325. Aunque la historia de estos pueblos, como digo, se confunde con la de otros pueblos en el pasado (chichimecas, toltecas...) lo cierto es que la historia de los mexicas propiamente hablando es francamente corta pues abarcaría desde la llegada a esa nueva ciudad hasta la venida de los españoles.
En su camino hasta el lugar donde fundarían su nueva ciudad se cuenta que los mexicas irían entrando en contacto con otros pueblos, de los que irían aprendiendo cosas.
Según la historia oficial aceptada, en un islote al poniente del lago de Texcoco, fundaron los mexicas México-Tenochtitlan en el año 2 Calli o 1325. Ahora se sabe que los mexicas se establecieron previamente en diversas poblaciones, incluso fundaron algunas ciudades (como ejemplo Huixachtitlán) y la información codificada en los documentos revela que ya habitaban el islote desde 1274. El nombre de la ciudad se puso en honor del caudillo Ténōch.
La cultura mexica ocupó la mayor parte del centro y sur de la actual República mexicana, se extendía, desde el poniente del valle de Toluca, abarcando casi todos los estados de Veracruz, Puebla, en el centro, Hidalgo, México, Morelos y en Michoacán solo lo que hoy es el Municipio de Zitácuaro ya que ahí hubo una importante frontera entre los Tarascos y los Mexicas, en el sur; gran parte de los estados de Guerrero y Oaxaca, así como la Costa de Chiapas hasta la frontera con Guatemala. Sin embargo, quedaban fuera de su dominio los señoríos de Meztitlán (en Hidalgo), Teotitlán y Tututepec (en Oaxaca), purépechas (en Michoacán), Yopitzingo (en Guerrero) y Tlaxcala.
El islote inicial fue ampliado artificialmente poco a poco hasta quedar unido a los islotes de Tlatelolco, Nonoalco, Tultenco y Mixhuca, mediante una ingeniería hidráulica de rellenos, pilotes y canales internos, así como diques contenedores de aguas y puentes hasta alcanzar unos 13.5 kilómetros cuadrados. No existe un consenso sobre la población de Tenochtitlan, la mayor parte de los historiadores dan un valor conservador entre 80 000 a 230 000 habitantes, más grande que la mayor parte de las ciudades europeas de su época, Constantinopla (con 200.000 habitantes), París (con 185.000) y Venecia (con 130.000).

La autoridad suprema en la ciudad de México-Tenochtitlan era un tlatoani (en náhuatl significaba 'orador'). El "imperio mexica" llamado por sus súbditos "Triple Alianza" fue inicialmente una alianza militar de tres ciudades: Texcoco, Tlacopan y Tenochtitlan. Al frente de cada una de estas había un tlatoani que era la máxima autoridad en esa ciudad. Con el paso del tiempo la ciudad de Tenochtitlan se convirtió en la dominante y las otras dos pasaron a estar sometidas a las órdenes del tlatoani de Tenochtitlan, el huēy tlahtoani ('gran orador') para señalar su posición por encima de los otros dos. Era el que nosotros conocemos como el "emperador mexica".
De acuerdo con algunos registros existieron doce tlatohqueh en México-Tenochtitlan. El primero de ellos, Tenoch, es considerado por muchos una figura mítica. En cualquier caso, más que considerarlo el primer gobernante hay que recordar que es el último caudillo (cuāuhtlahto). El último tlatoāni, Cuauhtémoc, fue ejecutado el 28 de febrero de 1525 por las tropas españolas al mando de Hernán Cortés cuatro años después de la caída de México-Tenochtitlan. Después de la muerte de Cuauhtémoc le continuaron gobernantes títeres elegidos por los españoles. Continuó hasta 1565 cuando finalmente el cargo de tlatoani fue abolido.
Fueron los siguientes:
1366-1525
1366-1391 Ācamāpīchtli "El que empuña la caña"1396-1417 Huītzilihuitl "Pluma de colibrí"
1417-1427 Chīmalpopōca "Escudo que humea"
1428-1440 Ītzcóātl "Serpiente de obsidiana"
1440-1469 Motēcuhzōmā Ilhuicamīna "Señor encolerizado, flechador del cielo"
1469-1481 Āxāyacatl "Cara de agua"
1481-1486 Tīzoc "Pierna atravesada"
1486-1502 Ahuízotl "Nutria"
1502-1520 Motēcuhzōmā Xocoyotzīn "Señor encolerizado, el más joven"
1520-1520 Cuitlahuac "Limo del lago"
1520-1525 Cuāuhtemōc "Águila que desciende"

A Cuitlahuac también se le llamaba "excremento real" por culpa de un insulto que le dirigió la Malinche. Su nombre real habría sido Cuiltahuatzin pero ella, a modo de desprecio, se lo modificó y así ha pasado a la historia.
Los mexicas eran un pueblo esencialmente guerrero y muy religioso. Para poder tener víctimas humanas a las que sacrificar a los dioses, se llevaban a cabo pequeñas guerras. Son famosas las llamadas "guerras floridas", un tipo de guerra ritual propia de los Aztecas en los siglos anteriores a la Conquista consistente en el acuerdo entre varias ciudades de organizar combates en los que se capturaban prisioneros de ambos bandos que eran sacrificados ritualmente. Con frecuencia, se realizaban en condiciones de sequía extrema.
Además de proveer de prisioneros para el sacrificio y servir de ejercicio y mantenimiento para el ejército, las guerras floridas eran un mecanismo para lograr el ascenso social individual. Los guerreros destacados, aquellos que logran volver a su ciudad tras varias capturas de enemigos vivos, ganaban el respeto y la admiración de su pueblo y compañeros. Las capturas se realizaban tendiendo emboscadas y golpeando e hiriendo al enemigo con las macanas, las flechas y las lanzas. Como protección, los guerreros vestían cotas de algodón y escudos. El objetivo era atontar al enemigo y capturarle, en ningún caso matarle, una concepción bélica arraigada en el ejército azteca que sin duda le perjudicará a la hora de enfrentarse a los españoles. Los españoles no "jugaban" a atontarte. Luchaban y mataban. Se cree que ésta fue una de las causas por las que un grupo tan pequeño consiguió dominar a una población tan enorme.
Porque, claro, al hablar de la historia de México, tenemos que hablar de los españoles. No voy a entrar en polémicas sobre la llamada Leyenda negra (que, por cierto, surgió de los ingleses, obviando lo que ellos hicieron en los territorios a los que llegaron). Lo cierto es que el siglo XVI marcaría un antes y un después en la historia del país.
La primera exploración la aprobó Diego Velázquez (no tenía relación con el pintor), gobernador de Cuba. El 8 de febrero de 1517 zarparon del puerto de Santiago tres embarcaciones con 110 hombres y navegaron por la banda norte de la isla de Cuba realizando diversas escalas. Al llegar a la punta de San Antón pretendieron poner rumbo hacia las Islas de la Bahía pero fueron sorprendidos por una tormenta en el canal de Yucatán, habiendo llegado los primeros días de marzo a la deshabitada Isla Mujeres. Allí encontraron diversas figurillas de mujeres desnudas dedicadas a la diosa maya de la fertilidad Ixchel. Posteriormente cruzaron hacia la costa norte de la península de Yucatán avistando Ekab, lugar que bautizaron como el «Gran Cairo». Fondearon las naves y los pobladores del lugar les recibieron amablemente. El capitán Hernández de Córdoba tomó posesión formal en nombre del rey de lo que él creía una isla a la que bautizó con el efímero nombre de Santa María de los Remedios. Capturaron a dos indígenas, que serían los primeros traductores.
Siguieron con la expedición y llegaron a Chakán Putum, donde fueron muy mal recibidos por los mayas, que hirieron o mataron a varios españoles. Uno de los heridos fue el propio capitán. Por una mala interpretación se pensó que el lugar recientemente descubierto era llamado en idioma maya Yucatán, nombre con el que desde entonces se llamó al territorio.
Al año siguiente se organizó una segunda expedición. Velázquez designó a su sobrino Juan de Grijalva como capitán general y como capitanes de los otros navíos a Francisco de Montejo, Pedro de Alvarado y Alonso de Ávila, quienes se responsabilizaron de suministrar pertrechos y bastimentos a las embarcaciones. Llegaron a la isla de Cozumel el 3 de mayo. Por la fecha, Grijalva bautizó el lugar como Santa Cruz de la Puerta Latina. Recibieron de los nativos pavos, miel y maíz.
Después de abandonar Cozumel navegaron brevemente hacia el sur, exploraron Zamá (Tulúm) y la Bahía de la Ascensión. Al llegar a las cercanías de Chakán Putum se les recibe con dos máscaras de oro y una invitación a marcharse cuanto antes pero al no hacerlo tiene lugar una batalla en la que los españoles llevaron las de ganar.
Las embarcaciones se dirigieron hacia el oeste y llegaron a la Isla del Carmen, en la Laguna de Términos, punto al que bautizaron como Puerto Deseado. Prosiguieron su viaje llegando a la región de Tabasco, donde habitaban los mayas chontales. Se apoderaron de cuatro nativos, uno de ellos al que llamaron Francisco, quien les sirvió como intérprete del idioma chontal.
La expedición siguió. Alvarado, por su cuenta, decidió explorar por su cuenta la cuenca del río Papaloapan, lo que le llevó a un distanciamiento con Grijalva.
A lo largo de la costa fueron encontrando diversos asentamientos humanos. Llegaron a mediados de junio a una isla donde encontraron un templo y cuatro indígenas muertos, los cuales aparentemente habían sido sacrificados al dios Tezcatlipoca, por lo que el lugar fue nombrado Isla de Sacrificios.Desembarcaron en Chalchicueyecan. Grijalva le preguntó a Francisco por el motivo de aquellos sacrificios. El intérprete maya chontal respondió que habían sido ordenados por los colhuas, pero la respuesta fue malinterpretada y se creyó que el lugar se llamaba Ulúa. Por la fecha que era, 24 de junio, el lugar fue bautizado como San Juan de Ulúa.
En aquella zona vivían los totonacas, pueblo sometido por los mexicas.
Estando allí se presentaron dos indígenas que decían que venían de parte del huey tlatoani Moctezuma Xocoyotzin.
Alentado por los descubrimientos que se habían hecho y que le había contado Pedro de Alvarado (que había sido enviado de vuelta a Cuba para informar), el gobernador Velázquez decidió enviar una tercera expedición. Esta vez, por recomendación de terceros, decidió encargársela a un controvertido y ambicioso extremeño llamado Hernán Cortés. Los capitanes designados por Cortés fueron: Pedro de Alvarado, Alonso de Ávila, Alonso Hernández Portocarrero, Diego de Ordás, Francisco de Montejo, Francisco de Morla, Francisco de Saucedo, Juan de Escalante, Juan Velázquez de León, Cristóbal de Olid y Gonzalo de Sandoval. Les acompañarían 550 hombres (50 eran marineros) y 16 caballos, un animal nunca visto por aquellos lares. Además, desobedeciendo las instrucciones de Velázquez, llevó doscientos auxiliares, algunos eran nativos de la isla y otros eran esclavos de raza negra.

Tampoco obedeció las órdenes de Velázquez en cuanto a la fecha de salida. Hablando claro y en plata, Cortés hizo lo que le dio la gana.
Cortés se dirigió a la isla de Cozumel siguiendo el trayecto de sus antecesores. En el camino la embarcación capitaneada por Francisco de Morla sufrió una avería, lo cual retrasó a las demás naves que tuvieron que auxiliarla. La embarcación de Pedro de Alvarado llegó a Cozumel dos días antes, lo cual molestó a Cortés quién mandó castigar al piloto.
Tres días tardó en poderse entrevistar con el jefe de la zona. Pero al cabo de esos días se entablaron conversaciones pacíficas y cuando los españoles se marcharon les dejaron allí la cruz y una imagen de la Virgen.
También encontró a un náufrago, Jerónimo Aguilar, que les explicó que tenía un compañero, Gonzalo Guerrero, pero que éste se había adaptado a las costumbres de los mayas, se había casado y había tenido hijos.
En Potonchán decidieron aprovisionarse de agua y comida. Los mayas chontales, habitantes del lugar, permitieron el aprovisionamiento y les pidieron irse, pues no tenían suficiente comida para entregar a los expedicionarios. Cortés se negó y ordenó el desembarco. Allí tuvo lugar la primera gran batalla, de Centla, el 14 de marzo de 1519. Los españoles lograron la victoria gracias a la superioridad de armas y en especial al temor que los nativos tenían a los caballos. Hernán Cortés fundó el 25 de marzo de 1519, el poblado al que bautizado con el nombre de Santa María de la Victoria, que más tarde sería la capital de la provincia de Tabasco.
Una vez vencidos, los mayas chontales entregaron como prenda de paz veinte mujeres, entre las que se encontraba una esclava de nombre Mallinalli o Malinche Tenépatl, llamada así —Tenépatl— por su facilidad de palabra. Esta joven fue llamada por los españoles Doña Marina, Malintzin por los indígenas. La famosa Malinche se convirtió en la intérprete del maya al náhuatl (Aguilar lo era del español al maya) y en amante de Cortés, con quien tuvo un hijo (Martín).
Los españoles permanecieron en Santa María de la Victoria hasta el 12 de abril, fecha en que Cortés decidió continuar su camino hacia Ulúa dejando a un puñado de españoles en la recién fundada villa, para pacificar y poblar la región.
Cuando llegaron a San Juan de Ulúa no tardaron en recibir una embajada de Moctezuma. El tlatoani estaba convencido de que el conquistador se trataba de Quetzalcóatl. Por ello le mandó diversos regalos, objetos de oro y máscaras con turquesas. Cortés les entregó cuentas de vidrio verdes y amarillas, una silla y un casco que, a los ojos de los mexicas, evocaba al dios de la guerra Huitzilopochtli.
Moztezuma empezó a dudar de que Cortés fuera Quetzalcóalt pero estaba igualmente asustado. ¿Y si era Huitzilopochtli, el dios de la guerra, encarnado en hombre?. Era tal su temor que no quería que los recién llegados pisaran México-Tenochtitlan. Les sugirió marcharse lo antes posible y envió nuevamente ricos presentes. Consiguió lo contrario. Que aún tuvieran más ganas de ver la capital de los mexicas.
Entre el 5 y 10 de julio de 1519 se creó la Villa Rica de la Vera Cruz (la actual Veracruz). Ante tanta rebeldía por parte de Cortés, Velázquez empezó a hacer los preparativos suficientes para capturarle.
Cortés se dirigió hacia Quiahuiztlán y Cempoala, pueblos totonacas que eran tributarios de los mexicas. Los gobernantes o teuctlis habían conocido a Juan de Grijalva, logrando una buena relación con los españoles. El de Medellín les prometió liberarles de los mexicas si se unían a ellos. De hecho ésta es otra de las claves de la victoria de los españoles; la de contar con el apoyo de todos aquellos pueblos sometidos por los aztecas.
Trazó un astuto plan. Durante esos días llegaron, cinco recaudadores de Moctezuma para cobrar los tributos pero Cortés aconsejó no pagarles y ponerles bajo arresto. Con temor, los totonacas siguieron el consejo. El caudillo español se entrevistó con los recaudadores y puso a dos de ellos en libertad fingiendo no conocer la actitud de los totonacas. Además envió un falso mensaje de paz al tlatoani de Tenochtitlan, prometiendo ayudarlo para someter a los «alzados».
Los embajadores de Moctezuma no tardaron en llegar. Cortés "consiguió" la liberación de los tres recaudadores restantes y los aztecas quedaron contentísimos.
En Tizapancingo un grupo de mexicas comenzó a organizarse para someter a pueblos totonacas que dejaron de pagar tributo. Cortés asistió con la caballería y pudo vencerlos rápidamente. Treinta pueblos totonacas se reunieron en Cempoala para sellar la alianza y marchar juntos a la conquista de Tenochtitlan, ofreciendo un gran número de tamemes para transportar la artillería de los europeos. Además, aportaron 1.300 guerreros dirigidos por Mamexi, Teuch y Tamalli. Los totonacas estaban convencidos de que, vencidos los mexicas, iban a ser libres.
Alonso de Grado y Alonso de Ávila fueron nombrados alcaldes sustitutos de la Villa Rica de la Vera Cruz. Poco después de dicho nombramiento, un grupo inconforme de amigos de Diego Velázquez decidió regresar a Cuba. Se celebró un consejo de guerra y fueron condenados con dureza.
En su camino hacia México-Tenochtitlán fueron recibidos por pueblos sometidos a pago de tributos a los aztecas. Cortés actuó igual que antes, intentando ponerlos de su parte.
Cortés llegó al territorio de Tlaxcala al mando del ejército totonaca-español, el cual era numéricamente muy inferior con respecto a la densa población de Tlaxcala que se conformaba por los pinomes, los otomíes y los tlaxcaltecas, quienes vivían asentados en cientos de pequeñas localidades. Estaban dirigidos por varios líderes. Al igual que los mexicas, los tlaxcaltecas consideraban a los españoles como semidioses porque las noticias al respecto de sus caballos y sus armas los habían impresionado. Maxixcatzin se inclinó por sellar la alianza y luchar contra sus acérrimos rivales, pero Xicohténcatl Axayacatzin argumentó la posibilidad de que los españoles no fueran semidioses, creyendo que la ambición que habían mostrado por el oro, los pequeños hurtos en los pueblos, la destrucción de templos y el desprecio de leyes ancestrales evidenciaba más un comportamiento humano que divino. La resolución fue atacar a los recién llegados: de lograrse la victoria se daría crédito a la nación tlaxcalteca; en caso de derrota se culparía a los otomíes de haber actuado en desobediencia a las órdenes del senado y se firmaría la alianza.
Se preparó una emboscada pero los españoles resultaron vencedores. Después de varios tiras y aflojas, al final los tlaxcaltecas se avinieron a ayudar a los españoles. Como muestra de paz los tlaxcaltecas regalaron mujeres a los españoles, entre las que se encontraba una hija de Xicohténcatl el viejo, quese casó con Pedro de Alvarado y fue bautizada como María Luisa Tecuelhuatzin.
No tardaron en llegar a Cholula, ciudad tributaria y aliada de los mexicas con una población de 30.000, que tenía un arraigado culto a Quetzalcóatl. Los tlaxcaltecas no eran amigos de los cholultecas y advirtieron a los españoles no confiar en ellos.
Al principio el trato dado era muy bueno pero en secreto estaban preparando una emboscada. La Malinche supo casi por casualidad lo que tramaban y se lo contó a Cortés. A la mañana siguiente el conquistador, anticipándose, capturó a los líderes cholultecas. Tendría lugar la terrible matanza de Cholula, uno de los hechos más lamentables de la conquista de México puesto que murieron entre 5.000 y 6.000 personas, muchos de ellos civiles. Tras la victoria, los españoles se apoderaron del oro y las joyas, mientras que los aliados indígenas tomaron la sal y algodón. Los cholultecas que quedaron no tuvieron más remedio que apoyar a Cortés.
Moctezuma realizó muchos intentos para disuadir a Cortés de avanzar hacia Tenochtitlan. El tlatoani envió regalos, embajadores e innumerables mensajes para convencer a los españoles de no visitar la ciudad pero todo fue inútil. El ejército compuesto por 400 españoles, 4.000 tlaxcaltecas y16 caballos entró el 8 de noviembre de 1519 en México-Tenochtitlán.
Cortés y sus hombres fueron recibidos por el huey tlatoani Moctezuma Xocoyotzin y un amplio séquito. Hubo un intercambio de regalos y los españoles fueron alojados en el palacio de Axayácatl, cercano al recinto sagrado de la ciudad.

Como Moctezuma seguía pensando que se trataba de semidioses, después de una entrevista dio a entender que se sometía como vasallo del emperador Carlos.
Poniendo como excusa un ataque a los totonacas por el impago de impuestos, Cortés ordenó detener al tlatoani. Éste negó haber ordenado ese ataque pero no dejó de estar vigilado constantemente por los españoles a partir de ese momento.
Durante los siguientes días el conquistador pidió al tlatoani que abandonase a sus dioses y que prohibiese los sacrificios humanos. También averiguó los lugares de donde procedía el oro. Ante el asombro y disgusto de los sacerdotes mexicas, se derribaron las efigies de sus dioses, se impusieron imágenes cristianas y se celebró una misa en lo alto del Templo Mayor.
Desconociendo lo que pasaba, Diego Velázquez confiscó en la isla de Cuba los bienes de Cortés y de algunos de sus hombres. Organizó un ejército que constaba de 19 embarcaciones, 1.400 hombres, 80 caballos, 20 piezas de artillería y 1.000 auxiliares cubanos. Designó a Pánfilo de Narváez como capitán con órdenes secretas para arrestar o matar a Cortés.
Al enterarse Moctezuma de esta llegada, albergó la esperanza de ser liberado y envió una embajada a entrevistarse con Narváez.
Cortés, que también supo de esta llegada, salió de Tenochtitlan, marchando con parte de su ejército hacia la costa, dejando una guarnición de 80 hombres al mando de Pedro de Alvarado y envió instrucciones a Velázquez de León y Rangel para que se reunieran con él en Cholula para ir de manera conjunta hacia Cempoala.
A pesar de que el ejército de Cortés era menos numeroso que el de Narváez, el ataque sorpresa fue veloz y certero. Cuando Narváez se dio cuenta del ataque trató de reaccionar pero era tarde.
Durante la ausencia de Cortés, en Tenochtitlan se debía celebrar la ceremonia en honor del dios Huitzilopochtli. Los mexicas pidieron permiso al capitán Pedro de Alvarado, quien otorgó el permiso correspondiente para llevar a cabo la fiesta de Tóxcatl. Se trataba de un extenso ritual donde se hacía una estatua de Huitzilopochtli y sacerdotes, capitanes, así como jóvenes guerreros bailaban y cantaban desarmados. Alvarado mandó cerrar las salidas, pasos y entradas al patio sagrado, la entrada de Cuauhquiyauac (Águila) en el palacio menor, la de Ácatl iyacapan (Punta de caña), la de Tezcacóac (Serpiente de espejos) y entonces comenzó la masacre. Se justificó diciendo que los mexicas estaban tramando el asesinato de Alvarado y que celebraban un ritual propiamente pagano.
Los supervivientes se lanzaron contra los españoles. Sitiaron el palacio durante más de 20 días, donde los españoles se atrincheraron llevando con ellos a Moctezuma y a otros jefes. Cuando Cortés regresó, se encontró con semejante panorama.
En ese contexto tuvo lugar la muerte del tlatoani. Se le sacó a la terraza del palacio para que calmara a las masas y supuestamente recibió una pedrada que acabó con su vida tres días más tarde. Hay quien duda de esa versión y añade que murió acuchillado por un español, fuera o no Cortés. Se dice también que el tlatoani antes de morir pidió a Cortés que favoreciese a su hijo Chimalpopoca.
El Tlahtocan (concejo) eligió como nuevo tlatoani a un hermano de Moctezuma, Cuitláhuac. En esas circunstancias, Cortés se vio forzado a abandonar la ciudad. Organizó el escape ordenando cargar la mayor cantidad de oro posible. Para impedir la huida de los españoles, los mexicas habían desmontado los puentes de los canales en la ciudad, Cortés utilizó las vigas del palacio de Axaycácatl para improvisar puentes portátiles. La huida se llevaría lugar por la noche.
El 30 de junio de 1520 durante la noche, Cortés salió de Tenochtitlan. Ochenta tamemes tlaxcaltecas fueron previstos para transportar el oro y las joyas. Solo consiguieron salir los primeros ya que, descubiertos y dada la voz de alarma, fueron acosados desde canoas, muriendo unos 800 españoles y gran número de aliados. Gran parte del oro se hundió en el lago Texcoco. Este hecho se conoce como la Noche triste.
Se refugiaron en Tlaxcala. El 7 de julio los conquistadores fueron ferozmente atacados en la batalla de Otumba. Sin embargo triunfaron al matar al cihuacoatl o principal capitán de los mexicas, pues muerto este, los perseguidores se dispersaron y huyeron.
Los españoles tardaron casi un año en reorganizarse pero lo hicieron. A pesar de su lucha heroica, después de tres meses de asedio el 13 de agosto de 1521 México-Tenochtitlán cayó.
A Cortés no le interesaba en ese momento la muerte de Cuauhtémoc. Prefirió utilizar ante los mexicas su reconocimiento como tlatoani, aunque en realidad ya era súbdito del emperador Carlos V y del propio Cortés. Le restituyó el estatus de noble mexica, respetado y bien tratado pero cautivo, para usar su prestigio y autoridad a fin de gobernar a los vencidos, asegurando la colaboración de los mexicas en los trabajos de limpieza y restauración de la ciudad. Lo primero que ordenó fue restablecer el suministro de agua potable a la ciudad. La reconstrucción de Tenochtitlan se realizó al estilo renacentista europeo para convertirla más tarde con el nombre de México, en la capital de la Nueva España, que fue el primer virreinato de las Indias.
Pero el ansia de saber dónde tenían escondido el oro pudo más. Cuauhtémoc fue torturado, con los pies untados en aceite y luego acercados al fuego, para que lo dijera.
Entre la caída de Tenochtitlan y el establecimiento del virreinato de Nueva España transcurrieron catorce años. En ese tiempo, el gobierno quedó primero a cargo de Hernán Cortés, que se autoproclamó Capitán General de Nueva España. Luego fueron nombradas las Reales Audiencias de México, dependientes de la Corona de Castilla, con el propósito de realizar una mejor administración del virreinato.
Todo parecía ir bien pero... El 16 de septiembre de 1810 el sacerdote Miguel Hidalgo lanzó el famoso grito de Dolores (porque estaba en la columnata de la Parroquia de Dolores), incitando al pueblo a tomar las armas contra los españoles, para conseguir la independencia.

Uno de los pretextos tomados por los criollos para reclamar la independencia de los virreinatos fue la ocupación de España por Napoleón Bonaparte y las tropas francesas en 1808. No se trataba de algo espontáneo sino premeditado, fruto de una conspiración fraguada desde un tiempo antes. En la conspiración de Querétaro participaron, entre otros, los corregidores de la ciudad de Querétaro, Josefa Ortiz de Domínguez y Miguel Domínguez; Ignacio Allende y Juan Aldama y el cura Miguel Hidalgo.
Después de 11 años de lucha, el 27 de septiembre de 1821 Agustín Iturbide entró triunfante en Ciudad de México. Se formó el primer gobierno independiente e Iturbide se convirtió en emperador.
El Imperio Mexicano duró seis meses. Rápidamente se vio envuelto en una crisis financiera derivada de la necesidad de pagar los daños provocados por los once años de revolución independentista. Además, los grupos republicanos cobraban cada vez más fuerza. En el año de 1823, Antonio López de Santa Anna y Vicente Guerrero proclamaron el Plan de Casamata, por el que negaban al gobierno de Iturbide y anunciaban la instauración de una república. El emperador intentó defenderse por medio de las armas, pero su ejército fue derrotado y él exiliado en ese mismo año. Con la derrota del Imperio, las provincias centroamericanas se separaron de México y formaron las Provincias Unidas de Centroamérica. Chiapas decidió quedarse unido a México.
Se instauró la República, con Santa Anna a la cabeza. Fue reelegido muchísimas veces.
En ese período tuvo lugar la guerra con Estados Unidos de América. El 14 de septiembre de 1847, los estadounidenses izaron su bandera en el Palacio Nacional, tomando antes el Castillo de Chapultepec, que era, por aquel entonces, colegio militar, y donde se encontraban sólo unos cuantos cadetes de guardia, ahora conocidos como "los Niños Héroes". La guerra terminó con el Tratado de Guadalupe (1848) por la que México cedía Arizona, Nevada, una parte de Colorado, la región suroeste del Wyoming y Kansas, el oeste de Oklahoma, Utah, Nuevo México y California. Estamos hablando de una extensión terreno inmensa (unos 2.000.000.000 km2) por la que Estados Unidos pagó el equivalente a 6.000 dólares actuales.
Tras la guerra con Estados Unidos fue elegido para la presidencia José Joaquín de Herrera. El gobierno de Herrera fue más o menos tranquilo aunque en las elecciones para relevarlo hubo una importante división entre liberales y conservadores. Este nuevo conflicto se resolvió con la llegada (otra vez) de Santa Anna al poder, que gobernó por última ocasión la república entre 1853 y 1855. Santa Anna se autonombró dictador de México y gobernó con el título de "Su Alteza Serenísima".
En 1854 los liberales se fueron a la guerra, amparados en el Plan de Ayutla y encabezados por Juan Álvarez e Ignacio Comonfort. El movimiento, conocido como Revolución de Ayutla, concluyó con la renuncia y destierro de Santa Anna y la instalación de Álvarez como interino. Durante las presidencias de Álvarez y Comonfort, fueron promulgadas varias leyes de corte liberal, conocidas como Leyes de Reforma, que, entre otras cosas, establecieron la separación entre el Estado mexicano y la Iglesia católica y anularon los privilegios de las corporaciones (incluidas las comunidades indígenas). Eso provocó una Guerra civil llamada de los Tres años o de Reforma.
Benito Juárez ocupó la presidencia interina de la república tras la renuncia de Comonfort, y fue convocado un nuevo congreso constituyente que promulgó el 5 de febrero de 1857 la nueva constitución mexicana, de orientación liberal moderada. Liberales y conservadores volvieron a enzarzarse.

En ese mismo año, el gobierno de la república decretó la suspensión de pagos de la deuda externa, pues carecía de medios para pagarla. Francia, uno de los principales acreedores, instó a España e Inglaterra a presionar por la vía militar al gobierno mexicano. El 31 de octubre de 1861, España, Francia e Inglaterra reunidos en Londres, acordaron intervenir el gobierno del presidente Juárez con el pretexto del incumplimiento prolongado de su deuda.
Maximiliano era uno de los hermanos menores del emperador austriaco Francisco José (y, por lo tanto, cuñado de la famosa Sissi). Era el tercero en la línea de sucesión a la corona imperial de Austria-Hungría y había sido educado como su posición de archiduque requería. Simpático, cercano, abierto, amigo de las artes y los viajes... era bastante apreciado por su pueblo, por su hermano y hasta por su famosa cuñada, poco amiga de los convencionalismos de la Corte imperial. Eso sí, como no todo lo podía tener bueno, las finanzas no se le daban demasiado bien y solía acumular deudas.
Con 25 años (y después del frustrado romance con Amalia, la hija de Pedro I del Brasil, que murió muy joven) se le buscó una prometida. Y la elegida no podía ser más del gusto de la reina madre Sofía (a quien su otra nuera le sacaba de sus casillas). Se trataba de Carlota, la hija del cuestionado (y con razón por su política en el Congo) Leopoldo I de Sajonia-Coburgo y Saalfeld, el rey más rico de Europa. Era un matrimonio de lo más conveniente y el emperador Francisco José hizo todo lo que pudo para que Leopoldo aceptara ese matrimonio aunque el novio solo fuera un archiduque.
María Carlota Amelia Augusta Victoria Clementina Leopoldina de Sajonia-Coburgo-Gotha y Orleans no solo era rica. También tenía belleza, inteligencia, cultura y ambición (aunque sabía perfectamente cuál era su lugar). Una nuera tan capaz no podía ser más del gusto de Sofía. Era todo lo contrario de Sissi. Las dos cuñadas no tenían muy buena relación, seguramente por la fuerte amistad que unía a la emperatriz con Maximiliano.
Cediendo a las presiones del rey belga, Francisco José nombra a su hermano virrey del Reino Lombardo-Véneto, por entonces bajo dominio austriaco, tranquilizando con ello al suegro que seguía sin conformarse con el bajo estatus de su hija. Por ello, los archiduques Maximiliano y Carlota establecieron su residencia en Milán. Poco duró la buena suerte. En 1859, los austriacos serían derrotados por los franceses en la famosa Batalla de Solferino, tras la cual perderían sus posesiones lombardas y venecianas, y con ello Maximiliano perdería su cargo de virrey, hecho que enfurecería a Leopoldo I. Maximiliano se aleja de la vida pública y se refugia con Carlota en su castillo de Miramar, en Trieste.
Habíamos dejado a Francia presionando a españoles e ingleses. Tras llegar a costas mexicanas, el gobierno liberal convenció a las tropas españolas e inglesas de que se retiraran, firmando el tratado de Soledad de Doblado. Pero Napoleón III tenía claros intereses de convertir al país en una potencia que pudiera contrarrestar el enorme poder y la influencia que Estados Unidos estaba ganando sobre el resto de los territorios de América.
Junto con el Partido conservador mexicano, el emperador francés tomó la decisión de reinstaurar un imperio en México. Buscó candidatos y al final encontró al más idóneo, Maximiliano.
Una cuidada embajada mexicana acudió a Miramar para convencerle. Por medio del Tratado de Miramar, Napoleón III ofrecía sus tropas a disposición de Maximiliano. Ante un bombón como ése (bombón envenenado, claro), y quizás también animado por Carlota, que se había educado para ser reina o emperatriz, el hermano del emperador austriaco decide aceptar.
A su llegada a México, los franceses siguen luchando por sus intereses; mientras, Maximiliano se dedica a construir museos y a tratar de conservar la cultura mexicana y Carlota organiza fiestas de beneficencia para recaudar dinero para los pobres. El emperador está encantado con la belleza del país. Ambos se instalan en el Castillo de Chapultepec para utilizarlo como residencia y mandó trazar un camino que le conectase a la ciudad: el Paseo de la Emperatriz (actualmente el Paseo de la Reforma).

El matrimonio imperial no podía tener hijos. Eso causó mucho dolor en la emperatriz y dicen que quizás fuera el detonante de los desequilibrios que llegaría a tener. Incluso se afirma que acudió a una herbolaria, para su desgracia, partidaria de Juárez. La mujer le habría dado la seta teyhuinti, muy peligrosa en dosis altas porque provoca locura permanente.
Finalmente ambos decidieron adoptar a Agustín y Salvador, dos nietos, de Agustín de Iturbide, el primer emperador mexicano.
Pero la política de Maximiliano resultó ser más liberal que lo que sus partidarios conservadores pudieron tolerar. Esto fue debido en parte por la propia estrategia de Napoleón III, que el 3 de julio de 1862 había dirigido al mariscal Forey instrucciones secretas que requerían evitar el dominio conservador del régimen, instaurando en cambio un gobierno moderado en el que estuvieran representadas todas las tendencias. Y también por el talante liberal de Maximiliano, que ya había manifestado al gobernar el Reino de Lombardía-Venecia en los años 1858 y 1859. Se negó, por ejemplo, a suprimir la tolerancia de todos los cultos (aunque se había criado en un ambiente profundamente católico). La justicia y el bienestar de todos fueron sus objetivos más importantes. Uno de sus primeros actos fue el restringir las horas de trabajo y abolir el trabajo de los menores. Canceló todas las deudas de los campesinos que excedían los 10 pesos, restauró la propiedad común y prohibió todas las formas de castigo corporal. También rompió con el monopolio de las «tiendas de raya» y decretó que la fuerza obrera no podía ser comprada o vendida por el precio de su decreto. Instauró toda una serie de leyes sociales. Varias de esas políticas las llevó a cabo la propia Carlota. Se considera por ello la primera mujer gobernante de México. Durante algunos meses, mientras Maximiliano visitaba el interior del país, encabezó la regencia del Imperio. La emperatriz llegó a promulgar la abolición de los castigos corporales y una justa limitación de las horas de trabajo; impulsó empresas como los ferrocarriles, el telégrafo, el transporte a vapor y la beneficencia. Retomó, con su esposo, el proyecto del monumento a los Héroes de la Independencia que Santa Anna había dejado inconcluso y encargó a Ramón Rodríguez Arangoity la remodelación integral del Zócalo. Fundó un conservatorio de música y una academia de pintura. Gastó enormes cantidades de dinero en obras de caridad. Abrió guarderías, asilos y casas de cuna. Expulsó a los ladrones de los alrededores de la ciudad. Promulgó la ley de instrucción pública en la cual se garantizaba la educación primaria, obligatoria y gratuita. Había sido educada para gobernar y lo hizo aunque no como se esperaba. Resultó ser tan liberal o más que su marido y seguramente aún más capaz.
La relación marital entre los emperadores no era buena. Él era un mujeriego, más dado a irse con mexicanas exóticas que con su educada e inteligente esposa belga. Y ella cada vez estaba más frustrada por no poder tener hijos. No obstante, a pesar de dormir en habitaciones separadas, Carlota siempre fue un apoyo para su esposo.
Casi todos los conservadores le retiraron su apoyo, algunos liberales le empezaron a ver con buenos ojos y aquellos liberales que eran republicanos no veían la hora de deshacerse de él. Tampoco los franceses le veían bien. Napoleón III estaba muy enfadado. El títere que había puesto en el trono para que favoreciera a los intereses de Francia estaba tomando decisiones por su cuenta y gobernando solo para los mexicanos.
Los franceses acabaron por retirarse del país, a la vista de que Juárez tenía el apoyo de EEUU. Instaron a Maximiliano a hacer lo mismo pero los emperadores se negaron a marcharse. Carlota insistió en resistir.
Fue sitiado con el resto de su ejército en la ciudad de Querétaro y, finalmente, fue capturado junto con los generales Miguel Miramón y Tomás Mejía, por soldados mandados por los generales Mariano Escobedo y Ramón Corona, a quién Maximiliano le entregó su espada de rendición.
Varias cortes europeas pidieron al presidente Benito Juárez indulto para el archiduque Maximiliano de Habsburgo, incluso la princesa Inés (Agnes) Salm-Salm, cuyo esposo Félix Salm-Salm servía en el ejército de Maximiliano I, le rogó de rodillas al presidente Benito Juárez que no ejecutara al Emperador. También personajes como Víctor Hugo o Garibaldi. Juárez puso el asunto en manos de una Corte Marcial encabezada por el general Mariano Escobedo, que decidió resolver conforme la ley promulgada el 25 de enero de 1862 para prisioneros de guerra como reacción al «decreto negro» emitido por el propio Maximiliano I el 3 de octubre de 1865, por el cual se permitía ejecutar sin juicio ni recurso posible a todo ciudadano mexicano o extranjero que fuera encontrado con armas en el territorio del Imperio. Él mismo cavó su propia tumba.
Por su parte Carlota viajó a Europa para intentar ayuda para Maximiliano. Intentó que Napoleón III hiciera algo y las continuas negativas de éste acabaron por desequilibrar a la emperatriz. Acudió al Papa Pío IX, quien tampoco hizo nada concreto.
Mientras en México se celebró un juicio sumarísimo y fue condenado a muerte. Fue ejecutado en el Cerro de las Campanas de la ciudad de Querétaro, el 19 de junio de 1867, junto con los generales conservadores Miramón y Mejía. Las últimas palabras del depuesto Emperador sobre su esposa fueron: "¡Pobre Carlota!".
Carlota se volvió loca. Así lo diagnosticaron los médicos. Pasó el resto de su vida en aislamiento, primero en el pabellón del jardín (el Gartenhaus) de su castillo de Miramar, luego en el Castillo de Tervuren y finalmente en el Château de Bouchout en Meise, Bélgica. Hasta que finalmente fallecería el 19 de enero de 1927, víctima de una neumonía. En su lecho de muerte murmuró:
"Recordadle al universo al hermoso extranjero de cabellos rubios. Dios quiera que se nos recuerde con tristeza, pero sin odio".
Juárez siguió en el poder hasta su muerte el 19 de julio de 1872. Los últimos años de su gobierno fueron duramente criticados por las diversas facciones en que se habían dividido los liberales. Para las elecciones de 1871 se presentaron como candidatos Sebastián Lerdo de Tejada, Porfirio Díaz y el mismo Juárez, quien ganó. A su muerte ocupó la presidencia Lerdo de Tejada, que elevó a rango de ley constitucional las leyes radicales de reforma promulgadas durante el periodo de 1855-1856.
Fue derrotado por los seguidores de Porfirio Díaz, que ocupó la presidencia en 1876. Estuvo en el poder entre el 28 de noviembre de 1876 y el 25 de mayo de 1911.
La continuidad del gobierno de Porfirio Díaz solo fue interrumpida por cuatro años de gobierno de Manuel González, quien era amigo del presidente. En este tiempo, llamado porfiriato, México tuvo una cultura con gran influencia francesa.

Las grandes extensiones de tierra se concentraron en unos pocos terratenientes. Los campesinos eran obligados a trabajar en las haciendas y se hizo volver a algunos indígenas a sus tierras de origen.
Se favoreció mucho la inversión extranjera. El capital invertido en banca, comercio, textiles y minería era en su mayor parte francés. En los ferrocarriles, la minería y el petróleo eran de gran importancia las inversiones inglesas, estadounidenses, alemanas y españolas.
Cuando en 1904 Porfirio Díaz dijo en una entrevista que México estaba preparado para la democracia ya que él no iba a continuar, muchos le tomaron la palabra y se presentaron a las elecciones de 1910. Pocos días después de la postulación de Francisco I. Madero fue encarcelado en San Luis Potosí. Logró escapar hacia Estados Unidos y desde San Antonio, Texas, promulgó el Plan de San Luis, una llamada a las armas firmada en San Luis Potosí que, con el lema Sufragio Efectivo. No Reelección. Se iniciaba así la Revolución mexicana. El 25 de mayo de 1911, cuando meses después de haber estallado la Revolución, el caudillo abandona el poder y sale rumbo al exilio a Francia, donde murió.
A esa llamada a las armas respondió Emiliano Zapata y sus tropas de indígenas que reclamaban la restitución de sus tierras.

Mientras tanto, el Congreso nombró como interino al señor Francisco León de la Barra (porfirista), que entregó la presidencia a Madero en noviembre de 1911.
En febrero de 1913, Victoriano Huerta dio un golpe de Estado contra Madero, a quien mandó asesinar junto con Pino Suárez en la "Decena Trágica", y gobernó como dictador hasta 1914.
Contra él, se levantaron numerosos grupos de las más diversas clases sociales. En el noroeste, Álvaro Obregón encabezó la revuelta de los pequeña clase media campesina, en Chihuahua Pancho Villa y en Coahuila, el gobernador Venustiano Carranza se levantó al frente de los Constitucionalistas.
Como era de esperar, el ejército revolucionario se dividió en dos facciones: una, encabezada por Carranza y Obregón, moderada y vinculada con los intereses de la burguesía norteña; y la otra, con Zapata y Villa, más radicales y vinculados con los intereses de los campesinos. Los vencedores fueron los primeros.
Cuando los Constitucionalistas triunfaron, Carranza promulgó la Constitución de 1917 que rige actualmente en México, y que con el tiempo, tras diversas modificaciones, incorporó varias de las demandas sociales reivindicadas por los movimientos revolucionarios y sus antecesores (jornada de ocho horas, libertad de cultos, salario mínimo, reparto agrario, nacionalización de los recursos naturales, etc). Zapata fue asesinado en Chinameca en 1919, y cuatro años más tarde fue asesinado Pancho Villa.
Obregón obtuvo el poder en 1920. Plutarco Elías Calles, "Jefe Máximo de la Revolución Mexicana", era quien ostentaba el poder realmente. Favorito de Obregón, en 1924 es elegido presidente de la República. Durante su gobierno creó el Banco de México, ordenó la construcción de carreteras, creó la primera línea aérea, fundó los bancos Ejidal y Agrícola, restauró la Escuela de Agronomía de Chapingo y fundó la Escuela Médico-Veterinaria, construyó presas, sistemas de riego y numerosas escuelas rurales. Durante su mandato también se inicia la llamada Guerra Cristera debido, entre otras cosas, al artículo 130 de la Constitución y porque la iglesia debía registrarse para poder ser oficial y pagar cuota al gobierno. Calles hizo cumplir dichas medidas por medio de la fuerza, lo que agravó el conflicto, que terminaría en 1929. El último día de su mandato, Calles formó en papel el Partido Nacional Revolucionario (PNR), el antecedente del PRI.
Álvaro Obregón se reeligió como presidente de México y, durante la celebración de su triunfo, fue asesinado el 17 de julio de 1928. Parecía que Calles volvería pero creó la llamada "etapa de las instituciones" (de la Revolución mexicana). Gracias a ello —conforme a lo dispuesto por la Constitución— el Congreso de la Unión designó presidente interino a Emilio Portes Gil, quien convocó a nuevas elecciones para 1929.
El primer candidato presidencial del PNR fue Pascual Ortiz Rubio, quien resultó elegido presidente en 1929. Calles metía la nariz todo lo que podía, mandando en la sombra.
En 1932, Pascual Ortiz Rubio renuncia a la presidencia, después de no soportar la injerencia de Calles en su gobierno. En su lugar es nombrado presidente interino el general Abelardo L. Rodríguez, que se ocupa de los asuntos administrativos, y Calles de la política nacional.
En 1934 Calles postula como candidato a la presidencia al general Lázaro Cárdenas, con el llamado Plan Sexenal. Cárdenas es elegido y Calles le impone gente de su confianza en el gabinete presidencial. La madrugada del 10 de abril de 1936, Cárdenas, acompañado por un cuerpo militar, saca a Calles de su casa tal y como estaba, en pijama, y lo conduce hasta un avión del Ejército Mexicano que lo llevará a California. Expulsa del gobierno a todos sus seguidores.
Cárdenas tenía una enorme popularidad entre la población más pobre y mayoritaria. Dio gran impulso a la educación socialista y al reparto de tierras. Es recordado por la expropiación petrolera, acontecida el 18 de marzo de 1938, por la entrega de los ferrocarriles a la administración obrera, por la creación del Instituto Politécnico Nacional y por reorganizar al PNR en el Partido de la Revolución Mexicana (PRM) formado por cuatro sectores: popular, obrero, campesino y militar.
El 22 de mayo de 1942, en la presidencia de Manuel Dávila Camacho, México se une a los aliados en la Segunda guerra mundial.
El 1 de enero de 1994 al entrar en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con Estados Unidos y Canadá apareció en escena el Ejército Zapatista de Liberación Nacional el cual dijo buscar, mediante armas originalmente y después con diálogo, desarrollar a los olvidados y pobres pueblos indígenas, habituales blancos de violaciones, torturas y asesinatos por parte de militares y paramilitares.
En el año 2000 México vivió por primera vez, tras 71 años de gobiernos priistas, la alternancia política cuando la Alianza por el cambio de los partidos Acción Nacional y Verde Ecologista de México, con el 43.5% de los votos, derrotó al PRI y su candidato Francisco Labastida y a la Alianza por México y su candidato Cuauhtémoc Cárdenas en las elecciones presidenciales. Vicente Fox fue electo presidente de la nación.
En 2006 tras las elecciones generales del 2 de julio, el panista Felipe Calderón fue elegido presidente de México para el período del 1 de diciembre del 2006 al 30 de noviembre del 2012.
El 1 de diciembre de 2012 llegó a la presidencia Enrique Peña Nieto.
En las elecciones de 2018, el candidato Andrés Manuel López Obrador ganó la votación para presidente.
México tiene que hacer frente al crimen organizado y al narcotráfico. En un viaje corto de turismo no tenemos por qué tener problemas pero conviene ir con cuidado y no frecuentar ciertas zonas.
Cada estado mexicano y región poseen sus propias recetas y tradiciones culinarias.
En cierto modo, la gastronomía mexicana viene influida por la tradición prehispánica. Es frecuente el uso de maíz, frijol (alubias), chile, jitomate (lo que nosotros llamamos tomate), calabaza, aguacate, cacao, cacahuete, amaranto o vainilla. Pero su relación con España hace que tengan incorporados alimentos típicamente mediterráneos el trigo, arroz, café, comino, hierbabuena, laurel, orégano, perejil, cerdo, res, pollo, cebolla, limón, naranja, plátano, caña de azúcar, cilantro, canela, clavo, tomillo y pimienta.
Tiene fama de ser bastante picante. Incluso cuando dicen "pica poco", pica.
El taco es el plato representativo de México. Otros platos son la quesadilla, el chile en nogada, el mole poblano, la cochinita pibil, el pozole, etc.
La bebida típica es el tequila.
El día de muertos es una de las fiestas más famosas. Se ve en la película Coco. Se celebra desde el 31 de octubre hasta el 2 de noviembre y tiene sus orígenes en las festividades mayas, que rendían culto a la muerte. El objetivo de esta celebración es honrar a los muertos con hermosos altares decorados con flores.

En Reyes se come la rosca, muy parecida a nuestro roscón. En el interior de la rosca se esconde una figura del niño Jesús y quien la encuentra debe preparar una fiesta el 2 de febrero en el día de la Candelaria.
El 15 de septiembre en la Ciudad de México tiene lugar la tradicional ceremonia del Grito de la Independencia en el Zócalo y en las plazas delegacionales.