19 de julio de 2022
A las 8 ya estábamos en pie, tomando nuestro último desayuno. El día se había levantado espléndido, dejando atrás las bajas temperaturas y los días nublados.
Desayunando en Douglas Fir Campground
Según la planificación hoy nos dirigiríamos hasta Trinity Trailhead en Glacier Peak Wilderness, al norte de la ciudad de Leavenworth, para iniciar nuestra ruta de mochileo de 4 días y 3 noches. Pero ya sabemos que eso no ha sido posible, así que nos vamos a dirigir a la zona conocida como Mountain Loop Hwy, una carretera que conecta las comunidades de Darrington y Granite Falls. Nuestro destino Bedal Campground, campamento que ví con plazas libres pero que ya no se puede reservar plaza online, habrá que hacerlo insitu.
Tras desayunar recogemos todo y nos despedimos del lugar, con el pensamiento de que tendría que volver otro verano, más entrado en julio o en agosto, eso sí.
La primera parada para pillar wifi y ver mensajes recibidos en el Chair 9. Tras ello paramos en Deming a llenar el depósito de gasolina y comprar víveres. Y ya del tirón al lugar de destino, a unas 2 horas. El viaje sin novedad, hasta que pasado Darrington, y ya en la Mountain Loop Hwy, comprobamos en nuestras carnes que lo de Highway no se puede traducir literalmente como autopista. No en el sentido de que en la mayoría de los casos es una simple carretera de doble sentido, sino como nos pasó, es que de repente desapareció el asfalto y se convirtió en una carretera de tierra con un firme no irregular, sino directamente rompe bajos. Menudo frenazo que pegué cuando ví que me quedaba sin asfalto. El tramo de “Hwy” de tierra fue un tostón a velocidad tortuga y haciendo eses tratando de evitar los potholes – hoyos – que poblaban dicho tramo.
Llegamos a Bedal Campground. Dimos una vuelta por todo el campamento con el coche para ver si había algún sitio libre, pero en todos ponían el cartelito rojo de reservado. La cuestión es que en muchos ni había coches ni tienda ni ná de ná, así que paramos en la entrada con la mosca detrás de la oreja y fui andando a ver. Lo que leí es que ponían las reservas, pero no para ese día sino qué días estaba reservado para los próximos 10. Así que en los que no ponían nada para hoy 19 y mañana 20 podríamos cogerlo. Nos quedamos la parcela 11. Aparcamos, montamos la tienda y metimos colchonetas y sacos y fui a la entrada al panel informativo a ver cómo reservaba el lugar in situ.
Leí que por noche eran 21 dólares, a pagar en efectivo y que había que coger un sobre de los que disponían y meter el dinero. En el anverso ponías tus datos y la parcela ocupada y en la lengüeta del sobre más o menos lo mismo. El procedimiento correcto es cerrar el sobre con el dinero y luego cortar la lengüeta y te lo quedas como resguardo para ponerlo en el número de la parcela pillado con unas pinzas que poseen todos los sitios. Y tras ello meter el sobre un buzón que hay al lado del panel informativo. Digo que ese es el procedimiento porque echamos el sobre al buzón sin haber recortado la lengüeta. Y claro, no tienes prueba de que la parcela ocupada la has reservado. Tampoco me preocupó mucho al haber más parcelas libres y si al final viniera algún encargado con ver que el sobre estaba en el buzón no creo que hubiera problemas. Por cierto, no había en este camping hospedador.
Bedal Campground
Decir que la zona es bonita, pero más seca que donde habíamos estado. Todas las parcelas tenían su propio armario metálico antiosos. Tras comer allí, fui al río Sauk a verlo y realizar limpieza de utensilios y comprobé que desde este campamento salían muchos rafteros ya que una de las actividades que se realiza por la zona es el rafting.
Cogimos el coche para dirigirnos al inicio del sendero que tenía pensado realizar hoy, el Goat Lake. Por el camino, que va siempre cerca del río, comprobamos que en muchos de los claros había gente con la tienda de campaña montada o con su camper. Hay que recordar que está permitido acampar por todos lados. De hecho, si no hubiéramos pillado parcela podríamos haber optado por buscar sitio por aquí.
En el aparcamiento había un par de decenas de coches y tras colgarnos las mochilas partimos. El sendero no tiene ciencia. Cuando llevas una milla andando por el bosque existe una bifurcación que te llevan al mismo sitio, pero que para que el tramo de vuelta no fuera exactamente igual, nosotros decidimos ir por la parte superior en la ida. Esta parte sin duda, como comprobamos al volver, es más sosa que la parte inferior que va más próximo en gran parte al río, pero es más solitaria. Los árboles son abundantes, pero para nada reseñables y no hay vistas.


Bifurcación y en la parte final del tramo superior
Cuando se volvieron a unir los caminos y nos introducimos en el Henry M. Jackson Wilderness, el bosque cambio a mejor, con unos árboles de un porte superlativo.
Un poco más de una milla después, llegó el único tramo duro que nosotros lo hicimos aún más, al perder el camino principal y el ir por uno de las decenas de caminitos que había que subían la ladera de la montaña y que llevaba hasta al lago.
Una vez alcanzado el lago, donde había un camping y bastante gente, fuimos bordeándolo hasta que encontramos un buen sitio para parar, tomarnos un descanso y comer algo, mientras hacíamos unas fotos al lago con Cadet Peak de fondo.
Tras descansar decidimos seguir bordeándolo. Se nos cruzó una serpiente y luego llegamos a una zona donde la vegetación nos comía y nos llegaba hasta las axilas. Llegados a un determinado punto decidimos tomar las últimas fotos y empezar con el regreso.
Regresando se nos cruzó otra serpiente, esta vez algo más grande y una vez dejado el borde del lago vimos claramente el camino que descendía y que nosotros habíamos perdido. Paramos donde las aguas del lago conformaban el Elliot Creek en forma de cascada y seguimos nuestro camino dirección al inicio del sendero.
Cuando alcanzamos el cruce y continuamos por el sendero bajo comprobamos que este era mucho más chulo que el anterior, eso sí, aunque predominaba la cuesta abajo había más vaivenes.
Y llegamos al momento donde volvimos a tener un incidente. En una parte del sendero que vi chula, que se encontraba con el caudaloso Elliot Creek unos cinco metros a nuestros pies, haciendo una foto a mi sobrino, al tratar de colocar la cámara de nuevo en la correa de mi mochila (llevaba un sistema de fijación de click tipo Peak Design) no lo coloqué bien, solté la cámara, esta cayó al suelo y del bote que dio se coló por un agujero del tamaño de un balón de fútbol que había y de ahí dando botes hasta el arroyo. El nooooo que grité sonó como cuando Luke Skywalker se entera de que su padre es Vader. Me asomé y vi que la cámara no había ido corriente abajo, sino que estaba bajo agua en una esquina protegida de la corriente por grandes rocas. Miré por un lado para ver si podía bajar, pero imposible, luego miré más adelante y vi una pequeña posibilidad de bajar aprovechando unos troncos caídos al arroyo, pero resultaba peligrosa por la caída y porque el arroyo iba con mucha agua y estaba lleno de rocas.
La última foto. De ahí al arroyo
No tenía muchas esperanzas de que la cámara, una Canon 700D y el objetivo de la misma marca 10-22 mm, hubiera sobrevivido, pero me carcomía la tarjeta de memoria, con todas las fotos que había hecho del viaje y que muy tonto de mí no había trasladado aún al portátil que me había traído solo para eso.
Me colgué del árbol, lo bordeé y fui poniendo los pies donde podía, agarrándome con las manos a donde pillaba. Al final llegué a la orilla y a la cámara. La rescaté. A simple vista no parecía muy dañada, el parasol había protegido lo suyo y se había partido y la batería se había salido. No me acordé de coger la tapa de la batería. Empecé el ascenso y llegué al sendero sabiendo que me la había jugado.
El resto del camino no tuvo historia. Saqué la tarjeta de memoria y lo metí en el paquete de arroz que habíamos comprado para meter el móvil de mi sobrino en el cereal por si era posible secarlo y que funcionara.
En el campamento la rutina después de un día por los bosques. Higiene con un agua menos helada, todo sea dicho, fogata ambiental y a zampar lo que pilláramos.

Según la planificación hoy nos dirigiríamos hasta Trinity Trailhead en Glacier Peak Wilderness, al norte de la ciudad de Leavenworth, para iniciar nuestra ruta de mochileo de 4 días y 3 noches. Pero ya sabemos que eso no ha sido posible, así que nos vamos a dirigir a la zona conocida como Mountain Loop Hwy, una carretera que conecta las comunidades de Darrington y Granite Falls. Nuestro destino Bedal Campground, campamento que ví con plazas libres pero que ya no se puede reservar plaza online, habrá que hacerlo insitu.

Tras desayunar recogemos todo y nos despedimos del lugar, con el pensamiento de que tendría que volver otro verano, más entrado en julio o en agosto, eso sí.
La primera parada para pillar wifi y ver mensajes recibidos en el Chair 9. Tras ello paramos en Deming a llenar el depósito de gasolina y comprar víveres. Y ya del tirón al lugar de destino, a unas 2 horas. El viaje sin novedad, hasta que pasado Darrington, y ya en la Mountain Loop Hwy, comprobamos en nuestras carnes que lo de Highway no se puede traducir literalmente como autopista. No en el sentido de que en la mayoría de los casos es una simple carretera de doble sentido, sino como nos pasó, es que de repente desapareció el asfalto y se convirtió en una carretera de tierra con un firme no irregular, sino directamente rompe bajos. Menudo frenazo que pegué cuando ví que me quedaba sin asfalto. El tramo de “Hwy” de tierra fue un tostón a velocidad tortuga y haciendo eses tratando de evitar los potholes – hoyos – que poblaban dicho tramo.
Llegamos a Bedal Campground. Dimos una vuelta por todo el campamento con el coche para ver si había algún sitio libre, pero en todos ponían el cartelito rojo de reservado. La cuestión es que en muchos ni había coches ni tienda ni ná de ná, así que paramos en la entrada con la mosca detrás de la oreja y fui andando a ver. Lo que leí es que ponían las reservas, pero no para ese día sino qué días estaba reservado para los próximos 10. Así que en los que no ponían nada para hoy 19 y mañana 20 podríamos cogerlo. Nos quedamos la parcela 11. Aparcamos, montamos la tienda y metimos colchonetas y sacos y fui a la entrada al panel informativo a ver cómo reservaba el lugar in situ.
Leí que por noche eran 21 dólares, a pagar en efectivo y que había que coger un sobre de los que disponían y meter el dinero. En el anverso ponías tus datos y la parcela ocupada y en la lengüeta del sobre más o menos lo mismo. El procedimiento correcto es cerrar el sobre con el dinero y luego cortar la lengüeta y te lo quedas como resguardo para ponerlo en el número de la parcela pillado con unas pinzas que poseen todos los sitios. Y tras ello meter el sobre un buzón que hay al lado del panel informativo. Digo que ese es el procedimiento porque echamos el sobre al buzón sin haber recortado la lengüeta. Y claro, no tienes prueba de que la parcela ocupada la has reservado. Tampoco me preocupó mucho al haber más parcelas libres y si al final viniera algún encargado con ver que el sobre estaba en el buzón no creo que hubiera problemas. Por cierto, no había en este camping hospedador.

Decir que la zona es bonita, pero más seca que donde habíamos estado. Todas las parcelas tenían su propio armario metálico antiosos. Tras comer allí, fui al río Sauk a verlo y realizar limpieza de utensilios y comprobé que desde este campamento salían muchos rafteros ya que una de las actividades que se realiza por la zona es el rafting.
Cogimos el coche para dirigirnos al inicio del sendero que tenía pensado realizar hoy, el Goat Lake. Por el camino, que va siempre cerca del río, comprobamos que en muchos de los claros había gente con la tienda de campaña montada o con su camper. Hay que recordar que está permitido acampar por todos lados. De hecho, si no hubiéramos pillado parcela podríamos haber optado por buscar sitio por aquí.

En el aparcamiento había un par de decenas de coches y tras colgarnos las mochilas partimos. El sendero no tiene ciencia. Cuando llevas una milla andando por el bosque existe una bifurcación que te llevan al mismo sitio, pero que para que el tramo de vuelta no fuera exactamente igual, nosotros decidimos ir por la parte superior en la ida. Esta parte sin duda, como comprobamos al volver, es más sosa que la parte inferior que va más próximo en gran parte al río, pero es más solitaria. Los árboles son abundantes, pero para nada reseñables y no hay vistas.


Bifurcación y en la parte final del tramo superior
Cuando se volvieron a unir los caminos y nos introducimos en el Henry M. Jackson Wilderness, el bosque cambio a mejor, con unos árboles de un porte superlativo.

Un poco más de una milla después, llegó el único tramo duro que nosotros lo hicimos aún más, al perder el camino principal y el ir por uno de las decenas de caminitos que había que subían la ladera de la montaña y que llevaba hasta al lago.
Una vez alcanzado el lago, donde había un camping y bastante gente, fuimos bordeándolo hasta que encontramos un buen sitio para parar, tomarnos un descanso y comer algo, mientras hacíamos unas fotos al lago con Cadet Peak de fondo.

Tras descansar decidimos seguir bordeándolo. Se nos cruzó una serpiente y luego llegamos a una zona donde la vegetación nos comía y nos llegaba hasta las axilas. Llegados a un determinado punto decidimos tomar las últimas fotos y empezar con el regreso.

Regresando se nos cruzó otra serpiente, esta vez algo más grande y una vez dejado el borde del lago vimos claramente el camino que descendía y que nosotros habíamos perdido. Paramos donde las aguas del lago conformaban el Elliot Creek en forma de cascada y seguimos nuestro camino dirección al inicio del sendero.

Cuando alcanzamos el cruce y continuamos por el sendero bajo comprobamos que este era mucho más chulo que el anterior, eso sí, aunque predominaba la cuesta abajo había más vaivenes.

Y llegamos al momento donde volvimos a tener un incidente. En una parte del sendero que vi chula, que se encontraba con el caudaloso Elliot Creek unos cinco metros a nuestros pies, haciendo una foto a mi sobrino, al tratar de colocar la cámara de nuevo en la correa de mi mochila (llevaba un sistema de fijación de click tipo Peak Design) no lo coloqué bien, solté la cámara, esta cayó al suelo y del bote que dio se coló por un agujero del tamaño de un balón de fútbol que había y de ahí dando botes hasta el arroyo. El nooooo que grité sonó como cuando Luke Skywalker se entera de que su padre es Vader. Me asomé y vi que la cámara no había ido corriente abajo, sino que estaba bajo agua en una esquina protegida de la corriente por grandes rocas. Miré por un lado para ver si podía bajar, pero imposible, luego miré más adelante y vi una pequeña posibilidad de bajar aprovechando unos troncos caídos al arroyo, pero resultaba peligrosa por la caída y porque el arroyo iba con mucha agua y estaba lleno de rocas.

No tenía muchas esperanzas de que la cámara, una Canon 700D y el objetivo de la misma marca 10-22 mm, hubiera sobrevivido, pero me carcomía la tarjeta de memoria, con todas las fotos que había hecho del viaje y que muy tonto de mí no había trasladado aún al portátil que me había traído solo para eso.
Me colgué del árbol, lo bordeé y fui poniendo los pies donde podía, agarrándome con las manos a donde pillaba. Al final llegué a la orilla y a la cámara. La rescaté. A simple vista no parecía muy dañada, el parasol había protegido lo suyo y se había partido y la batería se había salido. No me acordé de coger la tapa de la batería. Empecé el ascenso y llegué al sendero sabiendo que me la había jugado.
El resto del camino no tuvo historia. Saqué la tarjeta de memoria y lo metí en el paquete de arroz que habíamos comprado para meter el móvil de mi sobrino en el cereal por si era posible secarlo y que funcionara.
En el campamento la rutina después de un día por los bosques. Higiene con un agua menos helada, todo sea dicho, fogata ambiental y a zampar lo que pilláramos.
20 de julio de 2022
Tras el desayuno de rigor, saco la tarjeta del arroz, la introduzco en el portátil y con un respiro compruebo que funciona y las fotos se ven. Las copio en la computadora y pagamos la parcela, pero ya como debía de ser. Nos ponemos en marcha en dirección al aparcamiento del sendero que hoy íbamos a realizar, el Perry Creek. El mismo está a unos 15 kms de distancia, pero a media hora en coche. La primera mitad por la carretera no asfaltada y una vez llegados a Barlow Pass, vuelve el asfalto a la Mountain Loop Hwy. Por el tramo de tierra y hoyos vimos a una cierva y sus crías tranquilamente por el camino y también pasamos por una bonita zona con Twin Peaks de fondo.
Una vez aparcado el coche en el amplísimo aparcamiento (desde aquí, además del sendero que nosotros íbamos a realizar parte también el que te lleva a Mt. Dickerman) nos introducimos por un sendero dentro de un bosque antiguo que va ganando poco a poco altitud. Posteriormente se une a una antigua carretera forestal y ya giramos dirección noreste, saliendo del bosque y ganando altura cruzando un sendero más estrecho, más rocoso, más incómodo, con unos cuantos canchales y con el Perry Creek oyéndose en el fondo.
Estamos metiéndonos en el valle por una de las escarpadas laderas de Mt. Dickerman con la montaña Big Four a nuestra espalda. El paisaje es realmente bonito, cayendo de la ladera de enfrente agua por doquier.
Pasados los 5 kms llegamos a la altura de Perry Creek que cae en una estruendosa cascada que no es bien apreciada desde nuestra posición. Descansamos un poco y seguimos más adelante y tenemos que cruzarlo. Apenas nos mojamos los pies, ya que la parte más caudalosa la puedes salvar con un tronco-puente.
Perry Creek
Y a partir de aquí viene lo duro. Al principio no demasiado ya que vas subiendo la ladera por unas llevaderas curvas en zig-zag, pero llegado a un determinado punto la pendiente se pone más que seria y el terreno está con raíces. Hace calor y aunque estamos inmersos en un bosque de grandes cedros y abetos que dan sombra, tenemos que hacer varias paradas a reponer fuerzas y beber líquidos.
Vemos que estamos llegando al final de la ladera y hacemos un último esfuerzo. Justo casi arriba aparece la nieve. Y llegamos a nuestro objetivo, que son las praderas de lo alto que ya os digo que estaban repletas de nieve. Eso sí, las vistas desde las mismas son increíbles: Mt. Baker, Glacier Peak (3214 m) Kennedy Peak (2518 m) Sloan Peak (2388 m) Big Four y multitud más.


El camino seguía hasta los más de 1800 metros del Mt. Forgotten, que lo teníamos enfrente, pero iniciamos el camino por una bajada vertical que debías usar las manos por unas rocas totalmente mojadas y luego ibas por un sendero de 20 cm con una caída por la ladera sin fin. Llegamos hasta una roca que hacía de mirador con la idea de comer ahí, pero cuando me subí y ví la hostia que había a ambos lados mi vértigo fue superior a mí y le dije a mi sobrino de volver tras hacer unas fotos. El camino por el que habíamos ido hasta el mirador fue una odisea. El vértigo ya había salido y solo veía una muerte segura en el pequeño tramo que nos devolvía a las nevadas praderas. Cuando tuve los pies puestos en ellas pude respirar.



El caminito al mirador no se aprecia bien en la foto, pero es peligroso. Vistas a derecha e izquierda desde el mirador, donde destacan el nevado Glacier Peak y Mt. Forgotten más próximo y luego, en la tercera foto, en la lejanía solitario se ve Mt. Baker y los casi 2000 metros del reconocible Three Fingers más a la izquierda
Bajo unos cedros comimos y estuvimos naneado un rato, paseando para arriba y para abajo hasta que decidimos regresar.


El camino de vuelta fue el mismo por el que había ido y si creíamos que no habría el incidente diario pues estábamos equivocados. Bajando por la ladera me distraje un momento mirando el paisaje y tropecé con una raíz que hizo que sacara el pie del sendero y se fuera por la pendiente y yo, claro está al suelo. En principio no le dí importancia, pero luego empecé a notar molestias en el tobillo derecho, sobre todo cuando se me giraba algo para dentro si pisaba una piedra o ponía el pie en una posición no plana. Y bueno, si recordáis una vez cruzamos el Perry Creek el sendero era más rocoso y fue un poco suplicio.
Volviendo por el bosque de cedros y abetos
Un poco antes de llegar al coche mi sobrino dio un bote porque estuvo a punto de pisar una serpiente que se le cruzó y sin más llegamos al aparcamiento, bastante cansados y en mi caso dolorido.
Una vez en el campamento, lo mismo de siempre, sumando un buen ibuprofeno. Mañana empezaríamos nuestra pequeña aventura de backpacking.


Una vez aparcado el coche en el amplísimo aparcamiento (desde aquí, además del sendero que nosotros íbamos a realizar parte también el que te lleva a Mt. Dickerman) nos introducimos por un sendero dentro de un bosque antiguo que va ganando poco a poco altitud. Posteriormente se une a una antigua carretera forestal y ya giramos dirección noreste, saliendo del bosque y ganando altura cruzando un sendero más estrecho, más rocoso, más incómodo, con unos cuantos canchales y con el Perry Creek oyéndose en el fondo.

Estamos metiéndonos en el valle por una de las escarpadas laderas de Mt. Dickerman con la montaña Big Four a nuestra espalda. El paisaje es realmente bonito, cayendo de la ladera de enfrente agua por doquier.

Pasados los 5 kms llegamos a la altura de Perry Creek que cae en una estruendosa cascada que no es bien apreciada desde nuestra posición. Descansamos un poco y seguimos más adelante y tenemos que cruzarlo. Apenas nos mojamos los pies, ya que la parte más caudalosa la puedes salvar con un tronco-puente.

Y a partir de aquí viene lo duro. Al principio no demasiado ya que vas subiendo la ladera por unas llevaderas curvas en zig-zag, pero llegado a un determinado punto la pendiente se pone más que seria y el terreno está con raíces. Hace calor y aunque estamos inmersos en un bosque de grandes cedros y abetos que dan sombra, tenemos que hacer varias paradas a reponer fuerzas y beber líquidos.
Vemos que estamos llegando al final de la ladera y hacemos un último esfuerzo. Justo casi arriba aparece la nieve. Y llegamos a nuestro objetivo, que son las praderas de lo alto que ya os digo que estaban repletas de nieve. Eso sí, las vistas desde las mismas son increíbles: Mt. Baker, Glacier Peak (3214 m) Kennedy Peak (2518 m) Sloan Peak (2388 m) Big Four y multitud más.


El camino seguía hasta los más de 1800 metros del Mt. Forgotten, que lo teníamos enfrente, pero iniciamos el camino por una bajada vertical que debías usar las manos por unas rocas totalmente mojadas y luego ibas por un sendero de 20 cm con una caída por la ladera sin fin. Llegamos hasta una roca que hacía de mirador con la idea de comer ahí, pero cuando me subí y ví la hostia que había a ambos lados mi vértigo fue superior a mí y le dije a mi sobrino de volver tras hacer unas fotos. El camino por el que habíamos ido hasta el mirador fue una odisea. El vértigo ya había salido y solo veía una muerte segura en el pequeño tramo que nos devolvía a las nevadas praderas. Cuando tuve los pies puestos en ellas pude respirar.



El caminito al mirador no se aprecia bien en la foto, pero es peligroso. Vistas a derecha e izquierda desde el mirador, donde destacan el nevado Glacier Peak y Mt. Forgotten más próximo y luego, en la tercera foto, en la lejanía solitario se ve Mt. Baker y los casi 2000 metros del reconocible Three Fingers más a la izquierda
Bajo unos cedros comimos y estuvimos naneado un rato, paseando para arriba y para abajo hasta que decidimos regresar.


El camino de vuelta fue el mismo por el que había ido y si creíamos que no habría el incidente diario pues estábamos equivocados. Bajando por la ladera me distraje un momento mirando el paisaje y tropecé con una raíz que hizo que sacara el pie del sendero y se fuera por la pendiente y yo, claro está al suelo. En principio no le dí importancia, pero luego empecé a notar molestias en el tobillo derecho, sobre todo cuando se me giraba algo para dentro si pisaba una piedra o ponía el pie en una posición no plana. Y bueno, si recordáis una vez cruzamos el Perry Creek el sendero era más rocoso y fue un poco suplicio.

Un poco antes de llegar al coche mi sobrino dio un bote porque estuvo a punto de pisar una serpiente que se le cruzó y sin más llegamos al aparcamiento, bastante cansados y en mi caso dolorido.
Una vez en el campamento, lo mismo de siempre, sumando un buen ibuprofeno. Mañana empezaríamos nuestra pequeña aventura de backpacking.