De Gyeongju a Seúl en coche es una paliza gorda, así que hoy lo planteamos como una etapa intermedia para acercarnos un poco hacia Seúl y no pegarnos una paliza en un día. El plan es ver el templo de Bulguksa y subir a dormir a la aldea Hahoe, en Andong, a 3 horas de Seúl.
El templo de Bulguksa abre a las 9, así que tampoco ha hecho falta ningún madrugón. Hemos ido a primera hora y hemos dejado el coche en el aparcamiento de la gruta de Seokguram. Lo bonito de la gruta es que se va andando por un bosque hasta llegar a unos templos budistas, donde hay una gruta con un Buda tallado dentro, al que al amanecer le da la luz. El Buda está tallado en una sola pieza de granito, representando al Buda en meditación, y la gruta y el entorno natural lo hacen muy bonito, a primera hora de la mañana, sin gente, con los monjes rezando. De la gruta hemos bajado por una ruta de 3 kilómetros cuesta abajo que atraviesa un bosque otoñal de robles y castaños. La rutilla, aunque corta, es una delicia. Llegando al templo, un hombrecillo nos ha parado y nos ha estado preguntando si veníamos de la gruta. Nos ha estado hablando de las montañas de Corea y lo mucho que le gusta andarlas en otoño. Finalmente, nos ha regalado una especie de estampilla con un trébol como gesto de agradecimiento auténtico. Qué hombre más entrañable
Aqui dejo el ENLACE AL TRACK por si a alguien le interesa.
Después de la conversación hemos entrado al templo. A las 10:30 aún no hay mucha gente, pero ya se empieza a ver algún grupillo de autobuses que llegan a colapsarlo todo. A media mañana, por lo que he leído, se pone hasta arriba. El templo, como todos, merece la pena por el entorno. Lo tienen muy bien cuidado, con su jardín, su lago helado, su puente y sus múltiples pagodas, estupas y templos varios. Lo llamativo son los farolillos que adornan todo, que creo que están relacionados con alguna festividad budista. En el templo de Haeinsa llegamos cuando los estaban colocando. Bulguksa es un templo del siglo VIII, pero me da la sensación de que con frecuencia lo pintan porque algunos templetes tienen unos colores vivos e intensísimos. Último templo del viaje, sin contar con los que aún caerán por Seúl.
Del templo hemos tirado hacia Andong a las 12. Hemos parado en un área de servicio a comer. Aquí las áreas de servicio son básicamente centros comerciales. En la que hemos parado hasta tienen una mini pista de béisbol para tirar pelotas. Nos hemos pillado un pincho, unas monedas de queso de esas famosas, unas patatas, y a seguir camino.
Hoy la hemos vuelto a liar al salir de la autovía. Yo no sé en qué momento se supone que debemos haber cogido un ticket, pero es que mira que me he parado a un lado antes de entrar a la autovía y no he visto ni una sola máquina que emita tickets. Al final, como siempre, ha venido una mujercita corriendo a cobrarme en efectivo. En todos lados se puede con tarjeta menos en la autopista. Estoy convencido de que el error es mío, pero no termino de verlo.
En Andong hemos parado en un puente sobre un lago bastante fotogénico para comprar cena para hoy. El plan es dormir en la aldea tradicional de Hahoe. Yo creía que habría algo para comer, pero menos mal que habíamos pillado algo, porque hoy nos hemos pasado de planning rural. En la aldea no hay ni farolas.
La aldea se encuentra a 20 minutos de Andong. Se llega a un parking enorme donde hay que dejar el coche, comprar los tickets y pillar un transfer que te lleva al pueblo en sí. El coche hasta la noche no lo puedes pasar a la aldea. Esta aldea es parecida a la de Yangdong. Hahoe es una aldea tradicional coreana, famosa por ser una de las pocas aldeas que conservan su arquitectura original del periodo Joseon, junto a Yangdong. La aldea está situada en un meandro del río Nakdong, y muchas de sus casas son del siglo XVI. Está en llano y, aunque el entorno es bonito, se anda gran parte por calles de muros altos que desmerecen las vistas, Yangdong tiene el paseo más bonito y es mucho mas grande. Es sorprendente ver cómo mucha gente vive aquí dedicándose a la agricultura y otras al turismo. Gente mayor en el campo, un centro social con mujeres jugando a las cartas y hasta una iglesia presbiteriana. Lo más bonito son dos árboles centenarios, uno de los cuales sirve como homenaje de la reina Isabel II, a saber por qué. La aldea se encuentra en un meandro del río y tiene su paseo por un bosque de pinos a orillas del río con vistas a la aldea.
Cuando ha caído la noche hemos vuelto a por nuestro coche y, antes de entrar a la aldea, nos hemos topado con una especie de cafetería con... Un fotomatón dentro! Increíble lo que les gustan los fotomatones. Foto de rigor y para la aldea.
Hemos dado el último paseo ya de noche y el silencio y el frío son absolutos. Dormimos en un Hanok tradicional, frente a las vasijas de kimchi, en un futón con el suelo calefactable. Con la noche cerrada poco más se puede hacer. Hemos cenado: los huevos marinados jangjorim, que compramos ayer en el mercado, con carne marinada y un gimbap del 24 horas. Cena más que decente sentados en el suelo calefactable del Hanok. Ni tan mal.
Mañana tenemos tres horas hasta Seúl, así que vamos a aprovechar que aquí hay poco que hacer para dormirnos temprano, pegarnos un madrugón y aprovechar mañana el día en Seúl.