1. Teherán, la capital de Irán
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Situación de Teherán. Habitantes: más de 15 millones
Situación de Teherán. Habitantes: más de 15 millones
Teherán es una ciudad inmensa, con un tráfico caótico y con una atmósfera bastante congestionada durante buena parte de los días del año. Aunque sea la capital de Irán, no tiene una personalidad definida y es el resultado de una amplísima amalgama de personas procedentes de todas partes de Oriente Medio. Suele ser la primera toma de contacto con el país, ya que muchos de los vuelos llegan al Aeropuerto Internacional “Imán Jomeini”, situado 35km al sur de la ciudad. Desde ahí un taxi es la forma de llegar al hotel, ya que incomprensiblemente no hay transporte público (el metro llegará algún día…) (“Irán way” ).
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Calle en la capital
Calle en la capital
Yo, para variar, llegué por tierra, en autobús desde Estambul (Turquía)… Sí, existe un autobús directo y a diario entre ambas ciudades. Duración: unas 40h con paradas cada 3-4h. Precio: 22€. La frontera se cruza por Dogubayazit (Turquía)-Maku (Irán), a los pies del Monte Ararat. Total, que me planté en Teherán a las 5 de la madrugada hora local. Y lo primero que hice fue esquivar a 10 ó 15 taxistas ansiosos y tomarme un té con un amigo afgano del autobús hasta que amaneció, para luego irme a buscar alojamiento. El trayecto en taxi te sirve para comprobar de primera mano porque Irán tiene una de las mayores tasas de accidentes del mundo.
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Plaza Imán Jomeini
Plaza Imán Jomeini
Circular o caminar por Teherán supone sortear miles y miles de tiendas de todo tipo en cada calle, comerciantes, compradores, coches, motos (muchas), camiones, tractores, cabras, ovejas y un largo etcétera. Monumentalmente la ciudad no es demasiado agraciada: un par de museos interesantes, alguna mezquita reseñable, un bazar muy extenso y con demasiada actividad y poco más. Para hallar un poco de paz, es necesario escapar a las cercanas montañas para disfrutar de las vistas o practicar algún deporte de invierno.
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Calle cerca bazar
Calle cerca bazar
En el sur de la ciudad, el bazar es el centro neurálgico en donde perderse es inevitable. En su interior y a través de varias puertas se accede a la “Mezquita Imán Jomeini”, un edificio funcional utilizado cada día por miles de personas para sus rezos. Sentarse en su bonito patio y ver pasar a la gente es una buena aproximación a la sociedad y a la moda iraní.
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Mezquita Imán Jomeini
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Mezquita Imán Jomeini
Si conseguís salir del bazar, muy cerca se encuentra el Palacio Golestan, que una vez fue el corazón de Teherán. El complejo consta de una serie de edificios situados alrededor de un gran patio, y para acceder a ellos hay que comprar un ticket para cada estancia (“Irán way” ): seis entradas separadas que os costarán sobre 1,5€ al cambio en total. Alguna sala es bonita y otras se dedican a exposiciones de fotografía o de cerámicas antiguas.
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Palacio Golestan
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Palacio Golestan
Conocí en el hostal a un viajero Suizo que iba de camino a la India. Entablamos varias conversaciones interesantes acerca de los viajes, del país, etc. y una noche nos fuimos a degustar una especialidad del país llamada “dizi”. En teoría es un plato de pobres, pero la verdad es que estaba muy bueno. Es una especie de cocido de garbanzos, con patatas y carne con una forma especial para comerlo: primero se coge pan y se parte en trocitos pequeños en un bol vacío. Luego drenas el caldo del “dizi” en él, para hacer una especie de sopa. La otra parte, con la ayuda de un mortero, se machaca hasta lograr una pasta de sabor similar al puré de garbanzos. ¡Y luego a comer!
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Plato local llamado "dizi"
Plato local llamado "dizi"
Lo siento, yo no soy mucho de museos y sólo visité el de Alfombras, que está bien. Me comentaron que el Museo Nacional de Joyas es bastante interesante, con diamantes de tamaño bestial y cosas por el estilo. Si lo vuestro es conocer la historia, daros una vuelta por el Museo Nacional de Irán, donde encontraréis restos de las excavaciones de Persépolis, estatuas de bronce de hace miles de años y cosas por el estilo.
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Museo de las alfombras
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Museo de las alfombras
Tras un par de días en la capital y un poco cansado del caos general reinante, cogí un tren con destino a Kerman, en el sur del país. El trayecto me costó 150000 IRR (10€) en primera clase (con cama) y duró unas 15h. Para llegar a la estación de tren cogí el metro y luego intenté llegar caminando en lo que suponía unos 20min a pie. Me perdí y un chico que me encontré, viendo mi mochila, me preguntó si estaba bien y de donde era, en un inglés bastante “limitao”. Le pregunté por la estación de tren y me intentó indicar el camino. Como no era fácil, paró un taxi compartido y se subió conmigo hasta el final de la calle donde estábamos (unos 500m), no dejándome pagar. “You are my guest” (Tu eres mi invitado), dijo sonriente. Justo allí había un autobús urbano, se acercó al conductor y me indicó que subiera por la puerta trasera y me pagó el billete. Se despidió deseándome buena suerte. El bus me dejó en la puerta de la estación minutos después. Es lo que yo llamo hospitalidad iraní.