A la Residenz no entramos, por miedo a que no nos dé el tiempo para recorrer lo que más nos interesaba antes de tener que dar la vuelta para volver a Berlín.

También pasamos por el Museo con un edificio muy bonito.

Lo que más me llamo la atención de esta ciudad es la Terraza de Brühl, un magnífico balcón sobre el Elba al que se accede a través de unas enormes escalinatas. Magnífico lugar para pasear y tomar buenas fotos. Un gran balcón desde el que se divisa la orilla opuesta del Elba. Pasamos un buen rato ahí con un entorno bellísimo.


Otro lugar curioso es el “Mosaico del Desfile de los Príncipes”, un friso de azulejos de distintos colores larguísimo, con muchos personajes a caballo y a pie, en el costado de un edificio que no recuerdo que era, en una calle bastante angosta, con muchos turistas queriendo hacer la “mejor” foto del friso entero, lo cual es casi imposible, es tan largo que para que salga entero, al menos con una cámara común o con el celular, tienes que sacarle desde la esquina y no se ven los detalle, pero como la mayoría de los turistas somos fotógrafos frustrados, insistimos y taponamos una calle angosta tratando de hacer lo imposible, resumen no fue fácil acercarse.

