Nápoles Vomero/ Chiaia y Santa Lucia ✏️ Diarios de Viajes de ItaliaRecorrido por Vomero, Chiaia y Santa Lucia. Recorrido Vomero Chiaia y Santa Lucia. Para seguir este recorrido vamos a tomar el funicular desde Montesanto, en los Quartieri Spagnoli, al final de la via Pignaseca. Horario: de 07:00h a 22:00h cada...Diario: Nápoles y algo más y algo menos. Agosto 2022⭐ Puntos: 5 (6 Votos) Etapas: 9 Localización: ItaliaRecorrido Vomero/ Chiaia y Santa Lucia Para seguir este recorrido vamos a tomar el funicular desde Montesanto, en los Quartieri Spagnoli, al final de la via Pignaseca Horario: de 07:00h a 22:00h cada 10' El Funicular de Montesanto (Funicolare di Montesanto ), es uno de los cuatro funiculares operativos en el transporte público de Nápoles. Inaugurado en 1891 conecta su terminal superior en el área de Morghen de Vomero con su terminal inferior cerca del Barrio Español de la ciudad a través de tres estaciones, Morghen, Corso Vittorio Emanuele y Montesanto. En la estación superior, hay un corto paseo hasta Piazza Vanvitelli, donde hay una conexión con la estación Vanvitelli , en la Línea 1 del metro y con los funiculares Chiaia y Central. Billete sencillo: válido un solo trayecto de ANM; Billete horario: válido uno o más trayectos durante un tiempo de 90' Billete diario: válido para número ilimitado de trayectos hasta las 24.00h del día de validación. Los títulos están disponible en las máquinas que hay en las estaciones de metro y funicular. La línea tiene 825 m de largo y asciende 168 m de altitud, con una pendiente promedio del 23%. Viaja a una velocidad promedio de 7 m/s y el recorrido completo dura poco más de 4'. Una vez salimos del funicular en la parada Morghen andamos 7’ hasta la Cartuja de San Martín (Certosa di San Martino) Horario: J-D de 08.30-19.00h Precio: entero 6€ / reducido 2€ Situada en la colina del Vomero, al lado del castel Sant'Elmo, constituye uno de los mayores complejos monumentales religiosos y uno de los mejores ejemplos de la arquitectura barroca de Nápoles, además de ser un lugar fundamental para la pintura napolitana del siglo XVII. Cuenta con unas cien salas, dos iglesias, cuatro capillas, tres claustros y unos jardines colgantes. Cronológicamente fue la segunda cartuja de Campania. Recibió el título de monumento nacional y desde 1866 alberga el Museo Nacional de San Martino, creado con el objetivo de relatar la historia artística y cultural de la ciudad. En 1325, en la cima de la colina, Carlos de Anjou, duque de Calabria, primogénito de Roberto I de Nápoles, hizo erigir un monasterio para la Orden de los Cartujos, la preferida de la casa real francesa. La cartuja fue inaugurada y consagrada en 1368, bajo el reinado de la reina Juana I de Nápoles, aunque los cartujos habían tomado posesión del monasterio en 1337. De esa construcción se conservan unos pocos elementos: algunas aperturas con arquitos de estilo catalán en el antiguo refectorio, usadas probablemente como pasaplatos y los espacios subterráneos, abiertos al público en 2015, que ponen de manifiesto el diseño gótico original del edificio y que demuestran como la obra de englobó estructuras preexistentes relacionadas con el castillo de Belforte excavadas en el interior de la colina, que sirven como sótano de la cartuja. El complejo fue dedicado a san Martín de Tours hacia la segunda mitad del siglo XVI. Bajo el impulso de la Contrarreforma, la cartuja fue modificada según criterios más modernos y grandiosos. Las obras fueron confiadas desde 1589 hasta 1609 a Giovanni Antonio Dosio. Dosio remodeló el claustro grande del siglo XIV, al cual añadió más habitaciones para los monjes, construyó el claustro de los procuradores, y amplió la iglesia con capillas laterales y de las estancias laterales a la zona del ábside: por un lado, el coro y el salón; y por el otro, el refectorio y la capilla del Tesoro Nuevo. De 1618 a 1623 la dirección de obras pasó a Giovan Giacomo di Conforto y de 1623 a 1656 dejó su impronta artística el arquitecto Cosimo Fanzago, artífice del aspecto barroco que asumió el complejo: La fachada de la iglesia, las decoraciones de mármol de su interior y de sus capillas, los bustos de mármol que decoran las paredes de los pórticos del claustro grande y el cementerio del prior son obras suyas. En 1799 los cartujos fueron expulsados por el jacobinismo, volviendo en 1804 para ser expulsados nuevamente en 1807. En 1836 fueron readmitidos de nuevo y expulsados definitivamente en 1866, cuando se anexionó a la cartuja el museo nacional, convirtiéndose así en bien monumental propiedad del Estado italiano. La Iglesia del monasterio y la sacristía, la sala del tesoro y la cartuja colindantes albergan muchos frescos y pinturas de algunos de los mejores artistas de Nápoles del s.XVII, entre ellos Battista Caracciolo, José Ribera y otros. Al lado de la Iglesia, el Chiostro del Procuratori es el clasutro más pequeño del monasterio. Un enorme pasillo a la izquierda conduce al Chiostro Grande. Diseñado por Dosio a finales del s.XVI, presenta añadidos de Fanzago y es una composición de pórticos toscano-dóricos, estatuas de mármol y camelias. La balaustrada, adornada con calaveras creadas por Fanzago, enmarca el cementerio de la cartuja. Junto al Chiostro del Procuratori, la Sezione Navale repasa la historia de la Armada española de 1734 a 1860 y presenta una pequeña colección de gabarras reales. La Sezione Presepiale, encarada al refectorio, alberga una colección de belenes de los s.XVIII-XIX, incluida la creación monumental de Cuciniello del s.XIX que ocupa una pared de la antigua cocina. En el ala sur, el Quarto del Priore guarda el grueso de la pinacoteca de los frailes además de la famosa escultura “Vírgen con el Niño y San Juan Bautista” de Bernini padre. También destaca la escultura de San Francisco de Asís de Sanmartino. La historia de Nápoles se explica a través de pinturas en Immagini e Memorie della Città e del Regno donde se exponen retratos de personajes históricos y mapas (incluido uno de cobre de 35 paneles del s.XVIII en la sala 45) Además hay salas dedicadas a importantes sucesos históricos como la erupción del Vesubio y la revuelta de Masaniello (sala 36) y la peste (sala 37), etc. Después de la Cartuja nos dirigimos al mirador debajo del Castel Sant’Elmo, en el que parece que no hay nada muy destacable. Castillo con forma de estrella, en origen fue una iglesia dedicada a San Erasmo. Unos 400 años después, en 1349, Robert d’Anjou lo convirtió en castillo y 1538 el virrey español D. Pedro de Toledo lo fortificó y hasta 1970 fue prisión militar Horario: L-D de 08:30 a 19:30h Precio: 5€ intero / 2€ Ridotto Para bajar desde aquí tenemos la opción de tomar el funicular, ya sea el que hemos tomado para subir o el F3 Centrale hasta la parada CV Emanuele en 2 paradas que nos queda bastante más cerca para la siguiente visita. La otra opción es bajar caminando (más recomendable) siguiendo la Gradini di Petraio y Salita di Petraio para ir viendo una parte de la ciudad mucho menos ajetreada y caótica. Tranquila y con un encanto de autenticidad de esta gran urbe. Cuando se acaban las escaleras podemos ir hacia la izquierda por Vico Mondragone para llegar a la a la Galería Borbónica Horario: Tour clásico: V-D: 10:00; 12:00; 15:00; 17:00 / Tour Memoria: V-D: 11:00 y 16:00 Precio: 10€ Otra de las atracciones subterráneas de la ciudad. Ésta con un horario bastante reducido y en la que, según su web, en los dos circuitos que se organizan se contempla lo siguiente: Recorrido Memoria: Comenzaremos visitando el patio octogonal y la escalera del Palazzo Serra di Cassano y luego llegaremos después de una pequeña escalera a los espacios administrados por Interno A14 que una vez albergó la carpintería del Palazzo. En las salas se ha instalado un pequeño museo de guerra con artefactos encontrados durante excavaciones que duraron tres años. Y luego comienza el descenso hacia el subsuelo donde primero se llega a las canteras de las que se extrajo la toba para construir el Palacio y luego al acueducto subyacente donde brilla un magnífico aljibe lleno de agua. La visita continúa hacia la Galería Borbón a través de túneles y cisternas para luego llegar a la salida dentro del Estacionamiento Morelli" Recorrido Clásico: La Galería Borbón es considerada el orgullo de la ingeniería civil borbónica subterránea y la ruta "Estándar" permite visitarla y apreciarla como una verdadera obra de arte. La ruta mostrará las increíbles soluciones técnicas adoptadas por el diseñador Errico Alvino y los problemas geológicos encontrados durante la construcción de la excavación. Recorreremos las estancias vinculadas a las características renacentistas del acueducto de Bolla, admirando los tres puentes y los muros construidos por los Borbones para atravesar los aljibes conservando su funcionalidad; recorreremos las salas adaptadas a refugio de guerra durante la Segunda Guerra Mundial donde se han encontrado numerosos objetos utilizados en la época. Durante el trayecto se encontraron enormes fragmentos de estatuas, coches antiguos y motos, enterrados bajo desechos y escombros, vinculados al período comprendido entre el final de la II Guerra Mundial y los años 70, en el que la Galería Borbón fue utilizada como depósito judicial de los Municipio de Nápoles. Desde aquí, en unos 10' andando, se puede llegar hasta el Palazzo Mannajuolo Palacio construido entre 1910 y 1911 que fue un encargo del empresario e ingeniero Giuseppe Mannajuolo. Se trata de uno de los mejores ejemplos de Art Nouveau italiano (conocido como estilo Liberty). La fachada occidental presenta una alternancia de elementos cóncavos y convexos coronados por una cúpula falsa. Su principal reclamo es su escalera cinematográfica elíptica interior con barandillas de hierro forjado y escalones de mármol. (Hay que pedir permiso al portero para ver la escalera; ya que es privado) Seguimos caminando hacia el oeste y en otros 10' podemos llegar a la Villa Pignatelli (Riviera di Chiaia, 200) Horario: X-L de 09:30 a 17:00h Precio: Entero 5€ / Reducido: 2€ (el parque, según web, gratuito) La Villa representa uno de los modelos más relevantes de la arquitectura neoclásica napolitana, caracterizada por la magnilocuencia de los elementos adoptados y por la coexistencia de diferentes elementos estilísticos: desde los neorrenacentistas de las torres de entrada en piedra, hasta el renacimiento de la arquitectura griega, neopaladiana y neopompeyana, hasta la solución original de la monumental columnata neodórica, que se superpone al gigantesco orden jónico de la fachada posterior. El edificio fue diseñado por Pietro Valente en 1826 cuando Ferdinando Acton, hijo de Sir John, primer ministro de Fernando IV, decidió construir una residencia a lo largo de la calle que bordea la Villa Reale. El gusto inglés se refleja en la disposición del edificio principal en el centro de un parque y en la forma sinuosa e irregular del jardín que aún mantiene la distribución original. Comprada en 1841 por los banqueros Rothschild, la villa fue transformada y ampliada. Durante la propiedad de los Rothschild se realizó la disposición y decoración en estuco blanco y dorado de la sala roja y la del salón de baile, compuesta por grandes espejos con marcos de madera tallada, se sacó a la luz el yeso rosa pompeyano original. Con la unificación de Italia, los Rothschild se vieron obligados a vender la Villa al Príncipe Diego Aragona Pignatelli Cortés y el cambio de dueño repercutió en un refinado gusto ecléctico, propio de finales del s.XIX. En 1955, la Princesa Rosina Pignatelli donó al Estado la Villa y se fundó el Museo que lleva el nombre de Diego Aragona Pignatelli Cortés, uno de los pocos ejemplos de casa museo existente hoy en Nápoles. El apartamento discurre alrededor de los tres salones centrales: el azul, que da acceso al gran salón de baile, tiene fotografías en las paredes con dedicatorias autografiadas de los ilustres visitantes de la Villa; la roja, que conserva el aspecto suntuoso que le confería la época de los Rothschild, conecta el vestíbulo circular de la entrada -caracterizado por la solución neopalladiana de la bóveda perforada para permitir la iluminación natural desde el lucernario superior- con la monumental galería neoclásica; el verde constituye finalmente el ambiente de conexión entre la suntuosa Biblioteca, con su rica tapicería de cuero repujado en oro de finales del siglo XIX, y el sobrio Comedor, recientemente restaurado a su antiguo esplendor con la exhibición de la mesa puesta con los platos y cubiertos de la casa Pignatelli. Tras una compleja restauración, a finales de 2015 se reabrieron al público algunas de las habitaciones privadas de la familia en el primer piso después de más de cincuenta años: el baño del Príncipe con la hermosa bañera de Carrara mármol decorado con el escudo de armas, el Studiolo de la princesa y su tocador. Después de esta opcional visita, atravesando Villa Comunale, llegamos hasta Lungomare, paseo marítimo peatonal de 2,5 km a través de Via Partenope y Via Caracciolo ofreciendo vistas de todo el golfo de Nápoles, el Vesubio, dos castillos y las villas de estilo Liberty de Vomero (mejor al atardecer por el tono anaranjado del volcán) En la zona de Lungomare hay que ver el Castel dell’Ovo que solo se puede visitar con reserva aunque es gratis. Es el castillo más antiguo de Nápoles que se eleva en el islote de Megaride donde, según la leyenda, la sirena Parthenope aterrizó allí y dio el primer nombre a la ciudad antigua a mediados del siglo VII aC. Después se colonizó el continente y se construyó el primer centro habitado de la antigua Neápolis. El islote se conectó entonces al continente y el patricio romano Licinio Lucullo construyó una hermosa y elegante villa, la Castrum Lucullanum, que permaneció en el sitio hasta la época romana tardía. La roca con un puerto deportivo es actualmente famosa con el nombre de Borgo Marinari y está conectado al continente por un puente que lo une exactamente con el paseo marítimo de Nápoles, a través de Partenope. El islote está conectado por un istmo de roca al continente. En su suntuoso castillo, Lúculo dio vida a estudios filosóficos e históricos, a demostraciones de riqueza a través de interminables banquetes, bailes, juegos y otros excesos, lo que, de hecho, generó el adjetivo "luculliano" para indicar esta llamativa forma de vida. La villa de Lucullo sufrió varios ataques, tanto en los períodos angevinos como aragoneses, y esto requirió renovaciones frecuentes para darle nuevamente su aspecto normando original. A la muerte del cónsul, la Villa di Lucullo fue adquirida por el imperio y fue Valentiniano III quien lo fortificó, hasta el momento en que se convirtió en la sede del exilio de Rómulo Augusto, el último emperador romano de Occidente, que murió justo dentro de estas paredes, en el 476. Del siglo V al siglo X la villa se convirtió en una ermita para los monjes basilianos viniendo de Panonia: adoptaron la regla benedictina e idearon el scriptorium, también gracias a las inmensas obras de la biblioteca heredadas del propio Lucullo. En el siglo X, los monjes tuvieron que abandonar el castillo después de la llegada de los sarracenos, cuando los duques de Nápoles lo convirtieron en una fortaleza y puesto avanzado para la defensa de la ciudad. El castillo fue fortificado una vez más bajo el reinado de Costanza d'Altavilla, reina de los suevos, por el propio Federico II, quien construyó Torre di Colleville, Torre di Mezzo y Torre Maestra. En este período, la mansión fue utilizada como palacio y como prisión estatal. En el 1370, un terremoto colapsó el arco natural del castillo y la reina Giovanna I ordenó su reconstrucción en mampostería y aprovechó la oportunidad para restaurar las construcciones normandas. El monarca vivió aquí como soberano, para encontrarte luego en prisión, como resultado de la traición de su propio sobrino. Otras reconstrucciones tuvieron lugar a instancias de Alfonso V de Aragón, a quien restauró el muelle, fortaleció la defensa al bajar las torres y, en general, le dio más riqueza al palacio real. El castillo cayó en manos francesas y para recuperarlo, su hijo Ferrante I, decide hacerlo mediante fuertes bombardeos. Las torres fueron dañadas y reconstruidas una vez más, para aparecer como las vemos hoy: de forma octogonal, con paredes más gruesas y más resistentes y con estructuras defensivas orientadas hacia abajo y no hacia el mar. El advenimiento de los virreyes españoles primero y de los borbones más tarde condujo a la creación de dos puentes levadizos y una mayor fortificación con baterías. A partir del siglo XVIII, Castel dell'Ovo dejó de ser definitivamente la sede de la realeza y fue utilizado exclusivamente como puesto militar avanzado, como refugio y como prisión: Tommaso Campanella fue encarcelado allí antes de la sentencia de muerte y varios carbonarios, jacobinos y liberales. Después de la Unificación de Italia, se estudió un plan de rehabilitación que iba a cambiar todo el aspecto de Nápoles y que incluía la demolición completa del castillo para reemplazarlo con un nuevo distrito; afortunadamente no se continuó con este propósito, aunque la fortaleza permaneció en total abandono hasta las restauraciones que tuvieron lugar en el 1975. Hoy se puede visitar Castel dell'Ovo y es parte del distrito de Santa Lucía: en el interior, en los salones se celebran eventos, conferencias, reuniones y exposiciones. Frente a las paredes se encuentra el pequeño puerto de Borgo Marinari, hogar de varios clubes náuticos. Leyendas y curiosidades Castel dell'Ovo es conocido y mitificado, así como por la larga historia que lo distingue, incluso para uno leyenda que concierne al poeta Virgilio, que, en la Edad Media, también era considerado un mago. Compuso tanto la famosa ópera en Nápoles El bucoliche como los libros georgianos. Según la leyenda, el poeta-mago habría escondido un huevo mágico dentro de un recipiente de cristal, a su vez encerrado en una jaula de hierro y colgando del techo de las habitaciones secretas, ubicadas en el sótano del edificio. Este huevo tenía el poder de mantener la mansión en pie, para garantizar la integridad del islote y, por lo tanto, para proteger a toda la ciudad. En el caso de que el huevo, que en realidad nunca se encontró, se rompiera, fuertes catástrofes habrían azotado toda la ciudad de Nápoles. La leyenda dice que, durante el reinado de Joanna I, el 26 Julio del 1370, el castillo fue parcialmente demolido por un oleaje impresionante a la altura de las murallas y un prisionero escapando de las cárceles golpeó el contenedor y rompió el huevo. La fortaleza comenzó a colapsar junto con una parte del monte Echia y para evitar que el pánico se extendiera entre los habitantes, la propia reina tuvo que confesar haber reemplazado el huevo. La leyenda del huevo en realidad se remonta a mucho tiempo antes de la presencia de Virgilio y era exclusivamente una forma colorida de explicar cómo el Castrum Lucillum se había ganado ese nombre, lo que se debió simplemente al hecho de que Ruggiero I Normanno lo construyó sobre ruinas preexistentes, dándole una forma ovular. El muelle con vista al mar se conoce como Ramaglietto, que fue construido sobre el "borde del sol", donde una vez estuvieron los molinos de viento y es un lugar acogedor para sus visitantes. El único camino interno es el que cruza la Torre de Normandía, que descansa sobre arcos de piperno y muestra unas antiguas almenas de Guelph insertadas en un ascenso posterior. Después de la torre, llegamos a la Iglesia de San Salvatore, que descansa sobre columnas de granito, tiene capiteles romanos de huesos y conserva algunos frescos bizantinos tardíos. La terraza de los Cañones es la zona más alta del castillo y la vista que se abre ante los ojos de los visitantes te deja sin aliento, especialmente durante las horas de puesta de sol. La vista del Golfo de Nápoles es ofrecida por las dos terrazas conocidas como Loggiato ovest y Loggiato est: la primera ofrece una vista que mira hacia la ciudad napolitana y está adyacente a las habitaciones interiores de Compagna, Antro di Virgilio y Megaride. La Logia Oriental se enfrenta al golfo y ocupa parcialmente un espacio de la Iglesia de San Pedro, que fue construida por los monjes de San Basilio y hoy está casi completamente destruida. Del complejo monástico, las "ermitas" permanecen, es decir, las células talladas en la roca en toba: algunas son cavidades simples, otras tienen un techo abovedado y probablemente se usaron como altares. Las células están conectadas por túneles y salieron a la luz a principios del siglo XX. La celda más adornada es la dedicada a San Patricio. Las habitaciones interiores de Castel dell'Ovo Cuando ingresas al castillo, puedes ver de inmediato varias habitaciones en las que hay frescos antiguos, hechos directamente en el yeso, pero ahora casi ilegibles. Entre las más bellas del castillo, está la Sala delle Colonne, donde hay precisamente varias columnas que descansan sobre arcos apuntados. Los taladros son parte de las columnas más grandes, tienen surcos afilados y exhiben una blancura de mármol que contrasta con la toba amarilla. El salón, dividido en varias naves, aunque parece una especie de iglesia, casi seguramente se utilizó como refectorio para los monjes. A la altura de la muralla de entrada, hay una habitación en toba que se llama la prisión de la reina Giovanna. El Salón de Prisiones está hecho con un gran compartimento central desde el cual varios corredores conducen a las ventanas en los lados oeste y este del castillo. Esta sala probablemente nació como una fortificación, para luego ser utilizada como guardiana de tesoros y documentos, como los archivos secretos del Estado. La Sala Italia, con su hermoso techo abovedado, es la más grande y prestigiosa de todas, seguida de la Sala Sirena, totalmente tallada en la roca de toba. El “Antro” de Virgilio incluye una sala principal y dos salas más pequeñas. El Antro de Virgilio está debajo de la Sala Compagna, más moderno que los otros y ubicado en la zona más alta del castillo: se puede acceder a través de dos ascensores, o por un camino evocador dentro del castillo. Detrás de la Sala Compagna se encuentra la Sala Megaride, compuesta por una sala interna. Índice del Diario: Nápoles y algo más y algo menos. Agosto 2022
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