Hoy era nuestro último día y teníamos la excursión a las minas de sal. Pero antes teníamos toda la mañana libre. Aprovechamos para dar una vuelta por el casco antiguo y ver algunas cosas que se nos habían quedado pendiente, como el Palacio de Bellas Artes o la Basílica de San Francisco de Asís. Esta última es donde rezaba el papa Juan Pablo II cuando todavía era cardenal. Por fuera no dice nada pero por dentro es muy bonita y tiene unas vidrieras preciosas.

Después fuimos a la terraza del Szal Café en la plaza del mercado. Las vistas son una pasada, y no es caro teniendo en cuenta donde esta. Nos pedimos café, un smoothie y tarta de queso (buenísima) y nos costó 65zl unos 14€.

Antes de comer estuvimos curioseando por la Lonja de Paños y comprando los últimos recuerdos.

Estábamos cansados de tanta comida polaca así que fuimos a comer pizza a Fabryka Pizzy. Se come bien, nos costó 102zl unos 22€.
La excursión a las Minas de Sal de Wieliczka salía a las 15:30. El trayecto en autobús hasta allí es corto. Nos sorprendió la cantidad de gente y grupos que había allí, parecía un parque de atracciones. El guía que nos acompañó hasta allí se quedó con el carro del bebe, porque no se puede pasar con él a las minas. En las minas te acompaña un guía distinto. Hay que bajar unos 800 escalones en toda la visita. Pero a pesar de tener que bajar los escalones con el peque en brazos, si que recomiendo ir con niños a las minas, al nuestro le encantó. Las escaleras son amplias y cómodas por lo que son fáciles de bajar y aunque el primer tramo de escaleras es muy largo, luego están bastante repartidas.


Pensábamos que no nos iba a gustar demasiado la visita, pero nos encantó. No nos la esperábamos tan grande, ni con esas impresionantes estructuras de madera.

A las 19:15 estábamos de nuevo en Cracovia, fuimos al apartamento a hacer las maletas y salimos pronto a cenar. Elegimos cenar cerca del apartamento y repetimos en Smakolyki, tomamos nuestra última cena polaca por 105zl unos 22,5€. Nuestra idea era irnos a acostar pronto ya que teníamos que madrugar muchísimo, pero no pudimos resistirnos en ir a darnos el ultimo paseo por la plaza.
Madrugamos muchísimo, el vuelo de Ryanair salía a las 6:15. Nos venían a recoger a las 4:00 pero el transporte se retrasó más de 15 minutos por lo que la operadora nos devolvió un 20% del precio. A pesar del retraso llegamos sin problema al aeropuerto y el vuelo a Madrid salió en hora.
Cracovia es una ciudad preciosa. Yo creo que sin peques se puede ver en unos 3 días, nosotros estuvimos 5 por los vuelos, ya que no hay todos los días. Aunque se podría aprovechar para ir a Varsovia. Pero sea como fuere la visita a Cracovia merece mucho la pena.