Nuevo día en Bali, hoy toca explorar los alrededores de Ubud. Como todo está cerca, nos da tiempo a ver la danza Barong y Kris en Batubulan, el templo Pura Puseh Desa de Batuan, la cascada Tegenungan, el templo Pura Tirta Empul y la terraza de arrozales de Tegallalang. ¡Un día muy bien aprovechado!
Putu nos recoge en el hotel y nos lleva a ver la danza Barongy Kris de Batubulan. El recinto tiene la portada de un templo impresionante y un escenario al aire libre, techado en la grada. Fuimos los primero en llegar, a las nueve de la mañana y esperamos casi una hora a que empezara la función, mientras poco a poco se llenó el aforo.
La actuación dura unos 45 minutos y es una narrativa separada en actos, inspirada algunos personajes del Mahabarata. Es una mezcla de teatro y danza tradicional donde la suave música se omnipresente gracias a los veinte músicos veteranos en plantilla. Sólo por la música ya merece la pena la asistencia.

El barong es un animal mitológico ampliamente representado en el hinduismo balines, que pese a su aspecto feroz ,es un símbolo del bien. Es el protagonista de esta función y su indumentaria es grande y pesada, debe ser operada por dos personas. Los actos se suceden entre la comedia y el drama, mientras el espectador sigue el curso de la historia gracias a un folleto explicativo que dan en la entrada. Aplaudimos con gusto al final de la obra, que nos encantó.
Seguimos en ruta hasta el templo Pura Puseh Desa de Bautan, como en todos los templos, te facilitan un pareo para la visita. Es un recito abierto con imponentes puertas y algunos rincones donde hacer buenas fotos. Unas damas se afanaban en elaborar artesanías con hojas de palma, para colgar en estos días de fiestas. No es muy grande, pero tiene su paseo. Siguiente parada: Cascada Tegenungan.

Turística donde las haya y con pocos escalones, la cascada Tegenungan está llena de indios lunamieleros y posadores profesionales. Tiene un club de río con restaurante, piscina y bar, un templo, además de cambiadores y aseos. Te puedes bañar hasta bien cerca del chorro, que cae con una fuerza enorme, es divertido y el buen rato está garantizado. Mejor con sandalias, que las rocas están ahí, haciendo su papel.

Parada para comer en el restaurante Puri Suling, en las traseras del templo Goa Gajah. Platos normales a precio elevado, bonito lugar, servicio correcto.
Continuamos la marcha hasta Pura Tirta Empul, un conjunto de templos conocido por los baños bajo los muchos chorros de agua en sus dos grandes piscinas. La gente hace fila para pararse rezar bajo cada chorro y el agua está un poco fría. La prenda que envuelve el cuerpo te la colocan en los vestuarios previo pago de pequeña tarifa. La experiencia del baño es voluntaria y está abierta a devotos, curiosos y turistas. Nos pareció algo digno de ver.

Detrás de las fuentes hay otros templos bellamente decorados, perimetrados con un muro bajo. La entrada no está permitida salvo para rezar. Hay muchos visitantes, aquí estuvimos más de una hora disfrutando de la paz de la zona más tranquila del recinto. La salida hasta el parking tiene un mercado interminable, más grande que el propio templo.
Nuestro último destino son las terrazas de arroz de Tegallalang, la experiencia más prescindible de nuestro viaje. La entrada nos costó cara para lo que es (50K) y da acceso a una zona de bares, restaurantes que se extiende por todo el alto de uno de los laterales de la terraza.

Los arrozales escalonados son hermosos, como un gran jardín con senderos para pasear. La luz del atardecer favoreció la visita y abundan los columpios y rincones para las fotos de postureo en redes sociales (demasiados para nuestro gusto). Es un lugar bello, pero con un cierto sabor a artificial por la explotación turística. Me gustó conocerlo, pero no volvería.

Finaliza el tour de hoy, pagamos a Putu 700.000 rupias agradeciendo su impecable servicio. Ratito de piscina y nos disponemos a cenar en nuestro local de cabecera. Antes damos un paseo por el Art Market justo enfrente del Palacio de la Ciudad, que está cubierto y repleto de pequeños puestos. Queremos comprar unas máscaras típicas y unas camisetas.
Preguntamos las máscaras en varios puestos y nos pedían por ellas un precio de fantasía. Después de mucho rato preguntando en varios puestos y de una negociación de cuchillo entre los dientes, finalmente pudimos comprarlas por 110€ las dos. Entendimos con decepción que esto no es Yogyakarta, aquí en Ubud los precios son elevados y los comerciantes muy duros.

En otro puesto compramos un par de camisetas, no había mucha variedad y los diseños eran simples, creo que fueron 4 ó 5 euros cada una. Aunque ya habíamos comprado unas marionetas en Borobudur, vimos unas de madera de estilo diferente, planas en un soporte, que nos encantaron. Compramos la pareja Rama-Sita y pagamos por ellas 15€.

Fin del shopping. Mañana cambiamos de aires y partimos hacia el norte