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Madrugar dicen que tiene su recompensa así que para las 7h el despertador estaba ya sonando pero fuera seguía lloviendo y el termómetro marcaba 12 °C. Al ser un alojamiento de paso, dejamos todo preparado para marchar en cuanto hubiésemos desayunado.
Del alojamiento podemos deciros que estuvo correcto. Con una habitación amplia, limpia y bueno, lo importante, el desayuno … pues ¡como a mí me gusta! Nuestros anfitriones Valerie e Ian eran dos personas de cierta edad y nos daba un poco de apuro estar sentados viendo como ellos nos preparaban y servían el desayuno. Fueron muy amables.
Alrededor de las 8h45 nos despedimos, terminamos de cargar el coche y empezamos la jornada. Por fin, íbamos a ver al tren de Harry Potter atravesando el viaducto de Glenfinnan. Durante el camino a Glenfinnan, el tiempo iba alternando lluvia con algún otro claro que permitía pasar algún rayo de sol despistado y el arcoíris se dejaba ver.
Habíamos planificado al dedillo la visita. Llegamos con tiempo de sobra para subir al mirador y escoger un buen sitio porque sabíamos que suele haber bastante gente. La subida al mirador es gratuita y el parking es de pago: £3,50 (4,10€) por coche (tiempo ilimitado). En el centro de visitantes del Glenfinnan Monument, encontraréis un parking, pero también es de pago y cuesta lo mismo.
La subida al mirador está perfectamente señalizada y además solo hay que seguir al resto de gente que va por delante de ti jajaja. Nosotros tardamos casi 30 minutos, pero teniendo en cuenta las veces que paramos a sacar fotos (volvió a salir el arcoíris … jajaja) creo que podríamos afirmar sin equivocaros que en 20 minutos se llega arriba. No tiene dificultad ninguna, pero si tened en cuenta que es una pista de tierra y sí ha llovido, o está lloviendo, encontrarás bastante barro. No está adaptado para personas con movilidad reducida. Se tendrían que quedar debajo del viaducto.
A pesar de saberlo, sorprende ver la cantidad de gente que nos apostamos en las laderas esperando la llegada del tren …. ¡Y aún quedaba media hora! Fuimos cambiando de sitio hasta que encontramos uno que nos pareció que no tendríamos a nadie por delante. Al llegar y después de la tormenta, la luz era espectacular.
A pesar de saberlo, sorprende ver la cantidad de gente que nos apostamos en las laderas esperando la llegada del tren …. ¡Y aún quedaba media hora! Fuimos cambiando de sitio hasta que encontramos uno que nos pareció que no tendríamos a nadie por delante. Al llegar y después de la tormenta, la luz era espectacular.
Y por si alguien desconoce la historia de este tren, su historia es la siguiente:
The Jacobite es un tren de vapor histórico y turístico que recorre una de las rutas más bonitas de Escocia, entre Fort William y Mallaig. Debe su nombre a los jacobitas, partidarios de la dinastía Estuardo que intentaron restaurar el trono de Escocia en el siglo XVIII.
Aparece en varias películas de Harry Potter como el Expreso de Hogwarts, que traslada a los estudiantes hasta el colegio. El tren de vapor original que se usó para el rodaje de las películas, fue rescatado de un depósito de chatarra y restaurado por voluntarios durante 16 años. Si os apetece leer al respecto, podéis descargamos un folleto informativo aquí.
El tiempo seguía caprichoso, cambiando cada pocos minutos. Alternándose, caía txaparrada y lucia el sol. A medida que el momento x iba acerándose, estábamos cruzando los dedos para que nos tocase momento sol. Y al llegar la hora prevista, no caía ni una gota … pero nuestras esperanzas se fueron al traste porque el tren no apareció, llegó unos minutos tarde y nos tocó momento … sí, ese … txaparrón.
The Jacobite es un tren de vapor histórico y turístico que recorre una de las rutas más bonitas de Escocia, entre Fort William y Mallaig. Debe su nombre a los jacobitas, partidarios de la dinastía Estuardo que intentaron restaurar el trono de Escocia en el siglo XVIII.
Aparece en varias películas de Harry Potter como el Expreso de Hogwarts, que traslada a los estudiantes hasta el colegio. El tren de vapor original que se usó para el rodaje de las películas, fue rescatado de un depósito de chatarra y restaurado por voluntarios durante 16 años. Si os apetece leer al respecto, podéis descargamos un folleto informativo aquí.
El tiempo seguía caprichoso, cambiando cada pocos minutos. Alternándose, caía txaparrada y lucia el sol. A medida que el momento x iba acerándose, estábamos cruzando los dedos para que nos tocase momento sol. Y al llegar la hora prevista, no caía ni una gota … pero nuestras esperanzas se fueron al traste porque el tren no apareció, llegó unos minutos tarde y nos tocó momento … sí, ese … txaparrón.
Pero dio igual, aunque tuviésemos que refugiarnos bajo el paraguas, el momento fue realmente emocionante. Y divertido. Mientras pasaba, tanto maquinista como pasajeros nos intercambiábamos saludos. Y cuando terminó de pasar, todos nos pusimos a aplaudir, pletóricos.
De vuelta, cerca 11h15, Anna se quedó en el centro de visitantes mientras hacía alguna comprilla y yo me acerqué dando un paseo hasta el monumento.
Este enclave de 20 metros de altura, conmemora a quienes apoyaron a Bonnie Prince Charlie durante el alzamiento jacobita en 1745.
Me extrañó que estuviera cerrado, pero por lo visto, es necesario hacer una reserva y hay un horario concreto: de 14 a 14h30. El ticket cuesta £5. Y para que os hagáis una idea de lo que se ve desde lo alto, os dejamos una foto que sacamos en 2013. En nuestra opinión, sí el día está despejado, las vistas merecen la pena.
De vuelta, cerca 11h15, Anna se quedó en el centro de visitantes mientras hacía alguna comprilla y yo me acerqué dando un paseo hasta el monumento.
Este enclave de 20 metros de altura, conmemora a quienes apoyaron a Bonnie Prince Charlie durante el alzamiento jacobita en 1745.
Me extrañó que estuviera cerrado, pero por lo visto, es necesario hacer una reserva y hay un horario concreto: de 14 a 14h30. El ticket cuesta £5. Y para que os hagáis una idea de lo que se ve desde lo alto, os dejamos una foto que sacamos en 2013. En nuestra opinión, sí el día está despejado, las vistas merecen la pena.
De regreso al parking, un gaitero, estoicamente, hacía sonar una gaita. No sabemos cuánto tiempo más aguantaría el hombre según estaba el tiempo.
Dimos por finalizada la visita a este célebre lugar para continuar por la carretera A380 dirección oeste. En Lochailort nos desviamos hacia la A861. Más tarde, en Salen, tomamos otro desvío hacia la B8007 que nos llevaría hasta nuestro próximo destino, el faro de Ardnamurchan, situado en el punto más occidental del Reino Unido continental.
Cuando llevábamos más o menos una hora de viaje, hicimos una parada técnica en Acharacle y aprovechando que había una tienda junto a la carretera, compramos unas empanadas y algo para beber £9,53 (11,10€). Íbamos bien de tiempo así que paramos el coche y comimos.
Cuando llevábamos más o menos una hora de viaje, hicimos una parada técnica en Acharacle y aprovechando que había una tienda junto a la carretera, compramos unas empanadas y algo para beber £9,53 (11,10€). Íbamos bien de tiempo así que paramos el coche y comimos.
Al atravesar la península de Ardslignish, paramos en un mirador que había junta la carretera y disfrutamos de una hermosa panorámica de Bay of the Pledges.
Poco más o menos sobre las 14h45 llegamos al faro. En el parking había alguno que otro coche, pero no parecía estar muy transitado. Mientras yo aparcaba, Anna se acercó a la cafetería/tienda/punto de información (todo en uno) para preguntar por el siguiente tour para ver el faro. El precio de la visita fue de £17,00 (19,75€). (Esto no lo tenemos del todo claro porque no encontramos el ticket, pero tenemos un cargo de esa cantidad en la tarjeta de crédito).
El faro de Ardnamurchan es una torre de granito de 36 mts. que se eleva 55 mts. sobre el nivel del mar y que fue construida en 1849 con granito de la isla de Mull. Fue diseñado por Alan Stevenson, tío de Robert Louis Stevenson, cuya familia diseñó la mayoría de los faros de Escocia a lo largo de 150 años. Como el resto de faros en Escocia, Ardnamurchan ahora funciona de forma autónoma, pero la torre sigue siendo completamente funcional y sigue desempeñando un papel vital para garantizar la seguridad de los barcos que navegan por las aguas de la costa oeste de Escocia. El sistema de luz actual se instaló en 1988 y emite 2 destellos de luz cada 20 segundos.
Nos fuimos acercando a la base del faro y no vimos a nadie más esperando. Como era ya la hora, decidimos ir subiendo. Arriba, en la sala de la lámpara, nos esperaba el guía. No había ninguna otra persona, así que recibimos las explicaciones en exclusiva. La visita duró algo más de media hora y pudimos conocer la historia del faro y de su funcionamiento. La charla estuvo entretenida, aunque yo tuve que esperar a que mi traductora me diera las pertinentes explicaciones.
Nos fuimos acercando a la base del faro y no vimos a nadie más esperando. Como era ya la hora, decidimos ir subiendo. Arriba, en la sala de la lámpara, nos esperaba el guía. No había ninguna otra persona, así que recibimos las explicaciones en exclusiva. La visita duró algo más de media hora y pudimos conocer la historia del faro y de su funcionamiento. La charla estuvo entretenida, aunque yo tuve que esperar a que mi traductora me diera las pertinentes explicaciones.
Como remate, nos dejó salir a la balconada para disfrutar del paisaje. Mientras escuchábamos las explicaciones, se oía silbar el viento, pero cuando salimos al exterior, fuimos vapuleados sin ningún miramiento. Jajaja. El guía debió de vernos responsables y de fiar porque nos dejó solos durante unos minutos para campar a nuestras anchas y sacar fotos en la zona de la lámpara, con la condición de no tocar nada.
Al finalizar, bajamos para visitar la exposición en un edificio anexo, donde se puede ver antigua maquinaria utilizada para la compresión del aire y el vapor que hace sonar la gigantesca bocina durante los días de niebla espesa. También dimos un pequeño paseo por los alrededores para sacar fotos del faro.
Antes de marchar, pasamos de nuevo por la tienda/cafetería para tomarnos un hot chocolate y un scone £11,50 (13,40€).
Si, por casualidad habéis leído nuestro anterior diario de Escocia, igual os ha resultado conocido este sitio. Y con toda la razón, porque ya estuvimos aquí pero como entonces no tuvimos en cuenta los horarios, cuando llegamos el faro estaba cerrado.
Reconfortados y con el estómago lleno, nos pusimos en marcha hacia Strontian, donde teníamos la reserva para dormir ese día. No seguimos hasta Fort William porque no sabíamos a qué hora íbamos a terminar la visita del faro y no queríamos llegar demasiado tarde.
Llegamos sobre las 19h. Todas las tiendas que vimos en el pueblo estaban ya cerradas, así que tuvimos que ir hasta la gasolinera (que tenía un pequeño supermercado) para comprar la cena. Unos sándwiches, ensalada y bebida por £13,55 (15,75€).
Si, por casualidad habéis leído nuestro anterior diario de Escocia, igual os ha resultado conocido este sitio. Y con toda la razón, porque ya estuvimos aquí pero como entonces no tuvimos en cuenta los horarios, cuando llegamos el faro estaba cerrado.
Reconfortados y con el estómago lleno, nos pusimos en marcha hacia Strontian, donde teníamos la reserva para dormir ese día. No seguimos hasta Fort William porque no sabíamos a qué hora íbamos a terminar la visita del faro y no queríamos llegar demasiado tarde.
Llegamos sobre las 19h. Todas las tiendas que vimos en el pueblo estaban ya cerradas, así que tuvimos que ir hasta la gasolinera (que tenía un pequeño supermercado) para comprar la cena. Unos sándwiches, ensalada y bebida por £13,55 (15,75€).
El alojamiento no era un Bed & Breakfast como tal, sino más bien un motel. Nuestro anfitrión nos enseñó nuestra habitación y tras instalarnos y cenar, la rutina de todos los días: fotos, redes sociales, saludo a la familia y preparación de la ruta del día siguiente.
No queremos pasar de comentar que cuando nos acercábamos al alojamiento, vimos un par de carteles luminosos avisando de que el ferry de Corran no estaba operativo por temas de mantenimiento, así que tuvimos que buscar una ruta alternativa para el día siguiente.
Ahhhhhh, se nos olvidaba. Quitando el rato que llovió por la mañana, el resto del día apenas cayeron cuatro gotas, así que estábamos contentos. Al llegar al alojamiento, la temperatura era de 15 °C
No queremos pasar de comentar que cuando nos acercábamos al alojamiento, vimos un par de carteles luminosos avisando de que el ferry de Corran no estaba operativo por temas de mantenimiento, así que tuvimos que buscar una ruta alternativa para el día siguiente.
Ahhhhhh, se nos olvidaba. Quitando el rato que llovió por la mañana, el resto del día apenas cayeron cuatro gotas, así que estábamos contentos. Al llegar al alojamiento, la temperatura era de 15 °C
*** final del día 4 ***
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