Buenos días desde Ubud, hoy toca tour por el sur de Bali. La idea es visitar el templo de Tanah Lot, comer marisco en Jimbaran, parque Garuda Wisnu y finalizar en el templo Ulluwatu, asistiendo a la danza Kechak. Parece un programa apretado, pero se puede hacer bien como ahora les explicaré.
No he mencionado antes que en los días de nuestra visita se celebraba en la isla las fiestas de Galungan, que culminan con Nyapi, el Día del Silencio. Creo que fuimos en la época perfecta, es el fin de la temporada de lluvias y todas las calles están adornadas con altas cañas de bambú decoradas llamadas penjor, curvadas como arcos al paso. Hay un ambiente de fiesta y relajación. Las familias acuden a los templos ataviados con el traje tradicional para hacer ofrendas y los niños, que no tienen colegio hasta pasado Nyapi, juegan tranquilos en la calle.

Nuestro chofer Putu (Whatsapp +62 821-4594-0933) nos recoge puntual como siempre y nos lleva a visitar el templo de Tanah Lot, que nos recibe en condiciones ideales: buen tiempo, pocos turistas y nada de calor. Entramos por un lateral y recorrimos los pequeños templos del complejo que se suceden a lo largo de la costa, unas buenas fotos mires por donde mires. En el templo principal es abierto, se ve perfectamente desde el exterior. Dentro se celebraba una ceremonia religiosa con cientos de asistentes vestidos con la ropa tradicional. Con la marea alta no pudimos acercarnos al templo de Tanah Lot, por megafonía insistían que nadie se acercara. Unas chicas con velo islámico pidieron fotografiarse con nosotros, parece que también son turistas de otras islas.

Salimos del recinto por la puerta principal, tan típica como espectacular y pasamos por la inevitable calle de puestos hasta el parking. Nuestra siguiente parada es el mercado de pescado de Jimbaran.
El lugar es bastante grande y tiene mucha actividad. Me parecía un poco pronto para comer, era las once y media, pero entre la compra y la preparación pasa casi una hora. Le pedimos a Putu que nos acompañara a comprar y a comer, nos llevó por el mercado que a mi me pareció una fantasía para los amantes de la gastronomía.
Sorprende la poca luz natural que hay (supongo que así evitan las moscas) y lo estrechas que son las calles de los puestos, hay que ir con cuidado para no rozar el género. Hay marisco de todo tipo, langostas, pulpos, langostinos, y pescados de todos los tamaños y colores, algunas especies que nunca vi en una pescadería. Todo tiene muy buen aspecto y están constantemente reponiendo el hielo. He leído comentarios de turistas que se quejan del olor, a mi me olió a pescado limpio, ¿qué esperan en un mercado?.
Sin complicarnos mucho, porque todo tenía muy buena pinta, pedimos tres pescados, tres calamares grandes y un kilo de langostinos. Parece mucha comida, pero mi marido y yo ya nos conocemos ¡somos dos lobos!. Con la compra nos fuimos a un restaurante cercano donde nos pesaron el género (la preparación se paga a peso), nos preguntaron que tipo de salsa queríamos y los acompañamientos. Pasamos a esperar en las mesas, a pie de playa, una foto hermosa empañada por los muchos plásticos que se ven en la arena.

Aprovechamos para hablar con Putu sobre todo tipo de temas, la contaminación de la isla, el clima, las fiestas religiosas de esos días, nuestras familias ... de todo. Aprendemos un poco más del lugar de dónde estamos y de la forma de vivir en esta parte del mapa.
La comida preparada se ve estupenda, lleva una salsa sabrosa que casi no pica, y te ponen otras al lado por si te apetece ser un dragón. Bebimos limonadas y café. Dimos buena cuenta de todo, no sobró ni una gamba. Pagamos por todo unos 32€, incluyendo el pescado, la limpieza, la preparación y las bebidas)
Con la barriga llega y el sol apretando, toca visitar el parque Garuda Wisnu Kencana. El recinto es grande, así que no escatimen y paguen el carrito de transporte porque el trayecto es cuesta arriba y se hace pesado, más aún con calor.
¿Qué puedo decir de la estatua de Garuda? Muy bella, tan grande que se ve desde muchos puntos lejanos de la isla, el recinto limpio, los jardines muy bien cuidados y poca sombra donde refugiarse. En el interior de la estatua no hay nada, apenas unos carteles y el mostrador donde comprar tickets para el ascensor hasta mirador. Ya está.
De nuevo transporte hasta los siguientes puntos escénicos, las plazas Garuda y Wisnu, con enormes estatuas representativas de cada uno. Aquí abundan las familias y los grupos de turistas, sobre todo locales. Mucha gente posando maravillosa para Instagram. Aquí también unas chicas nos pidieron fotos ¡ya nos estamos acostumbrando!
Las estatuas son imponentes, no tan altas como la de Garuda, lo que las hace más cercanas para el público, se aprecian mejor los detalles. Unas escaleras decoradas con penjor bajan a un jardín, con fuentes, paraguas y un trono para hacerse fotos de reina balinesa. Mas adelante está el anfiteatro, donde cada hora hay un show de música y danza tradicional y donde el público participa activamente.
Le sigue la zona de tiendas y restaurantes que nos conduce, irremediablemente, a la salida. Nos vamos al último punto del día: el templo Ulluwatu y danza Kechak.
La visita al templo se hace a través de un parque bien cuidado, lleno de turistas. Voy a ser honesta, este lugar fue para mi un cero y un diez a la vez: quedé decepcionada con el templo y maravillada con la danza.
El templo como tal, me pareció que tiene poco que ver y que el principal atractivo del lugar son los monos mafiosos. Van en grupos organizados hurtando lo que pueden, sobre todo gorros, chanclas, gafas y teléfonos. Los guardas acuden en auxilio de los turistas, le dan una fruta al mono que a cambio suelta el botín. Con frecuencia los turistas dan una propina al vigilante cuando recuperan el objeto. En esta situación en la que todos ganan, entendí que estos monos roban porque, en realidad, se les premia.

Vimos cómo un grupo de macacos hurtaba el teléfono a una turista. Seguidamente y aprovechando el revuelo, otro le sustrajo el teléfono a otra mujer de ese mismo grupo. Los vigilantes siguieron a los monos y trataron de recuperar los objetos, pero éstos los habían tirado entre la maleza y el barranco. Las señoras estaban muy disgustadas, llorando.
También vimos macacos con sombreros de visitantes y otros sacando furiosamente la espuma del sillín de una moto. Algunos enseñaron los dientes a los que trataban de recuperar sus pertenecías, en fin, el quid de esta visita es la emoción de pasar entre tanto mono y no ser robado. Si vuelo a Bali, no repetiré en este lugar.
A la hora de apertura de las taquillas de la danza Kechak los chóferes hacen fila esperando para sacar las entradas para sus clientes en la primera función. (Si el turista se despista y saca entrada para la segunda, ellos salen muy tarde.) Putu nos dio las nuestras y a esperar en el anfiteatro, no muy grande, con vistas al mar.
Comienza la danza y decenas de de interpretes de todas las edades inician un canto rítmico sin acompañamiento instrumental que durará hasta el fin de la función. Mientras tanto, los personajes del Ramayana se suceden narrando la eterna historia del secuestro de Sita, una mezcla de teatro y la danza elegante de estas islas.

Me gustaría destacar que es un show muy bien estudiado: tiene el ritmo incesante de los actuantes que elevan o enfrían la emoción de la narración, los vistosos trajes de los protagonistas, un toque de humor, participación del público y la espectacularidad del fuego. El telón de fondo es un atardecer frente al mar. ¿Se puede pedir más?
Hicimos tantas fotos como pudimos y disfrutamos mucho de la función. Nos fuimos con buen sabor de boca del parque de los monos mafiosos.
Putu nos lleva de vuelta a Ubud donde llegamos muy tarde y le pagamos lo acordado (850.000 por este tour de 15 horas). Fuimos a cenar a 'nuestro' Adi Warung, ya no nos complicamos más y fuimos ahí todas las noches de nuestra estancia. Baño rápido nocturno en la piscina y a descansar, mañana seguimos turisteando.