Buenos días desde Yogyakarta, hoy toca turisteo a nuestro aire para visitar la ciudad y algunas compritas. Vamos al lío.
Salimos del hotel y vamos dando un paseo hasta el Museo Sonobudoyo, coqueto, moderno y muy bien acondicionado que además ofrece varios espectáculos por las tardes/noches. Es un breve vistazo a las artes y las costumbres javanesas, textiles, teatro de marionetas, armas... cuenta además con un tiro al arco en realidad virtual gratuito y asistido. Pasamos hora y media aquí sin darnos cuenta.

Por la avenida llena de puestos de comida local muy económica llegamos más tarde al Museo de los Carruajes Reales, una verdadera sorpresa por su gran tamaño y belleza de las piezas de exposición, algunas muy antiguas y otras necesitando un remozado. Ofrecen servicio de guía, también en español si lo desean.

A la salida un tipo nos indicó que el museo del Batik estaba justo detrás y que la visita estaba incluida en la entrada. Nos guió por un callejón estrecho hasta el supuesto museo, que resultó ser una tienda de cuadros. Si amigos ¡picamos!. La verdad es que en la tienda tenían cosas interesantes, era técnica batik en arte pictórico y no en estampados. Dimos las gracias y nos marchamos al Palacio de la Ciudad.
El palacio es un complejo de estructuras y edificios, sólo una parte abierta al público. Lo visitable es grande pero no hay demasiado que ver. Cuando fuimos estaba lleno de grupos de escolares de varios colegios, cientos de revoltosos adolescentes locos por los selfies, guiados por pacientes maestros que les explicaban la historia y los detalles del lugar. Aquí también nos pidieron fotos.

A la salida hay incontables tuck tuck (les dicen 'helicópteros') que te llevan hasta Taman Sari, el Palacio del Agua, nosotros fuimos andando, sólo tardamos diez minutos. Una arquitectura rotunda pintada en tono rosado y varias piscinas de agua cristalina hacen obligada visita de este lugar. Se agradece la sombra y la cercanía del agua cuando empieza a apretar el calor.
Una vigilante nos indicó que a la salida por una calle aledaña se podía visitar .....Nosotros no la encontramos, dimos unas vueltas por el barrio, de calles estrechas y muy limpias, con restaurantes y tiendas para turistas. Terminamos en el mercado aledaño, de frutas y verduras y desde allí, como buenos turistas, tomamos un tuk tuk que nos llevó al McDonalds cercano al hotel. El local es nuevo y limpio, la carta no muy extensa, pero los precios son excelentes.
De vuelta en el hotel preguntamos en recepción dónde podíamos arreglar un anillo y una pulsera de plata, ya que sabíamos que en Yogyakarta hay grandes talleres de manufactura de plata. Las recepcionistas no lo sabían, pero el veterano conductor del hotel que el día anterior nos había llevado por Borobudur y Pranamban le indicó a un tuck tuck de la puerta que nos llevara a un lugar concreto.
Allá vamos, nuevamente montados en el 'helicóptero' como buenos turistas, a una tienda y taller de plata llamado 'HS Silver', a media hora de trayecto del hotel. La tienda no es grande ¡¡es inmensa!!. Todo tipo de joyas, ornamentos, adornos y figuras en plata, qué lujo para la vista.
Nos atendió Faldo, pedimos arreglar un anillo y una pulsera de mi marido, el presupuesto total para ambas cosas fue 8€ y debíamos esperar menos de una hora. Nos ofrecieron bebida, descanso y una visita al taller donde elaboraban sus piezas. La especialidad local es la filigrana. No resistí la tentación y me compré tres pares de pendientes por menos de 60€. El lugar es de precio fijo, no se regatea, pero te dan un descuento si lo pides.

Cuando terminamos en esta cueva de tesoros pedimos al conductor que nos llevara a Malioboro Street, la famosa calle del turisteo y los restaurantes de la ciudad. Nos damos cuenta que llevamos pocas rupias y toca cambiar. Los guardas de una mezquita nos indican un sitio cercano, toca correr porque estaban a punto de cerrar. Llegamos con la lengua fuera, pero nos hicieron un cambio excelente, el mejor de toda nuestra estancia en Indonesia.
Yogyakarta es famoso por la plata, la piel y el estampado batik. Con el dinero recién cambiado y sintiéndonos millonarios nos adentramos en los mercados cercanos y compramos infinidad de cosas, especialmente ropa: bañadores de caballero, vestidos, pantalones de señora con los estampados típicos. También souvenirs de todo tipo, bolsas pequeñas y grandes, imanes y camisetas, con bonito diseño y de muy buena calidad. (Diez llaveros 'I Love Yogyakarta' por un euro). Compré un bolso negro de piel por 24 €, vi muchas sandalias, pero no las uso. Si tienen la oportunidad de ir a Yogyakarta hagan sus compras aquí, todo es más barato que en Bali y el regateo menos duro.

Tuck tuck de regreso al hotel para cenar y dejar las bolsas, pero el horno estaba averiado y todo iba a tardar. Cenamos en un restaurante local algo de pollo y verduras, creo que entre los dos no llegó a 6€.
A descansar, que mañana volvemos a Bali.