Es un nuevo y brillante día en la ciudad y una vez mas...¡toca madrugar! Parece que no nos cansamos
Amanecemos a las 7 en punto para estar fuera a las 7.45 y llegar a tiempo a Harlem para vivir la experiencia de una misa Góspel. Tenemos que coger dos autobuses distintos, pero finalmente tras unos 40 minutos de camino, llegamos. Habíamos hecho un pre-registro online un par de semanas antes, pero como si no lo hubiésemos hecho.
Hay una fila fuera de apenas 10-12 personas delante nuestro, todos turistas, esperando. Un hombre bastante mayor intenta hacerse entender pero entre que habla para si mismo y que parece desorientado, no es que aclare nadie. Luego sale un hombre mas joven que si es ya mucho mas entendible y claro, se hace el simpático con la fila y pregunta a todo el mundo de donde viene y charla algunas palabras si las conoce en el idioma de cada grupo.
Al poco sale una enfermera también muy mayor y nos entrega un folio a rellenar con preguntas sobre el covid. Las mismas que habíamos rellenado previamente online. Se pasan el registro por el forro y nada, que lo volvamos a llenar allí. En fin, boli en mano, usando las espaldas unos de otros, rellenamos el papel. Nos toman la temperatura, la apuntan en el papel. Nos piden los pasaportes covid, lo apuntan en el papel también. Nos cambian la fila hacia el otro lado de la puerta y donde estábamos van acumulando a nuevos turistas que van llegando mas tarde. Mientras tanto, los feligreses locales van entrando.
Vuelve a pasar la enfermera, nos revisa de nuevo los papeles, hace un segundo "check" de que todo este correcto (si no los mira en total cuatro o cinco veces, no los ha mirado ninguna, que manera de dar vueltas) y finalmente una hora mas tarde, nos dejan acceder. Una vez mas hemos madrugado para nada, porque allí entra el que ha llegado puntual a las 9 como los que han llegado a las 9.55 a puntito de empezar el servicio.
Nos piden reiteradas veces no hacer fotos ni videos y aunque nos dividen a turistas en el piso de arriba y a feligreses en el de abajo, nadie vigila si sacas o no el móvil. De todas formas nosotros solemos respetar los deseos y la privacidad de cada uno, así que si piden que no las hagas pues no se hacen y ya está.
Es curioso ver como dentro de la iglesia mantienen todavía la separación por covid, aunque a los turistas no nos hacen guardar separación. Ellos están uno o dos feligreses por banco, exceptuando las familias que se sientan juntas.
La misa en si dura unas dos horas. Cantan al inicio y luego el encargado del día da un sermón apasionado de unos 30 minutos. En nuestro caso fue una mujer y se hizo ameno si entendías inglés. No vimos salir a nadie, la verdad. Después de eso volvieron a cantar.
Personalmente es algo que no habría hecho si no hubiese sido un requisito indispensable de una de las personas que formaban mi grupo. Y una vez hecho, no repetiría tampoco. No merece el paseo hasta Harlem ni el madrugón. Pero una vez mas, es mi opinión.
Teníamos una reserva para el brunch en Harlem Tavern a la una y sólo eran las doce, así que decidimos ir andando hasta allí. Es un acierto, porque el calor nos está dando un respiro, hay bastante sombra, el paseo es agradable, pegado a un parque y podemos ver la vida de domingo de los habitantes de Harlem.
Después de darle algunas vueltas, habíamos decidido ignorar los famosísimos Sarabeth's, Amy's Ruth, etc... pues habíamos estado echando un ojo a sus últimas críticas y entre que no eran muy positivas, que sabíamos que habría colas seguro y que los precios nos parecían una barbaridad... y resultó un acierto.
Harlem Tavern tiene música en directo en el exterior y está lleno de gente local tomando el brunch, como aquí cuando se junta la gente los domingos para el vermut de mediodía. Además tienen un "menú" de brunch por 19$ que incluye una bebida alcoholica o un refresco y un plato, nada mal para los precios que se gastan en otros sitios. La mayoría sólo por la mimosa ya te piden 14 o 15$.
Pedimos un plato de tortilla con bacon, huevos benedict con salmón ahumado, los huevos benedict de la casa (con espinacas, cebolla, champiñones y jamón) y una tostada de aguacate con huevo pochado, además de una mimosa, dos bellini y una limonada. Nos queda el brunch por 82.53$, nada mal para lo rico que estaba todo.
Nada mas salir tenemos fichada una Levain's bakery justo a dos portales del restaurante, así que para allá que vamos a por unas galletas. Les han subido el precio, a 5$ la unidad, pero valen cada centavo. Las galletas están buenísimas y si encima te las dan recién hechas aún calientes, doblan el sabor. Increíbles. Merecen toda la fama que tienen y mas.
Nosotros probamos 3, la clásica de chips de chocolate, la doble chocolate (masa chocolateada + chips) y la de chips de chocolate y nueces. Esta la llevaba apuntada como recomendación y suscribo lo anotado. Es la mejor que tienen, con diferencia. No dejéis de pedirla.
Ya con el estómago lleno y contento, nos encaminamos a la siguiente parada del día: Central Park.
El grupo empieza a resentir el cansancio acumulado de tantos días de trote, así que la mitad se me duermen de pie mientras caminamos y la otra mitad muerde por un expresso (que aunque parezca mentira, no siempre es fácil de conseguir en NYC) así que la mitad norte de Central Park resulta mas caótica que disfrutada.
Yo soy de esas personas que mientras esté activa, genial, pero como me pare luego no hay quien me haga arrancar de nuevo, así que dejo a 3/4 partes del grupo apalancadas en un banco cercano al Great Lawn, y una servidora se escapa de la ruta para visitar el obelisco oculto tras el museo metropolitano. Hemos quedado veinte minutos mas tarde en teatro Delacorte, así ellos tienen tiempo para descansar y a mi me da de sobras para recorrer the great lawn, visitar el obelisco y llegar al punto de encuentro.
En el grupo hay discusión sobre si esta clase de placas gustan o no.
Unos dicen que dan mal rollo al pensar que muchas son en memoria de muertos,
otros las encuentran interesantes, bonitas e incluso inspiradoras.
¿De que lado estáis?
Visitamos ya reunidos el Castillo Belvedere y antes de seguir la ruta nos desviamos hacia el Loeb Boathouse con la esperanza de encontrar café expresso. Milagrosamente lo hay, así que el grupo revive y están listos para seguir adelante. Adictos al café, ¿quién los entiende? (se tapa para evitar ser apedreada...)
Vamos a visitar la famosa estatua de Alicia, que está hasta arriba de niños. La verdad es que la esperaba mas pequeña, me sorprende su tamaño y lo bonita que es. No me extraña que sea tan popular.
De ahí seguimos hasta la estatua de Hans Christian Andersen, otra que me fascina. Salgo de ahí enamorada del patito, quiero uno en mi casa.
Nuestra ruta continúa por Bethesda Terrace, donde casi tenemos un accidente y uno de nosotros está a puntito de caerse al agua. No diré quien.
Personalmente tenía muchas ganas de conocer esta zona, quizá por lo vista que la tenemos de la cantidad de series, películas y videoclips en los que aparece, pero el olor en la zona es tan tan malo que nos vamos pronto.
Seguimos hasta el Bow Bridge que nos deja un poco fríos para la fama que tiene. Como truqui, al cruzar el puente, a la izquierda hay un pequeño embarcadero de madera desde donde haréis unas fotos estupendas con el puente de fondo y sin apenas gente.
Desde ahí seguimos caminando hasta llegar a Strawberry Fields, donde se encuentra el famoso mosaico de Imagine en recuerdo a Lennon.
La temperatura está siendo un día mas un factor en contra de nuestra energía, así que nos dirigimos a The Mall para dar por finalizada nuestra visita al parque. Pasamos por Skater's circle de casualidad y nos quedamos allí un rato disfrutando de las acrobacias de algunos patinadores y otros pocos que bailaban sobre ruedas, unos con mas gracia que otros.
Pero antes de irnos, nos queda un requisito indispensable. Uno de mis must del viaje, como buena niña de los 90 y amante de los perros, no podía abandonar Central Park sin antes hacer una visita a Balto.
Dejamos a medio grupo en un banco en the mall y nos vamos la otra mitad en busca de la estatua, que encontramos con facilidad. Disney+ nos desmontó a mi hermana y a mi toda la historia de Balto (para quien desconozca el tema, el verdadero "héroe" de la carrera del suero fue Togo, de quien tenéis la película biográfica en Disney+, Balto sólo fue el líder del equipo que recorrió el último tramo de la carrera) pero los sueños de infancia ahí que se quedan, así que aunque fuese un "timo" la ilusión era la misma. Y además traíamos desde casa un cachirulo específicamente para colocarlo en dos estatuas de NYC. ¿Os aventuráis a adivinar cual es la otra?
Volvemos a reunir al grupo en el mismo banco que habíamos abandonado a la otra mitad y nos entretenemos un rato con una ardilla que anda buscando nuestros preciados anacardos. Las condenadas parece que los huelen. Le doy unos cuantos y se queda contenta, porque no vuelve a bajar. Cierto es que son bastante confiadas, porque casi casi los coge de mi regazo.
Seguimos nuestro camino por The Mall y conseguimos unas pocas instantáneas mas del parque antes de abandonar Central Park por la quinta avenida. Y si Balto era un must de mi viaje... ¿podéis imaginar cual era el must del viaje del niño de la generación Z? A ver si la siguiente foto os da una pista...
Inevitablemente le dedicamos un ratito a la Apple Store (y alguna compra cae ) y de ahí nos vamos a cotillear la quinta avenida y sus tiendas no aptas para todos los bolsillos.
Nos topamos con la Trump Tower de casualidad y nos reímos un rato con un bufón que hay en la puerta. La verdad es que por fisonomía podría colar como el ex-presidente, y la careta ya acaba de hacer el juego totalmente. Mi señora madre y yo entramos a cotillear la torre por dentro. Lo que le gusta a este hombre presumir y hacerlo todo a lo grande, como buen americano. Y por supuesto con su nombre bien puesto por todas partes, no sea que se nos olvide donde estamos
Al final estamos tan petados que son solo las 8 de la tarde cuando pedimos algo en un McDonalds (44,57$), cenamos rápido y nos retiramos para el hotel. (Cualquiera pensaría que en país de las hamburguesas y el fast food, McDonalds sería mejor, pero ya os digo yo que dentro de lo malo, en España le damos mil vueltas a la comida de esa cadena.)
Sin mas, os dejo la foto del día y el resto de datos habituales:
Recorrido del día: 27.279 pasos, 18.4 kilómetros.
Nota grupal del día: 7.25 sobre 10.
Visitas favoritas: Central Park se lleva el 50% de los votos, los otros 25% van para la misa gospel y la apple store.