Hoy es un día especial para nosotros, y es que nuestra peque cumple 1 añito. Desafortunadamente la pobre ha vuelto a tener jet lag por la noche, y una mañana más vamos los 3 bastante cansados.
Hoy ya pasamos del desayuno en el hotel y salimos fuera, decidimos probar el Starbucks porque el resto de cafeterías que tenemos cerca no tienen mesa libre en esos momentos y como ya no vamos muy sobrados de tiempo, no nos complicamos la vida. El Starbucks está bien pero es de lo más normalito en cuanto a café y dulces se refiere, dos cafés y un bizcocho especial que tenían para los dos nos cuesta 16800 wones.

Nuestro plan para hoy es subir a la torre Namsan, y yo tenía apuntado que había unos shuttle bus gratuitos que te llevan a la salida del teleférico y salen de Myeongdong, pero por allí no vemos ninguna parada ni bus así que vamos andando hacia el elevador que te lleva al teleférico, gratuito también, que está cerca, aunque con cuestas por el camino jeje.
Compramos la entrada de solo ida del teleférico, que nos cuesta 17 euros al cambio los dos adultos, y nos embutimos con un montón de gente más, además tenemos que plegar el carrito y llevar todo encima, con lo que aunque las vistas son chulísimas, no se disfrutan demasiado. Al llegar, una guía que va con un grupo nos lleva hasta un ascensor para evitar un pequeño tramo de escaleras, si estáis en una situación similar preguntad donde está el ascensor.

Por fin llegamos a la terraza-parque que está en la base de la torre, y aunque hay algo de neblina, otra vez tenemos la suerte de tener un ratito estupendo, creo que esta fue la última vez que nos pudimos quitar el abrigo en Seúl jeje.


En esta zona tenéis restaurantes, alguna tienda chula y un montón de figuras para hacerse fotos. Las vistas son una pasada ya sin subir a la torre y la verdad es que pasamos un buen rato explorando la zona. También hay sala de lactancia si vais con bebés, la peque empieza a pagar el pato de la noche mala y se queda dormida, y al final decidimos abortar el plan de subir a la torre para que no se nos despierte.

En este día yo tenía pensado ver un poco el parque y también una zona de hanoks que os indique en la etapa de visitas, pero lo más importante es respetar los ritmos de la niña y disfrutar los 3 sin agobios, además nosotros también estamos cansados. Así que decidimos cambiar el plan, bajar otra vez a Myeongdong en autobús y comer por la zona.
Decidimos comer en el famoso restaurante con estrella Michelin que hay en Myeongdong, Koya. Hay dos restaurantes, nosotros fuimos al principal, el otro es una sucursal que abrió después y está casi al lado.
37°33'45.4"N 126°59'08.2"E
Solo hay 3 platos para elegir, noodles normales, noodles picantes y dumplings. Nosotros pedimos dumplings y noodles normales. El agua y el kimchi son gratuitos, esto creo que no lo había comentado hasta ahora, pero en todos los restaurantes suele haber kimchi gratuito y en muchas ocasiones otros acompañamientos, que se llaman banchan, según los lugares hay más o menos, también comentar que los cubiertos en casi el 100% de los restaurantes están en un cajoncito en la misma mesa. Estaba todo buenísimo la verdad, a la peque le gustaron muchos los dumplings, le íbamos dando a poquitos con los palillos y la gente alucinaba jeje. Nos costó todo 22000 wones, unos 15 euros al cambio.

Después de comer decidimos ir dando un paseo por Insadong, uno de los barrios más turísticos de Seúl, tengo varias paradas anotadas en esta zona pero vamos callejeando sin mirar mucho el mapa, viendo cositas que a la peque le llaman la atención, donde si paramos es en el Ssamzigil, una especie de mercado-centro comercial abierto, que es muy bonito y tiene una terraza con vistas, tiendas muy chulas de artesanías y el famoso café de las cacas.






Necesitamos un descanso y la niña una siesta así que decidimos acercarnos a una cafetería de especialidad que había visto recomendada, es un poco difícil de encontrar, está medio escondida, Coffee Bronze, cerca de la parada de metro Anguk, pero con el navegador no tendréis problema.
37°34'36.8"N 126°59'05.6"E
La niña se me duerme en brazos según nos sentamos, y ya una vez la dejo en la silla, disfrutamos de un mocha y un cappucchino espectaculares, lo que supone el principio del fin en nuestro vicio con el café coreano. El local es pequeño y con una estética minimalista muy cuidada, lo que no podemos probar es el dulce ya que estaba bastante vacío el mostrador. Los cafés nos cuestan casi 8 euros al cambio, pero no me arrepiento de nada


Aprovecharé para comentar dos cosillas, tanto en esta cafetería como en muchos otros lugares públicos, hay unas estaciones de carga de dispositivos que podréis usar, aun así recomendaría llevar cargador o una batería externa, pero nosotros usamos la batería para el pocket wifi por lo que me vino genial ya que no habíamos pasado por el hotel en todo el día, yo no lo veía y le pregunté a la chica y lo tenían en el mostrador.
Y lo otro es una curiosidad, a los coreanos les encanta el café con hielo, en todas las cafeterías tienen siempre los precios de café con y sin hielo y siempre te preguntan si no especificas. En los combinis hay unos vasos llenos de hielo para echarse el café y la mayoría de los coreanos siempre llevaban en la mano o tenían en la mesa el café con hielo, incluso con temperaturas bajo 0 la gente iba con los cafés con hielo, eso sí, con el típico cartón que aquí usamos para que no queme, pues allí al contrario, me pareció super curioso.
Después del café, volvemos a Myeongdong andando y parando en todos los muñecos que vemos que le llaman la atención a la peque, y de eso en Corea hay para aburrir jeje.
Queremos que nos quede un recuerdo de este día, así que volvemos a un fotomatón a hacernos fotos con todo gorro festivo y cumpleañero que encontramos. Nos cuesta 5000 wones, un poco más caro que el primero.
Damos un paseo por Myeongdong y es la primera vez que la niña es consciente de todos los neones, carteles y ruidos que hay por allí, en este momento incluso dijo algunas “palabras” que nunca había dicho y patentó un uhhhhh que usará cada vez que vea algo que le guste.
Hay que reconocer que el día ha sido duro por momentos, el cansancio de todos, el jet lag… Hacen mucha mella, hay momentos que me planteo si hemos hecho bien, pero cuando la vemos decir cosas nuevas, incluidos sonidos típicos del idioma coreano, probar cosas nuevas, y ya en casa coger siempre las fotos del fotomatón, se disipan las dudas y se me llena la mente de recuerdos bonitos.


Decidimos comprar algo de cenar en el combini para llevar al hotel y que ya duerma en la cama desde el principio, no recuerdo exactamente que cogimos, pero seguramente Kimbap de bulgogi, me comí varios durante el viaje y están buenísimos, onigiris y algún otro snack que nos llamase la atención, lo que si tengo apuntado es lo que nos costó, junto con fruta para el desayuno, 9 euros.