Este día comenzamos el recorrido como tal por el país. Salimos muy temprano de la capital, que abandonábamos ya definitivamente, pues solo volvimos el último día al aeropuerto para coger el avión de regreso a España. El itinerario de la jornada comprendía las visitas de Port el Kantaoui, Sousse y Monastir. Después, fuimos a Kairouan, donde pernoctamos. En total, 246 kilómetros que explican el madrugón.
Itinerario según Google Maps


Port El Kantaoui.
Para empezar, hicimos una parada en esta localidad sumamente turística de la costa tunecina, cuyo nombre significa Puerto del Jardín. Y, sí, ciertamente había muchas flores y se veía todo bastante cuidado. Su puerto deportivo es el segundo más grande de Túnez y estaba repleto de lujosos yates. Los hoteles de cinco estrellas copaban las playas y los extranjeros, las calles. Parecía “guirilandia” y el ambiente me agobió. Me llamó la atención un barco pirata que hacía cruceros para los turistas, más que nada porque se anunciaba como el de la película “Piratas” de Polanski, que se rodó en Túnez, si bien es una réplica, ya que el original se encuentra expuesto en el puerto de Génova.

Susa (Sousse).
Nuestra segunda parada fue en Susa (Sousse en francés), situada a 140 kilómetros al sur de Túnez capital. Es la tercera ciudad más grande del país y cuenta con más de doscientos mil habitantes. Actualmente, lo más destacado para visitar es su histórica medina amurallada, que presenta un panorama fantástico desde varios miradores.

Fundada por los fenicios, fue una de las tres ciudades cartaginesas más importantes del norte de África junto a Cartago y Útica; incluso el propio Aníbal estableció allí su base naval durante un tiempo. La ciudad, llamada Hadrumetum con los romanos, fue destruida por los árabes en el siglo VII, construyendo en su lugar las murallas de Susa, que dos siglos después ya era el puerto más importante de la capital, Kairouan. Las murallas que se conservan sustituyeron a las anteriores bizantinas y datan del siglo IX. De las ocho puertas que existían antaño, solo cuatro se mantienen en pie: Bab el Finga, Bab el Jerid, Bab el Gharbi y Babel Khabli.

Hay dos lugares de acceso: la Place Farbat Hached, de la que irradian las principales calles de la ciudad, y la Plaza de los Mártires. En toda esta zona, vimos una gran algarabía, con multitud de gente yendo y viniendo, coches atascados en medio de un tráfico infernal y un enjambre de puestos, tiendas y talleres que forman parte de los zocos que se extienden colina arriba partiendo de Bab el Gharbi. Por la pintoresca Rue el Aghlaba se recorre la medina y se llega hasta los mercados cubiertos del sur.


La Gran Mezquita del siglo IX se eleva en un extremo de la medina. Su aspecto recuerda a una fortaleza, ya que formaba parte del sistema defensivo de la ciudad con el ribat y las murallas.


El ribat se construyó entre los siglos VIII y IX, durante la época de predominio de los aglabíes. Es uno de los mejor conservados de Túnez y cuenta con una torre de 27 metros de altura que ofrece unas panorámicas estupendas. Su planta cuadrada está rodeada por muros de hasta trece metros de altura provistos de grandes bastiones. El patio interior está formado por hileras de celdas porticadas.

El ribat servía para dar cobijo a mercaderes y viajeros, pero podía acoger también a la población local en caso de contiendas o si existían amenazas de invasión por parte de los cristianos procedentes de Italia. En tiempos de paz, se utilizaba como lugar de estudio. Su guarnición estaba compuesta por mercenarios.

Surcando las callejuelas, vimos un curioso alminar octogonal, que se asemeja a algunas torres renacentistas. Forma parte de la Zaouia Zakkak, de la época otomana, que comprende una mezquita, una madraza y un mausoleo.Otros lugares destacados son la Kasba del siglo XII con su museo y el edificio conocido como Khalaout el Koubba, que se piensa pudo ser la tumba de un personaje importante o un lugar público de reunión. A las afueras de la población, hay también unas catacumbas cristianas descubiertas en 1888 y que datan de los siglos III y IV.


Nos gustó mucho Susa. Merece la pena reservar al menos unas horitas para pasear por su medina. Creo recordar que comimos en un restaurante de la medina. No lo he comentado hasta ahora, pero teníamos las cenas incluidas y se hacían normalmente en los hoteles. Los almuerzos eran libres, así que confiamos en Ahmed, que nos llevó a sitios que él conocía.
Monastir.
A continuación, tras recorrer poco más de veinte kilómetros hacia el sur, llegamos a Monastir, una ciudad costera ubicada en el Golfo de Hammamet que se ha convertido en un importante destino turístico por sus playas. En la época fenicia fue un destacado puerto comercial. Más tarde, Julio César acampó en sus inmediaciones durante los prolegómenos de la batalla de Tapso, en el año 46 d.C.
Los lugares más interesantes para visitar están bastante próximos entre sí. Destacan el Ribat y el Mausoleo de Habib Bourgiba.
Los lugares más interesantes para visitar están bastante próximos entre sí. Destacan el Ribat y el Mausoleo de Habib Bourgiba.

El Ribat de Monastir es uno de los más antiguos y mejor conservados de Túnez. Sus murallas comenzaron a erigirse a partir del siglo XI y la fortaleza, conocida con el nombre de Harthama, cumplía una doble función militar y religiosa. Constaba de cuatro puertas, protegidas por enormes bastiones. Algunas secciones cuentan con almenas y su decoración es bastante austera. Allí se han rodado varias películas famosas, como La Vida de Brian y Jesús de Nazaret (Zeffirelli).

Mausoleo de Habib Bourgiba.
Monastir fue la localidad natal de este político nacionalista, fundador del partido Destur, que lideró la oposición a la ocupación francesa, que se prolongó durante 75 años y acabó el 20 de marzo de 1956, cuando se declaró la independencia del país. Bourgiba fue el segundo primer ministro del Reino de Túnez y fue elegido presidente el 25 de julio de 1957, tras la caída de la monarquía y la proclamación de la República. Pese a las muchas crisis y vicisitudes en su mandato, agravadas por innumerables problemas de salud –incluso mental-, se mantuvo en el poder hasta su muerte, el 6 de abril de 2000, a los 96 años.

La tumba de Bourgiba se encuentra en este enorme mausoleo monumental, construido en mármol y de estilo árabe moderno. Está situado en una gran plaza, en la parte oeste del cementerio Sidi el Mezeri, la mayor zona de enterramiento de la ciudad. Con 200 metros de largo y 30 de ancho en total, el edificio principal está coronado por una cúpula dorada entre otras dos de color verde, más pequeñas. A los lados, se han levantado sendos minaretes de 25 metros de altura.


En el interior, además de Bourgiba están enterrados varios miembros de su familia. Se puede visitar el interior, que es realmente suntuoso.

En los alrededores, se encuentran la Gran Mezquita, la Mezquita Bourgiba, la Tumba del Soldado Desconocido y el Museo del Traje Regional. Tras caminar un buen rato por Monastir, dejamos la costa y nos adentramos hacia el interior del país, cuya parte central está dominada por las cordilleras del Tell y del Atlas sahariano. Carretera adelante, unos cincuenta y cinco kilómetros después, nuestra primera parada con alojamiento incluido fue en Kairouan.
