AGRA ✏️ Diarios de Viajes de India

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Nos levantamos a las 06:00 am para poder aprovechar el día. Con las legañas todavía por montera, y sin mochilas, por que nos habían aconsejado dejarlas, por que hay muchas cosas que no te dejan entrar. Somnolientos nos dirigimos a la puerta del Taj que se encontraba a escasos minutos de nuestro hotel. Al llegar vemos que hay dos colas, una para mujeres y otra para hombres, y que todo el mundo tenía la entrada en la mano. Tras preguntar, efectivamente, hay que coger con antelación la entrada, y el lugar de la compra está a un par de kilómetros de la entrada del Taj. ¿Pero que demonios?. Bueno, con todavía mucho sueño y algo de resignación me dirigo a por las carísimas entradas del Taj en la otra punta (Al loro que con la entrada tienes derecho a una botella de agua y un cubre zapatos para el Taj, pero que te lo dan donde se compra la entrada. Casi nadie lo sabe, y cuando luego lo solicitas te dicen que naranjas.).

De vuelta al Taj, ahora si nos ponemos a la cola, sintiéndome un poco imbecil por que al final el madrugón no ha servido para mucho, pero bueno, al menos cuando logramos entrar no había demasiada gente, y digo demasiada, por que al parecer el sitio luego se pone hasta la bandera.
Directamente, fuimos a lo que nos importaba, el mausoleo, y pasamos de las puertas y detalles. Al llegar nos quedamos maravillados. Yo he de decir, que no iba con ninguna espectativa, por lo que no tenía muchas ilusiones, pero al llegar me quede blanco. El sitio es precioso. No es suntuoso, pero es impresionante. Delante nuestro se encontraba aquella maravilla en la que no pude parar de hacer fotos, de lado, vertical, hotizontal, con zoom, con el reflejo en los estanques, un latera, el otro, los minaretes. ES un sitio precioso y uno de los lugares que más me gusto de la India. El chasco me lo lleve, cuando tuve que dejar mis zapatos cuando estábamos llegando a la tumba, y había que pagar otras 10 rupias (Serán rateros, ahí nos enteremos de lo de la botella de agua, pero ya no había marcha atrás).

Tras un par de horas dando vueltas por el recinto, nos fuimos a desayunar y a hacer el Check out ya que habíamos quedado con Saleem a las 10 am. Desayunamos en Jhonny's place, un lugar muy pequeño pero que hacen unas tortillas y sandwiches buenísimos. Tras esto, nos recogió nuestro rickshaw, donde empezamos a ver que el tio estaba colgado. Pero de buen rollo.

Primero recogimos a su novia, Natasha, una escritora francesa, que nos acompañaría en una parte del trayecto. Nos obsequió con un par de botellas de agua de las grandes, y nos dispusimos a nuestro largo recorrido.

Empezamos por el templo inacabado. Un templo que quiere emular al Taj Mahal en grandiosidad, pero que es construido y destruido cada cierto tiempo en función de los cambios que van viendo al comprobar que no es todo lo perfecto que desearían. No sabría decir cual es, ya que pertenece a una secta y es financiado por los propios feligreses y seguidores. Veo que en este país, también por desgracia, se dan estas cosas.
Tras ello nos fuimos a la tumba de Akbar, 100 INR con el descuento de la entrada del Taj Mahal ( Y es que la entrada del Taj Mahal, luego te da descuentos en otros sitios, no son gran cosa, pero menos da una piedra). Los mejor, la naturaleza que rodeaba la tumba, con varios cervidos tumbados en el cesped.

Tras esto nos fuimos a la mezquita. Es grande e interesante, pero estaba algo dejada. Está situada en el barrio pakistaní que siempre está en disputas con las calles vecinas hindues. En cuanto ven a turistas, piden propinas para todo. La frances, que llevaba un año en India, nos dijo que para los zapatos como mucho 5 rupias, y eso como mucho, muchísimo, así que nos lo apuntámos, pero claro, nuestro viaje ya se estaba acabando.

De aquí nos fuimos a comer un thali a un jardin que conocía Shaleem y que la verdad nos salió bien de precio, No nos engañó. Con los estómagos llenos nos fuimos al fuerte de Agra. Es mejor de los que nos esperábamos aunque cuesta con el descuento 250 INR. De ahí fuimos al Baby taj, que a esa hora del día estaba algo vacio. Cuesta 100 INR, es muy bonito y tranquilo. Shaleem ademas nos compró algo de fruta típica para probarla. Con el sol ya muy bajo, nos fuimos a la otra orilla del río, para ver como la luz de la puesta de sol se reflejaba en las paredes del Taj Mahal. Fue un día muy aprovechado y precioso. Siempre me habían comentado que Agra no tiene nada salvo el Taj Mahal. Sinceramente, no estoy de acuerdo. Y si se hace en compañía de Shaleem, mucho mejor.
Tras cenar en el hostal del tio de Shaleem, donde pagamos una miseria, cogimos nuestras mochilas, y nos fuimos a la estación de trenes ya que a las 22:00 horas, nuestro tren dejaba Agra Cant dirección Varanasi Unas doce horas de trayecto.

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