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DIA 5 DE AGOSTO.- Jueves. GRUNDARFJORDUR-RAUOISANDUR. Jueves. (Bonus Stykkisholmur).
Salimos dirección a la estación de Ferry de Stykkisholmur, donde se supone que embarcaríamos por tres horas para ir hacia los fiordos del norte. Hasta las 15 h. no sale. Y nos deja en Brjanslaekur. (117€) Entre la incertidumbre del resultado del test de antígenos previo al viaje, que a lo mejor me imposibilitaba viajar, no he sacado los tickets y cuando lo intento la noche antes, ya no cabe el vehículo, pues la bodega va completa. En condiciones normales puede haber otro ferry a las 9 h. pero con el Covid lo han quitado y han dejado sólo uno. Hay que estar atentos a info actualizada.
www.seatours.is
Por otro lado, pienso ¿qué íbamos a hacer en la ciudad esperando hasta las 15 h. a que saliera el ferry?. La opción de hacer las 4 horas de conducción por carretera hasta el otro lado del fiordo, en vez de ir en barco, no es tan descabellada. Paramos aún así en Stykkisholmur. En una panadería tomamos café de verdad y un pastelito de hojaldre que está buenísimo. Es típico de Islandia. Damos paseo, me confirman en la terminal de Ferry que están completos en cuanto a vehículos se refiere, y compramos en el Bonus comida para desayunar y cenar este día. También almorzar si bien al final hay días donde ni se almuerza, al estar en ruta o viendo cosas.
A las 11.30 h. salimos de Stykki. El día es soleado y espléndido. Para nada me podía imaginar que esa sería la tónica general en los siguientes 7 días.
Nada mas comenzar la ruta nos encontramos con la primera pista de grava del viaje. Están muy bien y con un trazado bueno. Se puede ir velocidad razonable. El único problema en las carreteras es estar atento a que se te crucen las ovejas. El porrazo puede ser importante.
Hacemos parada en Budardalur, para tomar otro café (lo ponen en magnífico en el Museo de la Saga) y otro pastelito. Aprovechamos y vamos también a la farmacia a comprar cosas que se habían quedado en las maletas perdidas. Tapones para los oídos y liquido para mis lentillas.
Continuamos hacia los fiordos del oeste. Los llaman del oeste porque los otros están al este, pero bien podrían llamarse fiordos del norte porque están en una península con forma de peine en el extremo noroeste de Islandia. Ya no hay núcleos de población. Sólo se suceden granjas. Hay cascadas que son maravillosas y que no son de las conocidas. Es que hay tantas cascadas… cuando llegamos a los fiordos, que maravilla. La carretera serpentea entre los mismos en un camino que por largo no resulta nada tedioso, pues el paisaje es inmenso, y el sol radiante. Se alcanzan unas alturas no aptas para personas que padecen vértigo.
Cuando llegamos a Brjanslaekur, queda hora y media para que llegue el ferry desde Sttykki, con lo cual consideramos prescindible usar el barco, sobretodo si su hora de salida se mantiene a las 15 horas. Esta hora está muy bien para, madrugando el primer día, hacer Reikiavik-Snaefellnes-Fiordos del oeste y dormir ya en la zona.
Un poco mas delante de la estación de Ferry, paramos en el primer baño termal del viaje. Espectacular. Sundlaugin Laugarnesi Birkimel. La piscina está en la orilla del mar, por lo que te permite bañarte en el mar de Groenlandia u océano glacial ártico e inmeditamente recuperar la temperatura en la piscina. En todas las piscinas hay que lavarse con jabón bien, antes de entrar en las mismas. Duchas comunitarias, vestuarios etc… lo tienen así estructurado. Esta es pequeña y estamos sólo 7 personas.
De ahí cogeremos el coche en dirección a los acantilados de Latrabjarg que están en el extremo sur de la península, un poco finisterre. Islandia está rodeada de muchos finisterres. De camino antes de llegar al cruce con la playa de Rauoisandur tenemos a la derecha el carguero abandonado islandés Gardar BA 64. Impresiona verlo envejecer en la playa. La carretera al Latrabjiarg es espectacular y pasa por playas de arena dorada preciosas. En algunas zonas, la pista de grava es muy estrecha y bordea acantilados con peligros evidentes de desprendimientos. Los pequeños villorrios y granjas están en unas ubicaciones maravillosas, aunque también es verdad que el día y el clima que hace también lo es. Como se habrá desmadrado Islandia de turistas que en todas las propiedades indican que está prohibido acampar. He de decir que en esta zona no había apenas turismo.
Al llegar a Latrabjarg hacemos un trekking pegado de los acantilados de unos 7 km. ida y vuelta. La ruta empieza en el faro de Bjargtangar. Aquí hay muchos pájaros y la posibilidad de ver frailecillos que suelen estar en Islandia hasta mediados de agosto. La visita no defrauda. Hay que decir que estar aquí y que te haga un día sin viento y un sol radiante es tocarte la lotería. Los acantilados son imponentes y los frailecillos sobre las ocho de la tarde, cuando ya se ha ido parte de la gente empiezan a salir de sus nidos madrigueras. Son graciosísimos y sorprendentemente mansos. Dejan que te aproximes lo suficiente para sacar muy buenas fotos y videos. Estas fotos y todas las del viaje son fotos hechas con un teléfono, iPhone 8 plus que me compré hace 5 años. Cuanto mejor cámara traigáis mas disfrutaréis porque este país es el mas fotogénico que he visitado.
Tras disfrutar muchísimo en estos acantilados, volvemos por la misma carretera y dormimos en la playa de Rauoisandur que es una pasada de larga, grande, de arena roja... La playa de arena roja es en sí un espectáculo y me regaló uno de los atardeceres mas bonitos de mi vida. Esa orilla mojada actuando de espejo… Tiene muchas moscas pero salvo algo molestas inofensivas. Es la tónica general en Islandia. Donde hay agua dulce estancada hay estas moscas pequeñas y aquí en esta playa hay como una marisma que está creada por una cascada que cae de una un altísimo acantilado. Tiene un camping por lo que es factible dormir con el coche ahí. El lugar es maravilloso. Precio del camping.- 20 euros. Tiene una ducha al aire libre, por lo que te permite con bajas temperaturas pegarte un remojón calentito viendo la cascada que cae del acantilado que bordea la playa.
www.melanes.com
DIA 6 DE AGOSTO.- Viernes. RAUOISANDUR-HEYDALUR COUNTRY HOTEL. 300 km. 4 horas. (Bonus Isaljordur).
Hoy el día transcurre recorriendo los fiordos. No todos pues se puede hacer muy pesado. Así que iremos buscando los hitos mas importantes de los mismos, en su mayor parte las cascadas, y los recorreremos lentamente disfrutando de las vistas.
Tras un desayuno tempranero en el camping Melanes y la consabida ducha viendo la cascada salimos hacia Isafjordur.
Es un día para disfrutar de la conducción sin prisas, pues ir con prisas por estas carreteras serpenteantes y en cuesta puede convertir un buen día en una auténtica pesadilla. Iba a coger alojamiento mucho mas adelante en la ruta, pero he creído que el día iba a ser paliza. Al final he acertado cogiendo el alojamiento en Heydalur. Sin duda el mejor del viaje.
Los fiordos son una maravilla. Eso sí, es una continuo subir y bajar hasta cotas donde queda aún nieve por lo que os podéis hacer una idea de cómo son las carreteras. Eso si, las vistas compensan ampliamente esa circunstancia. Es la Islandia vaciada. Hay pocos turistas y pocos vehículos, de ahí que haya mucha pista de grava, muy bien mantenida. Llegando a la capital de la región, Isafjordur hay túneles kilométricos que ahorran en la ruta mas de una hora de conducción.
A una hora de Melanes tenemos la cascada Fossa, que es muy bonita. No es de las espectaculares ni de las famosas, pero como acabamos de llegar, como quien dice, me encanta. Aquí en España sería muy famosa y conocida, pero en Islandia es una de tantas.
Una hora de trayecto después, llegamos a la cascada Dynjandi, que acapara varios saltos y donde podemos hacer un trekking para recorrerla. (15 min. subida). Esta si es famosa y con razón. Ello implica que tenga su señor parking y es el primer sitio donde vemos bastante gente. ¿De donde sale tanta gente si luego en la carretera apenas hay nadie? En fin, maravillosa la cascada y con razón es la mas famosa de esta región noroeste.
Continuamos la ruta, haciendo alguna parada, bien porque las vistas lo merecen o porque vemos una foca.
Al llegar a Isafjordur echamos gasolina, cuestión recomendable pues apenas hay estaciones de servicio en esta zona del país y continuamos hacia el alojamiento. Dormimos en el Heydalur Country Hotel. Heydalur no es una población ni nada, sino la propia granja que está en un lugar maravilloso. Tiene piscinas termales naturales y artificiales, la habitación es doble con baño privado e incluye el desayuno que es una maravilla. Creo que es un buen colofón al día y para después de una noche de camping. Echamos la tarde en las piscinas termales y se agradece una barbaridad lo relajado que te deja.
Recomendaban el restaurante y la verdad que muy bien. Probamos al centro el frailecillo ahumado, que como era de esperar no me gusta, pero lo hicimos por eso de probar algo exótico. Las aves marinas con razón no se comen. De plato principal un buen lomo de trucha ártica que es la especie que habita en este país. Algunas tienen el tamaño de un salmón. Está riquísima y no la pido con salsa pues le puede matar el sabor. Me como hasta la piel.
www.heydalur.is/en
Durante la cena llega la primera maleta perdida. No es la mía pero la alegría es tremenda porque hay esperanza. Además en esta maleta llega el jamón serrano y la chacina comprada en Sevilla. Me dicen que mi maleta llegaría al día siguiente, lo cual fue cierto. La suerte hasta ese momento es que el tiempo acompaña y la ropa de abrigo y el impermeable aún no ha hecho falta, por lo que menos mal que hemos podido aguantar sin el equipaje.
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