Buenos días desde Ubud. Putu (Putu Adnyana, +62 821-4594-0933) nos recoge para llevarnos hoy a ver el templo Mother Besakih. El día continuará por la Villa Penglipuran, la cascada Kanto Lampo y el templo de Goa Gajah. Bali es un joyero y seleccionar qué ver puede ser un dolor de cabeza porque hay mucho donde elegir. Nosotros elegimos esta ruta y nos encantó, vamos con ella.
Llegamos temprano al templo Mother Beshaki y sacamos la entrada, quizá por la hora o por la temporada, no hay demasiados turistas. Nos dan pareo y nos ofrecen servicio de guía, se muestran muy sorprendidos cuando lo rechazamos. Nos alegramos de esta decisión por que no son necesarios para conocer el lugar, salvo si se desea una explicación más detallada. Además, por lo que pudimos ver, algunos de ellos eran meros acompañantes y tomadores de fotos.
Un coche eléctrico nos sube hasta la zona de inicio, cuando nos bajamos unas vendedoras nos ponen en las manos una bolsa para que hagamos ofrendas, dicen que las vamos a necesitar. Como nos interesa la visita pero no el rezo, declinamos amablemente. Nos miran con cara de fastidio, la segunda vez en diez minutos. ¡Empezamos bien!
El recinto es un complejo con muchos templos pequeños en su interior en la ladera del monte Agung. No se puede entrar en casi ninguno salvo para rezar y todos se visitan por fuera, una costumbre general del hinduismo de Bali. Son calles de templos que se ven perfectamente al ser perimetrados de poca altura, con varias estructuras en el interior. El conjunto final es una armonía de elementos hiper-decorados, de enorme belleza.

El recorrido por este 'pueblo de templos' culmina en el templo de Pura Pangubengan, una escalera magnífica y una vista aún mejor. La salida de Mother Besakih hasta el parking se hace andando por la consabida calle de tiendas.

Siguiente parada: Villa de Penglipuran, una aldea de casas típicas balinesas en un entorno y cuidado ideal, perfecto para fotos. Todas las casas tienen las puertas abiertas para que se pueden visitar, también son tiendas, la calle principal cuenta con varios templos. Abundan los negocios de alquiler de trajes tradicionales que los locales disfrutan especialmente, sobre todo las familias, vestidos todos a juego. Al final se encuentra el llamado 'Bosque de Bambú', un jardín en circuito muy breve pero interesante.

Cuando fuimos a Villa Penglipuran, estaba lleno de turistas. El sitio no es muy grande, pero 'instagrameable', aún así nos dio para hora y media.
Hora de comer y como buenos españoles, pedimos a Putu que nos llevara a un sitio 'bueno, bonito y barato'. Entendió el concepto perfectamente, y nos llevó a un restaurante con grandes vistas que servía cochinillo asado, una especialidad local. El plato era una base de arroz blanco, varios tipos de verduras guisadas y carne de cerdo arriba, lo acompañaron con una sopa contundente pero hiper-picante. Comimos los tres por 6 euros, con café balinés.
El calor ya aprieta, es hora del baño y vamos a conocer Kanto Lampo. La taquilla está en la parte alta del recinto y la bajada a la cascada tiene puestos de bebidas y taquillas y cambiadores. La caminata es muy fácil y tiene pocos escalones. Con el paso de los días aprendimos que las atracciones turísticas menos exigentes físicamente están llena de indios lunamieleros. Lógicamente vienen a disfrutar de su luna de miel, no hacer deporte. ¡Uno no se casa todos los días!

La cascada es .... ¡Woow¡ ¡Qué belleza¡ El agua cae a lo ancho de la ladera y se reparte entre las rocas como una cortina de lluvia fina. Hay un montón de gente y los turistas nos apretujamos para hacernos las fotos más maravillosas, esperando con paciencia a que el otro acabe de ser maravilloso. El río se extiende más allá del espectáculo y con menos gente, se disfruta la vista igual.
Pasamos aquí una hora o más, pero nos hubiéramos quedado todo el día. Toca continuar la ruta hasta la Cueva del Elefante, Goa Gajah. La carretera está cortada y Putu no puede acceder al parking, un árbol ha caído sobre la carretera y hay un atasco enorme.
Accedemos por una sendero trasero y nos acompaña hasta el templo, donde una dama nos cobra la entrada y nos da el pareo. Convenientemente vestidos, vemos que el lugar de la famosa foto no es muy grande y la piscina que tiene justo delante es tan interesante o más que la propia cueva. Casi no hay turistas, lo que es de agradecer.

El recinto tiene más, no se limiten a ver sólo la cueva, delante hay unos escalones bien cuidados que llevan a un pequeño templo, la jungla crece frondosa a los lados y aun arroyo que pasa furioso por un pequeño puente. No se pierdan este mini-paseo, que bien vale la pena.

Finaliza la visita y es hora de volver a Ubud, por este tour pagamos 700.000 rupias. Toca piscineo y cena en nuestro amado Adi Warung, mañana seguimos la marcha.