Era el último día del tour. Recorrimos Matmata, el oasis marítimo de Gabes, el anfiteatro de El Djem y paseamos por la ciudad de Sfax. Terminamos esta larga jornada (547 kilómetros) en Hammamet, donde nos alojamos esa noche y la siguiente.
Itinerario según Google Maps.


Nos pusimos en marcha tras el desayuno. Cuatro de los compañeros de viaje estaban mal: se habían despertado con problemas intestinales. Pudo ser algo que comieron o que les sentó mal el fumeteo. Nosotros nos encontrábamos perfectamente.
Salimos cuando estaba amaneciendo y por el camino nos encontramos pequeños pueblos despertando con el sol.
Salimos cuando estaba amaneciendo y por el camino nos encontramos pequeños pueblos despertando con el sol.



Matmata.
Nuestra primera parada fue en Matmata, situada a 650 metros de altitud, en una región montañosa con paisajes erosionados por el agua y el viento, donde las tribus bereberes se instalaron hace siglos para construir sus casas bajo una capa de arena y arcilla, en una peculiar arquitectura de cuevas trogloditas, cuyo objetivo era eludir el tremendo calor del entorno.

Así, las casas mantienen una temperatura constante de 17 grados. Suelen ser agujeros de unos diez metros de profundidad, en cuya base se establece un patio y a su alrededor se sitúan las diferentes estancias de la casa, las habitaciones y las salas de almacenaje, como si fuesen celdas excavadas en las paredes. En algunos lugares, aparecen también construcciones a modo de fuertes (ksars) formados por varios pisos de silos yuxtapuestos, con celdas abovedadas que se utilizaban como graneros o refugio en caso de peligro.

El mayor de estos pueblos era Matmata, donde George Lucas rodó varias escenas de la saga Star Wars, que siguen utilizándose como reclamo turístico. Pese a que el pueblo nuevo se trasladó a otra ubicación, a 15 kilómetros de distancia, numerosas casas antiguas continúan habitadas, algunas convertidas en hoteles. A cambio de unos dinares, lugareños las enseñan a los visitantes, mostrándoles cómo era su ancestral modo de vida.Estuvimos un rato por allí, viendo algunas de las casas por dentro. En principio, íbamos a acercarnos a uno los ksares que he mencionado más arriba, pero los chicos enfermos estaban peor y acordamos ir directamente a Gabes, donde podrían proporcionarles algún medicamento en una farmacia.

Gabes.
El Golfo de Gabes se extiende desde el sur de Sfax hasta la frontera con Libia y en sus marismas se refugian muchas de las aves migratorias que cruzan el Mediterráneo desde el norte. Gabes es la población más importante de las orillas del golfo y, además del oasis marítimo que pudimos contemplar, cuenta con una mezquita del siglo XII. Ahmed acompañó a nuestros compañeros enfermos a una farmacia, donde les facilitaron unos medicamentos para aliviarles su malestar. Luego, ya un poco pillados de tiempo, fuimos a Sfax, donde dimos un paseo después de almorzar. Aparte de la ciudad nueva, de estilo europeo, nos gustó su medina, a la que se accede por Bab Diwan, y que recorrimos por la avenida de la Gran Mezquita, que va hacia el sur y a las murallas. No he encontrado las fotos que hice en la medina, pero sí una del oasis.

Anfiteatro El Djem.
Durante la tercera guerra púnica (146 a.C.), la ciudad de Thysdrus luchó del lado de Roma, lo que le valió obtener la condición de ciudad libre tras la caída de Cartago. Durante el siglo III, se convirtió en colonia romana y en una de las ciudades más importantes del norte de África.

Construido en el año 238 por el procónsul Gordiano, en tiempos del emperador Maximino el Tracio, es el mayor anfiteatro de África y el cuarto más grande del mundo después del Coliseo de Roma, el anfiteatro de Capua y el de Pozzuoli. Con unas dimensiones de 147.9 metros de largo y 122 metros de ancho, la arena interior es una elipse de 64.5 por 38.8 metros y su capacidad era de unos 35 000 espectadores. En su interior se celebraban combates de gladiadores, carreras de carros, exhibiciones de fieras, cacerías, etc.

Se cree que estuvo intacto hasta finales del siglo XVII, cuando se empezaron a utilizar las piedras de su fachada exterior para construir las casas de la ciudad de El Djem. En cualquier caso, está muy bien conservado y mantiene los fosos de los leones y un sistema de canalizaciones y cisternas para la captación del agua de lluvia.

Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979. Posteriormente, se sometió a un proceso de restauración y consolidación que lo han dejado con un aspecto magnífico, tanto en el exterior como en el interior. Pudimos recorrer las gradas, la arena y los corredores, así como visitar el museo. Nos gustó muchísimo. Creo que es una visita indispensable en Túnez.


Hammamet.
Tras visitar el anfiteatro, tuvimos que recorrer en la van más de ciento sesenta kilómetros hasta llegar a nuestro hotel en Hammamet, donde nos alojamos esa noche y la siguiente. No estoy segura del nombre del hotel, así que prefiero no mencionarlo para no equivocarme, aunque sí que recuerdo que contaba con buenas instalaciones, jardines con palmeras y piscina. Allí, nos despedimos de nuestros compis de viaje y de Ahmed, que continuaban hasta Túnez capital.

A la mañana siguiente, hacía mucho calor y no hicimos nada especial, solo vaguear en la piscina y tumbarnos en la playa, a la que teníamos acceso directo desde el hotel. Por entonces, he leído que ahora también, muchas playas eran privadas y estaban controladas y vigiladas por personal de seguridad de los hoteles. Por la tarde, vimos una bonita puesta de sol.

Fin del viaje.
Y así acabó un viaje del que, como ya he comentado, guardo muy buen recuerdo, especialmente porque fue nuestro primer viaje al Norte de África y a un país musulmán. No sé cómo estará la cuestión ahora, pero cuando estuvimos, las mujeres teníamos bastante libertad en cuanto a vestuario, salvo en las mezquitas, claro; incluso en las medinas yo iba con camiseta de tirantes sin ningún problema. De todas formas, con el tiempo que ha pasado, lamento no poder facilitar referencias actualizadas. Como conclusión, en mi opinión Túnez merece una visita, pero más allá de sus playas: las ruinas romanas, las medinas, el desierto... Además, parece que sigue teniendo buen precio. De todas formas, aunque se nos quedaron bastantes sitios por ver, de momento, volver no es una de mis prioridades viajeras.
