CINCO TORRES
Aparcamiento 46.519129, 12.036702
Se trata de un parking enorme, de grava, bien nivelado y en el que no hay problema para pasar la noche.
Hay un funicular que te lleva hasta las “Cinco Torres” por 25 € ida y vuelta.




Al poco de subir se echa encima una niebla impresionante que imposibilita la vista, y luego se pone a llover ¡¡Vaya fastidio!!.


Menos mal que al poco se retira la niebla y vuelve a quedar un día despejado, para poder ver las trincheras.


Junto al refugio, hay un Museo de la Gran Guerra, con trincheras de la I Guerra Mundial, que hacían frontera entre el ejército italiano y el austrohúngaro. Es un museo al aire libre con trincheras, líneas de defensa, edificaciones.




Recomendable comer tartas en el refugio.

LAGO DI FEDAIA
Aparcamiento 46.4587702,11.8641662
El día se complica con lluvia, así que como es la hora de comer y las perspectivas con respecto al tiempo, decidimos ir al parking del Lago di Fedaia a contemplar las vistas mientras comemos.

El parking está por encima de un lago, precioso. Se recomienda ir de día porque el acceso es un poco complicado. Está bajo el glaciar Marmolada.


Se puede cruzar el lago por la presa dando un paseo y si se tiene tiempo, se pueden hacer muchas excursiones.
SOTTOGUDA
Aparcamiento 46.4254, 11.9445

Después de comer nos acercamos a Sottoguda, un precioso pueblo de montaña, que conserva la arquitectura tradicional ladina, con casas construidas en piedra en la parte inferior para protegerlas de la humedad y madera de alerce y abeto en los pisos superiores para conseguir aislamiento térmico.

Los balcones suelen estar decorados con flores en primavera y verano. Las vigas, puertas y ventanas suelen estar adornadas con tallados a mano, representando patrones geométricos o motivos religiosos.


Lo más característico son los Tabiéi, unos graneros de madera donde guardaba el heno. Están hechos de madera y son elevados sobre pilares de piedra para protegerlos de la humedad y los roedores. Actualmente muchos han sido transformados en viviendas o alojamientos turísticos.




Hemos tenido suerte y ha salido el sol para poder disfrutar de este pueblo, donde nos transmite mucha paz.


Tiene muchas tiendas de artesanía, donde poder llevarte un recuerdo. Sobre todo encuentras trabajos en madera y hierro.



Aunque nosotros no lo vimos, es recomendable acercarse al desfiladero del Serrai, unas formaciones rocosas, donde en invierno se practica la escalada en hielo.
La iglesia de San Bartolomé es sencilla, con campanario de piedra y techo a dos aguas. El interior está decorado con frescos y altares de madera tallada por los artesanos locales.

Nos hemos sentido tan a gusto que decidimos quedarnos aquí a dormir, así que nos vamos a cenar a uno de sus restaurantes, a probar la polenta, un plato típico de esta zona de Italia, y otras exquisiteces.